Ámame
ESTA NOVELA PERTENECE A UNA SAGA SOBRE AMOR, VENGANZA Y MAFIA
Capítulo Uno
La noche era oscura debido a las nubes en el cielo. Al parecer Camila no era la única que sentía deseos de llorar. La joven de tan solo veintitrés años de edad estaba devastada luego de que su novio la hubiese dejado. Lo que la hacía sentirse peor era que lo hiciera el mismo día en el que ella pensaba que él le iba a proponer matrimonio.
Esa mañana, cuando salió del departamento y fue hacia su trabajo, encontró una nota en la que le deseaba buenos días. Era algo típico de Cristian dejarle notitas, costumbre de ambos en realidad. Ella era una abogada que acababa de recibirse y estaba trabajando como pasante en un estudio jurídico con gran reconocimiento en la ciudad. Aunque el trabajo lo había conseguido a través de un amigo de sus padres que vivía en el pueblo donde ella se había criado; se sentía muy orgullosa de sí misma, ya que la carrera era difícil y era una de las pocas en su curso que llegó a terminar la carrera sin tomarse un año sabático.
Aunque ella sabía que en parte era porque sus padres la habían criado de una manera amorosa, pero con bastantes expectativas. Por lo que todo el tiempo, desde muy pequeña, la hacían hacer actividades para enriquecer su mente. El ser derrotada no era una opción en la vida de Camila. Por lo que no quería decepcionarlos fracasando en su primer trabajo, aunque fuera de medio tiempo y solo lo hiciera para poder terminar su tesis.
Camila era de las personas que siempre trataba de dar lo mejor de sí, pero en este caso creía que su jefe era un hombre infame. ¿Cómo era él? No lo sabía, ya que en realidad lo había visto muy poco en el estudio jurídico. Aunque todos los abogados de la ciudad lo conocían. Él había formado un imperio en la industria. Además del bufete de abogados más grande de la ciudad, por otros negocios. Era prácticamente un CEO a la vista de muchos.
Camila se sentía normalmente orgullosa de trabajar para alguien como él. Sin embargo, ese día le había pedido, o mejor dicho, había hecho que uno de sus empleados le pidiera a Camila que se quedara hasta que la última persona se retirara, y se encargara de cerrar las puertas del bufete. Por lo que esta iba muy atrasada a su cita con su novio Cristian. Este le había escrito por mensaje durante el almuerzo y le había dicho que quería verla en un restorán conocido de la ciudad a las veinte horas para cenar juntos.
Camila había conocido a Cristian en primer año y él se le había pegado como chicle a un zapato. Ella no era una chica con una personalidad llamativa. Si bien había crecido en un pueblo pequeño, entre sus conocidos no le gustaba resaltar. Y hasta ahora en la ciudad solo tenía una persona a la que consideraba su amiga. Por lo que cuando él la invitó a salir, este suceso había dejado perpleja a Camila. Ya qué Cristian sí era muy popular, no solo con las chicas, las cuales siempre estaban invitándolo a salir, sino también con sus otros compañeros. Así que cuando aceptó ser su novia solo se dejó llevar; fue Cristian quien se encargó de todo siempre, para empezar, él fue quien decidió cuando sería la fecha de su noviazgo, ya que habían salido un tiempo a escondidas de sus amigos. Según le había dicho, era para que no hubiera malos entendidos con sus compañeros. Cosa que Camila no cuestionó en ningún momento pese a no estar de acuerdo. Él había sido quien le propuso irse a vivir juntos y seguramente él sería quien le propusiera matrimonio. Ya que hacía unos meses Cristian le había mencionado que quería que se mudaran a una casa con más habitaciones, puesto que su departamento era pequeño para que los dos trabajaran desde ahí.
Camila miró el reloj y se dio cuenta de que se le estaba haciendo tarde si quería prepararse para su cita. Aun así, sus compañeros seguían trabajando y no podía echarlos. Ella se aseguró de tener todo listo para que cuando ellos se fueran pudiera llamar un taxi y así irse directo a su departamento. Por fin, el último de sus compañeros se despidió de ella y Camila pidió un móvil de taxi por su app mientras cerraba todo. El taxista no paraba de hablar, algo común cuando ella subía sola. Siempre le estaban preguntando de donde era porque su acento no era parecido a las personas que vivían en esa ciudad.
