Elaine y Giselle llegaron a casa del conde, y Eliecer, el mayordomo las recibió, bajaron del carruaje y subieron a la habitación de Giselle, se sentaron en la mesa del balcón y mandaron a traer té y tarta de piña.
- Mis padres no están en casa, así que podemos hablar con comodidad.
- Bien, entonces te escucho. – Le dijo Elaine mientras se acomodaba en la silla.
- No, no, comienza tú primero, mientras tanto yo me mentalizaré para contaros todo.
- En realidad no pasó nada interesante, más bien algo ridículo. Después de que os dejé para que habléis con la reina, seguí caminando por el jardín, y llegué hasta el final del palacio, no había sirvientes y eso me pareció extraño, pero resulta que en ese lugar solo podía estar Edward, seguramente él entrena ahí todos los días, el punto es que metí mis narices en ese lugar y terminé haciendo el ridículo de todas las maneras posibles.
- Siempre que él está cerca terminas por hacer alguna tontería, bravo, ja, ja, ja.
- No te burles.
- Continúa.
- Cuando él se percató de mi presencia, terminé por fingir un desmayo, no me juzgues, no sabía qué hacer, ni como justificar mi presencia ahí, sobre todo porque él estaba semidesnudo… y él, no sé si lo hizo con mala intención, pero me tiró agua helada para “despertarme”, y bueno así fue como terminé con el vestido empapado.
- Vaya caballero, fue algo innecesario haberte echado agua, pero de cualquier forma ¿Por qué fingiste un desmayo? Ja, ja, ja.
- Ni yo misma sé porque hice algo tan vergonzoso.
- Será una buena anécdota para contar a tus hijos.
- Oh, por Dios, no les diría a mis hijos que hice el ridículo con su padre desde que lo conocí.
- ¿Con su padre? Es decir, quieres que el príncipe Edward, bueno casi príncipe, sea el padre de tus hijos.
- No es eso lo que quise decir, además después de eso se portó fríamente conmigo.
- Está bien no diré más. – Se acercó al oído de Elaine. – Pero creo que deberías analizar bien lo que en realidad deseas en tu interior… Pero dime ¿Qué es lo que hizo después?
- Yo traté de acercarme a él, ya sabes, lo hablamos antes, quería buscar una señal de que podría gustarle, y me rechazó rotundamente, hasta llegué a sentirme mal por eso, esto de ser una mujer liberal, y dar el primer paso no ha funcionado, me parece un hombre atractivo, pero siento que es déspota e insensible, el exterior no compensa lo que tiene dentro, lo nuestro jamás funcionaría… eso es lo que pienso ahora. – Respondió Elaine a la defensiva.
- Yo digo que no lo conoces lo suficiente Elaine, tal vez él solo te está mostrando esa parte de él porque tiene miedo de enamorarse de ti.
- Yo siento que él está jugando conmigo, pero déjame decirte algo, le enseñaré como se juega.
- Dios, hasta me das miedo, tal vez deberías dejar de insistir y ver qué pasa, puede ser que él te busque, y si no es así, sabes que eres una mujer hermosa y cualquier hombre en la tierra se fijaría en ti.
- Tranquila no será nada que no se pueda resolver, creo que es hora de que alguien le haga aterrizar, si no gusta de mí, al menos no se olvidará de mi nombre. – Le respondió Elaine, mientras bebía un sorbo de té caliente. Por dentro pensaba “Será que en realidad él no se fijará en mí, y el esfuerzo que estoy haciendo será en vano” y si ese era el caso le tocaría idear un nuevo plan.
- Supongo que no puedo hacerte cambiar de opinión, así que no queda más que darte mi apoyo, tendrás una aliada en el palacio. – Le dijo Giselle guiñándole un ojo, ella aún no sabía del plan de Elaine, es por eso que no pensaba en los planes de su amiga con malicia. – Ahora es mi turno, y es que necesito tu opinión en un tema muy importante.
- Dime, soy todo oídos, aunque no sé si sea la mejor consejera.
- La princesa Adara me ha sugerido ir al palacio a vivir, me ha dicho que quiere que conviva con Patrick.
