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La altura me mareo un poco; sin embargo, seguí. Me deslicé un poco hacia abajo agarrando me dé la orilla y cuando mis pies descalzos tocaron el otro balcón me solté. Vigile que no estuviera nadie y procedí hacer lo mismo con el siguiente.

Cinco balcones máximos bajé, para poder llegar a la planta inferior. Abrí la venta y cerré con delicadeza al entrar a la habitación que correspondía.

Me giré y lo que vi allí me dejó pasmada, había un respirador artificial cuyo tubo desaparecía tras una cortina. La curiosidad de saber quien estaba tras esa barrera me carcomía ¿Y si Aiden tenía a alguien ahí prisionero y necesitaba ayuda?

No pude resistirme y abrí sigilosamente asomándome un poco. Postrada en la cama se hallaba una niña, como de 6 a 7 años, tenía las mejillas rosadas y su cabello era blanco al igual que Aiden debía ser familia de este. Respiraba con dificultad, aunque torpemente hice un poco de ruido, ella no se movió parecía estar en coma.

Quizás era su hermana, porque se parecía mucho a él. Cerré de inmediato y seguí con mi misión, asome mi cabeza a través de la puerta y no vi a nadie por el pasillo.

Recordando las instrucciones, llegué al área del comedor y me escondí detrás de una elegante estantería de vajillas cuando varios hombres pasaron relativamente cerca. Al cerciorarme de que ya no había personas, abrí con cuidado la puerta de la cocina.

En ese sitio, solo se hallaba una mujer cuya apariencia encajaba con la descripción, lo que me hizo acercarme rápidamente.

—¿Mildred? —

Ella me miró con asombro, y de inmediato me llevó a un lugar apartado.

—¡Dios! Por fin lograste llegar —dijo entregándome la llave— Debes apresurarte, acaban de avisar de que Aiden ya viene en camino, estamos distrayendo a Abed, así que apuráte

Afirme dándole las gracias y corrí de nuevo hacia el cuarto de la niña, me apresure en escalar hacia el balcón de arriba. Ya ahí, seguí con el otro, no obstante para subir era más complicado que para bajar.

En el tercero mis brazos comenzaban a dolerme, pero debía seguir sin importar cuanto dolieran mis músculos. Cuando estuve a punto de subir a la orilla, tuve que bajar de nuevo y esconderme.

Varios sujetos uniformados iban de camino hacia la entrada de la mansión, de seguro Aiden ya venía cerca. Me puse nerviosa, lo que provocó que la adrenalina se activará en mí. Subí el cuarto y al momento de subir el quinto pude escuchar la voz del peliblanco dando órdenes cerca.

De un impulso llegué al balcón y luego de esta a la habitación, al mismo tiempo que cerré la jaula este hizo presencia. Venía con varios sujetos a los cuales les explico ahí mismo con un mapa sus mandatos.

No les entendía nada, pero dijeron algo que me llamó la atención.

—En esta área de aquí, atacaron a varios de nuestros hombres, señor —comentó el barbudo de la otra vez.

—¿Ejército de Dos? —

—No señor, eran rebeldes, humanos rebeldes —aseguró el hombre—Estaban liderados por un joven.

—Nuestros drones, los lograron fotografiar —dijo un alto y corpulento, que de su costado sacó una carpeta entregando las fotografías.

Aiden las tomó y las reviso, mientras autorizaba para qué se marcharán. Luego se dirigió a mí y se agachó frente a la jaula.

—Has tenido mucho más contactos con humanos que yo, y puede que alguno de estos rostros te resulte familiar —Comento— Quiero que los veas y me digas si conoces algunos.

¡Como si le fuera a decir! ¡Jamás delataría a los humanos que pelean día tras día para darnos nuestra libertad!

—Percibo tu pulso Bestia, sé cuando estás nerviosa —informó— Por lo tanto, no te servirá de mucho ocultar los paraderos de estas personas.

Podía lograr guardar la calma, si llegase a ver a uno conocido haría lo posible por mantenerme serena.

Este puso la foto frente a los barrotes, y ninguna de los allí presentes me pareció conocido, en la siguiente foto tampoco hasta que me mostró la tercera. Luther estaba en esa, vestía de diferente manera a lo recordado, parecía furioso luchando contra los hombres de Aiden.

Este se me quedó mirando, y respiré profundo guardando la calma.

—¿Entonces? —preguntó.

—Nada, no los conozco —dije con determinación.

—Mmm —murmuro levantándose— ¡Qué bueno! Porque hoy habrá una redada y los cazaré uno por uno. No quedará ninguno vivo.

¡Que esperaba que dijera! Que si conocía a uno de ellos y que lo dejara en paz. No serviría de mucho, mi opinión aquí no tenía validez. Sé que Luther era inteligente, sé que de alguna manera, saldría ileso de esto, tenía que mantener la cordura y no desesperarme por qué ahí si Aiden sospecharía.

Este me observo y como no vio reacción ninguna se marchó. Pase las manos por mi cabello y colapse ¡Luther estaba vivo! ¡Era parte de la rebelión! Rogué para que se mantuviera a salvo de este atentado.

Aiden no volvió en toda la tarde, de seguro estaría planificando su táctica para atacar. ¡Maldito! ¡Cómo lo detestaba! Esperaba que su plan fallará y lograrán vencerlo, que le dieran una muerte lenta y dolorosa.

La noche pasó tranquila, en la mañana cuando abrí los ojos Aiden se hallaba dormido en su cama con dos mujeres en ambos lados. Sabía que su amenaza había sido una prueba para que yo delatara a alguien.

Me produjo asco de solo ver como se desperezaba y tomaba a una de ellas para que siguieran complaciéndolo. Esta se subió encima y comenzó a moverse a su gusto, mientras la otra se les unió también.

¡Qué asco! Dije en mi mente, mientras tomaba la almohada y me cubría de las orejas. Fue ahí que me percate que a lado de esta, había otra nota, la agarre con cuidado y visualice al peli blanco que aún seguía en lo suyo.

Me giré poniéndome boca abajo y la desdoble con cuidado.

"Felicitaciones, conseguiste la llave... Prepárate hoy será tu gran escape"

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