CAPITULO 6. –

- Duerme, duerme preciosa hada, el bosque de los sueños te cubrirá, la luna iluminara tu oscuridad, bajo el roble las hadas danzaran para ti, duerme, duerme, preciosa hada del invierno. –

Celeste acariciaba la cabellera blanca de Maylea, quien estaba a su lado tratando de conciliar el sueño, desde la noche anterior no pudo cerrar el ojo, no fue hasta que Celeste la acaricio y le canto una canción de cuna.

- Celeste, gracias. – suspiro.

- No hay de que hermana, debo cuidar a la hermana de los malos. –

- Ja, Ja, Ja……. Celeste ya no hay malos en este lugar. –

- ……. –

Celeste se levanto de la cama, tomo asiento sosteniendo el peluche.

- Entonces ¿Por qué la hermana llora?, cada noche sin falta llora y el nombre de Sebastián sale de su boca. –

Abrió sus ojos de sorpresa, no sabía que hablaba dormida, Celeste había escuchado el nombre de Sebastián solo esperaba que no le contara a la Duquesa.

- Ce, Ce, Cel, Celeste le has contado a alguien. –

- ……. No. –

May suspiro tranquilamente.

- La hermana desea que le cuente a alguien. –

- ¡No! –

- ……. –

- Celeste si no es mucho pedir, podrías mantener esto en secreto. –

- ¿Acaso es malo? –

- Solo por ahora. –

La inocencia de Celeste la hizo asentir, si era para bien la niña callaría y no diría nada hasta que May se lo dijera.

- Vuelve a cantar para mí por favor. –

Se recostó en la almohada cerrando sus ojos, Celeste volvió a acariciar su cabellera volviendo a iniciar la canción.

¡Duerme, duerme preciosa hada, el bosque de los sueños te cubrirá, la luna iluminara tu oscuridad, bajo el roble las hadas danzaran para ti, duerme, duerme, preciosa hada del invierno!

- Buenas noches Celeste. –

Sus ojos empezaban a pesar, poco a poco el sueño le gano.

A veces se preguntaba por qué estaba nuevamente viva, algo había hecho o quizás las personas que la seguían abran invocado un hechizo para traerla nuevamente a la vida; no, si fuera así ellos hubieran muerto y por los rumores que pasaban de oreja a oreja en la mansión, decía que lo que menos querían los hechiceros era llamar la atención.

- “Siguen en silencio, por el miedo que tienen” –

Tenia curiosidad del paradero de algunos de sus seguidores, ella estaba viviendo cómodamente.

Pero…. ¿Los demás tendrán buena suerte?

Leia un libro cómodamente en el pastizal salvaje, el reconfortante aire que golpeaba su rostro calmando su tensión, estar gran parte de su día en la mansión se hacía a veces sofocante.

- ¡May! –

La dulce voz la llamo.

Giro su rostro encontrándose con Lucia quien la saludaba a la lejanía, poco después ella ya estaba a su lado sosteniendo una pequeña canasta.

- ¿Puedo? –

- Adelante. –

Lucia tomo asiento a su lado, mostro la canasta dejando ver unas pequeñas galletas recién horneadas y un poco de cocoa.

- Eres muy buena con la cocina hermana Lucia. –

- No es nada solo es lo básico. – suspiro.

- ……… -

¡Silencio!

Bebían y comían sin decir palabra alguna, solo haciéndose compañía, hasta que Lucia rompió el silencio.

