Su corazón desbordada preocupación, la tensión acumulada del lugar ahogaba su respiración, presente a la Emperatriz viuda, tenía una postura firme, evitaba que sus nervios no la expusieran.
- Baltasar, ¿Qué tiene la hija de la Marquesa? – Orla le dio un reojo a Baltasar, que sonreía como un estúpido.
- No lo siente su Majestad, el poder que desborda el lugar. –
- ….. no es Nicolette. –
- No su Majestad. –
Se había percatado de un cambio en el aura, pero no pensó que se tratase de la niña frente a ella, la pequeña se sujetaba fuertemente de la mano de Nicolette quien no la soltaba.
- “Se siente tan familiar……” –
¿Qué clases de suposiciones haces?
Se parecían un poco, pero no eran la misma persona, como para llegar hacer esas ideas.
- No termino de entender Baltasar. –
- Su Majestad, la niña no es hija de Nicolette. –
Los ojos se giraron a Baltasar, con una sonrisa arrogante mostraba los papeles en mano.
- “Estamos acabados” –
Que otra cosa podía empeorar la situación, a la que se estaban enfrentando.
- ¡Su Alteza! ¡El futuro Sol del Imperio Sebastián Baslan! –
Todos en la habitación, giraron su vista a la puerta principal; Sebastián que había sido informado de la llegada de Nicolette, entro para poder verla en persona.
Necesitaba hablar con ella, a pesar de ser un Príncipe y único Heredero, no tenía buena posición militar, solo necesitaba a Nicolette a su lado.
- Querido. –
Orla le dio la bienvenida.
- Abuela. – inclino su cabeza, beso la mano arrugada. – Yo lamento interrumpir la reunión, escuche el informe de que la Marquesa Nicolette se encontraba en el Imperio y eh venido a saludar.
Sebastián seguía sin percatarse de su presencia, aunque se humedecieron y temblaban por el miedo; Nicolette sintió sus manos húmedas.
- “Todo pasara, debo sacarte de este lugar” –
- Su Alteza, futuro Sol del Imperio, larga vida a su Alteza Sebastián. –
Nicolette se inclinó con respeto al joven Monarca.
- Un placer tenerla en el Imperio Marquesa. –
Sebastián decidido se acercó para poder besar su mano, detuvo sus pasos cuando un aura llego de golpe, inclino su cabeza encontrándose con una preciosa niña de cabellera blanca y ojos color oro.
- “Solo necesito la mana de alguien que se parezca a Anastasia, solo con eso la puedo traer justo como su forma original” –
La gran mana de poder se acumulaba en el lugar, aquella niña tenía un aura muy bien parecida a la de Anastasia, con una pequeña pisca de diferencia, pero quizás eso le serviría.
- Je, Marquesa que preciosa niña, ¿Es su hija? –
Nicolette sujeto con fuerza el cuerpo a Maylea, sus ojos amenazantes chocaron con los de Sebastián que permanecía tranquilo, hacerle una rabieta o algo de ese estilo ocasionaría que le quitaran a May, pero también sus miedos despertaban.
- Si Alteza. – soltó. – Es mi hija. –
- ¡Mentira! –
De nuevo el calvo que nadie invito, Baltasar se encamino hasta estar al lado de Sebastián que miraba confuso al pelón delante suyo.
- De que habla Baltasar, porque dice que la Marquesa miente. –
- Esa niña. –
Baltasar señalo a May quien estaba en un trance.
- Es del orfanato que Abaddon rescato. –
Por fin pudo decirlo, Orla miro por unos instantes a su hija que estaba al lado de Rai, con un rostro estupefacto.
- Es cierto Evren, tu hijo la rescato. –
- Es una mentira su Majestad, la niña no es del orfanato, mire su condición, es robusta a diferencia de los rescatados. –
La complexión que acumulo en los últimos días, fue por el constante flujo de mana en su cuerpo, se era bien sabido que los primeros días en que un hechicero se presentaba, su cuerpo en vez de bajar, subía de peso.
Aún estaba un poco delgada, pero a diferencia de los niños del orfanato.
