Más de un año después
- Abuelo!!!! – dijo Gazz visiblemente emocionado – no pensé que vendrías
- Tienes que estar loco o pensar que el loco soy yo si creíste que no estaría contigo el día más importante de tu vida – dijo Ismael abrazándolo con todas sus fuerzas.
- Debí suponerlo… - miro largamente a su abuelo y la ternura que irradiaba su mirada daba a entender que amaba a ese hombre encorvado y arrugado que se limpiaba las lágrimas con el dorso de sus manos envejecidas - ¿sabes que te quiero abuelo…?
- Por supuesto que lo sé muchacho – dijo con lágrimas nuevamente – siempre has sido el orgullo de mi vida y estoy seguro que siempre lo serás.
En ese momento una turba de compañeros de Gazz lo atropellaron y lo llevaron en andas para festejar. “disculpe Don Ismael, después se lo devolvemos”, “no lo espere temprano” y otras oraciones se mezclaban con los vítores y con los saludos efusivos.
Gazz pudo oír a su abuelo diciendo “diviértanse” y “no te preocupes, te llamo mañana”, mientras lo despedía calurosamente agitando un brazo en lo alto de su cabeza.
Su abuelo había sido su protector, desde que Gazz había cumplido los 21 años y se había emancipado de su padre, trabajaba para su abuelo como administrador de una cadena de restaurantes que había abierto luego de que hubiera muerto su hija Corina, tal vez pensando en dejárselo de herencia a su nieto si su yerno despilfarraba la empresa naviera que su hija había puesto en manos de Mauricio, hasta que Leandro tuviera edad para hacerse cargo.
Gazz se había recibido con honores de la universidad, especializándose en publicidad y mercadeo, no obstante aun no podía reclamar el cargo de su padre hasta dentro de casi 7 meses, en cuanto cumpliera los 25 años.
Siempre había pensado en ese momento como la venganza perfecta, despojaría a su padre de todo lo que siempre había ambicionado, la empresa, el status social, el reconocimiento…
En definitiva, su padre había manejado bastante bien la situación de crisis un año atrás, había conseguido nuevos inversores y hoy por hoy la empresa se había recompuesto, le costaba asumirlo pero parecía que su padre era bueno en lo que hacía, aunque apostaría su flamante título que el día en que lo reemplazara, para su padre seria la muerte.
Ansiaba que llegara ese día. En lo más profundo de si, sabía que esa sería su venganza y la de su madre.
***
Aun dormía cuando sonó el teléfono a las 3 de la tarde, su estado dejaba mucho que desear, no obstante eran muy pocas las ocasiones en que había abusado del alcohol, siempre había tenido una vida divertida pero más recatada que el resto de sus amigos, una vida según los cánones que le había inculcado su abuelo.
Su grupo de amigos más allegados era una influencia negativa en este aspecto, aunque nunca habían podido influir demasiado en su conducta, si bien lo habían intentado en cada oportunidad.
Era el único que ya había terminado la universidad, los demás aún estaban en la etapa en que lo más importante de la vida universitaria eran las fiestas y las mujeres.
El poderoso atractivo de Gazz le había facilitado mucho las relaciones desde temprana edad, pero siempre habían sido relaciones pasajeras, ninguna tan importante como para presentársela a su abuelo, no obstante sabía que en gran parte era su propio temor de no ser bueno con ellas, lo que terminaba repercutiendo con el paso del tiempo.
A tientas busco el celular y lo puso en alta voz, respondiendo con un gruñido.
- Felicitaciones hijo
Era la última voz que esperaba escuchar y tuvo el efecto de un balde de agua fría sobre su cara, totalmente despabilado se sentó en la cama y se restregó fuerte la cara esperando tal vez que fuera solo una pesadilla
- Leandro… ¿me escuchas…?
- Si…, te escucho – la voz dudosa – ¿Cómo te enteraste…?
- ¿Importa…? – podía notar cierta tristeza en la voz – lo importante es que en la calle tenés un auto de regalo…
- No lo quiero – Gazz lo interrumpió bruscamente – ya tengo la movilidad que necesito.
- A si… tu moto… pero no es mío el regalo si eso te hace sentir mejor – dijo Mauricio apesadumbrado – me lo dejo estipulado tu madre en una carta…
Como Gazz no podía articular palabra, Mauricio continuo
- En el asiento del conductor, hay un sobre con la carta de tu madre, en ella podrás leer sus indicaciones para el día en que te recibieras… - con un dejo de tristeza continuo – si dudas sobre lo que te estoy diciendo, muéstrasela a Ismael, el podrá reconocer la letra de Corina
- ¿Necesitas algo más…? – su voz era fría, lejana – tengo que bañarme…
- No hijo… - dijo Mauricio quedamente – no quería arruinarte el festejo…
- Está bien, tengo que cortar. Adiós
Gazz cortó la comunicación y quedo por varios minutos sin moverse, con el celular en la mano y con una terrible lucha en su interior. ¿Quién le había avisado a su padre?
