Capítulo 3 – La primera oportunidad

Cuando Elaine regresó a su casa se sorprendió al mirar que fuera de su residencia había un carruaje desconocido, este era bastante elegante así que supuso que alguien importante la estaba buscando.

Ella se acercó sigilosamente al vestíbulo de la casa, y miró que el mayordomo hablaba con un hombre bien vestido y detrás de este había una jovencita que husmeaba en la habitación casi vacía pues apenas estaban acomodando sus pertenencias en la casa.

- Buenas tardes mi Lord. - Saludó ella cortésmente al hombre que estaba de espaldas.

- Buenas tardes mi Lady, usted debe ser la marquesa Elaine, soy Piero Brownbear, Conde inglés, al que le complace saludarle, y ella es mi hija Giselle. - Le respondió él con amabilidad.

- Gusto en conocerlos mi Lord, y señorita.

- Vinimos a darle la bienvenida a Londres, sabemos que usted viene de lejos y siempre es bueno tener un conocido, en un lugar desconocido. – El hombre hablaba con un tono amigable, algo que le dio confianza a Elaine.

- Son las primeras personas que nos dan la bienvenida; nos quedaremos un tiempo aquí, y luego regresaremos a Francia.

- Ya veo, supongo que mi Lady ya fue recibida por el rey y los príncipes.

- ¿Por el mismo rey? No, todavía no he tenido el honor de conocer a sus majestades.

- Tal vez ellos no sabían que usted vendría, lo mejor sería que usted se acerque a palacio a presentar sus respetos, es parte de un estricto protocolo, con el fin de mantener la buena relación con las demás naciones europeas.

- Bien, entonces supongo que debo ir pronto.

- Podría presentarse en el cumpleaños del rey, se ofrecerá un baile en su honor este fin de semana, todos los nobles británicos deben acudir.

- ¿Incluso si no soy una noble británica?

- Estoy seguro que ellos le recibirán con gusto, puede ir con nuestra familia, a Giselle le encantará ir acompañada por una amiga. ¿Verdad hija?

- Será un placer mi Lady. - Afirmó la hija del conde con una gran sonrisa; Giselle era una chica muy linda, y tenía un aspecto angelical e inocente, llamaba la atención por su manera tan espontánea de actuar.

- Oh perdón, por no preguntar antes, pero… ¿Usted vino sola? ¿No? ¿O tal vez ya está casada?

- No, no estoy casada… sin embargo, mantuve el título de mi padre después de su muerte porque la reina de Francia me concedió ese honor por todos los servicios de mi padre a la corona, no es algo común, pero ese es mi caso… creo que es necesario aclararlo.

- Padre estás agobiando a Lady Elaine con tantas preguntas. - Dijo Giselle dándole un codazo a su padre, algo nada honroso de su parte, pero él ya estaba acostumbrado a que su hija se le olvide que debía ser una dama con modales delante de los demás.

- Oh no, nada de eso. - Aseguró Elaine conteniendo una risita.

- Si se sintió agobiada pido disculpas mi Lady. - El conde se disculpó un poco avergonzado.

- De verdad no hay problema, como digo es un honor recibir su visita, es muy agradable tener conocidos cerca.

- Bueno, muchas gracias por recibirnos en su casa mi Lady, mi esposa espera por nosotros, así que regresaremos, si usted desea puede ir a casa en cualquier momento, será bienvenida.

- Gracias de nuevo. - Los visitantes hicieron una reverencia y salieron de la casa de Elaine. – Ese cumpleaños será mi primera oportunidad.

^^^*El* día del baile en el palacio llegó…^^^

Elaine esperó por el carruaje de Giselle; la hija del conde era una persona bastante carismática y rápidamente se volvieron cercanas, ya que ella fue a visitarla a diario en su residencia, y le llevaba flores o tartas algo que simplemente encantó a Elaine quien nunca antes tuvo una amistad sincera.

- La señorita Giselle ya está aquí. – El mayordomo dio aviso de su llegada.

Elaine se miró al espejo y recordó la razón por la que fue a Inglaterra, ese día era una gran oportunidad para acercarse a su objetivo, sería difícil, pero en su mente no había imposibles.

Saludó a Giselle y fueron en el mismo carruaje en dirección a Palacio.

- Lady Elaine usted se ve muy hermosa, va vestida como para flechar a todos en la fiesta.

