Kastian titubeaba, era una pena que Abaddon tomara su vida romántica a la ligera.
Algunas personas que cuidaban el jardín, lo miraban, pareciera que se querían burlar.
- Tú, Abaddon……. Lo dice quién no ha besado en toda su vida. – embozo una sonrisa burlesca.
- Al menos mi primer beso no fue el trasero de un caballo. –
- ¡Mierda! –
No volvería a llevar a Abaddon cuando estuviera la abuela presente; desde que su preciosa y tierna abuela le conto sus secretos más oscuros, el tipo no parecía tenerle mucha importancia a su vida.
- Solo para tu conveniencia. – escupió.
- ………. ¿Tus secretos? –
- Ah, ah, yo……. –
Abaddon parecía tener un poder para leer la mente a la gente.
- Tu color favorito es el verde, no verde bosque, no verde claro, no verde opaco…… Es verde lima, porque te recuerda a tu madre, cuando ella vivía solía vestirse con un precioso vestido color lima cada vez que salían a tomar el picnic, tu padre la amaba tanto con esos vestidos, que tu casa es una belleza de arte de color lima… -
- …….. –
- Odias el té sin azúcar, pero no te gustan los pasteles……. Cuando tomas enserio tu trabajo y piensas, sacas tu lengua al lado izquierdo, le quitas la zanahoria a todo…… Lees de cabeza y tus pies debes estar desnudos o la presión del zapato te hará lanzar el libro y después lloraras, amas los perros, pero también odias los gatos, sin embargo, el gato blanco que siempre se la pasa en tu regazo es el único felino que soportas……. Tu madre lo quería tanto que lo has cuidado desde entonces. –
- ……. Aba…. –
- La razón por la que sigues soltero es por que deseas encontrar a la mujer indica…… El precioso anillo de lima que tu madre te dejo, esperas dárselo a la persona que te ame tanto como tú la amaras, esperaras a la indicada y ella será la que usara el anillo de tu madre. -
Podía ser un tipo de pocos amigos, pero sin duda.
Para el, Kastian era su mejor amigo.
- Te perdono……. No porque lo dijiste, si no por que quien más te aguantaría. – bufo.
Abaddon no dijo otra cosa más, se dedicó a cortar algunas flores del color rojo.
- ¿Para qué las cortas? –
- Nada más…… -
Continuaron su camino, el rumbo que tomaron los llevaba directo al estanque del jardín.
- ¿Qué hacemos aquí? Pensé que era más atrás. –
- ……. –
- ¿Abaddon? –
No respondió, su vista estaba enfocada en las siluetas delante de ellos.
- Quien……. –
Cabellera blanca como la nieve, ojos naranjas.
- “Oh ¿Son color oro?” –
Una chica de tan solo apenas 12 años, leía pacíficamente cerca del estanque, una tela roja cubría el pasto para que pudiera estar cómodamente.
- Maylea. –
- …….. –
Seguían parados sin dar un paso adelanto, se enfocaba tanto en ella, que parecían acosadores.
- Viejo solo camina. – empujo a Abaddon.
Parecía ser interesante esta nueva situación que le ponían en bandeja de oro.
La tarde era buena y podía salir de su habitación junto con más personas que la cuidaban en todo momento.
- Gracias Nicolette. – suspiro.
Si no fuera por ella, no podría estar tan tranquila, ir con escolta y damas era lo mejor para evitar encontrarse o quedarse sola con Sebastián en caso de que volviera a ver.
- Desea más limonada Señorita. –
- Por favor Chris…… -
El lugar más lejano de todos, el estanque de peces era lugar menos concurrido por todos y el favorito de su vida anterior.
- “No todo fue malo, pero este lugar me hace querer vivir para siempre” –
Un lugar tranquilo, personas que se preocupan por ella, estaban a nada de dejar el Imperio.
- Maylea. –
Una voz suave la llamo, al alzar su vista encontró el rostro inexpresivo de Abaddon.
- Joven Abaddon. –
Se levanto de la cómoda manta, inclino su cabeza dándole la bienvenida.
- Saludos Joven Abaddon. –
- Dulce mañana Maylea, el ruiseñor a cantado hoy en tu ventana. –
- ……… -
Fue inevitable que sus mejillas se sonrojaran.
- “Que chico……” –
Era un arma mortal ante todas las mujeres.