- No me quiera mentir Duquesa Evren. –
- Su Majestad sabe que yo jamás le mentiría. –
Una pequeña sonrisa salió de Sebastián, el miraba con asombro el giro de la trama, si era de esa forma entonces podrían quedarse con la niña, a pesar de que Abaddon se negó a buscar el libro podría encontrar a alguien que lo hiciera.
- Querida Abuela, le parece si tomamos asiento y dejamos que Baltasar nos explique bien. –
- Tienes razón, sentados caballeros, damas por favor también tomen asiento. –
Orla detuvo a Nicolette, ella junto a May miraron a Orla quien le sonreía.
- Linda, toma mi mano si no te sientes segura. –
- ……. –
- Si es que te tienen amenazada, no debes por qué preocuparte, yo te protegeré. –
Una cálida sonrisa se mostró en el rostro arrugado, podía recordar a la perfección cada expresión en el rostro de Orla sin embargo se veía algo diferente a como la vio la última vez.
Negó con su cabeza, tomo asiento por si sola lejos de todos, no sabía que estaba pasando, pero sería mejor si no se acercaba a ninguno a excepción de Nicolette.
¡Silencio!
- Tiene la oportunidad de poder explicarse Baltasar. –
- Su Majestad, es una farsa, los registros están incompletos, mire bien. –
Orla tomo lo lentes cercanos, acomodo los papeles y le dio una hojeada a cada uno de ellos.
- Son 4 nombres en rojo. –
- Si Majestad, son niños que no estaban en las instituciones de apoyo. –
- …… -
- Los Duques escondieron a los 4, los otros 3 están siendo llevados a los calabozos. –
- “¡Calabozos!” –
- No cree que es mucho. –
Dijo Nicolette, quien atacaba con la mirada a Baltasar.
- No sabemos si esos niños también tienen magia, Señora. –
- Ya veo viejo, que buena idea, eso explica la calvicie en ti. –
- Que alago Marquesa. –
- Ya basta los 2. – regaño Orla. – Debemos resolver esto, Marquesa es mejor si me dice la verdad, sabe el castigo por mentirle a la Familia Imperial. –
- Si lo conozco y eso por eso su Majestad que jamás me atrevería mentirle. –
- JA, JA, JA, JA……. ¡Mira que descaro el tuyo! – exclamo Baltasar. - ¡Esa niña no es tuya! –
- No debo porque mentir Baltasar. –
- ¡Tan confiada mujer! ¡Esa niña! ¡SU NOMBRE ESTA EN LA LISTA! –
- ……… -
Nicolette prefirió callar, Orla hizo sentar al calvo de en medio.
- Muy bien, entonces ven querida. –
- …… -
Orla la llamo, con pasos pequeños camino hacia a ella, temía que si no lo hacía algo malo pasaría.
- Eres tan linda querida. –
Acaricio su pómulo.
- No debes por qué temer, sé que no mentirías, eres una niña buena. –
- ….. – asintió.
- De acuerdo……. dime Camelia ¿Eres hija de Nicolette? –
- …….. –
- “¡¿CAMELIA?!” –
Quedo perpleja cuando escucho ese nombre, ella no se llamaba así, trato de mirar un poco a los Duques y Nicolette quien también estaban igual de sorprendidos.
- Su Majestad. – tomo la palabra May. – Yo, yo no me llamo Camelia. –
- ……… -
- ¿Qué? –
Baltasar se levantó de su lugar lleno de furia, miro a los Duques quienes negaron el nombre, al igual que Nicolette quien giro sus ojos cuando lo vio.
- Ah no, entonces, ¿Cómo te llamas linda? –
- Mi nombre es Maylea Brangwen su Majestad, un placer conocerla. –
- …….. –
Evitaron estar sorprendidos, si tenían esa reacción quizás y Orla dudaría de ellos, continuaron con la mentira y fue Rai quien siguió la corriente de May.
- Maylea su Majestad, ella sí estuvo en un orfanato, pero la Isla de Tarat. –
Chocaron miradas, como si se entendieran, May asintió para seguir.
- Tarat su Majestad, el puerto pesquero, en el Orfanato de Caterina. –
- Como recuerda en mi última carta que envié, su Majestad le mencione que haría algunas donaciones. –
Nicolette se unió, miro a los 2 quienes ya sabían que decir, “Isla Tarat”, el libro que Rai le leyó, por si algo como esta situación llegara a pasar, debía mentir, para eso debía saber algo de ese lugar, pero no era necesario, Maylea conoció Tarat cuando era aprendiz.