- Gracias señorita Giselle, usted también se ve muy bella, ese color le favorece mucho, seguro se llevará todas las miradas.

- Tal vez sí, pero no servirá de nada, solo puedo tener ojos para un hombre. - Lo dijo con timidez e incomodidad.

- Oh por favor, no es como si estuviera comprometida o casada… - Lo dijo con tono de broma, pero Giselle no respondió nada, Elaine se dio cuenta de su error. - ¿Entonces sí está comprometida?

- Bueno aún no se ha hecho oficial ante la sociedad, pero se podría decir que sí.

- Lo siento, no sabía…

- Oh no se preocupe mi Lady, no quería decírselo aún, pero ya lo descubrió. - Respondió con un tono más anímico para no hacer sentir mal a Elaine.

- ¿Su prometido estará en la fiesta?

- Sí, él es uno de los anfitriones. – Giselle mencionó eso con tristeza en sus ojos, pero con seguridad en el habla, algo extraño que había aprendido a hacer desde que se comprometió.

- Perdón por ser entrometida, pero la curiosidad me mata. ¿Su prometido es uno de los hijos del príncipe Basil?

- Así es.

Elaine no quería creer que el prometido era Edward, eso significaría que no sería posible llevar a cabo sus planes, pues no podría ser hostil con la única persona que había intentado ser su amiga en toda su vida. - ¿Acaso es el príncipe heredero?

- Oh no, tal vez si fuera el caso me sentiría mejor, es el príncipe Patrick, uno de los mellizos… - Elaine volvió a respirar, su amiga no sería un impedimento para sus planes. - Pero es que es difícil de explicar. – Giselle se lanzó sobre ella y la asustó. - Nuestros padres hicieron un trato hace tres años, cuando aún era muy joven para entenderlo, me ilusioné demasiado con la idea de casarme con un príncipe apuesto, como el de los cuentos que me contaba mi mamá, pero ahora sé que ese hombre jamás me amará. – Lo dijo todo con un tono dramático provocando la risa de Elaine.

- ¿Cómo puede estar tan segura que no la amará?

- Oh llegamos, Lady Elaine… le contaré todo después, es hora de mostrar nuestras mejores sonrisas y bajar.

Cuando Elaine bajó miró a su alrededor y quedó sorprendida con la belleza del palacio, desde afuera todo se veía imponente, desde la entrada se podía notar el esmero que había puesto la familia real para que el baile sea espectacular, había una gran alfombra roja en el pasillo delimitada a los lados por cientos de flores coloridas y los sirvientes iban y venían con todo tipo de bebidas y bocadillos.

- Vamos, entraremos con el pase de mi hermano mayor. Él nos está esperando afuera, mis padres ya deben estar adentro.

- ¿Se hace una fila?

- Así es, por ser el cumpleaños del rey Azriel, todos los nobles invitados son anunciados antes de entrar a la sala y luego deben presentar sus respetos a su majestad.

- Vaya que estrictos.

- El rey Azriel es un poco temático con esos temas, pero no lo digas muy fuerte porque pueden escucharnos. – Le dijo bajito al oído.

- Está bien. - Respondió Elaine en voz baja, y ambas rieron.

- Él es mi hermano Carlos. Carlos, ella es Lady Elaine Dubois, mi amiga y marquesa de Evreux.

- Es un honor conocerla mi Lady. - Él se acercó y besó su mano con respeto.

- El honor es mío.

Después de los saludos corteses, entraron. Ellos dieron sus nombres, primero entró Giselle con su hermano, y dado que Elaine era de otra familia fue anunciada sola, la servidumbre real pronunció su nombre en voz alta. - La Marquesa de Evreux, Elaine Dubois. - De manera automática todos los presentes pusieron sus ojos en Elaine, al escuchar que era extranjera.

Ella llevaba un vestido despampanante de color azul claro, el cabello recogido con algunos mechones alrededor del rostro, usó una diadema de flores bañadas en oro para adornar su cabeza, y claro no podía faltar un maquillaje ligero.

Edward que estaba a un lado de su abuelo saludando a los nobles que se acercaban, no pudo evitar mirarla fijamente y descuidar su tarea.

- Si vino, mi madre tenía razón. – Levantó la comisura de sus labios y no quitó sus ojos azules de ella.

