Fue solo una semana, el tiempo parecía querer avanzar mucho más rápido a lo normal, dejándola con poco preparado.
Seria esta noche, la gran fuga para salir del orfanato, hoy era.
“El gran día de la subasta”
Los compradores asistirán con máscaras para esconder su identidad, escogerían entre los jóvenes a sus esclavos y la seguridad del lugar, se enfocaría solo en los mayores, dejando a los niños con llave en la habitación.
- Hoy es el día. –
Se encontraba sentada de nuevo en el pastizal del patio trasero, observando el atardecer; husmeo toda la semana entre los adultos para recopilar información sobre lo que pasaría para poder idear un plan perfecto.
Que gran cansancio no ser vista, si alguien la hubiera descubierto no quería imaginarse el castigo.
- Entonces ¿Cuál es el plan? –
- ¡Mierda! – salto de su lugar.
Dio un chillido al ser tomada por sorpresa por la voz masculina, Damián se sentó a su lado sin permiso, lanzo una manzana a sus manos.
- De ¿Qué plan hablas? – balbuceo.
- No te hagas May, te estuve mirando todo este tiempo, algo tramas. –
- ¿Qué clase de acosar eres? –
Su ceño se frunció, mostro su disgusto hacia Damián.
- ¿Que? No, no para nada. – negó con las manos. – Es difícil no tomarte importancia cuando estas tramando algo. –
- Bueno, no es incumbencia del hermano saberlo. –
Desvió su mirada ignorando al chico.
- Entonces si vas a huir. –
- Yo, yo ah…… - sus nervios la hicieron tartamudear, era difícil engañar a Damián.
Vencida dejo de defenderse, al ver el rostro ladino de Damián.
- Entonces……. ¿Cuál es el plan? –
- El plan…… -
- Huiras con Celeste, no puedo sentado mirando como huyen, no puedo quedarme solo…… A ¿Quién le hare bromas? –
- Mi plan, mi plan, serás la carnada y te lanzare a los perros. –
Damián rio, al ver su puchero formado.
- Vamos May, estoy bromeando, sabes que nunca dejaría a Celeste o a ti solas en el mundo, además……. Le prometí a la hermana Lucia que las protegería. –
Damián se puso ruborizo con un tomate, al decir con sinceridad sus palabras.
- “Tipo te jodere un rato” –
- Oh la hermana Lucia te lo pido que buen caballero. –
- Vamos no te burles. – dijo titubeando.
- El hermano es tan buen hombre le diré a la hermana para que te premie. –
- No te atrevería. –
May estallo en risas al ver el puchero de Damián.
- “Tan adorable”. -
- Jamás lo haría no te enojes. –
- Entonces no juegues. –
Oh mira quien lo decía, el tipo que le gusta jugar bromas pesadas.
- El hermano es difícil de entender, tendré que vivir con eso el resto de mi vida. – suspiro.
Lo que dijo, hizo que el semblante de Damián, dejara de verse molesto, un brillo se colocó en sus ojos verdes.
- Es bueno saberlo, este difícil hombre cuidara de ti pequeña. –
- Que cosas dices. – río. – Puf, solo tenemos 2 años de diferencia. –
Volvieron a discutir, su discusión no llego más lejos después de unas carcajadas.
**
Al caer la noche, el movimiento en el orfanato era más de lo habitual, dentro de la habitación podían mirar las luces y los pasos de las personas que corrían de un lado a otro.
La noche concluía con lo habitual, la rutina de todos los días, los mayores acomodaban a los pequeños en sus respectivos lugares, sin embargo, esto se sentía diferente.
Cuando todos los pequeños se quedarán dormidos, los jóvenes serian sacados en total silencio, hombres y mujeres sujetaban a los pequeños que temblaban en sus brazos.
El tiempo avanzo mucho más rápido, uno por uno era sacado, los jóvenes hacían el mínimo de ruido para no despertarlos, aunque en su interior querían gritar.
Lucia era la más tranquila del grupo ya casi le tocaba salir de la habitación, se mantenía cerca de dos cuerpos que dormían en el frio suelo su mano acariciaba la nuca de la rubia.
Miro por última vez a May y Celeste, su labio fue a dar en la cabeza de cada una dándoles las buenas noches.
