CAPITULO 18. -

Lo que cualquier mujer inteligente pensaría en esta situación, seria salir del lugar pidiendo disculpas.

- “¿Inteligente?....... Son cobardes” –

Era la madre de la futura Emperatriz del Imperio, ella también estaría en la línea de sangre Imperial, ya no serían una sangre baja para su título, podía sentir como su orgullo iba incrementando.

- Soy la madre de Roxana. –

- Lo ha dicho……. Madre de Roxana, si desea entrometerse en algo del Palacio será solo por su hija y nada más. –

- ……. –

Su rostro se transformaba en un tomate, que necesidad el querer pelear con esas mujeres, no les iba a ganar ni con poderes.

- Lamento mi comportamiento. – Regina inclino su cabeza, no era por el respeto que les tenia, fácilmente era su vergüenza al ser denigrada por su sangre.

- Es tarde para quedarse. – tomo la palabra Orla.

- …….. –

- Hora de volver a casa. –

- Pero, pero su Majestad, mi hija necesita ayuda. –

- Para eso me tiene a mí. –

Evren se entrometió en la conversación, la arrogancia con la que la miraba causaba escalofríos, la Princesa eterna del Imperio, era bastante ruda, bastaba con solo mirarla y causaba cosquillas por todo tu cuerpo.

- Yo, yo…. –

- Tenga un buen viaje. –

Regina miro de nuevo a su hija, con aquella mirada de víctima, esperaba que la ayudara, pero Roxana desvió su mirada lejos de su madre; ella tampoco estaba segura de su poder, no se sentía capaz de enfrentar el rostro inexpresivo de la Abuela Orla.

- Disfruten su té. –

Corrió fuera de la habitación; algún día esas mujeres se la pagarían, tendría que esperar a que Roxana tuviera la corona en su cabeza.

No hubiera invertido tanto, solo para que su hija se quedara callada, era tonta, pero sabía que Roxana y su corazón pediría su ayuda tarde o temprano.

- Madre hizo tanto por ti……. No sacrifique todo para que te quedes como la estúpida de Orla, solo tu y solo tú serás la única mujer que Sebastián amara por toda la eternidad. –

Todo lo que había hecho, era para que Roxana no viviera todo lo que ella sufrió; casarse con un hombre de título, pero a punto de la quiebra.

Un alma por otra alma, por un final brillante.

**

Orla estaba perpleja con la entrada inesperada de Ileana, la mujer que tanto tiempo pierdo su ubicación, volvía como si nada a poner un pie en el palacio.

- ¿Cómo ha estado su Majestad? –

- Peores que un cerdo. –

- Lamento escucharlo. –

- ……… -

¿Qué estaba pasando? ¿Cómo termino en ese lugar?

Debió haber salido junto con su madre, pero que tonta fue, terminado quedándose junto a las tres mujeres.

- “¿Qué hace Ileana?....... La concubina del padre Sebastián, pensé que jamás pondría un pie de nuevo en el Imperio” –

Sebastián la busco por años, tratando de dar con su paradero, pero jamás lo consiguió, se había vuelto su principal plan de todo lo que había hecho para llegar al trono.

Nunca entendió el por qué le decía, que Ileana era un obstáculo en su camino.

- “Al menos está el joven Abaddon, no será tan sofocante” –

Abaddon estaba en el lugar, no sabía que el también estuviera involucrado, pero su paz fue tranquilizante.

- La Señora Ileana, después de tanto lo aceptara. –

- Necesita mi ayuda, no es así, su Majestad. –

- ……… Que segura Señora Ileana. –

- No lo soy, pero si no me necesita, puedo abandonar el Imperio hoy por la noche. –

- …….. –

Para ser una mujer que se convirtió en una concubina, fue la más inteligente de todas.

Todo lo que hizo, no fue por poder, fue para sobrevivir; ganándose el favor de la gente, era como la Emperatriz que todos hubieran querido tener.

- Por ahora es mejor que la Señora Ileana se quede. –

- Como ordene su Majestad. –

- No es mi orden, apuesto mi alma, a que todo esto lo haces por mi linda Evren. –

- No le mentiré…… -

Sincera, ante todo.

- Disculpe Majestad. – con voz débil, Roxana llamo.

- ¿Sí? –

- ¿Qué hará la Señora Ileana? –

- Oh, lo que tu madre no sabrá hacer en toda su vida. –

- …….. –

- Roxana te seré sincera. –

Orla suspiro pesadamente, mirar a Roxana era un problema, era rostro tan inocente que las palabras que le diría serian un golpe directo para ella.

