No hace falta que sigas papá – dijo Gazz tratando de dar por finalizada la discusión.
- Voy a seguir todo lo que se me antoje – Mauricio estaba colérico - mientras yo dirija la empresa, tendrás que acatar mis órdenes… te gusten o no…
- ¿Y qué vas a hacer si no me gustan tus órdenes…“papito”? – dijo Gazz socarronamente – es solo cuestión de tiempo, en solo 2 años tendré la edad requerida para ocupar tu lugar
- En 2 años no habrá lugar que ocupar si vamos a quiebra, ¿Lo puedes entender?
Mauricio Gazzo Toniolo había perdido absolutamente sus estribos, la relación fraternal con su hijo había finalizado casi antes de empezar, nunca había sido un padre amoroso cuando Gazz era niño, en realidad, siempre había pensado que era una cursilería inútil perder tanto tiempo con los niños cuando en realidad, como padre solo tenía que planificar la vida de su hijo según sus propias prioridades, porque como padre sabía lo que su hijo necesitaba.
En ese momento su padre caminaba de un lado al otro de la oficina, eventualmente daba puñetazos en el escritorio para dar énfasis a sus palabras, pero Gazz estaba completamente decidido a rechazar el plan de su padre.
Cuando Gazz comenzó a transitar su adolescencia la distancia se había convertido en un abismo entre ellos, intensificado por el hecho de haberse puesto de parte de Corina, su madre.
Los recuerdos afloraron a su mente casi sin poderlos frenar: su madre llorando desconsolada… su madre escondiendo los moretones que le habían dejado los puñetazos de su padre… su madre empacando apresurada mientras le decía que juntara sus cosas porque viajarían a la casa de su abuelo Ismael… la tristeza de su semblante que no la abandonaría hasta el día en que decidiera quitarse la vida…
Siempre había luchado entre la necesidad de echarle la culpa a su madre por cobardía o entenderla por la relación enfermiza que había tenido con su padre, aunque ninguna de las dos situaciones había menguado el sentimiento de abandono que lo había acompañado desde su muerte.
No podía recordar, algún momento familiar en el que su padre y su madre estuvieran felices, pocas veces los había visto charlar de algo que no fuera sobre lo que tenían en común: la empresa y su hijo.
Cuando no se daban cuenta, solía estudiarlos, mirar sus reacciones. Su madre solía tener la mirada perdida, como si en realidad no estuviera escuchando, muy pocas veces miraba a la cara a Mauricio y cuando lo hacía, tenía la costumbre de acercarse tanto a su rostro y susurrarle las palabras, como si quisiera que nadie más supiera de lo que se trataba.
Cuando esto ocurría, Mauricio la miraba en silencio, a veces suspiraba y a veces solo cerraba los ojos, para abrirlos cuando sentía que Corina se daba la vuelta y se alejaba. Otras veces Mauricio la miraba con tristeza. Gazz nunca supo que era lo que su madre le decía, para poder controlarlo de esa manera, pero debía ser algo muy oscuro o de mucho dinero, como para poder doblegarlo así.
Su abuelo Ismael había sido su pilar y su centro de apoyo desde ese día, su padre le había negado la tenencia, pero no podía negarle el contacto telefónico diario y la totalidad de las vacaciones, desde que tenía 15 años, Gazz había dejado de utilizar socialmente su apellido como tal, en clara desavenencia con su padre.
En realidad su padre era solamente Gazzo, pero desde que se había casado había adoptado el apellido de su mujer para convertirlo en un apellido compuesto y así tener mejores oportunidades, ya que el apellido Toniolo gozaba de un prestigio muy elevado dentro de la sociedad. No había aportado al matrimonio nada más que un porte distinguido, un bello rostro, unas artes especulativas y una avaricia desmedida, que pasó desapercibida para Corina y para Ismael en su momento. Si tenía que reconocer que profesionalmente era muy respetado, pero ese respeto seguramente estaba teñido más de miedo que de honorabilidad, o por lo menos era lo que Gazz afirmaba.
Había interpretado tan bien su papel, que Corina se había enamorado fiel y completamente de él, lo había convertido en el centro de su vida y ese había sido el principio del fin para ella. No obstante a pesar de todos los abusos, su madre nunca quiso divorciarse, solía decir que él cambiaria cuando se diera cuenta que estaba equivocado, evidentemente Corina nunca había sido una buena lectora de almas, ya que nunca había cambiado ni siquiera cuando ella había muerto.
