CAPITULO 8. –

Antes de que Maylea y Nicolette entraran a la Mansión, la mujer explico en plan en mente.

- Es, es ¿Su plan? –

- Si, lamento que te llegue a incomodar, pero no tengo nada mejor por ahora; estaba planeando tomar el té con la Duquesa y luego golpear el trasero del Duque en una competencia, pero tendré que posponerlo. – suspiro.

Caminaban sujetada de las manos, la Marquesa que fue informada sobre lo que pasaba, le llego un plan de último momento.

- “Para nada, es mejor de lo que pensé” –

May la idolatraba a mas no poder, desde el momento que le dijo que era un plan que ya tenía por si las dudas, no cabía duda que era una mujer astuta; entendía el por qué la Emperatriz Orla la apreciaba bastante.

- Por mí parte, no existe ningún inconveniente. – sonrió.

- Dulzura. – Nicolette apretó sus cachetes. – Te llenare de comida una vez que lleguemos. –

¡Gritos!

Desde las afueras de la mansión ya se lograban escuchar los gritos del Marques Baltasar.

- ¡Tienes gente con magia! –

Nicolette se detuvo, la miro con una sonrisa.

- Oh mira mi llamada. –

Avanzaron más rápido, entraron en silencio hasta que la Marquesa se hizo escuchar.

- El Duque jamás sería capaz de hacerlo. –

El Marques Baltasar las miraba incrédulo, frente a ellas el rostro estupefacto de Baltasar se robo el protagonismo.

Del Marques unos balbuceos salían sin sentido alguno.

- E, e, el, el, l, a……. ¡Ella! –

Señalo a Maylea asustado.

- Esa niña, fue quien lo hizo…. ¡Ella era quien enredo a mis caballeros! –

- …….. –

- Usted también Marquesa, se tomará la responsabilidad por su pecado. –

Nadie pudo decir nada, parecía un lunático frente a todos.

- “Pero qué demonios, le pasa” –

Había escuchado un rumor sobre el Marques, en unas vacaciones con su familia, viajaron a los mares occidentales y en desgracia para él, una roca le había golpeado la cabeza.

- “Tan mal lo dejo” –

Se reía como si hubiera ganado una medalla.

¡Carraspeo!

Nicolette trato de calmar las aguas.

- Marqués, su actitud tan infantil me hace la difícil tarea de entender ¿Qué le pasa? –

- Ja, Ja, Ja, Ja, Ja, no finja ante mi Marquesa, sabe muy bien lo que está haciendo. –

- No realmente no lo se. –

El rostro de Baltasar realmente parecía una cereza, o una bomba que explotaría en cualquier momento, el hombre quería humillar a los 2 grandes del imperio.

- Marques. – suspiro – Le pido que actúe de acuerdo a la etiqueta correspondiente……. Esta asustando mi hija. –

- ……. ¿Eh? –

- Acaso no escucho Marques, asusta a mi hija. –

¡……..!

¡Caer!

En medio del lugar, el Marques se desvaneció en el suelo, nadie parecía estar alertado y se quedaron mirando el cuerpo del Marques como si nada.

¡Patético!

Fue lo que todos pensaron.

- Que tipo, Puf…. No soporto. –

Nicolette se encontró con la mirada de su más preciada amiga.

- ¡Evren! –

- ¡Nicolette! –

- Ha pasado un tiempo. –

Las dos mujeres corrieron en su dirección para unirse en un fuerte abrazo.

- Me alegra que vinieras al llamado. –

- No es nada cariño, sabes que estaré aquí…. Además, eh venido desde lejos solo para decirle algo a tu marido. –

- ……. –

Nicolette saludo a Rai, quien estaba más que feliz al ver a la Marquesa, llego en el momento indicado y justo al lado de Maylea, nada podía contradecir tal cosa.