- Gracias… -

- ¿Por qué? –

- Por qué…. – giro su rostro a May. – Porque solo debías venir tu a este lugar, sin en cambio nos trajiste a nosotros, otras personas les hubieran dado la espalda a las personas. –

- No lo creo…. solo es, que ustedes son mi familia. –

- ¿Todos? –

- Si, ¿Por qué? –

- Escuche por parte de las criadas que el nuevo orfanato fue tu idea, la Duquesa será la primera y mayor donadora de la nueva institución…. –

- Yo solo di la idea. –

- No. –

- …… -

- Tú la hiciste posible, May eres demasiado valiosa y los Duques se dieron cuenta de ello. –

- Hablas de dinero. –

- No, no, no, para nada, no me malinterpretes. –

- …….. –

- Tienes un corazón único y siempre ha sido así, cuando algún hermano era castigado y se quedaba sin comer, tú eras la primera en entregar tu comida a quien lo necesitara, te enfrentaste a personas mucho más grandes que tú, solo por justicia, nunca tuviste miedo a Lady y nunca bajaste la mirada ante ella; May tu eres especial, a pesar de que a veces tenían tanto miedo, jamás bajaste la cabeza ante ellos. –

El corazón de May se encogió, acaso eran los sentimientos de la verdadera May los que salían a flote, se preguntaba el ¿Por qué había entrado en aquel cuerpo?

Ahora lo podía entender un poco. Por qué en su anterior vida era tan parecida a ella.

- De verdad lo crees. – murmuro.

- Si. –

- ……. -

Miro a Lucia quien le entregaba una cálida sonrisa, sus lágrimas amenazaban con salir y su corazón se calmó.

- Incluso si haces algo malo siempre tendrá una buena razón. –

Impulso su cuerpo y abrazo el cuerpo más grande, Lucia recibió gustosa, entregando caricias en su espalda.

- Si para ti lo mejor es irte con la Marquesa yo te apoyare, incluso si debo irme contigo lo hare. –

Los ojos de May se abrieron de sorpresa, miro a Lucia un tanto confundida, acaso alguien más se le había adelantado con la noticia y se lo había contado a Lucia, estaba preparándose mentalmente para decírselo en privado y de una forma que lo tomara a bien.

La reacción actual era muy diferente a lo que esperaba.

- Tú, tu, tu estarás bien con mi decisión… -

- Recuerdas lo que te dije... –

- ……. –

- Solo quiero tu felicidad, además todavía eres joven para hacer algo con tu vida. –

- La hermana Lucia también. –

- Ahhh tienes razón, pero por ahora mi único propósito es asegurarme de que Celeste este a mi lado y sea feliz. –

- ¿Como lo harás? –

- Eh pedido un pequeño capricho a la Duquesa. –

- ¿Ah sí? –

- Que permita trabajar en la mansión y me deje quedarme con Celeste. –

- Ja…. Eso no es caprichoso…. –

- Para mí lo es, nunca nadie me dijo que le pidiera algo, es raro…… -

- Entonces somos dos. – mintió.

Miraron el paisaje en completo silencio.

Se encontraba batallando con sus propios pensamientos, tenía un aprecio a Lucia quien la trato bastante bien, ahora debía separarse de aquellos que ella o la anterior dueña de este cuerpo consideraba familia, era un bien para todos, aunque nunca lo entenderían.

- ¿Que fue eso? – pregunto Lucia.

- ¿Qué cosa? –

Giraron su vista a la mansión detrás de ellas, el sonido de las trompetas se lograba escuchar, vieron como algunos empelados iban corriendo quizás a la entrada.

- ¿Por qué estarán de esa forma? –

- ……… -

- ¿Maylea? –

Al escuchar ese sonido, palidecía, recordaba esas trompetas tan bien que su cuerpo tembló.

Tal vez solo era una ilusión.

Por qué…… dudaba que la Emperatriz la hubiera encontrado.

Salió corriendo de ahí dejando a Lucia confundida, corrió y corrió hasta que sus pasos se detuvieron se escondió en las escaleras tratando de visualizar a la persona frente a ella.

- ¿Qué pasa? –

Salto del susto sin hacer ningún ruido, la voz provenía de Damián quien yacía sentado a su lado.

- No me asustes. – murmuro.

