El jinete al que se le encomendó la tarea de llevar la carta para el rey Basil salió a toda prisa del palacio, las horas estaban contadas para el rey dimitido, y solo aquel papel podía lograr que padre e hijo se abracen por última vez; El rey Azriel no fue el mejor padre para el pequeño Basil que creció solitario esperando un poco de atención, pero cuando aquel niño creció y se convirtió en un hombre de valor su padre comenzó a admirarlo, y aquella admiración se pudo traducir más tarde en cariño, pudiendo así remendar sus errores poco a poco, y siendo un mejor padre, aunque de si hay algo que no cabe duda es que fue un excelente abuelo, sobre todo para los mellizos, Patrick y Arthur, quienes desde muy pequeños se mostraron entusiasmados por su compañía.
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Elaine iba muy pensativa en el carruaje, después de su primera noche con Edward algo cambió dentro de ella, y es que desde el primer momento en que lo vio por alguna razón el odio que la motivaba en su venganza desaparecía y solo deseaba que aquellos ojos azules no dejasen de mirarla, pero desde esa noche podía afirmar que el amor confeso de Edward había borrado cualquier rastro de odio que podía aún prevalecer en su corazón, sin embargo pese a todo lo bello que concebía en su ser había algo más que no la dejaba en paz y era el hecho de ocultar la verdad, deseaba poder contarle al príncipe su pasado y las razones por las que estaba en Londres, ella sabía que la sinceridad era primordial en una relación, pero el miedo a que él reaccionase reacio a entender la situación era más grande, su mente tenía dos bandos luchando con fuerza, y aquello le produjo dolores de cabeza.
Giselle se veía tan animada al poder salir del palacio, parecía un niño del campo que conocía por primera vez la agitada ciudad. Todo se veía animado fuera, o tal vez era su percepción ya que ver gente en el palacio que no dejaba a un lado la etiqueta y las formalidades en ningún momento le estaba aburriendo, al menos en su casa podía correr descalza sin que nadie la mirase mal, preparaba tarta de naranja dos veces a la semana con su madre en la cocina sin que nadie la juzgue por eso, y podía abrazar a su padre hasta asfixiarlo cada mañana sin que nadie le recordase que eso estaba prohibido, esos pequeños privilegios no podía tenerlos en el palacio y ansiaba poder vivirlos una vez más aunque en la tarde le tocase regresar a su realidad y se sintiese triste por eso.
-. Elaine deberíamos caminar un momento por las orillas del río Támesis, no sabes cuanto ansío volver a hacerlo, cuando vivía con mis padres era de mis actividades favoritas. – Le dijo la hija del conde a la marquesa que no la escuchó pues estaba ahogada en un millón de pensamientos. – Elaine, Elaine ¡Elaine! ¿Me estás escuchando?
- ¿Qué? Claro.
- Apuesto que lo único que haz escuchando es tu nombre cuando alcé el tono de voz.
- Perdón Giselle es solo que tengo tantas cosas en la cabeza\, pero dime ahora mi concentración es solo para ti. – Elaine fijó los ojos en su amiga y dejó de pensar en sus problemas.
- Gracias por ese privilegio mi Lady\, Ja\, ja\, ja. Bien\, ahora que tengo tu atención solo para mí continuaré\, te decía que deseo ir a caminar en las orillas del río Támesis\, hace mucho que no lo hago\, y sería agradable hacerlo por primera vez acompañada de mi amiga.
- Por supuesto\, no veo una razón para rechazar tan tentadora oferta.
- Sé que debes estar cansada\, pero te aseguro que la caminata será corta\, solo deseo escuchar a los pajarillos cantar\, me bastará eso para no enloquecer con el encierro del palacio.
- Entonces… ¿La caminata primero o prefieres pasar por la modista antes?
- La caminata primero.
- Bien\, hagamos eso entonces.
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Edward despertó cuando escuchó el alboroto en los pasillos, se dio cuenta que la marquesa se había escapado de sus brazos, y extendió su mano para abrazar nuevamente a Elaine, pero su corazón dio un salto cuando por más
que extendió sus dedos hasta el otro borde de la cama no encontró la figura de su amada, enseguida abrió los ojos y para su mala suerte quedó cegado por la luz mañanera que entraba por los ventanales, con un poco de frustración abrió y cerró los parpados rápidamente hasta acostumbrarse, después se fregó perezosamente la vista, cuando la pereza abandonó su cuerpo se levantó de golpe e inspeccionó la habitación en busca de Elaine.