- Saludos, Gran Duque Rai Duvessa, eh venido a su llamado. –

- Le agradezco, ahora no puede llevársela. –

- El hombre es un tonto y yo más que nadie conoce a ese tonto…… Por cierto. – volvió a mirar el cuerpo de Baltasar tirado. - Llévenlo a otra habitación y revívanlo, no quiero ser yo quien le diga a su Majestad que el calvo a muerto. –

Las criadas acataron su orden, se llevaron al Marques arrastrando por las escaleras; miraron su cuerpo pasar de su lado.

- En fin…… ¿Cómo has estado viejo? Mírate, me levanto ante tu aura. –

- La Marquesa sin duda no ha cambiado, y pensar que mi preocupación crecía con día al pensar si te adaptarías al frio territorio. –

- Jamás, es mejor…… A pesar del tiempo los chicos son de buena compañía, el lugar prospera e incluso en un tiempo futuro dejaríamos depender tanto del Imperio. –

- “Dejar de depender” –

Antes de morir, recordó la plática de Sebastián con la corte Imperial.

Recordaba con gran claridad cuando Sebastián se arrancaba los cabellos por el estrés del territorio de Nicolette, para ninguno de los hombres nobles y eso incluía a Sebastián, no les era muy conveniente que la Marquesa se volviera más independiente en futuras generaciones; el territorio que había quedado en abandono, resulto ser bastante lleno de sorpresas.

- “Temen a que todo lo que construyo sola Nicolette se les sea arrebatados” –

Sabía perfectamente, que el territorio ya tenía fama de ser infértil, una tierra así jamás volvería a tener frutos, se lo dieron como burla, para recordar que una mujer jamás podría tener más que ellos.

- “No les resulto como querían, fue un golpe de suerte que ella encontrara riquezas en las tierras y gracias a eso logro tener tierra fértil y gente fiel a su nombre” –

El plan ya estaba hecho, ir con la Marquesa, ayudarla a ser completamente libre de todos los nobles y volverse independiente por completo, no importa si no la tomaba como una hija, se conformaba con que le permitiera estar a su lado y ser como su mano derecha.

Si el territorio perdía conexiones con el Imperio, ella no tendría que rendirles más cuentas de las que ya eran, la crisis de su territorio tenía mucho que ver con los nobles, no le era permitido usar su título para grandes disputas del imperio.

¡Maylea!

¡Maylea!

La mano de un extraño tomo su hombro, miro para encontrarse frente a frente con la Marquesa que la había llamado constantemente y no recibía respuesta alguna.

- ¿Ha pasado algo May? –

- Nada Marquesa. –

- De acuerdo cariño, que te parece ir a tomar el té con los Duques y poder hablar de la situación. –

- Me haría el honor Marquesa. – asintió.

Como si fueran tan cercanas, Nicolette la tomo de la mano sin importancia, su rostro se ruborizo al tener contacto de quien ella admiraba de corazón, fueron guiadas por los Duques lejos de la servidumbre.

Si Nicolette la aceptaba como una más de sus tierras podría vivir tranquilamente.

[Cordillera de Romasht]

- Duque…. –

Abaddon quedo parada esperando en la carretera en silencio, algunos de sus acompañantes se quedaron confusos al verlo solo ahí como una piedra.

- Sucede algo. –

- Si no es mucha molestia, podría preguntarle a su excelencia ¿Qué tanto espera en este lugar? –

- Un invitado. –

- Y ese invitado es……. –

- La mujer que me ayudara en un futuro. –

“La Marquesa Ileana”

Una de las amantes del antiguo Emperador, tan buena mujer, inteligente y manipuladora, se convirtió en una de las concubinas favoritas de la Emperatriz viuda, se sabía que era muy talentosa, le ofreció un título y un esposo a cambio de ayudarla en secreto.

Evren su madre también le dio el favor a la Marquesa, solo por ella logro no morir y también gracias a ella Abaddon seguía vivo, como sangre directa de la Familia Imperial, su presencia era un peligro y él podía quitarle el trono a Sebastián.

- Muy bien, todos reúnanse. –

Los caballeros quedaron a su lado, esperando las ordenes de su nuevo líder.

