Capturados

Le dejé el sofá a Vanessa debido a que era muy pequeño para ambas y aparte qué estaba muy adolorida por su brazo. Entonces me fui al piso junto a Luther él me rodeo con su brazo y me acomodé en su pecho.

—¿Cómoda? —

—Lo estoy —dije acurrucándome

—Iba a traer unas mantas, pero el viejo se negó. Es muy tacaño —

—Protege lo suyo, debemos estar agradecidos de que al menos nos permitió refugiarnos aquí —comenté.

—Cierto, estuve pensando en que deberíamos irnos mañana a primera hora, luego Buscar un auto y manejar hasta la estación militar que está a unas cuantas horas de aquí —propuso.

—¿Crees que estén vivos todavía? ¿O qué haya alguien allá? —

—No lo sé, pero tenemos que intentar, y si no, pues… solo seguimos manejando hasta llegar a un lugar en donde estemos más seguros —

—¿Qué pasará con tus padres? ¿Qué pasará con los padres de Vanessa? —me apresure a decir.

—Seamos realistas, mis padres y los padres de Vanessa estaban en el centro—suspiró— ellos ya deben de estar…

Lo abracé para darle consuelo, este bajo un poco escondiendo su cabeza en mi cuello. Estaba llorando y no lo culpaba, había retenido ese sufrimiento por mucho y ya era hora de que lo liberará.

Nos quedamos así, el abrazado a mí, sentir como sus lágrimas empapaban mi cuello y se perdían entre los pelos de la sucia alfombra.

En cuestión de minutos dejó de lamentarse y entendí que ya dormía. Mire a Vanesa que en este momento también hacia lo mismo. Deseaba estar como ellos o siquiera conciliar un poco de sueño, pero no podía, la preocupación me invadía trataba de cerrar los ojos y veía en la oscuridad a las personas siendo masacradas por esos encapuchados. Y entonces mi mente comenzaba a divagar.

¿Quiénes son esas personas? ¿Por qué hacen ese tipo de atrocidades? Y me imaginaba yo muriendo en sus manos.

Eso causaba que mi pulso se acelerara además de susto en el estómago que iba y venía.

No podía dejar dominarme por esto, tenía que ser más positiva. Cerré nuevamente los ojos y comencé a recordar situaciones agradables. Como la ves en dónde Luther, Vanessa y yo fuimos a la feria y casi vomitamos en la montaña rusa por comer muchas hamburguesas o también aquel día en que fuimos a acampar y asamos malvaviscos hasta ver el amanecer.

Sonreí cuándo acabaste esta situación le propondría los chicos volver a repetir esos momentos. Senti mis ojos pesados el sueño me comenzaba invadir por fin; sin embargo, ya cuando me estaba quedando dormida un ruido fuerte me sobresalto.

Luther se levantó de golpe y los temas repitieron lo mismo.

Por segunda vez se escuchó el fuerte ruido, parecía venir de afuera. En el salón habían dos ventanas que ahora era nuestro único medio de saber que pasaba.

A pesar del polvo que cubría los cristales, podemos distinguir la silueta del señor Benson. Este se encontraba menos de diez pasos que nosotros con una escopeta entre sus manos.

Apuntaba hacia la nada y amenazaba lo que fuese que estuviese ahí.

—!Se que están aquí! ¡Salgan ahora mismo! —gritó—¡Aún hay un hombre de pie que sigue vivo!

Volvió a disparar pero esta vez si hubo respuesta.

Vi una luz de un azul intenso, está reflejo la silueta del señor Benson Y de pronto un estallido de sangre y sesos cubrió las ventanas.

Entonces empezaron los gritos y el pánico Luther agarró mi mano y la de Vanessa y fuimos hacia la parte trasera de la casa.

—¡Ya están aquí! ¡Ya están aquí! — dijo la mujer que antes tenía la radio.

Ella pasó por mi lado Y en cuestión de segundos vi como su cuerpo se iluminaba y estallaba. No quería mirar hacia atrás, sabía que ya habían entrado.

Mi ropa ahora se pintó de rojo, adornado por restos de esa mujer sentía la sangre pegada a mi piel.

La puerta trasera fue abierta por el hombre que acababa de perder a su acompañante y al ser el primero en salir murió en el acto cuando uno de los láseres lo toco partiéndolo en dos.

Los pocos sobrevivientes nos fuimos al sótano, ya no era seguro salir, habíamos sido rodeados.

El moreno y Luther cerraron la puerta atravesando todo lo que estaba a su alcance; sin embargo, fue en vano, en cuestión de segundos la puerta y todo lo que la bloqueada se volvió añicos.

A continuación tres hombres entraron portando unas máscaras parecidas a las antigases, aunque mucho más modernas. Uno de ellos cargado un aparato extraño parecido a un teléfono el cual alumbraba de verde a rojo. Los demás lo custodiaban y nos apuntaban con sus armas raras y grandes.

Luther era mi escudo y el de Vanessa, yo tomé las manos de Luther y las apreté, dándole a entender que no intentará hacer una locura. no obstante el sujeto que nos acompañaba saco un arma de su bolsillo y disparo a todo lo que daba, mientras que sus acompañantes trataron de correr escaleras arriba, pero no funcionó los disparos de este ni siquiera atravesaron el uniforme que estos traían y las dos mujeres al intento de huir fueron agarradas por el cuello y estranguladas hasta morir.

El hombre se dejó caer al piso dándose por vencido, pero los sujetos no dieron Piedad y lo ejecutaron delante de nuestros ojos.

Eso nos dejó inmóviles, me aferré al brazo de Luther él me miró y sonrío como diciendo «Ya este es el fin, fue un placer conocerte»

Vanessa lloraba porque sabía lo que le esperaba, entonces Luther la abrazo y me unió a su abrazo. Estábamos preparados para morir, aunque eso no sucedió.

De inmediato nos separaron. A Vanessa y a mí nos agarraron fuertemente de los brazos y Luther también fue llevado en la misma situación. Nos encaminaban hacia arriba tal vez piensan ejecutarnos afuera junto al señor Benson pensé. Pero no fue así.

En el exterior no esperaban dos camionetas negras, estás se veían muy reforzadas y blindadas como para evitar un escape. Fuimos arrastradas hacia una de ellas, mientras tanto a Luther lo llevaban hacia la otra. Este forcejeaba con los ojos llenos de lágrimas y yo tenía que le fuesen hacer algo por su actitud.

—¡No Luther! ¡No luches! —le grite cuando me subían al auto.

—¡Te encontraré lo juro! ¡Voy a rescatarlas! ¡Volveré por ti! Te am... —

Eso lo último que escuche, después de ahí se lo llevaron.

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