El amargo adiós

Charlotte y Jeong se quedaron conversando tan plácidamente, que el tiempo se les fue volando, no habían notado que ya estaba anocheciendo.

—Te agradezco que me hayas permitido quedarme estos días en tu casa, Jeong —dijo Charlotte—. No te lo había dicho, pero ya había reservado una habitación en un hotel cercano desde esta mañana, así que ya debo retirarme.

—Claro, está bien. Me divertí mucho contigo, debemos repetirlo pronto, ¿No crees?

—Estoy de acuerdo, aunque no sabría decirte cuándo podré regresar a la ciudad. Nos mantenemos en contacto, ya tienes mi número.

—Perfecto. Bien, te acompaño a la puerta, entonces.

Estando ambos a la puerta del apartamento de Jeong, se quedaron de pie, frente a frente, en silencio durante un breve instante. Jeong estaba consternado, se preguntaba qué debería hacer o decir en esta situación: "¿Debería rogarle que se quede una noche más? ¿Le doy un abrazo, o quizá... un beso? ¿La beso en la mejilla o me atrevo a besarla en los labios?"

—No te compliques la vida, Sugar. —interrumpió Charlotte los pensamientos de Jeong al notar que se había quedado inmóvil ante la indecisión.

—Sh-shu... ¿Sugar? —El joven se puso tan rojo como una cereza al escuchar el apodo con el que la chica lo había llamado. Nunca antes una mujer le había puesto un nombre de cariño como ese.

—Así es, "Sugar" porque eres tan dulce como el azúcar... —replicó Charlotte mientras se acercaba lentamente al muchacho. Al estar a centímetros de él, le dio un rápido y pequeño beso en los labios. Jeong se puso aún más nervioso y sonrojado que antes; sin embargo, ahora tenía más claros los sentimientos que Charlotte tenía hacia él.

—¡Entonces, yo también quiero ponerte un apodo! —exclamó emocionado y lleno de confianza—. ¿Puedo llamarte "Cupcake"?

—¿Cupcake? —preguntó un tanto confundida Charlotte. No podía imaginar cómo logró relacionarla con un pastelito esponjoso como ese.

—Si, lo que hace únicos a los cupcakes es que su decoración les da una apariencia totalmente distinta dependiendo de la situación para la que se los prepara; pueden verse adorables, interesantes, elegantes o hasta seductores, pero en el fondo son suaves y dulces. Tal como tú.

Charlotte quedó sumamente conmovida ante tales palabras, parecía que este chico podía ver algo en ella que a los demás se les dificultaba, debido principalmente a los obstáculos que ella misma ponía para protegerse. En el pasado había sufrido mucho por las mentiras y las traiciones, pero a diferencia de Jeong, quien había encontrado un método positivo para combatir sus inseguridades, la chica se refugiaba en un escudo de mentiras que impedían a los demás encontrar sus puntos débiles y así atacar directamente sus sentimientos. Pero, en consecuencia, también era muy difícil lograr empatizar con ella o llegar a enamorarse de sus buenas cualidades.

—Me agrada ese nombre, muchas gracias. —Contestó Charlotte, sonriente y levemente ruborizada—. Ahora sí, me despido, muchas gracias por todo.

—Gracias a ti también, ¿Hablamos mañana?

—Por supuesto. ¡Nos vemos pronto, Sugar!

—Te estaré esperando, Cupcake.

Habiéndose despedido, Charlotte subió a su auto y condujo hacia el hotel. Una voz en su interior le decía que debía quedarse más tiempo con Jeong; sin embargo, también era consciente de que tenía que completar el trabajo para el que había llegado a la ciudad en primer lugar. Debía regresar con Zephyr, su jefe y amante, y entregarle lo que restaba de las ganancias de la venta de azúcar. También actuaba como su guardaespaldas personal, así que no podía dejarlo sin protección durante mucho tiempo.

Reflexionaba sobre estas cosas aún estando recostada en la cama de su habitación en el hotel. Estar con Zephyr era para ella sumamente excitante, todo de él la volvía loca: su mirada cautivadora, su espalda ancha y brazos musculosos, sus pectorales y abdominales bien trabajados, su energía inagotable y salvajismo bestial durante los momentos apasionados... Pero sobre todo le encantaba que a pesar de ser controlador y autoritario, también lo caracterizaba una caballerosidad y sensibilidad que contrastaba con todo lo mencionado anteriormente, y que solo mostraba delante de ella.

Por otro lado, Jeong era su polo opuesto: Era amable, gracioso, considerado e inocente, también un poco inseguro, tímido y sencillo. Era un muchacho apuesto, de rasgos faciales finos y mirada tierna, como un cachorrito. A Charlotte le gustaba verlo en aprietos cuando lo provocaba; además, la idea de mostrarse dominante ante él le atraía mucho, y estaba segura de que a Jeong también le encantaría esa faceta suya. Pero sobre todas sus cualidades, su honestidad inalterable la hacía sentir segura y cómoda en su presencia, estando con él sentía que podía ser libre, honesta también consigo misma y mostrar sus verdaderos sentimientos sin miedo a ser herida.

Charlotte sabía que podía mantener una relación con ambos hombres durante un tiempo, pero tarde o temprano tendría que decidirse por uno; sin embargo, conociendo a Zephyr, sabía que no iba a ser tan fácil dejarlo, y aunque eso no le preocupaba demasiado por el momento, tendría que estar lista para asumir las consecuencias en caso de decidirse por el muchacho pastelero, a quien había apodado cariñosamente "Sugar".

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Comments

NekoRisu

NekoRisu

pobre Jeong, se está metiendo en un lío sin saberlo

2022-11-19

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