Poder

La puerta se abrió y unos cuatro hombres entraron apagando el caos.

—¡Cuántas veces les he dicho que toquen la maldita puerta! —dijo esté aún teniéndome agarrada.

—Lo siento fue Spike —mencionó un hombre alto de tez morena y afro.

Cuándo proclamó aquel nombre uno con apariencia de hippie se separó del grupo.

—¡Perdón! Impulsos —Se acercó más a nosotros y me observó— ¡Wow Aiden que bonita cachorrita te has comprado!

—¡Spike! —dijeron todos al unísono.

—¿Qué? ¿Ahora que hice? —

El peli blanco dirigió toda su atención hacia el tal Spike.

— Te dije que no mencionaras mi nombre frente a los esclavos ¡Maldito idiota! —

—Mis disculpas Aiden —

¿Aiden? Así se llamaba este ser tan malvado. Un lindo nombre para una bazofia como él

Este aligero la presión en mi cuello. Al parecer su enojo se lo había ganado alguien más. Se cruzó de brazos y miro a sus camaradas, aunque el hippie maloliente aún tenía su atención en mí, mirándome con Lujuria se relamía los labios.

—Entonces ¿Qué es lo que hay de nuevo? ¿Por qué tanta intromisión de su parte? —

—Mi señor, las tropas se están dirigiendo hacia el norte; sin embargo, el Superior rojo la quiere reclamar como suya —comentó un barbudo del grupo.

—Cómo siempre dos tratando de hacerme la competencia — liberó Aiden con amargura— ¡No le daré el gusto! Asegúrense que nuestras tropas lleguen primero.

Hablaban como si la tierra fuese un juego de azar, no les bastaba con todo lo que habían conquistado ¿Aun así irían por más?

De pronto el rostro de Spike acercándose a mí, me volvió a la realidad.

—¿Qué piensas linda conejita? —dijo con su boca mal oliente a cigarro— Le pediré al amo qué cuando te use por primera vez, me deje ser el siguiente. Vas a ver, cómo nos... cómo nos... nos.

Inmediatamente, este empezó a jalonear su camisa como si algo allí le fastidiara e incomodara.

Lo que vi a continuación me dejó perpleja. Sus pies se separaron del suelo como si una cuerda invisible lo tomara por los brazos, estaba levitando y la causa de este fenómeno era Aiden quién se encontraba con una mano extendida y cara de mucho enojo.

—Puede que te permita robar, puede que te permite romper algunas de mis reglas. Pero lo que no voy a permitir es que vengas frente a mí y te creas dueño de lo que es mío —

Su desesperación aumentó parecía no poder zafarse de aquello que lo asfixiaba. Giro en el aire y quedó frente Aiden.

—Ya me harté de ti —

Al finalizar la frase el hombre empezó a estremecer y a rasgarse como quien rasca una vieja tela. La sangre salía de sus heridas abiertas y salpicada por todos lados, quedé bañada en ella al igual que su causante.

Cuándo por fin dejó de brotar sangre, el cuerpo sin vida cayó al suelo y Aiden bajo su brazo para luego tomar el mío y empujarme hacia él.

—Esta Bestia es mía, solo me pertenece a mí. Lo qué significa qué está prohibida para todos ustedes. Sí la llegan a tocar ¡Los destriparé como cerdos! ¿Entendido? —

¡Si! —dijeron todos en un tono nervioso.

Luego se dirigió hacia mí y me miró con seriedad.

—No te quieras pasar de lista tú también... ¿A quedado claro Bestia? —

Afirme de inmediato para que no se alargara más su tensión hacia mí.

—¡Abed! —Llamó este y a los pocos segundos entró ella.

—¡Si dígame mi señor! —

—Dale un baño, cámbiala de ropa y que vengan a limpiar este desastre. No quiero ningún rastro de sangre cuando vuelva —

Esta me tomo de inmediato por el brazo, mientras él y sus hombres salían de la habitación como si nada.

—Fuiste muy valiente —comentó Abed lavándome el cabello.

—Tu señor mato un hombre frente a mí, sin piedad, ni siquiera vi una gota de arrepentimiento en su rostro — recalqué.

—Un hombre que sobrepasó el límite, mi señor es muy celoso. Y tiene que serlo, tú le perteneces —

—Yo no le pertenezco a nadie, yo era libre... Yo estaba viviendo una vida normal, tenía un futuro que me prometía muchas cosas buenas —

—Tu misma has dicho tenías —dijo una voz masculina.

De inmediato tapé mis pechos, sabía quién era.

—Sal Abed —propuso Aiden— Me encargaré de esto.

Ella sin llevarle la contraria obedeció, escuché el ruido de su pantalón bajarse y lo que siguió después. Sentí nervios muchos nervios.

Se coló también en la bañera frente a mí, su sangre puso el agua roja de inmediato.

—¿Qué tratabas? ¿Dar lástima para que mi sirvienta te ayudara? —preguntó este quitando la sangre de sus brazos.

—No... Yo no trataba de hacer eso —dije con temor.

—Quiero que entiendas una cosa Bestia, el pasado no se recuerda aquí. Ese futuro tan hermosamente planeado simplemente se acabó, lo que no es necesario lamentarse por algo que jamás sucederá —comentó— Tu presente es conmigo y tu futuro igual.

Varias lágrimas empaparon mi cara, levante la mirada y me percate que este me observaba, así que la baje enseguida, pero luego sentí su tacto en mis manos. Trataba de quitar lo que yo no le permitía ver.

—Quita las manos —dijo muy cerca de mí, rostro.

¡No quería! ¡No quería que este se aprovechará de mí y justo aquí! Pero ¿Y si decía las palabras y el collar se activaba? ¡Iba a morir electrocutada aquí!.

Poco a poco retiré las manos y este aprovecho en poner las suyas para tocarme. Su tacto era descontrolado y eufórico como si mis pechos les causará mucha impresión y sensación.

Sentí su boca sobre mi pezón, lo succionó a tal punto de que lo rosa se transformó en rojizo. Mientras él parecía disfrutar del momento, yo solo aguantaba y rezaba para que esto culminase rápido.

Y el destino me escucho, tocaron la puerta interrumpiéndole el acto.

—¿Qué quieren? —dijo Aiden molesto.

—Señor, disculpe la intromisión, pero necesitamos que venga urgente —comentó una voz masculina a través de la puerta.

—Ok ya voy —respondió de mala manera.

Se quitó lo último que le quedaba de sangre en el cuerpo y se salió de la bañera. Sus partes íntimas quedaron expuestas ante mí, lo que me hizo no voltear hasta que este se marchara del baño.

Enseguida entró Abed nuevamente y este le dijo con un tono claro y severo:

—Preparala, hoy será mia —

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