Lina
10 años de edad
-Lina, Lina. Despierta- escucho vagamente.
-No quiero- protesto.
-Lina, hoy es tu cumpleaños. Despierta- me recuerda la voz, ahora más clara.
Cuando las palabras finalmente penetran mi mente confusa y recuerdo que hoy es de hecho mi cumpleaños, me siento de golpe en la cama, golpeando a mi tío en la cabeza.
Ambos nos quejamos y una mirada al reloj, muestra que son las 11 de la mañana.
-¿Por qué no me despertaste antes tío?- reclamo, saltando de la cama y empezando a buscar ropa para cambiarme.
-Lo intenté dos veces antes ¿sabes?- protesta, todavía sosteniendo su cabeza cuando sale - apresúrate.
- Ya voy- grito, ya distraída, después de todo hoy no es un cumpleaños más. La edad de diez años es cuando un antiguo pacto con un Rey Dragón se manifiesta y empieza a regir para mí.
Hoy por fin podré conocer a mi Dragón.
Me apresuro, sacándome el piyama y dejándolo en el suelo. Mi tío más tarde protestará, pero hoy no me importa.
Me pregunto cómo será…
Intento imaginar a un chico o chica de mi edad, pero ni siquiera me puedo imaginar su forma. Lo único que sé de él o de ella, es que será un Dragón Negro cuando llegue a ser un adulto. Lo sé porque en mi pecho tengo una marca con el contorno de un Dragón Negro, justo sobre mi corazón. Mi tío dice que es la evidencia de nuestro vínculo.
Paso mi mano por mi pecho, como hago cada día, pensando en el tipo de persona que será mi Dragón.
Después de distraerme por un momento, no pasa mucho para que esté vestida y saliendo de mi cuarto.
-Sientate y desayuna- ordena mi tío, colocando un plato con huevos y tostadas en la mesa.
-¿En serio? Es muy tarde, deberíamos estar en camino- protesto, pero me siento igualmente ya que tengo hambre.
-¿Y a dónde se supone que vayamos? Sabes que no lo sabremos hasta que no llegue la hora- devuelve mi tío, moviéndose de aquí para allá, demostrando que también está nervioso.
-Lo sé- acepto de mala gana. Después de todo nací a la 1 de la tarde, el mismo día y a la misma hora en que lo hizo mi Dragón. Es a esa hora cuando el enlace entre ambos tendrá lugar completamente y una de las cosas que podré hacer es sentir su presencia. Podré saber dónde se encuentra.
Mientras esperamos que el tiempo pase y para deshacernos un poco de los nervios, nos dedicamos a hacer ejercicio. Nuestro apartamento es uno ubicado en pleno centro de la cuidad, en la planta baja de un edificio con gran número de habitantes. Mi tío dice que es mejor estar ocultos entre las personas, de modo que nadie nos encuentre. Mucho menos aquellos locos que quieren matarnos. Y aunque es un poco incómodo estar rodeados siempre de tanta gente, estoy acostumbrada.
De todos modos, nuestro apartamento es bastante grande, con tres habitaciones, más las áreas abiertas, como la cocina y la sala. Tenemos una habitación para cada uno y la restante está acondicionada con todo tipos de implementos y máquinas para hacer ejercicio y practicar combates.
-Recuerda tratar de que tú Dragón nunca te descubra de ser posible. El mejor centinela es aquel que…
-Nunca es descubierto- termino de memoria, rodando mis ojos, cansada de escuchar siempre lo mismo.
-Pequeña…
-Debiste haberme dicho que haríamos ejercicio antes de salir, de otro modo me habría puesto otra ropa- protesto, mientras corro en la máquina.
-No preguntaste- se desentiende mi tío, haciendo fuerza al levantar las pesas. Miro de reojo su pecho desnudo y veo su propia marca de un Dragón Negro, casi idéntica a la mía. Siempre que veo esa marca cuando mi tío está con el torso descubierto, la agradezco, porque si no estuviera o su color fuera rojo, no tendría a nadie.
Miro al frente, hacia la pared y el gran cartel que muestra un hermoso camino rodeado de un bosque y que pusimos para imaginar que estamos corriendo allí, recordando que uno de mis hermanos mayores, uno que nunca he conocido, nació también con la marca del Dragón, pero de uno rojo. Y aunque sería bueno que pudiéramos entrenar juntos, no es posible porque por alguna razón que nadie conoce, Dragones Negros y Rojos se odian y como ellos se odian, hay una regla no escrita, de que los centinelas de ambos lados tampoco deben relacionarse, debido a que si Dragones Negros y Rojos pelean, cada centinela se verá obligado a defender a su propio Dragón y sería complicado cuando el centinela contrario es un amado hermano o familiar.
Pronto seré un centinela también, en sólo una hora más. Pienso y trato de pensar en los Dragones en general, en lugar de tratar de imaginar el mío.
Existen tres tipos de Dragones, junto a los Negros y Rojos, están también los Blancos, pero son tan raros que se creen extintos. Cada tipo de Dragón tiene sus propios poderes y habilidades y su color es determinado por el color que tendrán las escamas de sus cuerpos, una vez que sean capaces de transformarse.
-Dejemos esto, ya casi es hora- me llama la atención mi tío más tarde.
-Ok- estoy de acuerdo, después de todo necesito un baño y cambiar nuevamente mi ropa.
Y eso hacemos, afortunadamente tenemos cada uno su propio baño, de modo que no perdemos tiempo esperando al otro.
Cuando salgo con ropa limpia, miro el reloj y aún faltan diez minutos. Esos diez minutos pasan tan lentamente que creo que nunca terminarán.
-Es mejor que te sientes- sugiere mi tío, después de verme pasear por todo el lugar, rebuscando en el refrigerador varias veces, pero no tomando nada.
-¿Cómo fue cuando conociste a Declan?- pregunto, refiriéndome a su Dragón, uno que ya es adulto y que no necesita más la protección de mi tío.
-Estaba asustado de que no le fuera a pasar nada, de no ser lo suficientemente bueno. Siempre estuve asustado hasta que creció- admite y es la primera vez que escucho eso. Siempre que hice esa pregunta, él me contaba detalles sobre el día que lo conoció y cómo era.
Me detengo en mi camino y miro a mi tío, el que ha sido el encargado de criarme y de enseñarme a pelear. -¿Estabas asustado por qué si él moría, tú también lo harías?
Él no responde, como si estuviera concentrado pensando en algo importante.
-¿Tío Lucas?- llamo. Él me mira entonces, saliendo de sus pensamientos. Estoy por repetir la pregunta, cuando siento algo raro en mi pecho.
Me froto el lugar, pero la intensidad de esa sensación va creciendo hasta que termina doliendo. Me doblo por la mitad y jadeo cuando el dolor se hace más fuerte.
-Tranquila Lina, no te asustes, pasará en un minuto- escucho la voz de mi tío, mientras me acaricia la espalda.
Dejo salir mi respiración apresuradamente y luego de sentir como mi corazón quema, el dolor finalmente desaparece.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 82 Episodes
Comments