Elaine se percató de eso, y lejos de bajar la mirada, la sostuvo y también lo miró con una expresión seria. Adara se fijó en el par de jóvenes, a causa de la escena se le escapó una sonrisita, para ella todo era evidente, conocía a su hijo y sabía que esa mirada era más que curiosidad.

Los hijos del conde Piero mostraron sus respetos al rey y se dirigieron hacia donde estaba su padre.

- Su majestad, permita que yo, Elaine Dubois, Marquesa de Evreux, un humilde súbdito se dirija a su gracia para presentarle mis respetos, deseándole también una larga vida. – Saludó Elaine haciendo una reverencia, el rey asintió recibiendo su saludo y extendió su mano para que ella colocara la suya, después la besó para mostrar su respeto  por la nación vecina.

- Que dicha poder tener a un noble de la cercana nación de Francia, es un honor poder recibirle aquí Lady Rocío. – Basil se dirigió a ella con respeto, al escuchar su nombre enseguida recordó la conversación que tuvo con su hijo.

Ella hizo una reverencia en forma de agradecimiento, y fue hacia donde estaba el conde con su familia. Edward que seguía impresionado con la belleza de la marquesa le siguió con la mirada, su hermano se dio cuenta de su comportamiento y carraspeó la garganta para que dejara de ser tan obvio.

- Si tanto te gusta invítala a bailar, pero deja de mirarla como si fuese un plato de cordero asado. – Le dijo Patrick al oído.

- Eres un imbécil. – Le respondió Edward y se paró derecho, su hermano solo alzó los hombros y siguieron recibiendo a los nobles.

^^^Momentos más tarde…^^^

- Ahí está, tan frío y distante como siempre. – Suspiró Giselle mientras miraba a Patrick, que cuando ella entró ni siquiera volteó a mirarla.

- Tal vez usted deba dar el primer paso.

- ¿Qué? Claro que no. – Respondió indignada.

- ¿Y por qué no?

- ¿Y por qué sí?

- Porque si le gusta y él no da señales, usted debe buscarlas.

- Eso sería demostrar demasiado interés, no quiero rebajarme a ese nivel.

- Si él va a ser su esposo, no creo que sea una cuestión de “rebajarse”

- Mejor no hablemos de eso, solo de pensarlo me pongo histérica.

- Está bien.

- Por cierto, el príncipe Edward no quitó su mirada de ti. – Giselle le dio un codazo, Elaine solo sonrió.

En su mente pasaba la idea de que impresionar al príncipe fue más fácil de lo que creía, y eso la hacía sentir dichosa, pues sus planes estaban yendo como imaginaba, ahora solo quedaba esperar que en el baile él la invite a ella.

Alrededor de una hora más tarde, los músicos cambiaron el ritmo de la melodía, era señal de que el primer baile comenzaría, el rey se sentía cansado, así que su hijo el príncipe Basil tomó su lugar y junto a Adara fueron la primera pareja en bailar.

Luego los mellizos tenían que elegir a sus parejas, Patrick fue directo hacia Giselle, aunque era evidente que lo hacía por compromiso, mínimo no la humilló dejándola parada para bailar con otra. Arthur miró a su alrededor y escogió a la señorita que estuviese más desinteresada en bailar con él, una chica de cabello largo y negro se estaba escondiendo detrás de la mesa de bocadillos, su nombre era Tany Cass, hija de un marqués de Gales, él fue directo a ella y tomó su mano, la chica se sorprendió al ser la elegida, y aunque no tenía interés en bailar con él no pudo hacer nada para rechazarlo, convirtiéndose sin planear en la chica más envidiada del baile.

Finalmente, Edward se unió a la pista, y es que Elaine estaba segura que ella sería la elegida, se paró erguida, esperando que él se acerque, pero sucedió algo inesperado, el príncipe tomó la mano de Victoria Harper, hija de un familiar lejano del príncipe Basil.

Elaine sintió su corazón arrugarse de coraje, pero en su rostro no se plasmó ninguna emoción, pensó que tal vez se apresuró demasiado a los hechos y decidió ignorar el hecho de que él no dejaba de mirarla aún con otra mujer a su lado en la pista.

El baile fue un momento muy ameno, y las nobles aprovecharon para bailar con potenciales candidatos para casarse, estos eventos sociales seguían siendo una gran oportunidad para buscar pareja entre los nobles.

