- La sucesión del trono se acerca, la entrega del título será 5 días después de la boda de Sebastián y Roxana, cuando el título de Duque este completamente en mis manos, tendré que intervenir en el trono. –
- ¿Tomara la corona? –
- No, para nada. –
Abaddon negó con la cabeza, fue la idea mas tonta que Nicolette pudo haber dicho.
- Para salvar a mi bella madre y al Ducado de mi padre, no acepte el titulo cuando me lo ofreció la abuela; no deseo estar en el trono, quiero vivir en paz por el resto de mi vida. –
- Quiere quitar a Sebastián, pero no luchara por posar la corona en su cabeza ¿Qué clase de plan es ese? –
- Mirar al futuro Marquesa, usare mi último recurso en el momento indicado. –
- Y eso ¿Cuándo será? –
- Cuando la fruta madure, por ahora es un crio quien le tiemblan las piernas y llora como si con eso todo se resolviera, pero no cabe duda que será un buen aprendiz. –
El ultimo recurso, era lo que la familia Duvessa y Ileana protegían, era una misión tan secreta que Orla les concedió, debían evitar que alguien supiera de su existencia y no permitir que fuera asesinado como todos los demás.
Con pocos cerca del lugar, lograron salvar al último de todos, pudo ser que perdieron muchas cosas en el momento, pero esperaban que el fruto madurara y tomara algo la venganza que tanto anhelaba.
- “No tiene la culpa, pero como todos nosotros…… El también perdió muchas cosas” –
El té se sentía un poco más amargo.
- Lo eh pensado por bastante tiempo. –
- ………. –
- Cuando lo supe sabía que tenía que hacer para proteger el Imperio, me dedicare una pequeña parte del año para poder entrenarlo, optare por tomar las vacaciones por 2 meses y volveré para no levantar sospechas. –
- Un discípulo, cree que lo acepte ¿Cómo mentor? –
- La tentativa idea de poder acabar con todo, tiene ese deseo y más que nadie yo puedo afirmarlo, solo mire su pasado y la sangre le hierve. –
- Si el Duque Abaddon lo hará personalmente, entonces…… -
- …… -
- Si el momento llega permítame darle todo el apoyo posible, a cambio ayúdeme a librarme por completo de los Señores. –
Ahora con una niña en manos, el titulo y el territorio corrían mas peligro que antes; darle toda una vida llena de comodidades y lujos era trabajo fácil.
Darle la mejor educación y entrenamiento sería igual de fácil.
Pero protegerla de los nobles, seguía temiendo de eso, con Sebastián en el trono, todo se volvía un tanto difícil.
**
La habitación era grande y cálida, permaneció sin poder poner un pie fuera del lugar.
La comida fue enviada directamente a la habitación, pudo comer con comodidad sin verse obligada a estar con alguien con quien no quisiera convivir.
- Los humanos nacen para comer. –
- ¿Le ha gustado? –
- Es una delicia. –
La sazón de la carne, el postre, las bebidas y de más; no recordaba que ese fuera la sazón de los cocineros de la familia Imperial.
- “¿Habrán cambiado de chef?” –
- El Palacio tiene un buen chef. – halago.
- …….. Je, Je. –
- ¿Je? –
- La comida que está consumiendo la Señorita Maylea es hecho por el chef de Brangwen. –
Quedo con la sorpresa, miraba la comida en su plato, ya se hacía extraño que esto no viniera del chef del Palacio.
- ¿Su chef? -
- La Señora viaja con su chef a donde sea. –
- ¿Claro? –
- La Marquesa tiene un paladar exigente. –
“Mentira”
Existía otra razón para que Nicolette viajara con su chef personal, odiaba la idea de comer algo dentro del Palacio, las personas que no la conocían desde hace años no entendían ese comportamiento en ella; a la excepción de quienes vivían y convivían con ella lo sabían.
Maylea no estaba enterada de la situación, en algún futuro Nicolette se lo contaría.
- En fin……. gracias por la comida. –
- Si Señorita. –
Christina junto a las criadas se dedicaron a recoger las cosas, del estante de la habitación tomo un libro y se dirigió a la terraza donde un sofá precioso aguardaba por ella, tomo asiento en ese precioso sofá color negro y mantuvo una lectura tranquila con aperitivos a su lado.
