Al anochecer toda la mansión quedo en completo silencio, dentro de una habitación la rubia acomodaba un peluche de color lila en el sillón, tomo el juguete con bastante delicadeza como si se fuera a romper.
Del otro lado de la habitación, May la miraba con total extrañeza, cuando el peluche fue entregado, Celeste saltaba de alegría, a diferencia de ahora que se veía preocupada.
- ¿No te gusto? –
- Para nada, no es aquello hermana, pero……. ¿Esta bien que lo tome? – sus ojos se abrieron con sorpresa.
- Te lo ha regalado, es por que le agradas a la Duquesa. –
- Hermana, pero se ve tan fino, es precioso y adorable ¿Cómo podría conservarlo? –
Soltó una pequeña risa, ver sus ojos llenos de preocupación era una cosa adorable, Celeste era la primera vez que recibía algo tan precioso y costo, vivía con el temor de arruinarlo.
- No será de esa forma, parece ser resistente. –
- ¿Lo es? –
- Si, ahora tómalo y abrazo antes de que llore. –
- Jamás. – con sus brazos apretó el peluche que doblaba su estatura.
Conforme con su respuesta, volvió su mirada al libro que tenía en manos, había tenido ya tres pláticas con el Duque estaba a nada de la llegada de la Marquesa Nicolette y significaba que se debía despedir de los chicos.
<< Hace 3 días, en la Biblioteca >>
- Mi pedido es…. Por favor cuide de Celeste, la hermana Lucia y el hermano Damián. – hizo una reverencia. – Por favor Duque al menos puede reubicarlos en un mejor lugar, con eso me conformaría. –
¡Silencio!
- JA, JA, JA, JA…… -
¿Qué chiste había hecho?
Rai estaba soltando carcajadas, con una mano sujetaba su estómago y con la otra mano limpiaba sus lágrimas.
- Pensé que sería más difícil. –
- …….. –
- Dudo que mi esposa sea capaz de dejarlas ir a la pequeña Celeste y la Señorita Lucia. –
- ….. –
- Y sobre el joven Damián, tiene potencial de caballero. –
- Entonces…. –
- Protegerlos con mi poder. –
- …….. –
- No será un problema, además tienes demasiada relación con ellos si la Emperatriz o los nobles se enteran, claro que irán por ellos como supuestos sospechosos. –
- Por favor cuídelos. –
Rai asintió, conversaron por un largo rato.
Rai tratando de animarla con las ventajas que tendría estar en ese territorio; no se sentía triste, no era la verdadera May ella solo había tomado su cuerpo y nada más, no sabía cómo era su relación con los chicos le caían bien y todo lo demás, pero sus sentimientos seguían ahí y estaban mezclados con los de May.
<< Presente >>
- Debería decirles ahora mismo. –
Caminaba por los pasillos con libros en mano, mañana por la tarde volvería a ver el rostro de la Marquesa y después de una plática seria llevada a su territorio, pensaba como debía decirle a la hermana Lucia que ella se iría a otro lugar, no quería preocuparla después de los acontecimientos de las noches pasadas.
- Será mejor hoy mismo. –
Abrió la puerta, entro a la biblioteca que como siempre era el lugar más vacío de la mansión, noto el pequeño cambio del lugar que se veía un poco más resplandeciente y el aroma de flores se esparcía por el alrededor.
- ¿Limpiaron el lugar? –
Acomodo los libros en los estantes y camino por los pasillos en busca de otros más, se detuvo en seco cuando escucho un ruido que provenía de uno de los pasillos, acaso era una rata la que merodeaba los lugares, avanzo de puntas tratando de no hacer algún ruido, si era una rata lo más seguro era que saltaría y temía que cayera en su cara; frente a ella no estaba una rata como lo esperaba, era el rostro dormido de Abaddon que había dejado caer el libro.
Abaddon estaba sentado en el piso, mientras su espalda se recargaba en la pared, a su alrededor había varios libros tirados; vino con la intención de leer, pero después de unos momentos cayo en un profundo sueño por el cansancio.
