Cuando el conde vio que el ya oficial príncipe heredero se dirigía hacía ellos, le hizo una señal a su hijo para que abriera espacio para poder saludarlo correctamente. Cuando Elaine se dio cuenta que él se acercaba dejó de mirar, y fingió estar comiendo plácidamente.
-Su excelencia, es un honor para mí, y para mi familia poder saludaros en este día tan especial para la familia real de nuestro reino. – Se adelantó el conde, quien con una mano extendida y una reverencia saludó al príncipe.
- Buenas tardes su excelencia… - Dijo Elaine, ya que, al no pertenecer a la familia del conde, debía presentar su respeto. Sin embargo, todos le miraron esperando que ella diga algo más, pues se quedó corta en su saludo, y más siendo ese un día tan especial para Edward. Ante la presión añadió. – Es un honor para mí haber sido invitada a tan magnífico evento. – Luego hizo una leve reverencia.
- Buenas tardes. – Respondió Basil desviando su mirada hacia todos lados menos al rostro de Elaine, su sola presencia era suficiente para que él casi tartamudeara al hablar, una vez más lo notaba. - Mis padres quieren agradeceros por acompañarnos en este día, su honorable presencia en este palacio siempre será bienvenida, y aún más cuando nuestras familias se unan con el matrimonio de mi hermano el príncipe Patrick, y la señorita Giselle.
- Su excelencia, agradezco el gesto de presentarse ante nosotros para decirnos tales palabras, nos reconforta pensar que no somos simples desconocidos para sus majestades.
- Bien, espero que sigáis disfrutando de este banquete, iré a saludar a los demás invitados. – Dijo Edward, todos hicieron una reverencia, excepto Elaine que no dejó de mirarlo de manera extraña.
Al príncipe le pareció extraño el comportamiento de Elaine, hace unos días prácticamente le pidió matrimonio y ese día estaba ignorándolo por completo, hasta parecía que el único interesado era él, sentía una necesidad inmensa de hablar con ella, pero esperaría el momento adecuado.
Elaine se dio cuenta que la familia del conde Piero le miraba con asombro, y supo que estaba actuando diferente a lo habitual y que lo estaba haciendo evidente ante las personas que lo conocían, así que decidió alejarse por un momento para poder respirar y ordenar sus pensamientos.
-Vuelvo enseguida. – Dicho eso se retiró.
- ¿Crees que necesite algo? La marquesa ha estado muy callada. ¿Debería ir tras ella? – Le dijo la condesa.
- Tal vez necesite su espacio, déjala a solas un momento, si sucede algo seguramente nos lo dirá.
^^^Al otro lado del salón…^^^
Patrick estaba muy ansioso, a él no le hacía mucha gracia ser el centro de atención, y Giselle notó su actitud.
-¿Sucede algo su excelencia? – Le preguntó ella.
- No. – Le respondió levantando la comisura de sus labios.
- No ha dejado de mover los pies desde que llegamos aquí, pareciera que quiere salir corriendo.
- Estoy bien.
- ¿Quiere ir a otro lugar? – Giselle quería ser amable con él.
- ¿Irá conmigo?
Ella asintió y fueron juntos a caminar. Los reyes los vieron alejarse y se miraron uno al otro asombrados, Adara dentro de sí se alegró al verlos más cercanos.
-¿Por qué su abuelo no estuvo presente en la ceremonia? – Le preguntó ella para romper el silencio entre ellos.
- Bueno supongo que puedo contarle ya que prácticamente es de la familia, la salud de mi abuelo últimamente ha ido en decadencia, desde hace cuatro días no se ha levantado de la cama, hoy dio su bendición a la familia real y no sé porque lo sentí como una despedida.
- Lo lamento.
- No, es necesario lamentarse, creo que las personas cumplimos un rol en este mundo, y cuando llega el momento de despedirse de él simplemente hay que aceptarlo.
- ¿Despedirse de su abuelo? - Ella no comprendió bien lo que dijo al final.
- No, del mundo, creo que debe trabajar en su capacidad comprensiva. – Él lo dijo como algo normal, pero Giselle se sintió insultada con esa respuesta.
- ¿Tiene que ofenderme por una pregunta que hice?
- No encuentro ofensa alguna en mis palabras, como mi futura esposa debe saber que no tolero la ignorancia en la gente que me rodea.
- Ahora resulta que soy una ignorante, sabe algo, usted debería trabajar en su empatía porque con lo que sale de su boca solo hace que la gente se quiera alejar de usted. – Soltó su brazo y se dispuso a regresar.