- Cuida de Celeste por favor. – susurro al oído de May.
Su cuerpo temblaba, podía sentir el otro cuerpo que estaba igual o peor; quería llorar al pensar lo que les esperaba a todos ellos.
- Tranquila, solo respira. – apretó su pecho que dolía.
El miedo de que la atraparan y la golpearan, no poseía aun magia y no sabía si en esta vida tendría y debía escapar solo con su inteligencia.
Gateo hasta el cuerpo de Damián para sacudirlo el reacciono al instante, ambos fingieron dormir excepto Celeste que si se había quedado dormida cuando ella misma había dicho que sería la primera en levantarse.
- Celeste despierta. –
Damián jaloneo suavemente a la rubia quien se quejaba.
- Solo un poco más hermano mayor. – balbuceo. – El sol aun no despierta. –
Celeste volvió a roncar, Damián quería soltarle un golpe, pero solo pudo quejarse.
- Si no te despiertas me comeré tus galletas. –
Celeste se tallo sus ojos tratando de normalizar su visión, aun veía borroso, se levantó sin preguntar y tomo la mano de Damián quien se la ofreció y sin queja alguna lo siguió.
- Celeste. – hablo May.
- Mmm. –
- No hagas ningún ruido de acuerdo. –
Asintió aun soñolienta.
Los dos mayores se miraron y sacudieron su cabeza, Damián se puso enfrente a ambas abriendo lentamente la manija de la puerta intentando hacer el menos ruido posible cuando estuvo lo suficiente abierta para que sus cuerpos pasaran, avanzaron gateando, atravesando el salón principal.
<< 3 Horas Antes >>
- ¿Quieres pasar por el salón principal? – dijo seriamente Damián.
- Si. –
- Como puedes al menos pensar en eso no quieres huir o más bien morir. – exclamo enojado. – Nos asesinaran. -
- Hermano es la única forma de llegar a la habitación de limpieza, será la única forma de salir, son tan estúpidos que la zona no tendrá ningún guardia, su prioridad será la puerta principal y la cocina y los pasillos estarán vigilados, excepto el que lleva al salón. –
- ¿Como sabes eso? –
- Escuche al jefe de cocina hablar con las criadas de la limpieza. –
- Moriremos. – suspiro.
- No si pasamos por el espacio oscuro. –
- El lugar donde se esconde Celeste cuando jugamos. –
- Exacto la luz no da en el lugar, será muy buen camuflaje. –
Damián seguía dudando, pero esta era una oportunidad y la niña que siempre temblaba y era consolada por Celeste o Lucia estaba completamente cambiada.
- Siempre pensé que sería yo quien te sacara. –
- ….. –
- Pero ahora será al revés. – sonrió tranquilamente. – De acuerdo hagámoslo. –
<< Volviendo al Presente >>
- Andando. –
Cuando Damián se dio cuenta de que los guardias habían cambiado del lugar dio la señal y avanzo arrastrándose como una oruga en el frio suelo, detrás suyo ambas niñas seguían sus pasos, Celeste siendo una niña su curiosidad la tentaba a mirar de donde venían los gritos, pero recordaba las palabras de Damián.
- “No importa lo que escuches no mires”. –
Mantuvo su mirada fija en Damián, pero la voz del hombre que anuncio el nombre Lucia la hizo mira.
- Una hermosa damisela para un buen hombre ¿Cuánto ofrecen? Comencemos. –
Lucia estaba en el centro donde los hombres le daban miradas perversas relamiendo sus labios, temblaba y las ganas de llorar no le faltaban sabía que si lloraba seria azotada por una de las mujeres.
- 15, 000 de oro. – comenzó un hombre.
- 25. – dijo otro.
- 40. –
- 52. –
- 95. –
Fue la última apuesta.
- Alguien ofrece más. –
Hubo un silencio.
Por otro lado, Celeste se había quedado congelada no avanzaba de su lugar y se había puesto dura, que el forcejeo de Damián no la movía para nada.
“200”
Un hombre viejo dijo la cantidad dejando a todos en silencio, la campana sonó dando por terminada la compra y comenzando con una nueva. Lucia miro al hombre y la valentía se había ido, comenzó a gritar y forcejear con los hombres que la llevaban a quien sabe dónde.