Despacio, tomo cada libro y trato de acomodarlos haciendo el ruido menos posible, tuvo que acercarse un poco más a donde yacía Abaddon dormido para tomar un libro.
- Solo un poco. – susurro para ella misma.
Su mano atrapo el libro que estaba en el rincón, soltó un suspiro de satisfacción.
Alzo su mirada para encontrarse con los ojos de Abaddon quien ya estaba despierto y la miraba tranquilamente, se ruborizo en el momento que sus ojos chocaron con los preciosos ojos de color blanco, destellaban un brillo único y su blanca piel le hacía recordar el viejo apodo que las personas le daba
“Chupa sangre”
Decían la apariencia de esos seres, que los libros contaban.
- Estas pisando mi pie. – murmuro.
May bajo la mirada encontrándose con su pie apachurrando el de Abaddon avergonzada salto del lugar.
- Lo, lo lamento Duque. – agacho la cabeza.
- Tranquila no pasa nada, fue mi culpa estaba dormido. –
- No, no, no se equivoca yo lo interrumpí. –
- Solo estabas acomodando los libros no es nada. –
- ……. –
¡Silencio!
Ninguno fue capaz de poder alguna palabra.
Sus bocas se quedaron calladas, en especial la suya, estaba tan avergonzada que no se atrevía a compartir una mirada con Abaddon, que seguía sentado con un rostro neutro.
- Mi madre me dijo que te gusta este lugar. – tomo la palabra Abaddon.
- Es bastante grande. – respondió.
- Nadie viene a este lugar. –
- Es lo que me conto el Duque Rai. –
- Cuando termine de leer los libros deje de venir. –
- ¿Usted los leyó todos? – dijo asombrada.
- Así es. –
- Vaya yo no serio capaz. – mintió nuevamente.
La mayoría de los libros que estaban en el lugar ya los había leído y solo tomaba los que jamás logro leer en su vida pasada.
- Mmm bueno, hay algunos bastantes buenos. –
- ¿Cuáles son para usted los mejores? –
Abaddon pensó por un momento, se levantó del piso sacudiendo su ropa, camino por los estantes y regreso a May con unos cuantos libros en mano. Acerco su mano a May dando a entender que la ayudaría a levantarse.
Lo pensó un momento y después de unos segundos; temblorosa tomo la mano de Abaddon un corriente de electricidad paso por todo su brazo, se sentía tan cómodo tomarlo de la mano.
- Siéntate aquí. –
Obediente tomo asiento al lado de Abaddon; el chico comenzó a enseñar cada uno de los libros que había tomado, sus ojos se abrieron llenos de sorpresa y si respiración se detuvo. Cada libro que estaba ahí era su favorito de la vida pasada.
- Estos libros son mis favoritos y son los esenciales como señor de una tierra y caballero. –
- ……. –
- A mí me encantan desde que era niño. – Abaddon se ruborizo.
- Alguna vez, alguien se lo recomendó. –
- Bueno…. quizás algo por el estilo. –
- …… -
- Puedes leerlos si gustas. –
May entrego una cálida sonrisa, aunque ya los había leído los tomo tan delicadamente en sus manos eran recuerdos bastantes bonitos y que Abaddon fuera quien los trago le causó conmoción.
- Yo los leeré y le daré mi opinión. –
- Si, lo esperare con ansias. –
La incomodidad se fue y ambos comenzaron a hablar sobre el libro de hace unos momentos, May se sentía cómoda a su lado, en su vida anterior lo recordaba como un pequeño hermano que siempre estaba a lado de Sebastián.
[Palacio Imperial]
- Sebastián abre la puerta. – golpeteo la puerta.
- ……….. –
- ¡Sebastián! -
Grito Orla del otro lado, se encontraba parada llena de furia en la puerta de la habitación de Sebastián, se estaba jodiendo la vida y no solo le afectaba a él también a todo el Palacio.
