Apenas habían pasado dos días desde que habían estado a punto de hacer el amor, Gazz la esperaba en la playa como el día anterior, se pasaban parte del día juntos, luego Gazz la acompañaba al restaurante y cuando era la hora de salida, la esperaba en el estacionamiento y la llevaba hasta su casa.
Esa mañana, Gazz había llevado un termo con café con leche y unas facturas para desayunar, extendió una toalla de playa y se recostó para analizar la situación.
Cerro sus ojos y pensó en Laura, en como lo había cambiado todo de pronto, sus amigos no sabían nada de ella, no sabía bien el motivo, pero no quería que ellos formaran parte de ese momento, sabían que estaba saliendo con la chica del restaurante, pero no sabían ni siquiera su nombre.
Le habían preguntado, le habían insistido, sin embargo cuando vieron que no diría nada, se dieron por vencidos y continuaron con sus vacaciones, como si no estuviera él en la casa. De todas maneras solo pasaba por el lugar para bañarse o dormir, el resto del tiempo lo pasaba en la playa con Laura, o esperando a Laura o en la casa de Laura.
Curiosamente no se sentía cautivo, como le había dicho Fabián, ni presionado como había sugerido Diego, tal vez Pablo era el que más se había acercado en su conjetura, tal vez se había enamorado, aunque no era posible tan pronto.
No… no estaba enamorado aun, pero era muy factible que lo estuviera y más pronto de lo que esperaba si Laura continuaba haciéndole sentir tan bien.
Curiosamente cada vez que se sentía egoísta en su trato con Laura, pensaba en su padre y muy a pesar suyo se identificaba con él, eso lo irritaba y hacia que se formaran unas arrugas en su frente.
Cada vez que Laura veía ese ceño fruncido, no le preguntaba el motivo, simplemente pasaba sus dedos finos sobre las arrugas hasta que se desdibujaban, entonces, como una recompensa al esfuerzo de hacerlas desaparecer, le daba un beso en la mejilla.
Laura no tenía idea de lo importante que había terminado siendo ese gesto y esa reacción en la vida de Gazz, él nunca había tenido a alguien que tratara de hacerle olvidar lo feo de su vida. Su abuelo era lo más importante que tenía, pero de alguna manera siempre había atizado el odio contra su padre, aunque no lo hacía conscientemente, tal vez solo era el dolor por el recuerdo de su hija.
Estaba acostado de espaldas, con los brazos bajo su nuca a modo de almohada, se encontraba tan ensimismado en su pensamiento, que no noto a Tazz hasta que su lengua húmeda le froto casi toda la mejilla.
Se incorporó automáticamente y se echó a reír cuando la perra inclino su cabeza como sorprendida por la extraña reacción ante su cálido saludo. Era un ejemplar fantástico, su pelaje suave brillaba al sol y daba la impresión de un enorme caramelo de miel.
Comenzó a acariciarle en el cuello y su risa se hizo más cálida aun cuando percibió que la perra se acomodaba a su mano para que la acariciara más.
- No hay dudas de que es una traidora
La alegre voz de Laura lleno su mente de inmediato, sin dejar de acariciar a Tazz, levanto los ojos y la vio, respiro profundamente antes de contestar
- ¿Por qué traidora…?
- Se supone que no debe separarse de mí más allá del largo de mi brazo… - la acaricio suavemente en el lomo, pero Tazz miraba fijamente a Gazz, solo le demostró que había sentido su mano, sacudiendo el pelaje de la zona – pero la quiero tanto que no importa si me deja por ti…
Se sonreía mientras se sentaba junto a Gazz de forma que ambos quedaron en ángulo y entre los dos, estoicamente sentada sobre sus patas traseras se erguía Tazz, tan bella como fanfarrona, sin dejar de mirar fijamente a Gazz.
- La verdad que me pone nervioso cuando me mira de esa manera – Gazz sonreía - ¿Por qué lo hace? ¿para qué no te bese…?
- Te está evaluando…
- ¿Evaluando…?
- Si, ella es un perro guía, debe evaluar a las personas que están cerca, para evitar que su amo ciego esté en peligro – paso la mano enfrente del hocico de Tazz y rápidamente Tazz la miro y se acomodó a los pies de Laura, sin dejar de mirarlos alternativamente a uno y a otro – aunque parece tomarse muy en serio su trabajo en tu caso – Gazz la miro sorprendido – jamás se ha separado tanto de mi para acercarse tanto a otra persona… eres privilegiado – agrego mientras que le daba un beso en la mejilla
Ni bien Gazz sintió el beso, la tomo de la cabeza, para evitar que se alejara
- Buen día – dijo y la beso suavemente en la boca.
Su boca era dura, estaba reseca y fría por la brisa marina, su bigote y barba incipiente provocaba una erótica estimulación en el rostro de Laura, cuando volvió a tocar los labios cálidos y húmedos de Laura, la sintió temblar y ya no pudo refrenarse, el beso se volvió posesivo, exigente, quería beberse cada aliento, hundió su lengua en busca de la de Laura, era tan estimulante sentirla sumisa, entregada a él, vencida completamente antes de luchar siquiera.
La tumbo contra la toalla en la que estaba antes recostado, Laura se acomodó a su cuerpo, la invitación a hundirse en ella era constante y la tentación estaba menguando cada uno de los pocos pensamientos cuerdos que tenía.
Laura levanto los brazos sobre el hombro de Gazz y jugueteo con sus cabellos, los acariciaba, los estiraba suavemente, los enredaba entre sus dedos, bajo las manos acariciando los brazos de Gazz, tensionados por el esfuerzo de sostenerse para no aplastarla bajo su cuerpo.
Gazz la sentía, y eso lo enloquecía cada segundo más, sentía sus dedos delineándole los músculos de los brazos y cada parte de su cuerpo se estremecía de placer, sentía frio y calor a la vez, sentía que se volvía fuerte ante la fragilidad de su mano.
Sus dedos avanzaron por los bíceps y comenzaron a acariciar la línea de las clavículas, ahora cubiertos por la remera que llevaba puesto y que obviamente le estaba molestando a horrores en ese momento. Completamente concentrada, Laura resiguió la línea de la clavícula hasta llegar a la base del cuello, un gemido gutural se escapó de sus labios y Laura lo sintió como una vibración contra sus dedos y sonrió, sus ojos levemente aletargados por el placer de poder tocarlo de la manera que lo estaba haciendo.
Gazz no se movió, estaba maravillado por el torrente de sensaciones por los que lo hacía transitar en pocos segundos, era su montaña rusa personal, era fantástica y podía ser suya cuando quisiera… como quisiera…
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Comments
Graciela Peralta
que bueno hasta la perra lo quiere
2023-09-08
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