Camila había sido muy meticulosa buscando en su closet ropa que sabía que era la favorita de su novio. Porque la ocasión lo ameritaba, según ella. Se maquilló en el baño de manera que no se notara que llevaba mucho maquillaje, lo hizo con tonos suaves que hacían relucir sus facciones, en eso era muy buena, ya que su madre era muy meticulosa con ella y desde muy joven le había enseñado los trucos para llamar la atención de manera positiva sin ser extremadamente bella. Aunque también era bastante crítica con respecto a su apariencia. Algo que en el fondo afectaba a Camila y las decisiones que esta tomaba a la hora de vestirse.
Cristian decidió que lo mejor era que se encontraran directamente en el restorán, por lo que los sentidos detectivescos de Camila se habían activado aún más. Hacía un tiempo ambos habían hablado que luego de recibirse lo mejor para ellos era tomar el siguiente paso. Y aunque formalmente ella aún no era licenciada, era como si lo fuera porque ya se encontraba trabajando. Al estar lista volvió a pedir un taxi desde su app y pagó anticipado con su tarjeta, porque la cartera que llevaría era pequeña y no podía estar llevando su billetera. Al llegar a la locación se dio cuenta de que el lugar era más hermoso de lo que recordaba. Estaba lleno de luces amarillas que le daban un toque íntimo al sitio. Había filas para entrar, por lo que estaba segura de que su novio había hecho la reserva con anticipación. Estaba un poco nerviosa con toda la situación. No estaba segura si aceptaría porque verdaderamente quería hacerlo o solo porque él se lo iba a pedir.
Sin embargo, al encontrarse con él lo notó muy distante para la ocasión. Entendía que por su trabajo estaba intranquilo e irritable, ya que muchas veces no volví a dormir a su casa. Aun así, esperaba que cuando la viera le dijera algo lindo acerca de su ropa o su cabello. Ella llevaba, lo llevaba muy largo por debajo de la cola, así como a él le gustaba. No se lo había cortado en casi seis años porque cada vez que se veían él siempre le decía lo bonita que se veía con el cabello suelto.
Ellos habían empezado a convivir hacía un par de años, lo que había causado unas cuantas discusiones. Él siempre que discutían se ponía tenso como ahora. Sin embargo, Camila no veía la razón para que él se encontrara así. La última vez había sido por los hijos. Él decía no estar listo para hijos, pero ella soñaba tener uno pronto. Sabía que eso pondría felices a sus padres porque los dos se habían jubilado recientemente y tenían tiempo de sobra para pasar con sus futuros nietos. No quería que sus hijos no conocieran a sus abuelos por esperar mucho. Pese a eso, Cristian había puesto el grito en el cielo cuando ella le comentó que deseaba tener hijos. Él le había dicho que era una locura imaginarse con un hijo si ni siquiera se habían casado y menos recibido. Después de unos días de estar peleados, por eso no habían vuelto a hablar del tema.
Camila le preguntó a Cristian que era lo que le había pasado para que estuviera con ese estado de ánimo. Para su sorpresa, él le dijo que era ella lo que lo incomodaba.
—Camila, estoy cansado de que siempre estés molestándome —dijo el joven como si la mera presencia de su novia hiciera que se irritara.
Ella nunca lo había visto tan encolerizado. Era como si fuera otra persona. Ya no se parecía a Cristian, ni en la peor de sus peleas él había sido tan cruel con Camila.
—Cris, no entiendo —respondió Camila al sentirse avasallada por las emociones que su novio le estaba transmitiendo en ese momento.
Él no era una persona agresiva ni con ella ni con otros. Nunca le había gritado y mucho menos le había faltado el respeto. Aun así, ahora lo estaba haciendo todo al mismo tiempo y delante de todos los presentes en el restaurante, quienes ante la voz de Cristian habían volteado a verlos. La vergüenza se apoderó de Camila.
—Cris, hablemos —le pidió ella para tratar de calmarlo. Ya que las personas no quitaban la vista de su mesa. Y ella ya tenía ganas de llorar por cómo se estaba presentando la noche.
Pero, a él no pareció importarle y siguió hasta que finalmente le dijo que todo se había terminado entre ellos. Que buscara dónde quedarse a dormir porque él estaba saliendo con otra chica y que la iba a llevar a vivir con él a partir de ese día.