- ¿Sí? –
- Luces más tranquila y renovada a la última vez. –
- Solo eh dormido bien……. Además, el Joven Abaddon estará a mi lado. –
Realmente termino corriendo a la habitación de Abaddon.
Necesitaba salir, pero su inseguridad no le permitía caminar tranquila, termino por pedirle un capricho a Abaddon.
- “Solo lo dije…… No creí que aceptaría” –
Estuvo practicando toda la noche, no sabía que cosas le interesaban a Abaddon y tuvo que pensar bastante bien sus movimientos.
- Debes sentir más seguridad. –
Abaddon ayudo a acomodarse nuevamente en la manta, él también se sentó a su lado, dentro de la sesta que traía, los postres fueron sacados.
- Disfrútalos. –
Era más tranquilo de lo que pensó.
- “Me preocupe por nada” –
Tan preocupada por el silencio, era el mismo que estaba siendo cómodo.
- Maylea. –
- Si Joven Abaddon. –
- ¿Qué piensas estudiar? –
- ¿Eh? –
- Aparte de tus estudios para llevar el territorio Brangwen, tienes alguna pasión. –
- Una pasión. –
No la tenía.
Lo que más amaba era lo que tenía prohibido.
- “No puedo estudiar magia……. Todavía me falto mucho camino por recorrer, pero ni siquiera lograre terminarlo” –
Se dedicaría solo a velar por el territorio Brangwen, tal vez con el tiempo olvidaría la magia.
- No lo sé…… -
- …….. –
Tenía un rostro melancólico, bastante adorable, pero doloroso.
Era una niña, pero no como cualquiera; parecía ser más madura que todos, lograba entender lo que los adultos le explicaban sin darle tanta vuelta al asunto.
- Un momento. – su mano se elevó.
Las personas asintieron y dejaron el lugar.
- Abaddon. –
Kastian se quedó, debía quedarse o irse; al no ver que Abaddon le diera señal para dejar el lugar opto por mantenerse parado a una distancia comprensible.
Maylea lo miraba detenidamente, su rostro inexpresivo le causaba estrés, al no saber que pensaba o sentía, sin embargó, jamás se había sentido tan tranquila.
- Puede desear aprender magia. –
¡Magia!
No solo Kastian estaba sorprendido , al igual que el, Maylea se quedó con la boca abierta al no saber que responder.
- “Co, co, co…… ¿Cómo?” –
Tendría que estar bromeando para sugerirle la magia.
- Nicolette más que tomarla como heredera, quiere apoyarla en todo lo que desee. –
- Cree ¿Qué me deje aprender magia? –
- Y por qué no. – encogió sus hombros.
No solo heredera al Marquesado, no solo una pieza en este mundo; podría vivir como un humano en esta vida.
¿Quién le aseguraba que no sería arrogada de nuevo?
Nicolette era una buena mujer, de mano dura, pero un corazón blando y sincero; podría quedarse lejos del Imperio y continuar su vida con magia en Brangwen.
- Yo……. –
Abaddon fijo su mirada en Maylea, contuvo su respiración en el momento que sus miradas conectaron.
- Cree que seré mala. –
- …….. –
- Dicen que los hechiceros son malos. –
- No lo son. –
- Pero, pero, pero…… ¡Anastasia! –
Kastian sobresalto.
Escuchar el nombre de esa mujer le puso la piel de gallina; no era que le tuviera miedo, pero Abaddon cada vez que la mencionaban en su presencia, estallaba como una bomba.
¡Mierda!
Que había dicho.
- “Mierda, mierda…. ¡Mujer! ¿Por qué hablaste de ti misma?” –
Su lengua se soltó, no creía que diría su propio nombre de nuevo.
Abaddon no dijo nada, estaba con un rostro en blanco y su boca era apretada por sus dientes.
- “¿Qué pasa?, me odiara, por haber dejado a su padre en silla” –
Estaba en lo cierto, el ambiente se sentía pesado y los ojos de Abaddon estaban perdidos, ¿Qué se sentía escuchar el nombre de la mujer que odias?
Era lo que pensaban Kastian y Maylea.
- Jo, Jove…. Joven Abaddon. –
Pediría perdón y abandonaría el lugar para llorar en su lugar, había sido su culpa arruinar el momento.
- Jamás lo fue. –
Por fin Abaddon respondió, aunque sus palabras no fueron entendibles.
- ¿Jamás? –
- Anastasia jamás lo fue……. – susurro. – Una mujer como ella, nunca sería mala por decisión propia. –
- …… -
Su corazón se aceleró.
