Luego de las primeras 24 horas, el cansancio lo venció y por fin los medicamentos hicieron efecto, durmió más de veinte horas seguidas hasta que se despertó en la oscuridad de su cuarto, mientras que sus pupilas se ajustaban a la oscuridad, volvió a pensar en Laura, le habían dicho que también había sido ciega, por eso tenía la perra adiestrada, ¿pero desde cuando se es ciego como para tener perro guía y después se vuelve a ver como si nada…?
No tenía idea de las cuestiones médicas, pero estaba seguro que no era muy usual la situación.
Abrió su ventana, daba hacia el mar, podía escuchar el ruido del oleaje, un sonido adormecedor, la brisa era tenue y cálida, invitaba a dejarse acariciar…
Cerró los ojos y respiró profundo. No pudo evitar pensar en ella, ¿Cómo sería una caricia de Laura? Si bien recordaba que lo había curado y lo había tomado de la mano, no podía recordar la textura de su piel, tal vez había estado más borracho de lo que pensaba.
Comenzó a esforzarse en recordar sus características, pero insistentemente la imagen se le hacía cada vez más borrosa, su cabello era castaño… no… era rubio oscuro, pero lo tenía mojado en la playa… o lo llevaba recogido… no lo recordaba, solo veía en su mente sus ojos, almendrados, con largas pestañas oscuras, que parecían pesarle dándole una mirada aletargada como de ensoñación, si… esa era la mirada de Laura, esa era la mirada que lo había dejado sin respiración en el restaurante y era la mirada que no podía sacar de su cabeza.
¿Por qué lo había tenido que mirar así? Era un imán invisible que lo traccionaba a pensar en ella cada vez que trataba de pensar en otra cosa.
Tenía que buscarla… simplemente para agradecerle por salvarlo, nada más…, le llevaría flores y tal vez algo para Tazz, pero nada más…
Si, la saludaría, le daría el presente, charlaría un momento para disfrutar de esos ojos y después se alejaría antes de interesarse por ella más de lo que debería.
Él estaba en una época de cambios y no podía comenzar una amistad o una relación del tipo dependiente como seguramente sería una relación con Laura.
No…, definitivamente esa no era la chica adecuada para su vida… solo complicaría su vida, ahora que faltaba poco tiempo para su venganza contra Mauricio.
Aun pensaba en lo inadecuada que era ella para él, cuando se perfilaron en la playa, dos siluetas que le parecieron conocidas, una mujer y un perro…
Ni siquiera se dio cuenta cuando se calzo unas ojotas y así como estaba vestido salió del departamento rumbo a la playa.
Tazz lo sintió llegar y gimoteo en la mano de Laura para que se detuviera.
- Hola – dijo Leandro en un tono elevado de voz, mientras gesticulaba el saludo
- Hola… - Laura sonrió, era muy común que la gente hablara más fuerte a los sordos, como si al hacerlo la sordera no existiera – no necesitas gritar ni gesticular… al contrario, al gritar desdibujas la pronunciación de las palabras y no puedo leer tus labios.
- Lo siento… - se sentía fatal – nunca… - las palabras se negaron a salir
- ¿Nunca hablaste con una persona sorda? – Laura sonaba divertida y Gazz se sonrojo como un adolescente pillado con alguna travesura – no te preocupes ocurre muy a menudo, no hay problema
- ¿Cómo…? ¿Cómo hablas tan bien si no escuchas…?
- Es que no siempre fui sorda – dijo brindándole una de sus cómicas morisquetas, frunciendo la nariz y poniendo los ojos bizcos…
Leandro quedo perplejo mirándola, una sonrisa se dibujó lentamente en su boca, curiosamente no estaba acostumbrado a que las mujeres bonitas como ella, afearan sus rostros con morisquetas, pero ella ni siquiera terminó de percatarse que lo había hecho.
- Leo los labios… - dijo riéndose – no los pensamientos… - y agrego acercándose como si fuera un secreto – para que podamos hablar tendrás que mover los labios, de lo contrario tus chistes solo serán graciosos para ti
- Oh… lo siento otra vez – dijo totalmente apesadumbrado consigo mismo
Laura se dio cuenta lo incomodo que se había puesto la situación y temió que eso lo decidiera por alejarse de ella, y eso no era algo que había contemplado cuando decidió averiguar donde se hospedaba, para llevar a caminar a Tazz por ese sector de la ciudad, con la sola idea de poder verlo.
- Comencemos de nuevo – dijo tendiéndole la mano – soy Laura.
- Hola. Soy Leandro – tomo la mano y esta vez se percató de su mano fría y suave – me dicen Gazz.
- ¿Cómo mi perra…? – dijo sonriendo
- No… no Tazz – sin saber muy bien lo que hacía, tomó la mano de Laura y se la puso sobre sus labios – Gazz, con G - dijo mientras que sus labios rozaban las yemas de los dedos de Laura
- Gazz – repitió Laura y la mirada de ensoñación nuevamente se instaló en su rostro.
Ninguno de los dos movió sus manos, Leandro la sostenía contra su boca y la mano de Laura literalmente se derretía entre la cálida palma de Leandro y la suavidad de esos labios. Se sentía simplemente delicioso.
Fue Tazz la que hizo que Laura retrocediera, al entrometerse entre ambos
- Está bien Tazz – dijo Laura mirándola – no va a hacerme daño.
Gazz la vio cerrar su mano en un puño primero y luego despacio restregarse los dedos contra su propia palma, como si se estuviera acariciando…
- Esta entrenada para no dejar que me toquen si yo no les doy permiso – dijo mientras acariciaba el lomo del animal – aunque tardó mucho en realidad
- ¿Te molestó que lo hiciera? – la mirada de Gazz se dirigía de sus ojos a su boca y el movimiento se repetía casi frenéticamente, poniéndola muy nerviosa
- No… - dijo titubeando – las vibraciones fueron una buena idea… - se sonrojo automáticamente – quiero decir que… que… que… lo entendí – dijo finalmente
- Llámame como quieras – dijo acercándose un poco más – tu puedes llamarme como te guste
- ¿Por qué? – dijo a la defensiva - ¿Por qué soy sorda…?
Esta vez la barbilla de Laura se levantó desafiante hacia ese rostro tan bello que la hacía dudar de su compostura. Las cejas se arquearon y la boca se curvo en un rictus de sonrisa
Leandro volvió a quedar eclipsado por la imagen, como podía cambiar tan abruptamente las expresiones. Solo al darse cuenta que ella esperaba una respuesta, se percató del contenido de la pregunta.
- No… - se agacho hasta rozarle el rostro – porque decidas como decidas llamarme, el sonido será maravilloso… - y la besó.
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Comments
Ana Navarro
Creo que lo perdimos y estamos a punto de robar una chica hermosa jajajajajaja
2024-01-01
2
Graciela Peralta
que pasara ahora con ella pobre chica
2023-09-08
2
Angi Jose
excelente como siempre.
saludos Autora 👏🎉🎊🥳
2023-01-05
2