Gabriel llegó a casa de su madre, el mayordomo lo vio llegar y salió a grandes pasos para ayudarle.
- Mi señor.
- ¿Dónde está mi madre?
- Ella está en la habitación con el general\, seguramente ya se encuentran descansando.
- Bien\, entonces no hay razón para despertarlos\, guíame hasta una habitación de invitados\, la más cómoda de casa. – Gabriel miró a la mujer que yacía en el lomo del caballo\, luego la bajó con cuidado.
- Claro mi señor\, sígame.
Ya dentro Gabriel la acostó en la cama, pensó que no era buena idea que ella duerma con ese vestido tan aparatoso y apretado, claro que él no era capaz de quitárselo, así que mandó a llamar a una sirvienta para que la vista con algo más cómodo.
-. Mi señor ¿Qué puedo hacer por la señorita? – Preguntó la joven sirvienta.
- Trae ropa de dormir de mi madre y vístela\, después deja que descanse.
- Si mi señor. – Dicho eso la mujer fue a cumplir la orden de Gabriel.
- ¿Necesita algo más joven Gabriel? – Preguntó el mayordomo.
- Está ebria\, en la mañana mande a que preparen algo para que coma\, y dígale a mi madre que es mi invitada\, regresaré lo más pronto del palacio y veré que hago con ella. – Dijo todo eso sin dejar de observarla\, la mujer desconocida era demasiado bella para ser real\, o eso era lo que pensaba Gabriel quien parecía hipnotizado por ella.
- Como mande mi señor.
- Ah\, y que mi padre no sepa que ella está aquí\, no quiero malos entendidos.
- Si joven Gabriel\, me encargaré personalmente de todo lo que tenga que ver con la señorita.
Después de mirarla por última vez el apuesto hijo de Trista salió apresurado de la casa, y montó su caballo con rumbo al palacio.
-
Cuando el gallo anunciaba un nuevo día, y aún antes de que amaneciese los sirvientes del palacio comenzaron a realizar las diferentes actividades.
Giselle dormía profundamente, y de manera extraña esa madrugada soñó con Patrick, con el hombre que tenía a lado. Al menos en sus sueños podía cumplir sus expectativas y era feliz con el hombre que siempre amó y que ahora no hacía más que darle dolores de cabeza.
Patrick cuando dormía era semejante a un tronco, no se movía durante toda la noche, a menos que algo lo incomodara, y ese fue el caso en esa madrugada, él seguía mareado y no pensaba con claridad, no se dio cuenta que no era habitual que hubiese alguien más en su cama; la mujer que tenía a lado no dejaba de dar vueltas y le quitaba las sábanas causando que este sintiera frío, así que cansado de la situación la atrajo hacia él y la acorraló en sus brazos, intentaría dormir bien al menos las últimas horas de la madrugada.
Ambo se quedaron dormidos muy pegados al otro hasta que amaneció; como de costumbre una mujer del servicio llegaba a preparar la ropa de Giselle, pero cuando esta intentó entrar se percató de que la puerta estaba cerrada con llave, algo inusual, así que comenzó a tocar para saber si sucedía algo con Giselle.
La hija del conde escuchó que tocaban la puerta, no entendía porqué simplemente no entraban como cada día, pero al notar la insistencia abrió sus ojos y su corazón casi explota por lo que miraba frente a ella, era Patrick, que estaba desnudo, oliendo a licor y con sus brazos alrededor de ella.
Pensó que seguía soñando, pellizcó su piel, y se dio cuenta que era real, se llevó la mano a la boca y de un golpe botó a Patrick de la cama.
- ¿Qué demonios? – Gritó molesto al sentir el golpe de su rostro en el piso.
- ¿Qué haces aquí Patrick? – Preguntó ella y se cubrió con las manos los pechos que se marcaban debajo de su ropa.
- Es mi habitación… - Él miró a su alrededor y se dio cuenta que él era el intruso. La sirvienta seguía tocando la puerta e intentando forzar la cerradura\, ya se había preocupado al no obtener una respuesta. – Demonios\, no sé que hago aquí.
- Baja la voz. ¿Cómo te atreves a dormir conmigo y sin…? – Le señaló que estaba sin ropa\, y que ella apenas tenía encima un camisón casi transparente.
- No es hora de hacer preguntas no pueden saber que estoy aquí\, responde y dile que se retire.
- Ella no se retirará sin que abra la puerta\, lleva tocando mucho tiempo.
- ¿Acaso esperarás que entre y nos mire?
- Señorita Giselle ¿Se encuentra bien? Empujaré la puerta.
- No\, no es necesario. – Gritó Giselle. – Hoy me vestiré por mi cuenta.
- ¿Puedo pasar y ver que todo esté bien? Su majestad la reina está conmigo\, le preocupa su estado.
