Aún no estoy lúcido

Cuando Leandro la vio alejarse, sintió por un momento la imperiosa necesidad de seguirla, aun bajo el efecto del alcohol y la conmoción del golpe, tenía la suficiente lucidez como para reconocer que era refrescantemente diferente a todo lo que conocía.

“Es una chica seria…”, la voz del barman aun resonaba en su cabeza, seguía mirándola mientras se alejaba. Por la misma razón que desconocía, quería que ella se diera vuelta a mirarlo, pero no lo hizo. Mientras que lo subían a la ambulancia, no pudo pensar en otra cosa, de pronto se dio cuenta de algo muy sencillo: sabía dónde encontrarla, era solo cuestión de tiempo y la vería otra vez.

Lo llevaron en ambulancia a la sala de emergencia, era bastante común la presencia de accidentes de turistas que desconocían que el mar en esa zona es muy bravo, el medico lo examinó detenidamente, la lesión está limpia y sin complicaciones además de necesitar los puntos de sutura, tres puntos específicamente.

- ¿Quién le hizo las curaciones? – pregunto el médico mientras lo cocía

- No me dijo su nombre – dijo apesadumbrado – era una chica con una perra labradora llamada “Tas”

- Tazz –lo corrigió sonriendo – es la perro guía de Laura

- ¿Laura…?

- Si – dijo palmeándolo suavemente – ha sido su día de la suerte, si no hubiera sido por ella, o se moría ahogado o desangrado, ya que ni siquiera podía mantenerse en pie por el alcohol.

- Lo sé… aún no estoy lúcido

- ¿Cómo se le ocurrió ir a surfear con semejante borrachera? – no pudo reprimir el reclamo en la voz

- ¿Me creería si le dijera que jamás en mi vida había hecho nada incorrecto…? – contesto sonriendo y el médico negó con la cabeza – pues vine de vacaciones para hacer todo lo que nunca hice…

- Ahhh, entiendo… - dijo riéndose – pero deje lo de matarse para el final… o se le acabaran las vacaciones muy pronto

- Hasta ahora no me fue mal, una chica hermosa me ha salvado… - no pudo evitar sonreír al pensar en Laura.

No escuchó ninguna respuesta, y lo tomó como un gesto de desaprobación a su comentario, sobre todo cuando el médico ni siquiera levanto a vista de la receta que estaba haciendo.

Le recetaron medicamentos para el dolor, obviamente le prohibieron el alcohol hasta que le sacaran los puntos en siete días y lo dejaron descansar hasta que se sintiera mejor de la borrachera, debía controlar su temperatura y despertar cada dos horas hasta las primeras 24 horas del golpe.

Salió a la calle y descubrió que no era muy bueno tener resaca y un tajo en la cabeza a la vez, para poder ver en la máxima claridad del sol.

Paso frente al restaurante, estaba cerrado, pero de todas maneras pego su cara al vidrio para ver si Laura se encontraba en su interior, no había nadie, era mejor, no podía verlo con semejante resaca, vestido con el traje de neopreno colgándole desde la cintura, en realidad ya lo había visto así, pero tenía que cambiar esa mala impresión la próxima vez que la viera.

¿Se habría ido porque él estaba borracho…? bueno, no se arrepentiría de haberse emborrachado, eso hizo que se accidentara y que ella lo salvara…

Cuando llego al departamento, era casi mediodía, Fabián fue el primero que lo vio y casi muere del susto

- ¿Qué te paso?

- Primero casi me ahogue y después casi me desangre, si no fuera por la chica del restaurante…

- ¿Te viste con ella…? - Lo interrumpió Fabián

- No, ella estaba casualmente en el lugar y me saco del agua, paró la hemorragia y llamo a la ambulancia… - la mirada de Gazz quedo nuevamente perdida en sus recuerdos

- ¿Cómo es ella…? – pregunto Diego que ya había estado escuchando desde la puerta de la cocina.

- Hermosa… - dijo suspirando – con los ojos más lindos que he visto.

- Mejor – dijo Diego – unas buenas “revolcaditas” para agradecerle el favorcito que te hizo y listo.

No le gusto a Gazz el comentario, ni siquiera sabía si estaba libre o no, el mismo había pensado en lo mismo, aunque cuando lo escucho de labios de su amigo ya no le pareció buena idea, porque esa no era la imagen que le había quedado de ella. Se notó el cambio en el rostro y en la postura de Gazz y Fabián trato de mejorar la situación.

- Si fue su heroína, no le puede ofrecer “revolcaditas” – cuando vio que su amigo relajaba la postura agrego – flores… una cena… y si tienes suerte te salva nuevamente…

Comenzaron a reír, Leandro pensó en el plan, no era mala idea las flores y si lograba que le dijera que si a la cena ya sería todo un logro, aunque el resto no creía que fuera una buena idea. El terminaría lastimando a una chica como ella y eso sería otro cargo de conciencia para él.

Sus amoríos siempre estuvieron vinculados a mujeres frívolas que se tomaban una noche de sexo con la mayor naturalidad, sin compromisos y sin promesas que de todas maneras sabían que no se cumplirían nunca. Si, prefería la franqueza de las mujeres sueltas de ataduras, ante el cortejo de muchachitas puritanas.

El resto del día no logro mucho, los medicamentos todavía no hacían efecto por los restos del alcohol. Cuando apenas se dormía, le sonaba el despertador cada dos horas y nuevamente se encontraba con que se pasaba más de una hora pensando en Laura.

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