Camila no lo podía creer. Su novio, y compañero por casi cinco años, no solo la estaba dejando, sino que le estaba contando que le había sido infiel. Y para ser más cruel, aún al mismo tiempo la estaba echando de su propio hogar. Sin que ella pudiera caer en la cuenta de lo que estaba pasando, él se apresuró y pidió la cuenta. Después de eso se levantó de la mesa con gran desdén. Le acababa de romper el corazón como si ella no hubiera sido nadie para él todo ese tiempo. Incluso menos que un cliente o un rival al que buscaba destruir. La había avergonzado ante todo el restorán.
—Toma, mi parte de la cena —le dijo Cristian mientras tiraba dinero sobre la mesa.
—Espera. No entiendo lo que está pasando aquí. Pensé que me querías —afirmó la joven con los ojos llenos de lágrimas.
Él, sin mirarla, tomó sus cosas y salió del lugar dejándola con la palabra en la boca. Camila no solo estaba destrozada, sino que su cabeza era un lío de preguntas. ¿Por qué no se dio cuenta de lo que pasaba? ¿Tan ciega había podido ser?
Para peor, la mesera que los había atendido acababa de ponerle la cuenta en la mano. Camila por un instante se quedó inmóvil. No deseaba ver a su alrededor ni caer en la realidad. Si bien había sido un día horrible, esperaba que todo fuera solo un sueño. De esos que parecen muy reales, pero que cuando despiertas te dan tranquilidad. Sin embargo, no lo era, no tenía tanta imaginación para soñar algo tan horrible.
—Yo no traje dinero ¬—dijo Camila, muy avergonzada.
A la mesera no le quedó más remedio que llamar al gerente para que hablara con Camila. Este, al no saber de qué se trataba la situación, había sido muy grosero con ella, ya que pensaba que Camila trataba de engañarlo. Por suerte la moza sintió pena por Camila, después de que su jefe le dijera que si no pagaba iba a llamar a la policía. Ella se acercó a Camila y le recomendó que llamara a alguien para que la ayudara a pagar la cuenta. Aún tenía su teléfono, podía ser que conociera a alguien que estuviera dispuesto a darle una mano.
—Escucha, mi jefe no es tan malo. Seguramente alguien puede hacerte una transferencia. Así podrás irte tranquila —le indicó la mesera.
Después de estas palabras de aliento por parte de la moza, Camila llamó a su única y mejor amiga. Le pidió que le hiciera el favor de transferirle dinero a su cuenta para poder pagar la cena. Guadalupe lo hizo sin entender que era lo que pasaba. Ya que no le había contado todavía lo ocurrido. Por un lado, porque le daba mucha vergüenza y por otro para que su amiga no saliera corriendo a querer matar a Cristian. Porque ese tipo nunca le había caído bien a Guadalupe. Y Camila no estaba ni de humor ni con la fuerza emocional para escuchar las palabras “te lo dije”.
—¿Pelearon con Cristian? —preguntó Guadalupe.
Camila ignoró lo que su amiga le preguntó y solo le dijo que necesitaba que la dejara dormir en su casa. A lo que su amiga accedió sin objeción. Guadalupe aún vivía con sus padres, por lo que no tenía mucho espacio para recibirla. Pero, aun así, sabía que, si Camila le pedía eso, era porque algo muy malo había pasado entre ella y Cristian.
Finalmente, Camila salió del restorán sintiéndose derrotada. Las personas habían visto todo lo ocurrido e incluso algunos hablaban cerca de ella. Aunque sabía que había podido usar un montón de argumentos frente al dueño del local, siendo que ella era abogada. Sin embargo, no había podido pensar. Su mente estaba en blanco. Su corazón destrozado y su piel erizada por el frío que sentía. Ni el clima se ponía a su favor esa noche. El cielo estaba nublado y había mucho viento. Las estrellas se habían refugiado detrás de las nubes. Algo que Camila deseaba hacer también. Quería llegar pronto a la casa de su amiga para poder hacer lo mismo en sus brazos.
Autora: Osaku
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Updated 79 Episodes
Comments
Graciela Saiz
😭😭😭😭😭😭 maldito 🤬
2024-11-20
0
Haidee González
fotos de los personajes principales gracias por su atención
2024-09-22
0
Elvira Fretes
la historia de Camila, maldito infeliz 😡, espero que reciba su merecido 😡
2024-09-04
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