- Anastasia era grandiosa, brillante, amable y hermosa…… -
¿Qué le pasaba a su corazón?
Abaddon la describía como el ser más precioso del mundo, estaba siendo sincero y eso ruborizaba su cara.
- La, la, la ¿Conoció? –
- Era una persona unida a la Abuela, siempre la mire. –
- ……. –
- De lejos, la miraba, su comportamiento, sus acciones, era muy cercana a Sebastián y Roxana, por eso jamás logre hablar bastante con ella. –
Recordaba a un niño al lado de Rai, el chico permanecía en silencio en su presencia, creía que no le caía bien.
Siempre que se encontraban, Abaddon desviaba su mirada y evitaba hacer contacto con ella.
- “¿Por qué actuaba así conmigo?” –
Bueno, aunque era con todos, no era muy sociable que digamos, pero con ninguno de ellos bajo la cabeza.
- “Lo conocí cuando tenía apenas 5 años, era bastante serio para su edad, pero me encantaban sus mejillas” –
Tal vez cometió un error en el pasado que lo hizo incomodarse.
- ¿Eh? –
No le había puesto atención a Abaddon, estaba tan perdida en sus pensamientos, que el sentir algo posarse en su cabeza, la libero de su mente.
- ¿Qué es? –
Su mano toco el objeto, se sentía suave y pequeño; el estanque a su lado dejo ver la corona de color de flores rojas en su cabellera.
- ¿Te gusta el rojo? –
- …….. –
En todas sus vidas.
- Me fascina. –
- Me alegro. –
- Je, Je…… Le alegra, pero tiene un rostro bastante serio. –
- ……… -
- Gracias Jo……. –
- Jo…… -
- Abaddon. –
- De nada. –
La tranquila estadía fue maravillosa, cuando tuvo su respuesta no metió mas el tema; Abaddon intervino sacando a flote la conversación sobre los libros que le había prestado.
Era una charla agradable.
Recostarse sobre la manta, dejarse llevar por el sueño; cuando sus ojos se cerraron no pudo despertar, después de terminar lo aperitivos, no supo que sucedió.
Se sentía tranquila, solo por que Abaddon estaba a su lado, el jamás seria la dejaría.
- “Que buen chico eres……. Que suerte la mujer que pueda estar a tu lado……” –
Ahora que lo pensaba mejor, Abaddon alguna vez amo a alguien.
Era tan serio que nadie sabía si tenía un amorío.
- “No parece estar interesado en una mujer……. A este paso se casará por linaje y no por amor, claro que no será un problema…… Él es un chico considerado y con quien se case la respetara” –
Rai, sí que había educado a un buen niño.
**
Era momento de volver, su madre que tanto molestaba, venia de visita.
- Me hubiera encantado quedarme un rato más. –
- Lo lamento Señorita. –
Los pasteles seguían en su mayoría intactos.
- Nana. –
- Si su Alteza. –
- Podría llevarle unos pastelillos al Joven Abaddon. –
- Por supuesto, mandare a alguien para que lo busque. –
La mujer tomo algunos de ellos en la sesta, fueron entregadas a una más joven.
- Espera. –
Roxana la detuvo, miro por el lugar hasta encontrar una rosa roja.
- Para Abaddon. –
- Su Alteza no cree que esto…… -
- Solo es un agradecimiento. –
La chica asintió, se fue alejando en busca de Abaddon.
Ella por su parte debía encontrarse con su madre, quien estaría enojada de dejarla en el lugar.
El día se acercaba, estaba a poco tiempo de convertirse en marido y mujer; Sebastián la protegería y amaría, estaban pasando una situación dolorosa, pero confiaba en que Sebastián estaría a su lado.
Le hubiera encantado que Anastasia estuviera a su lado, en este momento, tomando su mano, cubriéndola en un abrazo, limpiando sus lágrimas…….
Quería a su hermana para siempre, si tuviera la oportunidad, a cualquier consto, la traería a la vida.
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Comments
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Abbadon, es un encanto a pesar de su seriedad, sabe cuándo debe mostrar amabilidad y respeto a quien se lo merece y parece que May, está entrando en su corazón de pico en poco
2022-12-15
3
🍒CHELI🍒
Roxana, más te vale que apartes tus garras de Abbadon, el ya tiene dueña, parece ser que le gustaba Anastasia, y pueda que en Maylea encuentre también el amor, digo ambas son la misma persona 😅
2022-12-08
7