Cuento de niños

Al final del día, cuando se oscurece y ya casi nos vamos voy de la mano con Tomás al carro, pero mientras él guarda todo, me quedo viendo la luna como hipnotizada que apareció en lo alto. Hay una sensación rara, algo familiar pero inquietante, me escabullo a ver la marea, las olas están más grandes y oscuras. Que ambiguo es que el agua de día es azul cristalina y de noche se ve negra y densa, siempre igual al cielo. Siento que tienen gran poder, parece peligroso pero no tengo miedo, por alguna razón quiero saber que hay más allá.

Cierro los ojos, pienso en mis sueños pero lo que viví hoy me da fuerza para ser valiente. Me siento dividida, quiero ir con Tomás, pero tengo unas ganas horribles de nadar. Me contengo, y me quedo ahí en la orilla de pie y el agua va subiendo hasta que me llega a los tobillos, respiro la brisa tibia y oigo a lo lejos, una melodía dulcísima cantada por una mujer, y veo aparecer los hilos plateados de los reflejos de la luna sobre el agua y la iluminan hasta el horizonte.

- "El mar es tu lugar

a vivir aquí te invita

a sentir y a soñar

aquí está tu hogar..."

- Cantas bellísimo, dice Tomás que me abraza desde la espalda y cruza sus brazos frente a los míos. Me besa el cuello.

- Tomás, le dijo recostándome sobre él, ¿puedo contarte un secreto y no me llamas loca?

- Los que quieras, puedes confiar en mí.

- Siento que tengo una conexión con el océano, no sé cómo explicarte, creo que si me meto ahora misma puedo ir a lugares increíbles, que no he visitado pero que siento que están ahí, bajo el agua, y lo más extraño es que tengo la sensación de que algo o alguien me llama a ir a buscarlos. Suspiro. Sé lo que piensas, no que estoy loca sino reloca o lo que sigue, me río resignada.

- No creo que lo estés. ¿Quieres que te cuente una historia de mi lugar natal?

Asiento.

- Es sobre una criaturas del mar, que hace mucho tiempo existieron en un hermoso reino bajo el agua en armonía con los humanos, pero que tenían poder sobre las aguas, el clima, los animales marinos y sobre muchos hombres. Por eso, las personas las cazaron casi hasta hacerlas desaparecer, las criaturas se defendieron, ahogaron a muchos e incluso a los barcos más grandes, pero los humanos eran más y con armas, así que las criaturas al final perdieron. La leyenda dice, que quedaron algunos escondidos en lo más profundo del mar, y que de vez en cuando salen a ver el mundo y a los humanos que los desterraron, y pueden incluso andar por la tierra, tal como tú y como yo. Dicen también que sus hijos sienten el llamado a volver al agua, que no es otra cosa que el llamado a casa.

- Tomás, le digo mientras ya vamos de regreso.

- ¿Si?

- Pero ¿por qué salen? pregunto intrigada.

- Dicen que por pura curiosidad, venganza, amor o masoquismo, no lo sé muy bien.

- Y si eran tan poderosas esas criaturas, ¿por qué no les ganan a los humanos? ¿Qué poder tienen sobre ellos?

- Porque cometen uno de dos grandes errores; el primero, es subestimar al hombre, además no todas son tan poderosas, solo algunas tienen el verdadero poder de controlar todo, la mayoría solo pueden atraer a los humanos a sus trampas submarinas.

- ¿Cómo lo hacen?

- Son verdaderamente hermosas y su voz hechiza a todo hombre que las oye, no hay quien se resista a seguir el canto, pero dicen que pueden tener formas realmente atroces cuando te sacan del embrujo justo antes de matarte.

Se me erizan los vellos, porque pienso un poco en mi sueño.

- ¿Cuál es el segundo error que cometen?

- Se enamoran.

- ¿Cómo va a ser eso un error?

- El amor, entre criaturas míticas y humanos es diferente. Los humanos olvidan, desprecian y cambian sus sentimientos con rapidez. Una Criatura mítica al que su amor no le es correspondido se convierte en espuma de mar.

- Tomás, me río, ¿me estás contando el cuento de la sirenita? pensé que era otra cosa, eso es pura fantasía.

- Te estoy contando la historia que me dijeron desde que era un niño, tú puedes creer que es fantasía, pero para los pescadores de esta zona costera es bastante real y más en noches de luna como esta.

- ¿La luna les da poder? ¿Cómo a los hombres lobo? me río.

- Muy graciosa. Un día te llevaré para que hables con ellos y te cuenten ellos mismos.

Pasamos un día maravilloso y cuando llegamos a la residencia siento que no quiero dejarlo ir, lo abrazo por mucho rato. Pero tenemos clase y yo entrenamiento mañana, aún estoy sentida con mis compañeras de equipo que hablan a mis espaldas, pero se que es algo que tengo que enfrentar.

- No quiero que te vayas, le hago un puchero.

- Y yo no quiero irme, pero tengo que cuidar que mi novia descanse. ¿Nos vemos mañana durante la hora del almuerzo? Yo asiento y él se despide.