Su madre había esperado un gesto de redención por parte del amor de su vida, pero en el fondo debió haber desconfiado ya que en su testamento lo había dejado a su hijo como único heredero de todos sus bienes, sin embargo lo había dejado a él como administrador absoluto, excepto para la venta, hasta que Gazz tuviera la edad de 25 años.
Tal vez había imaginado que Mauricio cambiaria luego de su muerte y que se convertiría en un buen padre, no obstante lo único que había conseguido era haber despilfarrado la fortuna de su madre.
Volvió a la realidad, por dolorosa que fuera, tenía que enfrentarla, ese hombre que con gusto lo tiraría por la ventana si pudiera, lo instaba a responder una pregunta que no había escuchado por estar inmerso en sus pensamientos…
Cuando lo miró no pudo reprimir el odio que naturalmente sentía por él, con su traje gris a medida, su porte de señor feudal contra el fondo de cristal del ventanal, solo amedrentaba a quienes creían que él era superior a los demás, pero Gazz conocía a su padre y sabía que no valía la pena para nada.
Lo que más odiaba, era parecérsele tanto físicamente, aun cuando lo veía con más canas y más arrugas, casi podía reconocerse en él.
Delgado, alto, atlético, con una contextura genéticamente privilegiada, el cabello negro azabache, la piel cetrina, la nariz recta, la cejas arqueadas, la mandíbula angulosa y perfecta, la boca firme y rellena. Un rostro que causaría envidia al mismo Adonis, la diferencia estaba en sus ojos, Mauricio los tenía marrones claros, Gazz había sacado los ojos negros de su madre y eso lo hacía más perfecto aun en su apariencia.
Dicen que los ojos son la entrada del alma y tener los ojos de su madre, siempre le habían parecido como un amuleto, que le había evitado tener un alma similar al de su padre… oscura y traicionera.
Sacudió su cabeza tratando de quitarse los pensamientos, quería terminar con la conversación y poder salir de esa oficina que le parecía una tortura, suspiró y miró detenidamente a su padre.
- ¿Qué es exactamente lo que quieres que diga?
- Que aceptas casarte con ella – dijo lacónicamente
- Lo siento papá – dijo Gazz poniéndose de pie – no me cansare con ninguna mujer para salvar la empresa
- No te servirá de nada el orgullo cuando estés sin un centavo – dijo Mauricio apuntándole con un dedo en el pecho
- No es orgullo papá – contesto con un dejo de tristeza – es simplemente que no quiero hacer sufrir a una chica que seguramente no sabrá que su padre la está vendiendo…
- ¿Y cómo sabes que la harás sufrir…? Tú mismo has adivinado que ella no lo sabrá
- Fácil padre… – dijo Gazz señalando la parte interna de su codo – tengo tus genes… es solo cuestión de tiempo para que la lastime tanto hasta que desee matarse como has hecho tú con mamá…
No esperó respuesta, no había nada más que hablar, jamás llegarían a un acuerdo entre ellos, si el precio para salvar la empresa era tener que sacrificar a una chica inocente, más valdría que su padre se pusiera a buscar trabajo porque él no se prestaría a esa fechoría.
Se dirigió a la puerta y salió, más bien escapo de ese lugar, una sonrisa amarga se dibujó en su rostro, sus palabras finales habían sido duras, demostrándole a su padre cuanto lo aborrecía, sin embargo no esperó ver el dolor en los ojos de su padre, fue solo una fracción de segundo, no obstante lo había visto y no pudo dejar de pensar en su madre.
En la oficina, Mauricio respiró hondo cuando su hijo salió de allí acusándolo de haber sido responsable de la muerte de Corina.
Tal vez él tuviera razón en acusarlo, pero esa no era toda la historia. Había una parte de la historia que Leandro Gazzo Toniolo, no podía saber porque él nunca la había contado, aún cuando su hijo a los 15 años convirtió el apellido de su padre en un diminutivo, convirtiéndolo en su apodo y eliminando así el rastro filial entre ambos por lo menos socialmente.
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Updated 71 Episodes
Comments
Graciela Peralta
que pasara ahora con el padre
2023-09-07
3
lukiy23 kuna
Que suspenso esta primera parte y que terrible de jodido
Los personajes si así empieza me imagino como seguirá con este suspenso
2022-10-08
1