Un suspiro de desilusión salió entre sus labios, no le cabía duda que ella se había ido sin avisar, más bien había escapado, no había rastro de la ropa que él le quitó y tiró lejos de la cama, solo quedaba aquel dulce aroma a vainilla de su perfume difundido en el aire, aroma que claramente después de esa noche no podría olvidar, él no entendía las razones por las que ella se fue y eso le frustró. Su mente fue invadida por pensamientos algo tontos, , .
-. ¿Qué demonios hiciste conmigo Elaine? Sé que no debería maldecir, y también sé que mi madre me daría un sermón por hacerlo, pero es que de verdad no entiendo. Y debo admitir que eres la primera mujer que deseo entender, daría hasta mi vida por hacerlo… porque sencillamente me tienes loco. – Se dijo así mismo mientras miraba los ángeles pintados en la cubierta.
Estaba sumergido en sus pensamientos cuando escuchó que alguien tocaba la puerta, de manera perezosa se levantó y se cubrió rápidamente pues no deseaba que nadie más que Elaine vea su cuerpo desnudo.
-. Su excelencia, lamento despertarlo, su madre pidió que lo levante. – Dijo la doncella de la reina sin levantar su mirada.
- Bajaré enseguida. – Dijo él\, caminando de nuevo hasta su cama con una sensación de vergüenza pues nunca antes había sucedido que se quedaba dormido. La mujer asintió y se retiró dejando cerrada la puerta. – Una mujer me abandonó desnudo en mi cama\, dejé que mi madre desayune sola\, descuidé mis obligaciones como nunca antes\, definitivamente me desconozco.
Después de vestirse con la ayuda de sus sirvientes personales salió de la habitación, y notó que había un ajetreo inverosímil en los pasillos del palacio, claro que era normal que haya gente yendo y viniendo todo el tiempo, pues había cientos de personas sirviendo a la familia real, pero ese día era diferente se podía ver en el semblante de los sirvientes que algo iba mal.
Mientras caminaba escuchó un bullicio al final del pasillo que al parecer estaba causado por su hermano, podía identificar su voz entre cientos hablando al mismo tiempo. Antes de buscar a su madre para presentar sus respetos decidió ir a ver que sucedía con Patrick, aunque para él ya era algo normal que su hermano cause alboroto.
-. Haga algo por él o mataré a toda su familia y eliminaré su sangre de la faz de la tierra. – Patrick tenía al médico real sostenido sobre la pared.
- ¿Qué demonios te sucede Patrick? Suelta al hombre. – A Edward casi se le cae la mandíbula por la sorpresa ante tal escena.
- No intervengas Edward\, esto no es asunto tuyo.
- No cometas una locura.
- ¿Qué deseas? ¿Por qué estás sosteniendo al médico de esa manera?
- Se trata del abuelo\, el rey dimitido. Él… él está al borde de la muerte y nadie hace nada\, ni siquiera este inservible que recibe mucho oro por cuidar de su salud.
- ¿Qué?
- Como lo oyes\, el rey dimitido está muriendo.
Edward sintió una punzada en el corazón, se le nubló la razón por unos segundos, y no supo que hacer, de sus labios lo único que salió fue un grito. – Baja al hombre ¡Déjalo en paz! – No tenía intenciones de ser el salvador del médico, pero ante tal sorpresa fue lo único que articuló con su boca.
Patrick rio maliciosamente y lo miró con desdén, después soltó al médico dejando que este huya de ahí con miedo a seguir siendo torturado. - ¿A ti no te importa el abuelo? ¿Cierto? Si el rey Azriel muere tú pasas a ser el heredero directo al trono ¿Eso es lo único que te importa? ¿Cierto?
-. No digas estupideces Patrick, tú no me conoces en lo absoluto. No te cruces en mi camino, iré a ver al abuelo.
- No irás a ningún lado hasta que respondas mi pregunta.
- Lo consideraría si estuvieses cuerdo\, pero tu odio hacia mí te ha segado.
- ¿Odio? No eres tan importante como para odiarte.
- Bien si no es odio\, entonces debe ser el alcohol que te ha podrido la cabeza. Ahora déjame pasar que no tengo ánimo para seguirte escuchando.
