Lina
16 años de edad. Actualmente.
Bostezo, mientras miro por la ventana, completamente aburrida, escuchando de fondo la voz apática del profesor de química.
Estoy viendo como la clase A está haciendo deporte, entre ellos y siendo mediocre como siempre, está Alexander o Alex como le llaman, mi Dragón. Ellos ahora están corriendo alrededor del patio y aunque Alexander está entre el grueso del curso, en cuanto a velocidad y resistencia, de ningún modo es de los mejores.
Bostezo otra vez, pensando que en los seis años que lo conozco, en algún momento me acostumbré a no esperar que él sea mejor que los demás en algo. Alexander es tan normal que si no lo pudiera sentir, dudaría ciertamente de que se tratara de un Dragón.
Un tercer bostezo finalmente llama la atención del profesor.
-¡Lina! ¿Quieres enseñar por mí si te parece tan aburrido?- pregunta molesto.
Quiero decirle que si no fuera tan aburrido para explicar, podría estar poniendo atención, pero sería una mentira.
-No, gracias. Puede continuar profesor- digo en su lugar.
-Si no lo harás, al menos presta atención- deja salir, antes de continuar con su monótono discurso.
Mis ojos inmediatamente vuelven a Alexander, ignorando al profesor nuevamente. De todos modos sé que ellos piensan en mí como una causa perdida. Pienso, sin importarme lo que él y demás profesores piensen, después de todo, sólo necesito obtener las notas suficientes para ir a la par en la escuela con mi Dragón.
Alex finalmente termina con su carrera y se sienta en el suelo, igual que varios de sus compañeros, mientras intenta recuperar el aliento.
Luego de un rato, cuando los más lentos del grupo finalmente terminan de correr, la profesora los deja ir a los vestuarios. Veo como se aleja conversando con su mejor amigo llamado Diego, el que conoció hace dos años, cuando empezaron a ser compañeros de curso.
Al principio, cuando lo conocí, era un niño tímido y estaba siendo intimidado por sus compañeros de clase, los que utilizaban la ausencia de los padre de Alexander para utilizarlo y golpearlo cuando querían.
Afortunadamente para él, yo llegué y he estado cuidando que eso no se repita nunca. Para ello he tenido que golpear, amenazar e intimidar a cada tipo que ha querido hacerle daño a Alex a lo largo de los años, siempre procurando que él nunca se entere.
Es por eso mismo que estoy cursando estos cursos, para mantener un ojo en él, cuando preferiría tomar las clases en línea, justo como lo hice hasta los doce años, que fue el momento en que golpearon demasiado a mi Dragón dentro de la escuela como para dejarlo pasar. En ese momento comprendí que necesitaba estar cerca suyo, todo el tiempo que me fuera posible.
Trato de ahogar el siguiente bostezo que intenta salir. La verdad es que además de ser una clase aburrida, anoche Alexander fue a casa de su amigo Diego hasta muy tarde y yo, por supuesto, estuve esperando y siguiéndolo hasta que llegó a su casa a salvo.
A veces me parece ridículo que seamos llamados centinelas de los Dragones, cuando somos más parecidos a niñeras. Por supuesto, no siempre es así, después de todo los Dragones tienen un enemigo muy determinado a llevarlos a la extinción. Mi tío tuvo que lidiar con ellos cuando estaba cuidando de su Dragón Declan, afortunadamente ambos sobrevivieron y Declan pudo llegar a convertirse en un adulto y mi tío pudo sobrevivir.
Bueno, supongo que seguiré cuidando a Alex de posibles abusadores.
La clase finalmente se acaba y me levanto rápidamente, poniendo dentro de mi mochila el único cuaderno que tengo y en el cual raramente escribo algo. Luego me apresuro a salir de la clase y de la escuela. Una vez fuera, espero lo suficientemente lejos de la entrada, mientras Alexander sale. Cuando lo hace junto con Diego, los sigo desde cierta distancia.
Esto es algo que he hecho tantas veces, que en serio me sorprende lo buena que soy para pasar desapercibida.
Desde cierto lugar los amigos se separan y van en diferentes direcciones, cada uno hacia su casa.
Cuando veo llegar seguro a Alex a su casa, me voy a la mía, la que conseguimos hace seis años y que queda a dos pasajes de la suya.
-¡Llegué!- grito cuando entro.
-¿Qué tal la escuela?- pregunta mi tío, apareciendo apresuradamente desde el baño.
-Aburrida igual que siempre- respondo. Él hace una mueca de simpatía y me da una palmada de consuelo sobre mi cabeza. Mi tío sabe que odio la escuela y que preferiría haber podido estudiar en linea, como lo hizo él durante su adolescencia.
Bueno, que se le va a hacer, su Dragón nunca fue intimidado.
-¿Estás retrasado?- pregunto, cuando lo veo preparar su bolso de deporte a toda velocidad.
-Sí, olvide que tengo una clase programada- responde. Refiriéndose a las clases de defensa personal que imparte en su gimnasio y que son muy populares entre las mujeres. Aunque creo que muchas van simplemente para admirar a mi tío. -Nos vemos después.
-Nos vemos- digo en respuesta. Luego prendo la televisión, la conecto a internet y veo como en la pantalla dividida en seis rectángulos, aparece la imagen del patio e interior de la casa de Alexander.
Conectar las cámaras que pusimos hace años en la casa de Alex, es algo que hago cada día cuando tengo que separarme de él, sobre todo para saber que está a salvo y para saber cuándo deja la casa y debo seguirlo.
Me preparo un sándwich, mientras veo de reojo a Alexander entrar a tomar una ducha. Puede que sea perturbador para él si algún día se llega a enterar que está siendo vigilado, pero a mí me facilita enormemente el trabajo de cuidar de él. Después de todo, tío Lucas dice que hay que utilizar todo lo que esté a la mano, ya que anteriores generaciones no tuvieron estas facilidades.
Creo que simplemente a él le hubiera gustado tener cámaras.
Luego de que termino de comer, apago la pantalla y prendo otra en la habitación acondicionada como nuestro gimnasio y me pongo a hacer ejercicios, mientras veo a Alexander comer algo y luego hacer sus deberes de la escuela.
Él es tan diferente a mí… y a la vez tan similar.
Ese es un pensamiento que siempre viene a mi mente. Mi tío dice que Dragones y centinelas son sólo dos caras de la misma moneda y a veces creo que tiene razón.
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