El día que llego de la guerra, tenia que tomar ese mismo día las riendas del Palacio, pero una vez que llego no salió de su habitación.
- ¡Abre esa maldita puerta! – exclamo.
El mayordomo tomo las llaves para abrir la puerta, pero no logró abrirla; del otro lado Sebastián puso un mueble para cerrar el paso.
- ¡Maldición! – exclamo. – Traigan a los guardias y si es posible rompan la maldita puerta ahora. –
Acataron las órdenes y cuatro guardias ya estaban en el lugar, comenzaron romper la puerta dejando ver el mueble que cubría el interior de la habitación y de un solo golpe el mueble cayo dejando libre el paso a la Emperatriz que sin pensarlo dos veces entro.
- ¡Ya no eres un niño Sebastián! –
- ……… -
Sebastián estaba tirado en el piso abrazando sus propios pies, temblaba y su mirada estaba perdida.
- Vamos Se…… -
Un olor llegó a las fosas de la Emperatriz, giro su vista para encontrarse en su radar con una caja en una esquina de la habitación.
- Llévense eso. – ordeno.
Orla con ayuda de los guardias, levantaron a Sebastián, lo arrastraron hasta su cama, algunas criadas ya venían con toallas y agua.
- Ya estoy vieja mi niño, no puedes hacerle esto a la abuela. –
Tomo su rostro y lo limpio.
- Yo no quería abuela, yo debí salvarla. –
Orla detuvo sus movimientos, su mirada se tensó al escucharlo hablar por fin.
- No tenía otra opción, Sebastián. –
- Debí buscarla entonces. –
- Entonces más gente hubiera muerte. –
- ¡Ella no es una asesina! – grito dejando a todos impactados.
¡Silencio!
- Salgan todos. –
Orla no dijo más, espero a que todos salieran, espero que el sonido de puerta siendo cerrada se escuchara.
- Jamás dije que lo fuera. –
- Te escuchas así. -
Sebastián se levantó nuevamente de la cama, comenzó a dar vueltas por toda la habitación.
- Ella será recordada como una bruja. –
- …… -
- ¡Jamás lo fue! –
Sebastián tiro algunos objetos de una mesa que estaba cerca de él.
- ¡Ella era una hechicera que quería cambiar al mundo para bien! – exclamo. – ¡Debí protegerla, yo, yo debí estar más cerca y darme cuenta de lo que estaba pasando! –
- No era tu responsabilidad. –
- Ella era como mi hermana. –
- ¡Entonces debiste aclarar eso, desde un principio! –
La Emperatriz se levantó dándole cara a Sebastián, quien estaba más que enojado, los fulminantes ojos de la Emperatriz lo atravesaban.
- Debiste decir eso desde un principio. –
- …… -
- Ella te lo dijo, te mostro sus sentimientos y tu solo o tomaste a la ligera. –
- Yo……. –
- Nada de ti, si realmente hubieras pensado en ella dirías la verdad, sin embargo, solo pensaste en ti y Roxana. –
Orla salió de la habitación dejando a Sebastián en shock, realmente había sido tan estúpido y solo pensó en su felicidad con Roxana y no en Anastasia.
Tomo los sentimientos de Anastasia a la ligera y no les había tomado tanta importancia, jamás pensó que ocasionaría todo esto.
- De verdad…. – tomo su rostro. – De verdad fui un imbécil. –
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Comments
La Fresa😈💋💋
woooouuuuu ...... Revelación impactante /Scare//Scare//Scare//Scare//Scare//Scare//Scare//Scare//Scare//Scare/
2024-02-12
1
Jehiel Ortiz Cruz
Me parece que imbécil es poco, te mereces un lujo mayor insulto , pero por ahora lo dejaremos así.
2024-02-11
3
Mónica Aulet
Realmente si fue un idiota y debería de limpiar el nombre de Anastasia en honor al amor que ella le tenia. No tiene validez como hombre, fue egoísta y no se merece ser feliz.
2023-09-26
1