- Nuestra misión, es que la mujer entre en completo silencio, esperemos el siguiente banquete y cuando tengan que acompañarla, no la dejen en ningún momento sola, una parte de la caballería ira por las orillas y asegúrense que los guardias del antiguo Emperador o de la Emperatriz viuda no estén rondando por el lugar. –

- ¡Como ordene su excelencia! –

Tomaron los caballos y dejaron el lugar, se dividieron de acuerdo al plan, si la guardia que pasaría próximamente a las manos de Sebastián, se enteraba de que la Marquesa estaba en el imperio lo más seguro es que comenzaría una contienda.

- Sabes Abaddon. –

- …… -

Kastian de Danithas, hijo del Marques y futuro heredero del título, el amigo más íntimo de Abaddon y quien lo acompañaba a sus planes.

- A veces me pregunto, si la Marquesa hubiera tomado el título como madre de Sebastián, lo más seguro es que estuviera muerta. –

- Sebastián la odia a mas no poder, su padre que era un egocéntrico y arrogante hombre, se acostaba con mujeres al azar, se era muy bien sabido que su favorita era la Marquesa. –

- Si fuera una mujer codiciosa y hubiera ido por el trono, lo más seguro es que Sebastián perdería la cabeza. –

- Quien dice que no la ha perdido, el futuro Sol del Imperio, prometió serle fiel a su futura esposa, el jamás seria como su padre. –

- ¿Como esta tan seguro de su primo? –

- No lo aseguro…… Fue lo que una vez dijo. –

- …….. –

- Es una lástima que los traumas de Sebastián no lo dejaran ser un buen Emperador……. –

Un hombre roto como el, jamás lo llevaría a nada bueno.

[Ducado Duvessa]

- ¿Qué cosa hicieron? –

Nicolette escupió toda su bebida al escuchar el plan de Rai.

- No tenemos otra opción. –

- Traer a Ileana, pensé que sacrificar a la mitad de mi tropa por lograr sacar a la Marquesa sana y salva del imperio, sería bueno…… Pero ahora la traen. –

- Nicolette. – tomo la palabra Evren – La espía por fin se ha contactado, a pesar de ser la hija del Imperio, sabes que Sebastián me ha quitado mi poder, soy casi una desconocida para el Palacio y la poca gente que me informa, tiene muy poca información…… -

- …… - Nicolette suspiro – Muy bien los escucho. –

- Sebastián ha perdido la cabeza…. Me temo que será igual que mi hermano y padre que descansen en paz. –

- Oh en el infierno. – escupió Nicolette.

- ……. Se que odias a mi padre y hermano, me puedo arriesgar a decir que también a mi sobrino. –

- Tú sabes más que nadie porque los odio. –

- Lo sé, lamento tanto con mi corazón todo lo que hizo……. Es por ello que Ileana volverá al Palacio. –

- Quieres que tome el título de madre. –

- El favor de la emperatriz es más valioso que nada, todo el mundo sabe que Roxana no nació para ser Emperatriz, no tiene madera de Líder y un corazón tan blando, la acabaran en el palacio. –

Lo cierto era que…… Al final de todo debían meterse en una pelea por sucesión del trono, sin embargo, Abaddon ya había rechazado el trono y los Duques tampoco querían que su hijo tomara el trono.

- Si intentamos darle el título de “Madre del Emperador” morirá. –

- La emperatriz no lo permitirá, sabes que mi madre le tiene más aprecio a ella, que su propia hija y a la madre Sebastián. –

Orla odiaba a Evren por dejarle el trono a su hermano, todavía podía recordar los gritos de su madre cuando le dijo que rechazaría el trono y se casaría con el Duque Rai; aunque ella ya había aceptado el compromiso con la cláusula de que los 2 sería los siguientes Emperadores.

Y a la madre de Sebastián, bueno la muy imbécil mujer, no sabía cómo gobernar y muchas veces por sus celos casi la hicieron matar algunas mujeres que eran importantes.

- De acuerdo ayudare……. Pero yo volveré a mi territorio una vez todo esto se resuelva. –

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