Ninguno de sus amigos lo haría y dudaba que su abuelo quisiera hablar con Mauricio. ¿El decanato quizás…? Tal vez como se graduaba con honores quizás habían pensado que estaría bien en comunicárselo, era lógico, ya que solo sus amigos más íntimos y su abuelo sabían la verdadera naturaleza de su relación.
No importaba en realidad, no permitiría que el pensar en su padre le arruinara el día, pero tenía que buscar la bendita carta de su madre…
Si Mauricio lo estaba engañando… se arrepentiría… pero si era una mentira no le habría dicho que Ismael reconocería la letra…
¿Por qué él nunca se había enterado que su madre le había dejado una carta…?
Se apresuró a vestirse y bajo corriendo por la escalera de acceso, un flamante C4 plateado lo esperaba con un moño rojo rutilante en el parabrisas, un hombre de la agencia de autos lo esperaba con las llaves en la mano
- Felicitaciones señor… es todo un honor…
No pudo completar la frase, porque Gazz le arrebato las llaves y abrió la puerta del acompañante saco el sobre color madera que estaba en el asiento y cerro bruscamente la puerta al darse vuelta.
Al pasar al lado del hombre le arrojo suavemente las llaves mientras le decía
- No lo necesito…
- Pero señor… - dijo titubeando – no puedo llevar el auto de nuevo.
- Dígale a su jefe que lo guarde… - sonrió tristemente – si cambio de parecer… lo buscare y obviamente pagare los costos de cochera, de lo contrario cuando la deuda ascienda al costo del auto, pueden disponer del auto como quieran.
- Si señor… se lo diré – saco una tarjeta de su bolsillo – esta es la agencia, pero tengo que aclararle que todos los papeles están a su nombre, tendrá que pasar a cederlos… - Gazz lo miro sorprendido – eso si continua con la intención de… no necesitarlo.
Gazz solo asintió levemente y comenzó a abrir el sobre de madera, dentro estaban los papeles de compra, de patente, de seguro y un sobre blanco levemente envejecido, en el sobre con una letra dibujada estaba el nombre de su padre.
Apretó el sobre contra su pecho y corrió escaleras arriba, necesitaba intimidad para leerla, seguramente se encontraría con una situación que no estaba preparado para afrontar: el dolor de su madre, escrito por su puño y letra, seguramente serían los últimos reclamos que le habría hecho.
Casi no respiraba cuando levanto la solapa del sobre. Estaba abierto, lógicamente lo había hecho su padre, ya que estaba dirigido a él y seguramente había sido al poco tiempo de morir ella.
Saco lentamente un papel que tenía varias manchas donde la tinta se había corrido, como si alguien hubiera llorado sobre el papel. No pudo evitar imaginarse a su madre llorando mientras lo escribía.
La bronca se instaló nuevamente en su cabeza, y a punto estuvo de romperlo todo para evitar así el dolor que le atosigaba el alma.
“Hola Mauricio:
Como ya te he dicho antes, entiendo perfectamente tu reacción, no la juzgo, no podría hacerlo de todas maneras.
Solo quiero pedirte que cumplas con este pedido especial. En el documento adjunto te dejo las especificaciones.
No es nada para mí, sin embargo, soy egoísta y necesito saber que voy a formar parte de la vida de Leandro en los momentos especiales que están señalados en los sobres.
Confío en ti.
Con amor. Corina”
Gazz, leyó y lo volvió a hacer hasta que las palabras se desdibujaban en su mente a causa de los ojos nublados.
Jamás podría entender a su madre, no lograría jamás justificar a su padre del daño que le había causado, como el hecho de haber anulado tanto su personalidad, hasta llegar al extremo de decir que entendía los abusos y las palizas… ¿Cómo podía entenderlo y justificarlo…?
Sabía que habían mujeres que se sodomizaban tanto que buscaban este tipo de trato en los hombres, pero el hecho que sea su madre la que aceptaba estas circunstancias, lo escandalizaba por sobre cualquier cosa.
¿Qué había visto Corina Toniolo, una empresaria prestigiosa, amable, querida por todos, para enamorarse a ese nivel de alguien como su padre…? Sin dudas mantenían una relación enfermiza y era su padre quien había alimentado ese tipo de relación.
¿Por qué decía su madre que era egoísta…? Ella no había sido egoísta en toda su vida, ni siquiera cuando se casó con su padre, 10 años menor que ella y le otorgo todo el poder de su vida.
¿Cómo podía ella confiar en él después de todo lo que había pasado…?
Suspiro y se percató de algo más importante para él: ¿Cuántas cartas le había dejado su madre…?
Ella había escrito “los sobres”. ¿Por qué su padre no le había hablado nunca de ellos?
Busco desesperado dentro del sobre de su padre.
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Comments
Beatriz
Uyyy aquí hay vato encerrado. Yo creo que el papa no es tan malo ,a lo mejor la mamá guardaba un buen secreto
2023-10-10
4
lukiy23 kuna
Me mató lo de la carta lo del auto y el apoyo del abuelo casi me salieron lágrimas
2022-10-08
3