Tenía que buscar una froma de matar el tiempo de solo estar encerrada, sin poder hacer no mucho.
¡………!
¡10 Minutos!
¡20 Minutos!
¡Cerrar!
Con la fuerza de su mano, el libro fue cerrado con desesperación, su cabeza estaba en las nubes y no le era fácil concentrarse con tanto silencio a su alrededor.
- “Pero, pero, que carajo……. De aquí a cuando el silencio se volvió un problema a la hora de poder estudiar”. –
Moviendo la cabeza, pellizcaba sus mejillas, tratando de volver a la tierra, lo único que consiguió fue marearse.
- Ne, nece, necesito salir de aquí. –
Dejo la terraza con velocidad, al entrar de nuevo no había nadie en la habitación.
- ¿Chris? –
Miro por todos lados, busco sin encontrar a la mujer de antes.
- Quizás salió. –
Camino hasta la entrada de la habitación, cuando su mano tomo la perilla un temblor comenzó a invadir su cuerpo, sus piernas gelatinosas le implicaban dar un paso para adelante o atrás.
- So, solo daré la vuelta. –
Lo decía para ella misma, pero no fueron palabras bastantes motivacionales para poder abrir la puerta.
- Y si me encuentro con Sebastián o, o, o, con……. ¡Roxana! –
Los mechones de su cabellera fueron atacados por sus manos, ante la desesperación de salir o no, mantuvo una pelea con ella misma.
- Vamos, solo un rato, al menos a dar la vuelta por el pasillo. –
Giraba por un espacio pequeño, estaba en un debate de salir o no.
Cuando conto hasta 5 ya estaba más afuera que adentro.
- No importa, no me reconocen. –
Dejo todo su cuerpo afuera de la habitación, la perilla se cerró y camino con poca confianza por el pasillo, con las manos sujetándose a ella misma en un abrazo, rondo por el lugar, algunos empelados la miraban y le entregaban un saludo respetuoso.
La incomodidad de tenerlos cerca la estaba matando, a pesar de sus amables sonrisas, su cuerpo le traicionaba, temblaba al recordar esos rostros llenos de odio a ella.
- “Solo, solo, solo” –
Era tan difícil el solo pensar, caminar fue su peor idea, pero tampoco soportaba estar encerrada.
- “Tenemos tan poco tiempo y ya estoy siendo alarmada con mucho drama” –
¡CHOCAR!
- ¡Auch! –
No tuvo tiempo para aferrase a algún mueble o persona, cuando sintió su trasero estampar, ya había golpeado el suelo, al alzar su mirada el color de su rostro se esfumo, su pálido rostro que miraba con temor al ser delante suyo.
- “Se, se, se, seb, as, ¡Sebastián!” –
Al no poder mover un solo musculo, quedo a la vista de Sebastián que la miraba curioso.
Al ver el brillo que resplandecía en sus ojos, la extraña sonrisa que le era entregada, al estar a su altura su boca quería gritar por ayuda.
- Eres la hija de Nicolette. –
la mano de Sebastián ofreció su ayuda, pero no le era posible, su cuerpo pedía no aceptarlo.
¡…….!
Sin poder mover un musculo, tampoco Sebastián daba una señal de moverse de su lugar, esperaba a que su mano fuera recibida.
- “Ayuda” –
Era algo que quiera gritar.
- “¿Por qué su cuerpo tiembla?” –
Mirar a la niña de Nicolette le traía viejos recuerdos.
Era tan parecida a una dama cuya existencia fue borrada por el mismo
- “Pero no me culpen……. que opciones tenía yo, solo soy un pobre corazón que sufre la pérdida de un ser preciado, no es mi culpa, jamás lo fue; si tan solo me hubieran entendido, todo esto fuera evitado, mirar ahora a la niña delante mío” –
Cuyos ojos ardían radiantes por su nueva oportunidad, la preciosa hija de Nicolette descontrolaba su corazón.
- Debes tener poca confianza. –
Sebastián se sentó al lado de Maylea.
- No me conoces mucho y yo tampoco. –
- ……. –
- Pero soy alguien querido por Nicolette. –
- ……. –
- Soy un amigo de Nicolette, los amigos somos buenos, yo soy bueno. –
La sonrisa de Sebastián resplandecía en su rostro.