- Hasta mañana mi sirenito, digo triste en voz baja. En serio me gusta mucho y no quiero despegarme de él.

En la residencia solo está Estella, dentro de todo el grupo, siento que es la única que me trata como una amiga sincera, aunque cuando estamos todas reunidas se mantiene al margen.

- Llegas toda bronceada y feliz, te viste con tu amigo el pescador... Me dice Estella dándome un abrazo.

- Si y desde hoy somos novios, grito de la emoción y ella conmigo, en serio me gusta mucho.

- Claro si es un bombón, me responde.

- Estella ¿Tú tienes novio, verdad? Le pregunto, porque es una chica hermosa por fuera y por dentro y tiene el cabello más largo, rubio, rizado y bonito que he podido ver, ella llama la atención de todos.

- Tenía uno...

- ¿Y qué les pasó? ¿ya no lo querías?

- Tuvimos que separarnos cuando vine aquí. Pero espero volver a verlo cuando regrese a casa porque yo aún lo amo.

- En un año te gradúas y podrás volver a casa con tu amor, ya verás que te está esperando como tú a él. A ella se le sale una lágrima y me abraza.

- Ojalá amiga ojalá, pero falta que Artina me deje ir también, se ríe triste.

- Ella no toma esa decisión, si quiere ser profesional en la natación, la meta es de ella.

Esa noche no hubo pesadilla, solo yo nadando en el inmenso mar bajo la luz de la luna, que sube la marea y al mismo tiempo mi espíritu.

Al otro día las clases pasan volando, almuerzo con mi sirenito, que se ríe cada vez que le digo así y entrada la tarde comienza el entrenamiento.

- Serena tenemos que hablar, dice Artina cuando me ve llegar y nos aleja del grupo. No puedes salir con el pescador ese, es un bicho raro que vive en una montaña.

- Mira Capitana te agradezco que de mi vida personal no opines, no es asunto tuyo lo que hago con ella, si quieres hablar de mis tiempos en la piscina entonces hazlo pero no te metas en mis asuntos personales.

- Bueno, perfecto, se reveló la pequeña sirenita. Si así quieres las cosas así serán. Teles, Pisínoe a la piscina, harán una vuelta, les grita Artina. Hoy es día de competir por un lugar en el equipo para la próxima competición local. Muévete a la piscina Serena que para seguir en el equipo tienes que ganar, me dice en un tono amenazante.

- Cómo usted mande Capitana, pero que quede claro que es en lo único que tienes control, respondo y voy al borde de la piscina a mi carril número 8.

Suena el silbato, y salimos las 3 en estilo libre, solo es una vuelta, así que doy todo lo que tengo. Pienso en mi enojo y la indignación de que todos se metan en mi vida, la próxima vez que vaya a la playa voy a nadar hasta el horizonte. Sin darme cuenta doy la vuelta y les gano a las muchachas por más de media piscina.

- No cantes victoria tan rápido, dice Artina, esto no ha terminado.

- Marina, Estella y Coral, a sus carriles, van con estilo mariposa, Serena a tu carril. Grita de nuevo Artina.

- Pero acaba de ganar, dice Estella.

- Cállate Estella, sino el lugar vacío será el tuyo.

- Tranquila, Estella, estoy bien. Ánimo que si podemos.

Una vuelta. Suena el silbato y salimos a todo lo que da, veo a mis compañeras muy cerca, las ignoro y pienso en Tomás en lo mucho que quiero ir con él en estos momentos, en qué se que tengo su apoyo y en como su presencia me reconforta. De nuevo llego a mi lugar y cuando salgo a respirar las chicas vienen detrás de mí.

- Vaya vaya parece que alguien ha estado practicando y ya no le teme al agua. O será acaso la luna, se ríe.

- Última vuelta Serena, vas contra mí, de espalda, una vuelta.

- ¿Estás loca Artina? Le dice Estella, ella acaba de hacer dos carreras, no puedes forzarla de ese modo.

- Me tienes harta, grita Artina. Mejor te vas.

- No te preocupes, le guiño el ojo cuando se aleja.

- Vamos, dice Artina carriles 3 y 5. Y Suena el silbato. Y salimos, siento la presión, pero como en mi sueño de ayer dónde estoy de espalda al agua y puedo ver la luna llena, todo fluye más fácil. Toco un extremo y noto que Artina viene detrás, continúo, pero cuando estoy a un par de brazadas de ganar siento que alguien me hala desde el pecho al fondo de la piscina, casi me ahogo. Miro para todas partes y Artina ha ganado la carrera y en la piscina solo estoy yo.

- ¿Qué pasa Serena? pasaste de sirenita a pez ahogado, se ríe.

- Eso es todo por hoy. Estella queda fuera de la próxima competencia por irse del entrenamiento.

- No es justo, la mandaste a irse! Le contesto.

- Ella conoce las normas. Agradécele tu puesto. Porque hoy no ganaste.

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