- ¿Y ahora qué hice? – Él corrió detrás de ella. – No puede dejarme así.
- No tengo nada que hacer aquí, regresaré a mi casa.
- Tiene que quedarse conmigo, será raro si usted se va sin más.
- ¿Debería quedarme para seguir escuchando sus ofensas y aires de superioridad?
- Está bien, no diré nada entonces.
- ¿Y…?
- Y… ¿Qué?
- Al menos debería disculparse, porque sino pensaré que la estupidez sobrepasa su ego. – Giselle quería darle un buen golpe, no podía creer la desfachatez del hombre, pero se calmó y respiró profundo para calmar sus impulsos.
- ¿Disculparme?... Está bien, está bien no se vaya, discúlpeme por ofenderla. – Lo dijo tan rápido que apenas se escuchó.
- Acepto sus disculpas, pero eso no impedirá que me vaya. – Ella prácticamente escapó después de escucharlo, Giselle sintió alivio cuando él se disculpó, aunque de mala gana, pero lo hizo.
Patrick la miró alejarse, y comenzó a reír. – No puedo creer que me disculpé con ella, debo estar loco quizá.
Giselle de verdad pretendía ir a casa, pero cuando estaba por salir, la reina mandó a llamarla, y recordó a que fue ese día al palacio.
-Su majestad mandó a llamarme.
- Así es, vamos adentro querida, tenemos una charla pendiente. – La reina entró al palacio, y Giselle la siguió. – Supongo que sabes que vamos a hablar.
- Creo saber su majestad.
- ¿Entonces? ¿Cuál es tu decisión?
- Yo decidí que vendría a vivir en el palacio, no sé si sea la mejor decis....
- Bien, mañana mismo vendrás, mandaré algunos hombres para que puedas traer lo necesario, por la ropa y accesorios no te preocupes puedes comprar lo que desees cuando estés aquí.
- No merezco tantas atenciones su majestad, agradezco su generosidad. – Elaine hizo una reverencia.
- Ey no, la futura esposa de mi hijo debe tener lo mejor, y como te dije antes querida siempre podrás confiar en mí, créeme no tendrás mejor aliada en este palacio que tu reina.
- De verdad gracias su excelencia, no me siento merecedora de su bondad, pero le aseguro que haré todo lo posible para no decepcionarla.
Adara le dio un abrazo a Giselle, ella sabía que la hija del conde tenía un gran corazón, y que su hijo cambiaría su actitud con ella, solo era cuestión de tiempo.
^^^En otro lugar del palacio…^^^
Elaine se sentó en una de las tantas bancas solitarias del patio trasero, llevó sus manos al rostro y ahogó sus gritos, se sentía tan mal, a ese punto no sabía si era buena idea permanecer en Londres o si sería mejor regresar a Francia y olvidar todo lo relacionado a la venganza, y es que en su cabeza había una idea completamente diferente en cuanto a la familia real, Adara parecía una mujer amable y justa, aunque sentía odio sentía que estaba siendo injusta con ella, Basil era un rey respetado, no parecía ser el hombre injusto que describió su madre, y Edward, su blanco, terminó convirtiéndose en un arma de doble filo.
Ella amaba a su madre por sobre todo, quería tomar venganza, pero ya no sabía si podría. Se levantó y comenzó a dar vueltas, pensando una y otra vez en lo mismo, las palabras de Rania retumbaban fuerte dentro de su cabeza, y por otro lado estaba su corazón que le decía que deje todo atrás y viva una vida tranquila.
Edward sintió curiosidad por el paradero de Elaine, así que la buscó entre los invitados y al no verla supuso que debía estar husmeando por ahí, así que fue a buscarla, y cuando la encontró iba a acercarse, pero miró su extraña forma de actuar y decidió espiar un poco.
- Debo regresar a Francia, no tiene sentido seguir aquí. No, Elaine debes pensar en lo que prometiste en la tumba de tu madre, no te puedes acobardar solo porque te gusta el principito. – Decía en voz alta sin pensar que alguien la escuchaba, Edward por su parte enseguida supuso que se refería a él.
Mientras daba vueltas, ella se dio cuenta que estaba siendo espiada y sintió que su sangre se heló, parecía que se hizo costumbre espiarse entre ellos.
- Vaya, que conmovedor, entonces en verdad le gusto.
- ¿Usted de nuevo? ¿Qué hace aquí? Es de mal gusto espiar a los demás. – Se puso tan nerviosa, que olvidó al instante sus pensamientos.