- Puedo ser el amigo de Maylea si lo desea. –
Con una boca cerrada, su cuerpo no paraba de temblar.
Podía tan siquiera rechazarlo ¿Cómo amigo?, no parecía del todo cierto y jamás hubo alguna conversación entre ambas partes, ni Nicolette compartía una palabra con Sebastián, y él tampoco tenía intenciones anteriormente de poder llevarse bien.
Solo era mentira para llevarse mejor con la pequeña oportunidad a su lado.
- Sebastián. –
La voz poco esperada, pero agradecía al cielo poder escucharla; los dos miraron a quien llamaba al Príncipe, Abaddon estaba cerca de ellos, detuvo sus pasos y sus miradas se encontraron.
Maylea tenía una lagrima a punto de salir.
- ¿Qué sucede Sebastián? –
- La niña se cayó. –
- ……. –
- Iba ayudarla y verificar que no se hubiese lastimado. –
- ……. –
Volvió su mirada a Maylea, la pequeña estaba decidida a desviar su mirada para no encontrase con la de Abaddon.
Le causaba vergüenza que la viera tan frágil.
- “Mierda, no debió suceder……” –
El Joven Abaddon se limitó a solo observarla en silencio, junto a Sebastián que sonreía como si nada.
- “Esto se vuelve difícil……” – rasco su nuca algo cansado.
Sin previo aviso, levanto el cuerpo de Maylea en sus brazos, la servidumbre veía desconcertados su acción.
- Nicolette lleva como loca buscándola, la llevare con su madre. –
Inclino su cabeza, aun Sebastián permanecía tirado en el suelo, miraba a Maylea tan determinadamente; no estaba de más ver la incomodidad en el rostro de la niña que cargaba en brazos.
- Me retiro su Alteza…… -
Dándole la espalda, salió lo más rápido posible del lugar.
Maylea aun podía mirar el rostro de Sebastián con una sonrisa ladina, fue espeluznante de ver, el toque siniestro y lunático de su rostro, jamás lo había visto de esa manera.
- “¿Qué trae en manos?” –
Las comisuras de sus dedos, se sujetaron más de Abaddon que aun cargaba con su cuerpo, el mayor se percató de su acción y la miro de nuevo.
La niña tenía el rostro despavorido y podía sentir el pequeño corazón palpitante.
- Cuando necesites salir, ven a informarme. –
- …….. –
- No tengas miedo, puedes venir a mi cuarto y con gusto te llevare a donde desees si es que no te sientes segura en el Palacio. –
- Puede hacer eso por mi Joven Abaddon. –
- No me digas Joven Abaddon. –
- Pero, pero. –
- Tu madre es como una madre para mí y mis padres la aprecian tanto…… Puedes llamarme solo Abaddon. –
- ………. –
- Pero, no te sientas presionada, si es más cómodo Joven puedo permitirlo. –
- Gracias. –
Siguieron su camino en silencio, de vez en cuando Maylea miraba el rostro reflexivo de Abaddon.
- “De verdad jamás lo eh visto reír……. Lo poco que lo vi puedo recordar, era un rostro un poco más flexible, ahora parece de concreto” –
Abaddon era alguien bastante reservado a pesar de tener padres lo bastante sociales, miraba y comparaba y lo único que Rai y Abaddon tenían en común era su cabello y esos ojos, esos ojos tan misteriosos y blancos, cristalinos se podrían decir.
- ¿Tengo algo en el rostro? –
Sobresalto cuando Abaddon le pregunto, se había quedado tanto tiempo mirándolo, que Abaddon pudo sentir su pesada mirada.
- Si, si, si ¡Si! –
- ¿Qué es? –
- Un, u, na, ¡Una pelusa! –
Con su mano sacudió un poco sin exagerar, el cabello oscuro de Abaddon.
- ¿Se fue? –
- ¡Si! –
- Gracias. –
Era bueno que Abaddon no preguntara más, decidido dejar la conversación y se quedaron en silencio.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 71 Episodes
Comments
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Será Abbalon su destino de Mayo, o vendrá alguien más a sacarla de ese estupor que se encuentra....
2022-12-15
3
Sara Chiummiento
cuando vas a actualizar porfi estamos esperando sí es posible maratón 😊😊
2022-11-21
3
Mariela Gonzalez
esta super tu novela
2022-11-17
2