Laura estaba confundida, ¿a qué venía su pregunta en ese momento…? Ya Leandro la estaba estirando hacia la puerta cuando Laura se plantó firme y entonces se volvieron a mirar.
- ¿No íbamos a…? – Laura no pudo completar la pregunta cuando lo vio negar con la cabeza. - ¿Soy yo…?
- En parte es por ti y en parte es por mí – dijo Gazz acercándose
- ¿No puedes tener sexo con una sorda, verdad? – las palabras causaron daño en ambos
- Mírame bien – dijo Gazz tomándole la cara con ambas manos – cuando vinimos aquí lo único que pensaba era en tener sexo contigo, que curiosamente eres sorda, así que eso contesta que si puedo tener sexo – respiró hondo y continuo – el problema es que cambié de parecer y ahora me gustaría hacer el amor con la mujer que estoy mirando, sea o no sorda, eso no me importa en lo absoluto.
- Entonces… ¿Por qué no…?
- Porque para hacer el amor, tenemos que conocernos primero – Laura lo miraba incrédula y Gazz comenzó a hablar entrecortadamente mientras le daba pequeños besos en la boca – tenemos tiempo… no voy a ir a ningún lado… no te vas a librar de mi fácilmente…
Laura suspiro y se abrazó fuertemente a Gazz, ¿Cómo podía ser tan dulce?, perfectamente podía haber aprovechado la situación, estaba todo predispuesto para eso, ella estaba bien predispuesta a ello.
¿Cómo habían llegado a ese punto…? No se conocían, prácticamente habían intercambiado pocas líneas, era la tercera vez que lo veía y sin embargo estaba dispuesta a ir a la cama con el sin problemas.
Un rubor cubrió sus mejillas ante la magnitud de ese pensamiento. ¿Qué estaría pensando él de ella en ese momento? ¿La consideraría una descocada...?
Aun rebuscaba en su mente, alguna connotación en sus palabras, que la hiciera sospechar que la rechazaba por considerarla poco importante, cuando sintió que le levantaban el rostro.
- ¿En qué piensas…? – dijo Gazz y vio como el color volvía a cubrir el rostro de Laura – puedes decirme lo que sea.
- Yo… - Laura lo miraba y las palabras se le escapaban de su mente – no me conoces… y yo no te conozco…
- Si… ¿y…? – dijo con una mueca especulativa
- Que… - bajo la mirada para no tener que enfrentarlo, inspiro profundo y luego hablo atropelladamente – que estaba por ir a la cama contigo, que debes pensar que soy una “loquita” o una desesperada y que ninguna de las dos opciones me hacen sentir bien conmigo misma.
- Sé que no eres una “loquita”… - Gazz tenía una sonrisa radiante, mostraba sus blancos dientes – no te conozco lo suficiente como para saber si estas desesperada… - dijo y la sonrisa se hizo aun mayor y sus ojos brillaron intensamente – pero… me gustaría mucho saber cómo decidiste venir a caminar hoy justamente cerca de mi casa… ¿Fue casualidad…?
El rubor nuevamente se instaló en el rostro de Laura y los ojos de Gazz relampaguearon intensamente al notarlo, no hacía falta que lo aclarara, él ya se había dado cuenta que no había sido una casualidad.
- Yo… - dijo y nuevamente se ocultó de su mirada – sabía que vivías por aquí… - y tratando de defender su postura agregó – estaba preocupada por el corte… - - levantó la vista y se encontró con unos ojos negros que la miraban totalmente encendidos – supongo que estoy desesperada después de todo… dijo con un dejo de tristeza
El ego de Gazz, ya había tenido suficiente de aquella muchacha, no necesitaba que ella sintiera que no valía la pena
- No creo que sea desesperación… - pasó lentamente su pulgar sobre el labio inferior de Laura y como si se hubiera olvidado de decirlo antes agregó – gracias…
- ¿Gracias por qué? ¿por preocuparme…? – dijo totalmente avergonzada
- No… - Gazz sonreía – aunque gracias también por eso… - la tomó por la cintura con la mano libre y la acercó más hacia su cuerpo para que pudiera darse cuenta por ella sola, del nivel de excitación en la que se encontraba – gracias por seguir aquí, a pesar de la torpeza y poca delicadeza que he demostrado tener desde que te conocí.
Laura se sorprendió cuando escuchó esas palabras, ella no lo veía ni torpe y poco delicado, al contrario, era tan dulce como se había imaginado que sería cuando lo vio en el vitral del restaurante.
La imagen se acopló en su mente y el recuerdo de la espectacular sonrisa que le había brindado al barman la hizo sonreír y volvió a la realidad para encontrar una sonrisa idéntica y exclusivamente para ella.
No… no era desesperación… era la convicción de saber que esa sonrisa, era lo que estaba buscando o lo que tendría que buscar si conscientemente lo hubiera estado haciendo en ese momento.
Sin pensarlo, se apretó contra su pecho y pego su boca a la de Gazz, no podía decirle sus pensamientos, solo lograría que se asustara y saldría corriendo despavorido de su lado.
El beso fue rustico, pero tierno, Gazz tendría que enseñarle a besar, tendría que enseñarle muchas cosas… y en su fuero interno, se sintió poderoso otra vez y tenía que reconocer que le gustaba cada vez más ese tipo de poder.
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Comments
Graciela Peralta
que bueno que se pone firme el
2023-09-08
3
Angi Jose
así es Gazz, esa es la actitud
2023-01-05
1
Elizabeth Martinez
Compórtate bien como un caballero gazz
2022-07-15
1