Estando su mente alterada por el alcohol, Jeong se abalanzó rápidamente sobre Charlotte, unió su boca con la de ella, besando torpe, pero apasionadamente los suaves y carnosos labios de la pelirroja.
Podía sentir su respiración agitada, su cálido aliento y el dulce sabor de su boca, sazonado con el afrutado gusto del vino que bebieron hacía unos instantes.
Jeong decidió dejar por un momento la boca de la joven para bajar hasta su cuello, sus besos se volvían cada vez más intensos. Charlotte rodeó al ansioso muchacho con sus brazos, mientras que él colocó sus manos sobre la angosta cintura de la chica, bajando lentamente hasta sus caderas y luego a sus muslos, para finalmente volver arriba, esta vez pasando por debajo de su minifalda de cuero negra.
Normalmente, Charlotte llevaría puesta una muslera en cada pierna para guardar su cuchillo y pistola; sin embargo, sabiendo que en esta ocasión era probable que Jeong tocaría alrededor de toda su figura, y con suerte desnudarla, decidió dejar aquellas armas dentro de su bolso.
Estando firmemente aferrado a los redondos glúteos de la mujer que tanto deseaba, continuó besando su cuello.
—Ya puedes quitarme el suéter, si gustas. —dijo Charlotte un poco impaciente.
—¡Ah, si, claro! —respondió el excitado chico al ser interrumpido del trance en el que parecía encontrarse. Intentó sacar la prenda superior de la chica, quien le ayudó levantando ambos brazos; pero por culpa de los nervios y el alcohol, se le complicó completar esa sencilla tarea.
—¡Deja que te ayude! —exclamó Charlotte ahora empezando a irritarse. El inexperto joven se retiró un poco hacia atrás, mientras ella se quitaba la única pieza de ropa que ocultaba sus senos de la mirada expectante del chico frente a ella.
—Mis senos son pequeños, no te vayas a burlar… —dijo la chica en un tono seductor, pero fingiendo un poco de vergüenza, esperando que Jeong respondiera algo como: "No te preocupes, son perfectos para mí" o alguna especie de halago parecido.
Sin embargo, para su sorpresa y desilusión, no hubo respuesta de su parte; de hecho, parecía haber quedado nuevamente en un trance inducido principalmente por la maravillosa vista en primer plano del torso completamente desnudo de Charlotte. Sumando además los nervios y la cantidad de alcohol que había consumido, Jeong perdió completamente la consciencia y se desplomó directo al piso como un saco de papas.
—¡Genial! —murmuró Charlotte malhumorada— No pensé que fuera a desmayarse… Ahora tengo que cargarlo hasta su casa.
Con algo de esfuerzo, Charlotte arrastró a Jeong hasta su auto y logró meterlo en los asientos traseros.
—Menos mal que bajó de peso o no habría podido cargarlo hasta acá —decía Charlotte para sí misma. Sin perder más tiempo, condujo hacia el apartamento. Ella también había bebido, pero su tolerancia al alcohol era bastante más alta que la del chico pastelero, así que aún tenía la capacidad de conducir; por supuesto, hacerlo con unas copas encima es completamente ilegal e irresponsable, pero ella tenía ya bien practicada una manera de librarse de los policías en caso de que la detuvieran.
Al llegar al apartamento de Jeong, sacó del bolsillo de su pantalón las llaves de la puerta principal, tras haber accedido a la residencia, arrastró a Jeong hacia dentro. El conejo mascota de Jeong saltó desesperado al ver semejante situación: ¡El cuerpo de su amo —presuntamente muerto, según su imaginación— estaba siendo arrastrado dentro de su vivienda! ¡Y por nadie más y nadie menos que su asesina! El astuto, pero inocente animal salió corriendo como bólido directo hacia el teléfono, listo para contactar con las autoridades policiales.
—¡Ni se te ocurra llamar a la policía rata estúpida! —gritó Charlotte— ¡No está muerto, solo está borracho!
Mochi decidió seguirla lentamente mientras observaba hacia dónde se dirigía. La chica logró llegar a la habitación de Jeong y, con algo más de esfuerzo físico, logró colocarlo recostado boca arriba sobre su cama. Inmediatamente salió de la habitación y cerró la puerta tras de sí. Exhausta y un tanto estresada, se quedó de pie delante de la puerta unos instantes.
—Mi plan no salió como esperaba, ahora estoy agotada, estresada y además ese chico me dejó con ganas de… ¡Argh! Lo mínimo que me merezco es…
Se volvió en dirección a la puerta y entró nuevamente a la habitación. Charlotte se paró al lado de la cama, observando al chico durmiendo de manera profunda y tranquila. Miró su rostro y suavemente le acarició la mejilla izquierda. Después de eso, acercó su cara para darle un beso en los labios.
—Mmmm… Charlotte… —murmuró el chico entre sueños, reconociendo el sabor de los labios de la chica. Habiéndose asegurado de que estaba completamente dormido, Charlotte entonces procedió a mirar la parte baja del joven.
—Lo siento mucho Sugar, pero no me puedo quedar así… —procedió entonces a poner su mano derecha sobre el bulto que se formó debajo de los pantalones de Jeong y tocó un poco para intentar definir su tamaño.
—Parece que no está tan mal… —Mordiéndose levemente el labio inferior, intentando decidir si hacer o no aquello que su instinto le dictaba, pensaba en la multitud de acciones que podría realizar al aprovecharse de la vulnerabilidad del chico.
De pronto, recordó aquella vez en la que ella se encontró exactamente en la misma situación, en ese mismo apartamento, la noche en la que conoció a Jeong. Ella había bebido de más y se había quedado dormida en el sofá de la sala. No tenía forma de corroborar si el chico había jugueteado con su cuerpo estando ella inconsciente, pero por alguna razón, no lo creía capaz de hacer semejante cosa.
Tal recuerdo le provocó un poco de arrepentimiento por haber pensado hacerle tantas cosas sin su consentimiento; sin embargo, seguía sintiéndose obligada por sus instintos más bajos a satisfacer al menos su curiosidad.
—Bueno, solo voy a echar una mirada.
Con cuidado de no despertar al chico, comenzó a desabrochar su cinturón, con paciencia sacó el botón de su ojal, silenciosamente bajó la cremallera y con leves jalones bajó un poco su pantalón. Haciendo un poco hacia abajo la última prenda que quedaba, pudo dejar expuesta la parte más privada de Jeong. Charlotte se quedó observando atentamente con lujuria, quería tomarlo y quizá probar un poco su sabor, olfatear su aroma… Pero recordó que se había prometido a sí misma no pasar más allá por el momento.
Regresó todo a su sitio antes de que el chico recobrara la conciencia y salió de la habitación. Tenía planeado regresar a su hotel, pero su cuerpo le pedía a gritos que aliviara toda aquella tención de inmediato, así que decidió entrar al baño a tomar una larga ducha con agua fría y hacerse cargo de sus necesidades. Esa noche la pasó nuevamente acostada en el sofá de la sala.
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Updated 37 Episodes
Comments
July Morales Hernandez
K lindo
2023-07-15
1
Tay creaciones
Jajajaja ¡AMO A ESE CONEJO! jajajaa
2022-11-18
1