Elaine rechazó todas las peticiones para bailar, y decidió mirar a cualquier lugar para no chocar miradas con el príncipe, su elección fue el gran ventanal detrás de ella, y así lo hizo durante todo el baile, aunque no dejó de imaginar el rostro entretenido de Edward mientras Victoria se sentía dichosa.

Antes de que terminé la primera pieza Elaine avisó que iría al jardín para tomar aire fresco, el conde le pidió a su esposa que la acompañe, pero ella insistió que no era necesario, así que fue sola.

Edward que no quitó su mirada de ella en ningún momento, se fijó que ella salía del salón y en un impulsó salió detrás, dejando sola a la señorita Victoria.

Su madre, Adara, vio eso, y le pidió a Gabriel que vigile a su hijo, temía que pudiera haber una situación que lo pusiera en riesgo.

- Vigila a mi hijo de cerca, que no note tu presencia, no quiero que se aleje demasiado del palacio, su abuelo se molestaría.

- Si, su majestad. – Gabriel salió detrás.

- ¿Sucede algo su majestad? – Preguntó la madre de Gabriel, Trista.

- Oh no, no es nada malo.

- La fiesta es una maravilla, si la difunta reina estuviese viva se alegraría mucho.

- Gracias Señora Trista.

- Me gustaba más cuando podíamos dejar los honoríficos atrás, su majestad. – Sonrió la esposa del general mientras sostenía la mano de su amiga.

La gente comenzó a murmullar al ver que Victoria fue abandonada en medio del baile, así que la reina le pidió a uno de los hijos de su lady Clare (su amiga) que baile con Victoria para que no se sienta humillada.

_

Elaine llegó a un lugar alejado, en donde no había nadie que la viera, y comenzó a gritar.

- ¡Aaah! Debí saberlo, soy una estúpida por pensar que iba a ser fácil… ¡Ja! Se atrevió a bailar con esa mujer en mis narices, seguro pensó que podría humillarme. ¡Aaah!

Edward la escuchó, y paró unos pasos atrás para observar la escena. Gabriel también estaba cerca, claro que él no estaba interesado en saber que sucedía entre los dos.

- Tal vez debería volver a Francia y olvidar los malditos planes.

- ¿Sucede algo Lady Elaine?

- Su majestad. – La sangre se le heló, y no tuvo el valor de verlo a los ojos, pensó que tal vez debió hablar menos, o mínimo elegir otro lugar. – No, no sucede nada, de hecho, estaba por regresar al salón. – Hizo una reverencia y sin verlo a los ojos trató de escapar.

Antes de que lo haga, Edward tomó su brazo y la detuvo - ¿Cuáles son los malditos planes que quiere llevar a cabo en Inglaterra?

- ¿Qué? – El corazón de Elaine latía a mil por hora, y no sabía exactamente que responder.

- Lo escuché claramente maldecir en voz alta.

- Su majestad, no quiero ser descortés, pero ese es un tema que no le incumbe. – Le dijo eso con una mirada desafiante.

- Creo que si lo grita en mi residencia. – Señaló con su dedo alrededor, refiriéndose al palacio. - Me incumbe.

- Pues cree mal. – Elaine se acercó a él y lo miró fijamente, creyó que lo pondría nervioso, pero al tenerlo tan cerca la que se puso nerviosa fue ella.

- ¿Por qué se acerca tanto a mí? ¿Le parezco tan atractivo que no puede evitar aproximarse? Que rara forma de coquetear conmigo.

Elaine se rio de eso, y le respondió con desdén. – No crea que porque es un príncipe puede tenerlo todo, porque yo no soy ni seré un objeto para su diversión. Además, el que no ha quitado sus ojos de mí desde que llegué ha sido usted, así que debería replantear las locas ideas de su… cabecita.

- No se crea tan importante, el hecho de que usted sea una marquesa, no significa que sea objeto de mi interés, he tenido mujeres más espectaculares y menos problemáticas rogando por una oportunidad en mi cama.

- Creo que esta conversación ha terminado su majestad no discutiré ni le heriré con aquello que le hace sentir que tiene más hombría, regresaré adentro, no creo adecuado que alguien me vea a solas con usted.

Ella se soltó de su agarre de un tirón, y cuando dio un par de pasos, su pie se estancó en un hueco. Elaine maldijo en silencio, y cuando intentó sacar el pie no pudo, hizo fuerza para lograrlo y en su intento se dobló el pie, causándose daño, eso no hizo más que decepcionarla, ya que su intención de escapar quedó descartada.