Patrick fingió reír fuerte y sin previo aviso le dio un fuerte golpe a Edward que lo tumbó, al ser tomado de imprevisto él cayó sobre el piso sintiendo después una lluvia de golpes.
Arthur escuchó el testimonio del médico que salía a toda prisa, y sin dudar corrió en busca de sus hermanos. Cuando llegó al pasillo, miró a Patrick golpeando a Edward, que pese a ser un excelente soldado, experto en la lucha cuerpo a cuerpo, estaba tendido sin demostrar afán por defenderse, aún con sangre bajando desde la comisura de sus labios sorprendentemente no dejaba de sonreír.
-. ¿¡Qué haces Patrick!? Deja a Edward en paz. – Tomó a Patrick, y lo neutralizó. Enseguida un par de sirvientes se acercaron a Edward para ayudarle.
- Déjame darle una lección a ese imbécil.
- ¿De qué hablas? Estás actuando con ira\, deja de decir estupideces.
- Al menos déjame darle un par de golpes más\, de todas formas\, después vendrá el rey y me dará un castigo\, tal vez me exilie ja\, ja\, ja.
- Escucha las sandeces que estás diciendo\, Edward también es nuestro hermano\, es nuestro hermano mayor\, le debes respeto.
- Déjalo\, déjalo que me mate\, si apacigua su ira injustificada en mi contra no tengo problema con que me mate a golpes. – Dijo Edward que logró ponerse de pie\, sentía adolorido el rostro\, y su labio ardía mucho.
- Lo llevaré a otro lugar hasta que se calme\, ve a lavarte esas heridas.
- No le diré al rey si eso es lo que te preocupa\, hasta que él llegue mis heridas ya han de haber sanado\, y nadie te va a castigar.
- Imbécil\, ahora eres caritativo.
Eso fue lo último que se escuchó en el pasillo, antes de que Arthur logre sacar a Patrick de ahí.
Edward entendía el odio de Patrick, le costó algunos años entenderlo, y es que la respuesta era más sencilla de lo que se piensa, todo se remonta a su niñez cuando Edward comenzó a ser el centro de atención pues entre los tres algún día él sería el rey.
Los tres hijos de Adara y Basil tenían una relación muy cercana entre ellos, no había disgustos mayores, solo eran niños pequeños que estaban conociendo el mundo y sus curiosidades, juntos, hasta que Edward cumplió diez años y entonces todo cambió, dejó de formar parte de aquel triángulo inseparable, y todo se derrumbó, Arthur de alguna manera lo entendió pues su personalidad se adaptaba a los cambios abruptos prácticamente desde que nació, pero para Patrick fue más difícil, él sentía que algo le faltaba sin Edward; El pequeño Patrick buscaba a su hermano mayor para realizar las actividades habituales como jugar a las espadas o montar ponys mientras imaginaban que estaban al frente de la guerra, pero cada vez que lo hacía recibía un reprimenda pues estaba “interrumpiendo las labores del futuro rey”, su pequeño corazón no pudo entender como su hermano los dejó a un lado para hacer actividades nada divertidas, ese fue el primer gran golpe que recibió en la vida, pero después sucedió algo peor, y esta vez fueron sus padres. Los príncipes herederos no descuidaron los primeros años de vida de sus hijos y si dependiese de ellos no los hubiesen descuidado jamás, pero el consejo real y aquellos que velaban por los intereses de la nación decidieron que Basil debía encargarse de los deberes estatales que su padre ya no podía cumplir por su edad y eso le quitaba prácticamente todo su tiempo, y claro Adara debía dedicar a realizar actividades de la corona, y por supuesto ambos tenían el deber de velar por Edward para que se forme con todas las características de un hombre que más tarde tomaría el poder en sus manos.
Los padres no tienen un manual en donde se especifique lo que deben hacer para ser los mejores padres con sus hijos; Adara y Basil no se dieron cuenta del daño que causaba lo que hicieron con sus hijos al tomar otras responsabilidades que prácticamente volvieron nulo aquel vínculo tan cercano, ellos solo querían lo mejor pero se equivocaron, y la víctima más grande de aquello fue Patrick.
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Comments
Herminia Cabrera
esperaré con ansias el siguiente capítulo
2022-08-11
2
Keydis Santana
maravilloso capítulo con el tiempo Patrick entenderá q no es culpa de edwar si no de las circunstancias
2022-08-11
2