- Enfoquémonos en lo importante, usted se refirió a mí con un diminutivo, eso si es de mal gusto, y bueno también escuché algo como,” no te puedes acobardar solo porque te gusta el principito”, el otro día pensé que estaba bromeando con lo de casarnos, pero ahora que prácticamente he escuchado su confesión de amor, he llegado a pensar que tal vez si hablaba en serio. – Lo dijo mientras se acercaba a ella lentamente sin dejar de mirarla.
- No fue una confesión de amor, además usted no es el único príncipe del mundo.
- ¿Entonces a quién se refería? ¿A mi hermano Patrick el prometido de su amiga? O tal vez, ¿A Arthur? A quién apenas ha visto.
- No se acerque más su excelencia.
- ¿Si lo hago va a besarme como lo hizo esa noche en el jardín? – Posó sus manos en su cintura y la atrajo hacia él. – Porque si es así, entonces… me quedaré aquí esperando a que lo haga.
- Yo… no voy a besarlo de nuevo.
- ¿Por qué? – Él acercó su rostro al de ella.
- Fue usted quien puso una barrera entre nosotros, no me atrevería a besar a alguien… que piensa que besarme es una falta de respeto. – Ella apenas podía verlo, el azul de sus ojos brillantes la cegaba por completo.
- ¿Entonces puedo faltar a mi palabra y besarla sin que piense que soy un degenerado irrespetuoso?
- Yo jamás pensaría eso de quién me ha robado el aliento desde la primera vez que lo vi. - La voz le salió en un tono muy sensual.
Él no lo pensó más y la besó, fue un momento sublime para ambos, es beso era más que simple deseo, era la prueba de que había sentimientos más profundos que estaban saliendo a flote, en ese momento no importaba la sociedad y sus estatutos, eran simplemente ellos bajo los últimos rayos del sol.
Sin saber Edward estaba esperando que aquello sucediera, y desde ese momento admitía plenamente que perdía la cordura frente a Elaine. Ella aún no sabía qué decisión tomar, pero tal vez ese beso sería la señal que necesitaba para no continuar con sus planes… o tal vez no era suficiente.
Después de un par de minutos, sus bocas sedientas se separaron, y hubo un par de miradas silenciosas entre ellos.
A Elaine no se le ocurrió otra cosa que salir corriendo. Él la iba a detener, pero pensó que no era buena idea que apareciera detrás de ella como si la estuviera persiguiendo, así que solo sonrió genuinamente y la miró desparecer entre las flores del sendero.
La marquesa llegó a casa, y corrió a su habitación sin dirigirle la palabra a nadie, luego se encerró en su cuarto y llenó su bañera con agua fría, en menos de una hora ya estuvo desvestida y sumergida en la bañera.
Sus sirvientes no entendían que sucedía, la ama de llaves les ordenó a todos discreción y que no se acercasen a su habitación, ella sabía que cuando Elaine actuaba así necesitaba espacio para calmarse y ordenar sus pensamientos.
-¿En qué lío te has metido Elaine? – Se preguntaba una y otra vez, mientras tallaba su piel con la esponja de baño al punto de dejar marcas rojas en su piel. – Pero si esto lo has buscado tú desde el principio, o es que ahora me siento mal porque me gustó besarlo y olvidé mi venganza en sus brazos… No puede ser, tal vez debería hablar de esto con Giselle, debería decirle la verdadera razón por la que vine a Londres, con su buen juicio podré tomar una mejor decisión… No, no, ella no me perdonaría que le haya ocultado algo tan importante, además si lo llegase a ocultar sería considerado como alta traición. Y aún así no dijese nada, si le confieso que soy hija de una mujer exiliada me verá con malos ojos, y perderé a mi única amiga.
Mientras pensaba en que podía hacer, el hermano de su padre, Daniel de Evreux, regresaba a Londres para entregarle un documento muy importante que pondría en riesgo su buen nombre.
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Estimados lectores, siento mucho no haber subido capítulos las últimas semanas, la universidad consume demasiado de mi tiempo, pero este fin de semana habrá nuevo capítulo, vienen cosas emocionantes para esta historia
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Comments
Herminia Cabrera
muy emocionante la novela
hasta mariposas en el estómago
saludos escritora
2022-06-23
2
Keydis Santana
maravilloso capítulo me encanto
2022-06-23
2
Clau Morita
va muy buena saludos escritora
2022-06-22
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