- No tienes madera para ser Emperatriz. –

- ……. –

- Los nobles no confían en que tu harás un buen trabajo y la mujer que se supone que te crio todo este tiempo, es alguien que no tiene buena posición, tu madre no servirá de nada. –

- ……. –

- Ileana hará algo, vivimos en un lugar donde las mujeres no solemos ser de mucha ayuda, si hacemos algo malo o nuestras acciones no acatan el reglamento dictado por un hombre, será un problema……… Sin embargo, hay mujeres que la rompen y el mundo no diría nada. –

- La Marquesa. –

- La Marquesa Ileana a pesar de todo lo que paso, es una mujer bastante influyente. –

- ……. –

- Tomará el título de Madre de Sebastián. –

¡Imposible!

Aquellos que se quedaban parados escuchando el comentario, con sus ojos tan abiertos como platos, quedaron en shock cuando Orla lo dijo con sus propias palabras, debió haber perdido la cabeza, para llegar a tal extremo, donde su mente no fuera consciente de lo que decía.

- Como, como, pero Sebastián. –

- Sebastián no puede hacer nada. –

- Será Emperador, pero sabe perfectamente en cualquier momento será destronado. –

- Pero ¿Quién? –

- Lo sabremos con el tiempo. –

Era Abaddon, no había otra persona que tomara el trono, era el joven a su lado que podía ponerse la corono y todos los nobles le darían su apoyo.

- Su Majestad, puedo yo…… -

- Y Ileana será quien este a cargo de tu educación a partir de hoy. –

Orla se levantó del lugar, estaba a punto de dejarla sola con Evren, Nicolette y Ileana.

- Buena suerte Ileana. –

- …… Si Majestad. –

La Emperatriz abuela dejo a Roxana a su suerte, junto a los cuatro, era un conejo entre carnívoros, que la acechaban.

- Niña. –

Ileana la llamo.

- Te comerán viva, tenlo por seguro. – bebió tranquilamente su té.

El rostro de Roxana se palideció cuando escucho su comentario, estaba cien por ciento de acuerdo con lo que decía Ileana, de hecho, con todas las personas que decían que no tenía madera de Emperatriz, tenía un corazón blando y eso no sería de mucha ayuda.

Debes velar por tu gente, pero tener la postura recta y segura de una Emperatriz, no siempre tu corazón haría buenas elecciones.

- Deberás empezar desde ahora. –

- Si Señora. –

- Dime Ileana. –

- Pero, pero, pero…… -

- No soy tan vieja, sabes ¿Cuántos años tienes? –

- 18 años su excelencia. –

¡Crack!

El sonido de la taza los puso en alerta, quedaron un poco tranquilos al ver que era Ileana quien había tirado el objeto de sus manos, si no fuera por su cara que estaba estupefacta.

- Ileana. – llamo Evren. – ¿Paso algo? –

- Ella de verdad tiene 18 años. –

- ……. –

Lo había olvidado, su pasado bastante doloroso, retorcido.

- ¿Está bien? – pregunto con una voz preocupada Roxana.

- Si, solo quede un poco impactada por tu edad. –

- ¿Lo estas? -

- Creí que tenia 22 años, recordaba escucharlo. –

- No, no se ha equivocado, tengo la misma edad que Abaddon. –

Los nudillos de Ileana se tensaron.

- ¿Te casaras con alguien que es 10 años mayor que tú? –

Era algo bastante incomodo, Sebastián que apenas cumplía los 28 años de edad, se casaría con una joven de tan solo 18 años.

Roxana era consiente, pero amaba a Sebastián.

- “Incluso Anastasia, no le gusto, pensaba que era por los celos, pero realmente nuestras edades tienen bastante diferencia” –

Era un tema complicado, cuando conoció a Sebastián el cumplía recién los 15 años de edad, ella tenia tan solo 5 años cuando lo conoció; antes de su llegada Anastasia y Sebastián eran bastante unidos.

- “Me han cuidado desde entonces” –

Como hermanos, pero al crecer no pensaba que llegaría a ver a Sebastián más que un hermano.

- Si su excelencia. –

- ………. –

- Ahhh, quien soy yo para opinar, total fue tu decisión. –

- …….. –

- Que te parece un respiro Ileana. – sugirió Evren.

No solo era Ileana, Nicolette que se mantenía callada tenía un rostro bastante pálido, ninguna de las dos conocía la edad de la futura esposa de Sebastián.