- No fue mi intención. –

- …… -

- Te vi escondiéndote en este lugar. –

Negó con la cabeza, dejo de un lado la presencia de Damián, volvió su mirada en la entrada de la gran mansión, sus ojos lograron visualizar el escudo de los Caballeros Imperiales; y enfrente de ellos una de las manos que sostiene al futuro emperador.

“El Marques Baltasar Albión”

Un hombre que odia bastante la magia y el poder divino.

- ¿Que lo trae por aquí Marques? – pregunto Rai, estaba postrado en la silla de ruedas, miraba con burla al hombre que irrumpía su territorio.

- Saludos al héroe del imperio Rai Duvessa, incluso en silla de ruedas porta una gran aura. – dijo entre dientes.

Ambas familias eran némesis desde tiempos atrás, tenían que soportar sus rostros en todo tipo de banquetes, pero olvidaban todo su odio cuando el Imperio se encontraba en peligro.

- La esencia de Duvessa debe ser la de un héroe, es fácil para usted solo debe manejar minas y ya. – escupió.

- Oh viejo amigo, los números les van mejor a unos que a otros…… -

Ambos forzaron una sonrisa entre sí, la tensión en el lugar sofocaba a todo aquel que se encontrara en ese mismo lugar.

May mordía sus uñas del miedo, si se trataba de ese hombre significaba que habían dado con ella, Damián a su lado se había quedado dormido.

- El corazón de Liora encontró rastros de magia en tu territorio. –

- ¿Magia? –

- Exactamente, la piedra nos trajo y tenemos permiso de la Emperatriz para revisar todo el territorio de pies a cabeza…. –

¡Silencio!

- De acuerdo. – suspiro.

May quien seguía escondida logro visualizar el gesto de las manos de Rai.

- “Escóndete” –

Sin pensarlo corrió y jalo de la mano a Damián.

- …….. –

Baltasar detuvo sus pasos.

- ¿Sucede algo Marques? –

- Yo…… -

Callo nuevamente su vista escaneaba cada lugar y de la nada se detuvo con una sonrisa.

- Rumbo al jardín... –

Los caballeros asintieron y se dirigieron al jardín.

Del otro lado May corría a mas no poder sus piernas comenzar a desfallecer y Damián corría detrás de ella algo confundido.

- May, May. –

- …….. –

- ¿Qué sucede? –

- No tengo tiempo, solo corre. –

Llegaron al jardín y May se dirigió a uno de los muros quito algunas ramas encontrado la salida que estaba perfectamente escondida.

- May…. Espera. –

Damián la detuvo.

- No tengo tiempo, corre. –

- No, espera ¿Qué carajos pasa? –

- ¡Ese hombre! – exclamo. – Ese hombre es lo que pasa, si me encuentra me matara. –

- ¿Eh? –

- Ese hombre odia la magia. –

Damián la tomo de nuevo de la mano y salieron corriendo del lugar rumbo al bosque que estaba en la mansión, corrían entre los arbustos chocando con algunas ramas; a la lejanía lograron escuchar los perros de caza que la Guardia Imperial que traían con ellos.

- ¡Mierda! – exclamo Damián.

- …… -

- Corre, corre. –

- …. –

- Vamos Maylea, debemos llegar a la carretera. –

Entre la brisa que chocaba y sus respiraciones entrecortándose, sin parar corrieron entre tropiezos llegaron.

- ¿Ahora? –

La había cagado en grande, salió a toda prisa que realmente no confiaba lo suficiente en ella misma, no pensó que lograría llegar tan lejos, incluso con Damián a su lado.

- ¡Los encontramos! –

Los gritos de un hombre hicieron eco en su cabeza, el coronel Sarlen estaba en ese lugar, le temía tanto como al Marques.

- May. – titubeó.

- No queda de otra. –

- ¿Eh? –

Los árboles se movieron en dirección contraria al viento, las aves salieron volando del lugar a toda prisa.

- Tendré que usarlo……. Mi única y última opción para no ser asesinada. –

- ……. ¿May? –

- Como el flujo del agua, el viento libre…… Yo te invoco. –

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