- Me, me, me ¡Mentira! Si eres de ese lugar dime algo que recuerdes, pero que no haigas leído en algún libro. –
- …….. –
Algo que no estuviera en los libros, Rai ya se estaba maldiciendo, olvido la locura de Baltasar y hasta que limite podía llegar.
- “No me prepare del todo” –
Quería morderse las uñas, pero era imposible.
- Los bosques de mandarinas…… -
- …… -
Callaron y escucharon a Maylea.
- Donde puedes apreciar el fin del atardecer y el inicio de la noche, tu nariz está en una ola de aroma exquisito, las grandes mandarinas que el viejo planto, puedes probarla si llevas un regalo para sus gatos, puedes caminar y jamás cansarte, los ruiseñores serán tus acompañantes en todo momento. –
- ………. –
Nicolette la miraba tan detalladamente, ella había ido a ese lugar antes de tomar el barco, quizás y Maylea podía leer la mente.
Pero lo que no sabía era que ella también lo visito, junto con Sebastián y Roxana.
Sebastián que la miraba con gran asombro, perdido en los ojos color naranja, o eran de oro, no podía diferenciar con la luz de la habitación; también recordaba con gran alegría ese lugar, donde todo antes era hermoso.
- Baltasar. – hablo Orla.
- Si majestad…. –
- Eso está en los libros de Tarat. –
- No, no, no Su Majestad, ese bosque apenas fue descubierto este año por los jóvenes que se aventuran, solo muy pocos han ido. –
- Entonces Nicolette, ya ha ido. –
- Si Majestad, puedo decirle que las mandarinas son una delicia. –
- Ya veo. –
Orla sonrió, miro de nuevo a Maylea y pudo soltar su agarre.
- Entonces, ¿Quién es esa niña Baltasar? Además, todavía tengo la duda de ¿Por qué Evren llevo a esos niños a la Mansión Duvessa? –
- …….. –
¡Azotar!
- Yo puedo explicar que ha pasado con esa niña su Majestad. –
De pronto otra voz hizo presencia, miraron la puerta y se encontraron con Abaddon.
- Abaddon. –
Sebastián camino hacia él.
- Tu…… -
- Primo. –
Abaddon tomo del hombro a Sebastián, fingió darle un abrazo para poder susurrarles unas palabras.
- Si no quieres que retire mis tropas, te callaras y también si quieres tener a Nicolette de su lado será mejor que no diga nada. –
- ……. –
Sus nidillos estaban rojos, miro la pequeña sonrisa de Abaddon que gritaba un triunfo, sostuvo también su cuerpo siguiéndole la corriente.
- Además, deberás poner de nuevo a la Abuela contenta, si no quieres que le cuente sobre lo que ibas hacer, conociéndola te lo quitara y lo usara para ella…. –
Forzó una sonrisa.
- Mi buen primo, me alegra tenerte aquí, no es cierto abuela. –
Orla los miro confundida, Abaddon estaba enfrente de ella, al ver sus intenciones, noto que Evren no estaba enterada del castigo, pero lo dejaría pasar, con tal de que todo se resolviera.
- Toma asiento Abaddon, el Joven Capitán de los Dragones. –
- Le agradezco querida Abuela. –
Beso la mano arrugada.
- Señor Baltasar, como puede mentir. –
Abaddon se sentó cara a cara con el Marques, sonrió arrogante.
- De que habla Joven Abaddon. –
- Esos nombres, son de los niños del informe, me va decir que no lo leyó. –
- Cu, cu, cuál informe. –
- ……. – suspiro. – la niña Camelia murió defendiendo a la niña Celeste…. –
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 71 Episodes
Comments
~√{©£¢%}✓¶🌟💖
Que bueno alguien vino preparado para ayudar a su familia 😃😃😃
2022-12-15
4
🍒CHELI🍒
Maldito Sebastián, apenas conoce a la chica ya quiere usarla para sus locos propósitos. 🙄
2022-11-10
5