- ¡No quiero! – grito. – ¡Por favor! ¡No quiero! –
Sus gritos desesperados llegaron a los oídos de Celeste que estaba asustada no terminaba de entender que estaba pasando, pero ver a Lucia tan asustada le daban ganas de llorar, un hombre se acercó a Lucia para soltar un golpe en su rostro.
Asuntado a Celeste quien grito.
- “Estamos muertos” -
Fue lo que los dos chicos pensaron, cuando las personas voltearon a verlos, ninguno podía mover un musculo temblaban porque sabían lo que les esperaba, Lucia los miraba atónita quien se encontraba en el piso.
Los hombres se acercaron a los tres y los tomaron de la fuerza, forcejeaban y gritaban todos incluso los adolescentes los miraban sorprendidos y sin poder creer que iban a escapar. Los tres cayeron cerca de los pies de Lady Camelia como todos la llamaban, la dueña del orfanato.
- Ratas. – dijo enojada. – ¡Así es como me agradecen! –
En su mano sostenía una vara con la que iba a golpearlos, Damián se puso enfrente de ellas, cubriendo el cuerpo de ambas mientras era azotado por la mujer, los gritos desesperados de Celeste salían sin parar, May trataba de calmarla si no ellas serian golpeadas más fuerte.
- ¡Calla a esa rata! – grito la mujer.
Camelia se acercó con la vara en manos, cubrió el cuerpo de Celeste para evitar ser dañada; Damián estaba inconsciente lleno de sangre.
Camelia se aproximó llena de rabia, sus intenciones de golpearlas al asustaron.
- ¡Basta! –
El grito de May hizo que las copas y los objetos se rompieran, todos habían quedado impactados en el momento en que sus cuerpos quedaron inmóviles, la risa de Camelia salió tan exagerada al entender de que trataba.
- Quien diría que una bastarda como tu estuviera en mi orfanato. –
May alzo su rostro para chocar con la penetrante mirada de Camelia, ella tampoco se podía creer que había pasado.
- Una hechicera. – dijo con vigor Camelia.
Su cuerpo se congelo, ella había rencarnado con magia y podía usarla, sin embargo, aún tenía un cuerpo débil y poco cuidado usar magia en este momento la mataría.
- Una mina de oro. –
Levanto a la chica y tomo de su rostro que aún seguía temblando, ya no era el miedo también había perdido fuerzas con solo romper unas cosas.
- Y aparte bonita. –
Dijo perversa la mujer, la jalo del brazo y la paro enfrente de las personas que la miraban sorprendidos, Camelia tomo lugar al lado de ella para hablar.
- Damas y caballeros hoy es su día de suerte con ustedes una hechicera. – señalo con una sonrisa a May. – Solo por hoy les venderé a esta preciosa señorita. –
Ahora todos los presentes las miraban con sus ojos lujuriosos, sus rostros llenos de perversión la asustaban y quería llorar, su plan había fracasado.
- 100, 000 de oro. – dijo un hombre.
- 123,000. – dijo otro hombre.
- 200. –
- 300. –
Todos estaban eufóricos, tanto los vendedores como compradores, era la primera vez que el orfanato recibía tan grandes cantidades. May era el pez gordo de Camelia.
- Un millón de oro. –
Todos se quedaron en silencio mirando al hombre que tenía una capucha y una máscara que cubría la mitad de su rostro.
- Señor un millón de monedad de oro. – dijo asombrada. – ¿Tiene esa cantidad? –
El hombre le dio una sonrisa de media luna cuando escucho sus palabras, rio dejando a todos desconcertados.
- Señora. –
- Señorita para usted Señor. – dijo ofendida.
- Madame. – dijo nuevamente sonriendo. – En qué momento dije monedas. –
Miraron confundidos al hombre quien trono sus dedos y los hombres detrás de él lanzaron bolsas delante de Camelia quien se hinco al piso llena de alegría.
- Un millón de barras de oro y 2% de las minas de rubís del imperio. –
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Updated 71 Episodes
Comments
Eglee Colina
esa celeste yo la ahorcó 😡😡😡pobre Damian
2024-07-05
0
Ry To VI
que vida tan fea y todavia hay niños viviendo asi, sin esperanzas
2023-07-16
4
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Les salió Muy mal su escape pobres
2022-12-15
1