- ¿Eso quiere decir que está de tu lado?
- Ella quiere lo mejor para ambos, es solo que me dijo que sabe que el corazón de su hijo no me pertenece, e incluso me hizo entender que para él no soy más que un instrumento, no lo dijo con malicia, pero creo que tiene razón, entonces no sé si sea una buena idea ir allí y enfrentarme a mi realidad, ya sabes, para mí Patrick siempre fue mi amor imposible, y después de lo que ha sucedido últimamente lo seguirá siendo, nada cambió desde que era una niña. La princesa también me ha dicho que, si las cosas no funcionan, ella aprobará un decreto para anular el compromiso.
- Giselle, no quisiera estar en tus zapatos, porque es una decisión difícil, tal vez esto debas hablarlo con tus padres, ellos tendrán un criterio mucho más maduro al respecto, pero como amiga quiero decirte que hay dos posibles escenarios, el primero, que convivas con Patrick y su relación mejore, y el segundo que te hiera más el corazón. Creo que queda en ti pensar si es una buena idea ir e intentar que él te mire diferente, tal vez ganes su corazón, o al menos su respeto, o… quedarte en casa y disfrutar con tu familia hasta antes de casarte, de todas formas, el matrimonio arreglado no se podrá evitar.
- Si sobre todo porque los rumores han dejado mi reputación por el piso, sería difícil que alguien se quiera casar conmigo después de anular ese compromiso... Si hablo con mis padres, estoy segura que mi madre estará tan emocionada porque vaya a vivir en el palacio que sería capaz de ir hoy mismo a presentarme con los príncipes, mi padre es más sensato, pero no quiero que si reputación se arruine más en caso de que esto no funcione y termine sola, sin compromiso y con la gloria manchada.
- Estoy segura que tu padre te apoyaría, él te ama demasiado.
- Lo pensaré hasta entonces, y gracias por escucharme.
Las mujeres siguieron hablando en lo que quedaba de la tarde, Elaine estuvo a punto de contarle lo que estaba sucediendo con el hermano de su padre, pero prefirió callar, y buscar una manera de resolver sus problemas por su cuenta.
Al final esa “independencia” para tomar decisiones le llevará por un camino sin retorno, porque pese a su inteligencia no estaba yendo por lo correcto, estaba tan cegada por la venganza que ni siquiera se daba cuenta lo que estaba pasando en su vida y eso le traería problemas, el solo hecho de ocultar el verdadero motivo por el que fue a Londres ya era un riesgo para ella, y su vida podría arruinarse con el mínimo error, como el que cometió al sentir ira cuando estuvo frente a la princesa Adara.
^^^En la ceremonia de coronación…^^^
El día de la coronación llegó, acompañado de un agradable clima, con rayos de sol calurosos y algo de brisa refrescante; el evento se llevaría a cabo en la grandiosa Abadía de Westminster, un lugar lleno de historia, y muy significativo para los británicos. Adara y Basil se vistieron con ropa de lino fino y seda, las mangas del vestido de la nueva reina tenían un montón de encaje y bordados en oro. Sus hijos también estaban muy elegantes, el ambiente de armonía se percibía en el lugar, ese día también era especial para Edward a quien nombrarían oficialmente como príncipe y heredero al trono, primero en la línea de sucesión. Patrick y Arthur, tomaban el puesto de príncipes y segundos en la línea de sucesión en caso de que algo llegase a suceder con el primogénito, después de casarse ambos podrían obtener títulos de duques, o renunciar a la familia real para vivir una vida más normal, que era lo que pensaba hacer Patrick.
Los invitados tenían que vestir prendas lujosas pero no llamativas, ya que había un ordenamiento en el que se especificaba que ese día era para los reyes, y por ende ellos resaltarían en todos los aspectos.
Adara y Giselle llegaron al palacio juntas, finalmente ese día la hija del conde tendría que dar la respuesta a la reina en cuanto a su propuesta de ir a vivir en el palacio. Para sorpresa de Giselle, Patrick estaba esperando por ella afuera, así que apenas la miró llegar se acercó a ellas.
