Estrategia

Aiden se pasó la mano por la barbilla, al parecer la apuesta lo dejó pensativo.

—¡Ay! Es en serio Uno, tanto lo piensas —se burló el pelirrojo— O es que la esclava te domina.

El peli blanco se carcajeó de manera sarcástica y luego se inclinó entre cruzando sus dedos.

—No digas pendejadas, Dos —comentó—De todas maneras te haré llorar cuando gane, así que ¡Acepto la apuesta!

¡Qué idiotas! ¿Por qué tanto afán conmigo? Suspiré nerviosa, mientras se llevaba a cabo el partido de Naipes. Ni siquiera sé dé que se trataba, debido a que, jugaban de una manera diferente a lo acostumbrado.

Los demás miembros miraban atentos y se reían con los reclamos de los dos. A la final el juego no duró mucho, ya que, Aiden había mostrado todas sus cartas en señal de victoria.

—Te gané, ahora cumple con tu trato. ¡Aleja tus tropas de mi territorio! —Amenazó.

—A mi no me amenaces Aiden —dijo esté levantándose— Se muy bien lo que debo hacer, te dejaré tu territorio para que no chilles.

De pronto me di cuenta, que varios hombres se estaban acercando, este envolvió su mano en la cadena de mi correa dándome señal de que me levantará como él lo hizo.

—¡Seguro que estás conforme con tu puesto de perdedor! —exclamó Aiden mirando hacia los lados— Porque tengo el leve presentimiento de que atentaras contra mí como la última vez.

—Tú eres el que está alarmado —recalcó— La verdad, me sentí humillado el día de la subasta, esa esclava iba a hacer para mí.

—Iba, tu mismo lo has dicho —comentó burlándose— Me pertenece ahora, así que confórmate con lo que tienes.

Me impresione bastante al notar que los demás integrantes no hacían nada, solo estaban de espectadores en lo que iba a suceder.

—Siempre haces trampa Aiden, de alguna manera lo haces —comentó— Y me gustaría darte una lección.

—Cómo quieras, estoy listo —se preparó el peli blanco.

A los pocos minutos, los sujetos se vinieron encima de nosotros, pero él con un solo movimiento de la mano los hizo levitar y retorcerse de dolor para luego desgarrarse. A todo el que venía le aplicaba lo mismo.

De un momento a otro las demás personas presentes desaparecieron y únicamente quedábamos en el salón los dos contrincantes y el batallón del pelirrojo. Llegó un momento en que trataron de agarrarme, pero Aiden me sujeto de la cintura y destripo al que me había agarrado.

—¡No te separes de mi Bestia! —

Afirme y me sujete fuerte de su cuerpo, mientras él se encargaba de masacrar a aquellos que intentaban lastimarnos o lastimarme. Hundí mi cabeza en su pecho, al mismo tiempo que la sangre de sus oponentes salpicaban sobre nosotros.

—¡Uy Aiden! ¿No te has cansado? —dijo el número Dos cuando vio que este respiraba eufóricamente.

—Ni un poco, pedazo de basura envidiosa —ofendió.

Sentí como una cuerda invisible se enrollaba en mis piernas y caderas. Enseguida dicha cuerda me fue tirando hacia el otro chico; sin embargo, Aiden me tomo de los brazos. Esto causó que sus ojos comenzarán a resplandecer ¡Oh no! ¡Ahora si estaba enfadado!

Parece que el otro se percató del asunto, porque me soltó de inmediato. Corrí de nuevo hacía Aiden mientras él se acercaba a paso veloz hacia el otro.

—Si la vuelves a tocar, si vuelves a intentar quitármela ¡Te juro que te mato! —le grito en su cara.

Este se inmutó y agachó la cabeza en señal de derrota.

—Nos vamos Bestia —ordenó Aiden pasando por medio de todos los cuerpos en el suelo.

Ahora entendía todo, al parecer él poseía más jerarquía que el otro sujeto. Y gracias a sus ojos podía tener dominio sobre todo, ya que le temían por eso.

Subimos al auto, me fui a lo más profundo del rincón, mientras él seguía frente a mí. Su cabello tenía una tonalidad de rojo claro y su rostro estaba oculto por muchas manchas de sangre. Era increíble como defendía lo suyo.

—Bestia —dijo de repente.

—Si —Conteste de inmediato.

—Pará la próxima no te separes de mi lado —

—De acuerdo —

Nos miramos y luego cada quien volvió a lo suyo.

Al llegar a casa me di un largo baño, creo que estar cubierta de sangre ya se estaba haciendo costumbre. Cuando regrese a la habitación, cerca de mi vestido había una nota. La desdoble y leí con atención.

«Hoy 10 p.m tendrás una visita, te ayudaremos»

Me llené de emoción, por fin tendría la oportunidad de salir de aquí. Solo esperaba que Aiden no fuese a descubrir este plan.

Luego de vestirme me fui a la jaula, Abed me trajo cena y desde ahí no regresó más ¡Perfecto! Únicamente me quedaba esperar hasta que se hiciera la hora. No tenía reloj; para saber que hora eran, así que la visita me llego de sorpresa.

Era un joven flacucho, Moreno y ojeroso. Vestía harapos viejos y desaliñados que olía a humo de chimenea.

Este se acercó a la jaula y sonrió.

—¿Charlotte? —preguntó.

—Si, soy yo —respondí emocionada.

—Mi nombre es Kabral y te ayudaré a escapar de aquí. Somos una red secreta que está dispuesta a rebelarse contra estos monstruos —informó.

Por fin una buena noticia, sabía muy bien que tarde o temprano esto pasaría.

—Ahora no puedo darte muchos detalles, ya que estamos armando una buena estrategia para sacarte de aquí —comentó— Pero te estaré trayendo información a medida que vayamos avanzando.

—Por favor apresúrense antes de que Aiden abuse de mí —sugerí.

—¿Es virgen aun? Eso es una buena noticia —. Recalcó este.

—Sí, ha sido cuestión de suerte —dije contra los barrotes.

—Bueno ya me voy, Aiden está por venir su reunión casi termina —

Pará nuestra desgracia, se escuchaban pasos.

—Debe ser él —dijo asustado.

—¿Puedes salir por la ventana? Yo voy a distraerlo —

Afirmó, abriendo las cortinas y a su vez el ventanal, salí de la jaula apresuradamente justo cuando Aiden venía entrando. No me quedó más remedio que arrecostarlo a la pared y besarlo.

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