Edward al principio se rio en silencio, pero al escucharla quejarse se preocupó y se apresuró a ayudarla.

- Espere señorita, le ayudaré.

- No necesito su ayuda. - Dijo ella tratando de mantener su orgullo, o al menos lo poco que le quedaba en una situación tan bochornosa.

- Deje de ser tan terca, y déjeme ayudarle, o ¿Prefiere que llame a alguien más?

- No… no llame a nadie.

Edward se inclinó e inspeccionó el lugar, y mientras lo hacía sus rostros quedaron muy cerca; cuando él encontró la forma de sacarla de ahí, sin querer sus ojos se desviaron hacia su escote, este subía y bajaba por la agitada respiración de Elaine, después ambos se miraron a los ojos confundidos, no sabían en qué momento dejaron de pelear y estaban así de cerca sintiéndose ansiosos.

Ella no quería admitirlo, pero tenerlo tan cerca estaba desboronando aquella muralla que levantó, ahora esta se convirtió en un montón de rocas dispersas que caían y retumbaban haciendo que todos sus sentidos desconectaran. Elaine no quitó sus ojos de los labios de Edward, desde su ángulo de visión se veían muy apetecibles, su ser ansiaba probar su sabor y sentir su textura, el plan era no desearlo, era que él la desee, pero cayó en un juego en el que ella estaba siendo la víctima y no el victimario.

Edward bajó su mirada y se concentró en ayudarla, después de sacar el pie atascado sonrió triunfante como cada vez que conseguía algo, su mirada chocó con la de Elaine quien parecía deslumbrada por él, el momento se volvió tenso, se podía percibir que ambos estaban deseosos de ir más allá de una simple mirada. Él estaba sintiendo con los dedos la suave piel de su pantorrilla, y sin dejar de mirarla comenzó a subir, esperando que ella le dijera que se detenga y no cometer la peor de las locuras.

A Elaine le pasó lo mismo, y es que por alguna razón no quería que él se detenga y la idea de que él siga subiendo por sus piernas no le pareció descabellada.

En el fondo ambos estaban deseando lo mismo, la cercanía, el calor, el roce de sus pieles.

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Comments

Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

una idiota!

2024-03-15

1

Keydis Santana

Keydis Santana

cayó en su propio juego

2022-06-11

1

Total
Capítulos
1 Prólogo
2 Capítulo I – Francesa en apuros
3 Capítulo 2 – Una extraña
4 Capítulo 3 – La primera oportunidad
5 Capítulo 4 – No arruines mis planes
6 Capítulo 5 – Recordar es volver a vivir
7 Capítulo 6 – La espía
8 Capítulo 7 – No me mires así
9 Capítulo 8 – Cómplice en el palacio
10 Capítulo 9 – A solas
11 Capítulo 10 – No la toques
12 Capítulo 11 – Una noche con mi prometida
13 Capítulo 12 - Un camisón transparente y una visita inesperada
14 Capítulo 13 – La mujer de ojos verdes
15 Capítulo 14 – Llegó el momento
16 Capítulo 15 – Pasé la noche con el príncipe
17 Capítulo 16 – Entre sábanas
18 Capítulo 17 – Pillada
19 Capítulo 18 – Un golpe por cada lágrima
20 Capítulo 19 – Cuatro palabras
21 Capítulo 20 – El duelo de una nación
22 Capítulo 21 – Traición
23 Capítulo 22 - Vete
24 Capítulo 23 – La traeré de vuelta
25 Capítulo 24 – Voy por ella
26 Capítulo 25 – No te esperaba
27 Capítulo 26 – La carta que leí
28 Capítulo 27 – Volverás conmigo ​
29 Capítulo 28 – No me vuelvas a besar
30 Capítulo 29 – De vuelta
31 Capítulo 30 – Mi castigo es amarte
32 Capítulo 31 – Repentino
33 Capítulo 32 – Un nuevo Patrick
34 Capítulo 33 – Explicaciones y apuros
35 Capítulo 34 - Una boda apresurada
36 Capítulo 35 - Mis ojos en otro hombre
37 Capítulo 36 - La distancia que nos separa
38 Capítulo 37 - Un disparo
39 Capítulo 38 - Un beso de sanador
40 Capítulo 39 - Difícil
41 Capítulo 40 - Un juicio lleno de sorpresas
42 Capítulo 41 - La bañera
43 Capítulo 42 - Un caballero ansioso
44 Capítulo 43 - No es tan difícil perdonar
45 Capítulo 44 - Buscaré una esposa
46 Capítulo 45 - El momento está cerca
47 Capítulo 46 - Mi alma y la tuya
48 Capítulo 47 - Esperaba a otra persona
49 Capítulo 48 - Por un te amo
50 Capítulo 49 - Gran idea
51 Capítulo 50 - El plan perfecto
52 Capitulo 51 - Plan imperfecto
53 Capítulo 52 - Mi debilidad secreta
54 Capítulo 53 - No puedo mirarlo con otros ojos
55 Capítulo 54 - Un pequeño desliz
56 Capítulo 55 - Dos desconocidos
57 Capítulo 56 - Ese no es hombre para ti
58 Capítulo 57 - Nuestro secreto
59 Capítulo 58 - Niña
60 Capítulo 59 - Un hasta luego, no un adiós
61 Capítulo 60 - Mi noche favorita, nuestra
62 Capítulo 61 - Mía para siempre
Capítulos

