-Creo que olvidé hacer la tarea para matemáticas- dice Diego, después de terminar de comer. -¿Me la prestas?
-¿Otra vez?- pregunto incrédulo. -La última vez dijiste que era la última.
-Lo siento. Te invito algo luego- niego con mi cabeza. Diego siempre olvida hacer la tarea por estar jugando.
-Vale, quiero una hamburguesa.
-Hombre, en serio, pide algo más económico.
-Tú decides- respondo, no sintiendome de ningún modo culpable, porque sé que Diego se gasta toda su mesada en juegos.
-Está bien.
-Ojalá pudiera ir a comer con ustedes, pero tengo que juntarme con mi novia- dice de pronto Erick, mientras volvemos hacia la sala de clases para que Diego pueda copiar la tarea.
-Sí, es una lastima- dice Diego y puedo adivinar lo que está pensando. Quién mierda lo invitó para empezar.
-Mi novia va a esta escuela ¿saben? Es una de las razones por la que me mudé. Deben conocerla, ella se llama Lina- cuenta Erick y casi reacciono al nombre, pero años de ser intimidado me han hecho experto en ocultar mis reacciones, sobre todo porque a los que intimidan a otros, les encanta cuando tú reaccionas a lo que hacen. ¿Novio de Lina? Qué mierda está diciendo.
-¿Lina de la clase D?- pregunto naturalmente, sabiendo que Lina es de la clase C y que ella es la única con ese nombre en esta escuela.
-Sí, ella. ¿La conocen?- pregunta, mirando atentamente mi cara.
-No, sólo me la he cruzado en los pasillos- respondo, poniendo mi cara más sincera. Ni loco le dejaré saber que estoy enamorado de ella y que es prácticamente mi acosadora.
-¿En serio? Es una pena.
-Tampoco la conozco mucho. Se dice que no acepta salir con nadie, quizá se deba a que ya te tenía a ti- dice Diego, mientras se sienta en su puesto, recibe el cuaderno que le tiendo y empieza a copiar.
-De seguro. Siempre tenemos citas y cosas después de la escuela- nos cuenta, sonriendo con suficiencia.
-Que bien- digo y quiero rodar mis ojos. Si Lina tuviera novio yo sería el primero en saberlo, ya que nadie está tan atento a ella como yo. Pero ¿De dónde conoce a Lina y por qué miente diciendo que es su novio? No lo sé, pero quiero saberlo.
-Hombre, yo también quiero una novia- se queja Diego.
-Eres afortunado, Lina tiene unos hermosos ojos azules. Al menos eso pensé las veces que me cruce con ella- digo, relajadamente en mi asiento.
Siento la mirada de Diego, pero la ignoro, centrándome en la expresión arrogante de Erick.
-Exacto, sus ojos son como joyas- está de acuerdo Erick.
Diego ahora cambia su mirada a Erick, mirándolo sin mostrar su expresión, lo que agradezco. Después de todo, los dos sabemos de sobra que Lina no tiene los ojos azules, sino pardos. Unos ojos hermosos que cambian entre el verde, el marrón claro y el amarillo, según el momento. Todos en la escuela saben cómo es físicamente ella, al menos los hombres lo sabemos. Entonces, ¿su supuesto novio no sabe de qué color tiene los ojos su novia? No fastidies. Embustero de mierda. No lo demuestro, pero me molesta que se esté haciendo pasar por su novio. Ya bastante frustrante es que otros chicos estén interesados en ella, como para que más encima aparezca un idiota como este. Admitelo Alex. Te cabrea que se diga novio de Lina, cuando tú estás muriendo por serlo.
Erick sigue diciendo sobre las citas y lo que hacen cuando se juntan, siempre mirando mi reacción, lo que me confunde, pero sólo me muestro levemente curioso.
Él es tan descarado para mentir que si no supiera que Lina siempre está siguiéndome, en lugar de salir con él, me lo creería. Pero Lina no ha alterado su rutina de seguirme en años y tampoco lo ha hecho ahora.
Y si es su novio, ¿Por qué no fue a almorzar con ella en lugar de nosotros? Ni siquiera tienen sentido sus mentiras, pero tampoco sé la razón de ellas, así que por ahora haré el papel de idiota.
Más tarde, cuando dejamos la escuela, efectivamente Lina me sigue en lugar de supuestamente salir con Erick, haciéndome sentir tranquilo. Puede que no haya creído ninguna de las mentiras de ese tipo, pero todavía no sé de dónde la conoce.
Es todo muy raro.
Cuando llego a casa, actúo normalmente, pero por dentro estoy extremadamente conciente de las cámaras que encontré. Lo he estado desde que sospeché que existían, mucho más después de que lo comprobé.
Afortunadamente sucedió una cosa buena y eso es que Ángel no ha vuelto a venir a mi casa, lo que es una situación menos con la que lidiar cada día. Sin embargo, probablemente esto no dure demasiado. Aún recuerdo su advertencia de que me mostraría lo equivocado que estaba por no corresponderle.
Espero que no sea pronto.
Cuando termino de hacer mi tarea, voy a mi habitación, esperando que Lina o la persona que esté observando, piense que estoy tomando una siesta.
En lugar de dormir, hago algo que había olvidado y que quería hacer antes de saber de las cámaras, las que me distrayeron.
Afortunadamente no encontré ninguna cámara en mi habitación, por lo que puedo actuar sin preocuparme.
Voy a mi cajonera y de uno de los cajones saco el arma que dejó caer el asaltante. Luego me siento en mi escritorio, dejando el arma sobre la mesa.
A continuación busco en mi computador, primero información sobre el tipo de arma que se trata y cuando obtengo un idea general, sigo buscando información sobre la manera de utilizarla.
Aprendo sobre el seguro y cómo puedo sacarlo y ponerlo, también logro descubrir fácilmente cómo sacar el cargador y revisar la munición, la que por cierto estaba integra.
Al final de un tiempo, sé todo lo que puedo saber del aspecto teórico del arma y sólo me queda la práctica. Lamentablemente no se me ocurre cómo puedo probar el arma, sin que los vecinos terminen llamando a la policía. No puedo disparar dentro de la casa tampoco y no conozco un lugar al que pueda ir y en el que no me descubran.
Que frustrante.
Tengo la sensación de que la necesitaré en algún momento, por eso es que quiero probarla. No estoy seguro tampoco por qué tengo esta sensación, pero mis años siendo intimidado me han provisto de un excelente sexto sentido.
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