- Es lo mejor madre, llevare a Roxana a su habitación, pueden quedarse un momento. –

Abaddon dio el primero paso; la tensión se sentía pesada.

- Retomemos la charla después. –

- ……. –

Ileana asintió, sus fuerzas estaban lejos de su cuerpo.

Esperaron que Abaddon dejara el lugar, al igual que la multitud salieron sin decir más.

¡…….!

Su cuerpo temblaba.

- Como, como…… Puede atreverse ese ser a decir que será mejor que su padre. –

Nicolette estallo.

- Es igual a todos ellos, esos cerdos. –

Sus dientes rechinaron, el chico que dijo alguna vez que sería mejor que todos sus ancestros, le causaba repugnancia.

- Nadie la detuvo y fue su madre quien la empujo. –

- Pensé que tenía 22 años. – hablo Nicolette.

Anastasia que la conoció en sus días de aprendiz, tenía 22 años, siempre enfocada en su trabajo que jamás hablaron de su vida privada, sabía que era la mejor amiga de Roxana, por ende, pensaba que su edad era la misma.

Pero, más que su mejor amiga, era su pequeña hermana.

- Que tonta fui, para hacer una suposición. –

- Y qué crees que yo siento. – hablo Ileana. – Es una niña, la tomara como mujer. –

- Evren, porque no los dijiste antes……. –

Estaba siendo regañada por las Marquesas, sus ojos irradiaban enojo total.

- ¡Lo olvide de acuerdo! – Evren se levantó enojada de su asiento. – Disculpa no sabía cómo decirlo, cuando me entere de su amorío, la gran Anastasia estallo y entro en guerra con el Imperio; pensaba que era una broma, mi esposo estaba en guerra, yo estaba con los comerciantes en los mares, mi hijo era un chico que tuvo que crecer……. Tenía que salvarla. –

- A ¿Quién? –

Nicolette se paró al frente de ella, llena de rabia.

- ¡Anastasia! –

- ……. –

- Rain mi esposo, Abaddon mi hijo……. ¡La querían salvar! –

- ¡Y Roxana! –

- ¡Como querían que lo hiciera! ¡Su madre la llenaba de cosas! –

- ……. –

- ¡Es culpa de Regina hacer madurar a una niña bastante rápido! –

- ……… -

- No sabía que hacer por Roxana, era una niña que lo tenía todo, pero Anastasia. –

- ¡Anastasia! ¡Anastasia! ¡ELLA QUE! –

- Era la preciosa flor de Orla…… -

Por primera vez, llamo a su madre por su nombre, quien odiaba con todo su corazón; no quería aceptarlo, pero la odiaba a mas no poder.

Porque era su culpa, al permitir que su padre y hermano cometieran tales atrocidades.

- Orla, la amaba tanto como a una hija, la amaba incluso más que a mi…… Lo mismo que contigo Ileana, mi madre las adoraba. –

- …… -

- Por eso debía salvarla, cuando mi madre se enteró de lo que Sebastián le hizo a Anastasia lo abofeteo hasta que sus lágrimas acabaron…… A mi hijo también lo abofeteo, hasta mas no poder. –

- ¿Por qué tu hijo? – pregunto Nicolette, que al igual que Ileana tenían el rostro húmedo y los ojos hinchados.

- Mi, mi, mi hijo fue quien quemo el cuerpo de Anastasia. –

Abaddon le dijo a su madre.

Orla quien quería buscar el cuerpo de Anastasia, pregunto por él, pero los guardias le dijeron que ese trabajo se le había entregado a Abaddon.

Cuando le pregunto lo que había hecho por órdenes de Sebastián, casi lo mata a golpes.

- Tuve que encargarme de todo, solo fueron piezas. –

- ……… -

- Acepto. –

- ……. –

Ileana robo la atención, se limpió las lágrimas y dejo que su voz se calmara.

- Odio a todos los hombres que tengan que ver con la familia Imperial……. A excepción de tu hijo Evren, por eso mismo me hare cargo del trabajo, no como madre, como mano derecha de Orla. –

- ……. –

- Los odiare. –

- ……… -

Perdió su vida, su inocencia.

Maduro tan rápido que todo se volvió traumático.

La primera vez que entro al Palacio como concubina, tenía tan solo 12 años, con solo 12 años, tuvo que hacer lo que una mujer adulta debía hacer.

Parir hijos para el Emperador.

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