Updated 62 Episodes

1
Prólogo
2
Capítulo I – Francesa en apuros
3
Capítulo 2 – Una extraña
4
Capítulo 3 – La primera oportunidad
5
Capítulo 4 – No arruines mis planes
6
Capítulo 5 – Recordar es volver a vivir
7
Capítulo 6 – La espía
8
Capítulo 7 – No me mires así
9
Capítulo 8 – Cómplice en el palacio
10
Capítulo 9 – A solas
11
Capítulo 10 – No la toques
12
Capítulo 11 – Una noche con mi prometida
13
Capítulo 12 - Un camisón transparente y una visita inesperada
14
Capítulo 13 – La mujer de ojos verdes
15
Capítulo 14 – Llegó el momento
16
Capítulo 15 – Pasé la noche con el príncipe
17
Capítulo 16 – Entre sábanas
18
Capítulo 17 – Pillada
19
Capítulo 18 – Un golpe por cada lágrima
20
Capítulo 19 – Cuatro palabras
21
Capítulo 20 – El duelo de una nación
22
Capítulo 21 – Traición
23
Capítulo 22 - Vete
24
Capítulo 23 – La traeré de vuelta
25
Capítulo 24 – Voy por ella
26
Capítulo 25 – No te esperaba
27
Capítulo 26 – La carta que leí
28
Capítulo 27 – Volverás conmigo ​
29
Capítulo 28 – No me vuelvas a besar
30
Capítulo 29 – De vuelta
31
Capítulo 30 – Mi castigo es amarte
32
Capítulo 31 – Repentino
33
Capítulo 32 – Un nuevo Patrick
34
Capítulo 33 – Explicaciones y apuros
35
Capítulo 34 - Una boda apresurada
36
Capítulo 35 - Mis ojos en otro hombre
37
Capítulo 36 - La distancia que nos separa
38
Capítulo 37 - Un disparo
39
Capítulo 38 - Un beso de sanador
40
Capítulo 39 - Difícil
41
Capítulo 40 - Un juicio lleno de sorpresas
42
Capítulo 41 - La bañera
43
Capítulo 42 - Un caballero ansioso
44
Capítulo 43 - No es tan difícil perdonar
45
Capítulo 44 - Buscaré una esposa
46
Capítulo 45 - El momento está cerca
47
Capítulo 46 - Mi alma y la tuya
48
Capítulo 47 - Esperaba a otra persona
49
Capítulo 48 - Por un te amo
50
Capítulo 49 - Gran idea
51
Capítulo 50 - El plan perfecto
52
Capitulo 51 - Plan imperfecto
53
Capítulo 52 - Mi debilidad secreta
54
Capítulo 53 - No puedo mirarlo con otros ojos
55
Capítulo 54 - Un pequeño desliz
56
Capítulo 55 - Dos desconocidos
57
Capítulo 56 - Ese no es hombre para ti
58
Capítulo 57 - Nuestro secreto
59
Capítulo 58 - Niña
60
Capítulo 59 - Un hasta luego, no un adiós
61
Capítulo 60 - Mi noche favorita, nuestra
62
Capítulo 61 - Mía para siempre

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