-Buenas noches Lady Elaine, y señorita Giselle. – Besó la mano de Elaine, y luego hizo lo mismo con Giselle, a quién también le brindó una mirada penetrante, que daba a entender que esa noche sería un desafío para ella.
Ambas hicieron una reverencia en señal de respeto - Buenas noches su excelencia. – Le respondió extrañada Giselle, la reina le habló sobre estar juntos en el baile, pero era extraño ver actuar así a Patrick, demasiado “atento” para ser él.
-Señorita Giselle, no quiero desanimarla, pero esta noche deseo que permanezca a mi lado como mi prometida, claro si no le molesta.
- ¿Es necesario? – Respondió casi tartamudeando la pobre doncella nerviosa, y es que ella aún no salía de su asombro.
- Siento que es una excelente idea que el mundo se vaya enterando que tengo una hermosa prometida. – A ambas mujeres les pareció que él estaba hablando sarcásticamente. Él se acercó a su oído y le susurró. – Recuerde lo que hablamos la última noche que nos vimos.
Giselle le mostró una sonrisa fingida, luego se despidió de su amiga, y le dijo en voz baja a Elaine. – Elaine ve con mis padres, esta noche tendré que permanecer con él, siento dejarte sola. – Elaine asintió, sin decir nada.
- Con su permiso marquesa, disfrute de la velada. – Le dijo Patrick.
Después de que se fueron Elaine miró con coraje a Patrick, no le gustaba la manera en que se expresaba, sentía además que evidenciaba ante todos que, para él, Giselle no era más que un adorno.
Los nobles fueron anunciados uno por uno en la entrada, y después el papa ingresó a la abadía rodeado de una corte para coronar a los nuevos monarcas británicos.
La ceremonia se llevó a cabo, todo salió perfecto, aunque para sorpresa de todos Azriel no estaba ahí para ver coronar a su hijo, pese a ese detalle finalmente el reino tenía rey y reina, que a partir de ese momento se encargarían por completo de velar por el bienestar del pueblo, y claro seguir expandiendo las fronteras más allá del viejo continente.
Después de la ceremonia, se ofreció un banquete para todos los invitados en el jardín del palacio, en las mesas esparcidas por el lugar había comida de todo tipo, una gastronomía exquisita con platos exóticos y aborígenes.
Los reyes estuvieron presentes, y eran el foco de atención, los invitados de otras naciones llevaron todo tipo de regalos para ellos.
Elaine permaneció con la familia de Giselle, para ella era inevitable cargar con un sentimiento de odio ese día, más porque veía a los reyes tan felices rodeados de su familia y amigos, y ella estaba sola, sus padres estaban muertos, y sobre todo la muerte de su madre aún pesaba mucho en su ser.
Edward que tenía a su perro, o más bien a su lobo a lado, no sabía si era una buena opción ir a saludarla, pero notó que ella no dejaba de mirar en dirección de ellos. Su madre Adara también notó que Elaine constantemente miraba en dirección de la familia real, y en sus adentros pensó que tal vez ella gustaba de su hijo, y era por eso que miraba tanto.
-Hijo creo que deberías ir a saludar a la familia del conde, y claro a la marquesa que está junto a ellos, hay que ser cortés con una mujer tan distinguida en Francia, no siempre se tiene el honor de tener a uno de ellos entre nosotros.
- ¿Tengo que hacerlo yo? – Parecía que su madre leyó sus pensamientos.
- Patrick está con su prometida, y Arthur se desapareció hace poco, haz esto por tus padres. – Adara notó lo nervioso que su hijo se puso al escuchar que debía ir a saludar a la marquesa.
- Bien, lo haré, porque amo y respeto a su majestad la reina. – Edward besó la mano de su madre y se dirigió hacia donde estaba la familia del conde, y claro la marquesa Elaine, la mujer que ponía su mundo de cabeza con solo una mirada.
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Comments
Lilia Lucia Bernacchi
me encanta la historia
2022-07-10
1
Kro Palma
más xfa no demores
2022-06-22
1
Keydis Santana
me encanta
maaaaaáaaaáaaaaaas
2022-06-20
1