- Lo que faltaba. – Patrick quería esconderse debajo de la tierra\, recogió su ropa y corrió al baño. – Me vestiré\, ve la manera de ahuyentarlas. – Dicho eso se encerró.
- Está bien abriré la puerta. – Dijo Giselle que se puso una bata que cubriera su cuerpo.
- Giselle ¿Sucede algo? – Preguntó la reina mirando alrededor y viendo el desastre en la cama.
- Buenos días su majestad\, de hecho\, no\, es solo que perdí un accesorio de cabello y lo estaba buscando.
- Podías pedir que lo hagan las sirvientas. – Dijo Adara\, mirando extrañada la actitud nerviosa de Giselle.
- Es un regalo de mi padre\, quería encontrarlo por mi cuenta
su majestad.
- Bien\, me alegro que estés a salvo cariño. Iré a recibir a unos invitados\, hoy no desayunaremos solas\, baja enseguida. – Adara se retiró después de darle una última mirada a la habitación desordenada.
- Sí\, su majestad.
- Señorita lamento haberle incomodado. – Le dijo la sirvienta. - ¿Puedo ayudarle?
- No\, no\, que nadie venga a mi habitación por favor\, hoy quiero hacerlo por mi cuenta.
- Sí\, señorita Giselle. – Después de eso la mujer se retiró.
Giselle respiró profundo y volvió a cerrar la puerta. Ahora tendría que enfrentar a Patrick que continuaba en el baño.
-. ¿Se fueron? – Dijo él que salía aún con el torso desnudo. Al mirarlo ella dio media vuelta y sintió su cara arder.
- Vístase\, su excelencia… tendrá que salir después de mí.
- ¿Por qué la vergüenza? Digo\, ya durmió conmigo señorita Giselle.
- Yo no quise hacerlo\, usted irrumpió en mi habitación mientras dormía\, aprovechando que no podía impedirlo.
- Fue una gran noche Giselle\, la verdad me emociona dormir toda mi vida contigo. – Le dijo acercando su rostro al de ella.
- ¡Su excelencia! – Ella se alejó de golpe. – Deje de ser tan descarado\, no sucedió nada entre nosotros.
- Su piel es suave y el aroma de su cuerpo embriagante\, creo que vendré más seguido. – Continuó hablando con tono de burla.
Ella iba a darle una bofetada, pero él la detuvo. – Deje de tratarme como a una cualquiera.
Patrick en un movimiento rápido la empujó contra la cama y se colocó encima de ella sosteniendo sus brazos a la altura de su rostro. - ¿De verdad no le gustó? Dormía muy a gusto en mis brazos hasta antes de que tocaran la puerta.
- Patrick\, es usted peor escoria de lo que pensé. – Le dijo ella con una mirada llena de coraje.
- Ja\, ja\, ja\, no es necesario que la mire mientras se viste. – Se levantó y se colocó la camisa. – Me encantó pasar la noche con mi prometida\, pero las cosas buenas se acaban\, así que me iré antes que alguien más entre.
- Si sale ahora alguien lo verá.
- No es necesario preocuparse señorita\, su balcón y el mío están juntos\, dos maniobras y estaré del otro lado… hasta luego\, tenga buen día. – Él hizo una reverencia y salió por el balcón\, efectivamente de un salto estuvo en su habitación.
Giselle no podía creerlo, enseguida se sacó la bata que se colocó para cubrirse y cuando se vio al espejo se dio cuenta que debajo de ese camisón se podía ver claramente toda su desnudez, se sintió tan avergonzada que buscó un vestido que cubriera de ser posible todo su cuerpo sin dejar nada de piel a la vista.
-
Edward se había quedado dormido más de la cuenta, llegó tarde de casa de Elaine y había dormido poco, se vistió rápidamente para ir con Gabriel, y encargarse de las obligaciones del palacio.
Cuando bajó al comedor casi se le cae el alma, el lugar estaba lleno de invitados, él no sabía que llegaría gente ese día, pero había un rostro en específico que llamó su atención, era Jane, su primer amor, el amor de su adolescencia que dejó su corazón herido, la chica era hija de Marlen y Carlos, amigos íntimos de los reyes, quienes para ese entonces tenían cinco hijos a los que la reina adoraba como si fuesen suyos. Al verlo llegar, todos se pusieron de pie e hicieron una reverencia.
- Hijo\, ven desayuna con nosotros. – Le dijo la reina indicándole el asiento vacío que normalmente ocupaba ella cuando Basil se encontraba en el palacio.
- Buenos días con todos\, es grato recibir su visita en el palacio.
- Edward\, ya eres todo un hombre\, me alegra verte bien. – Dijo Marlen que apenas lo vio fue a abrazarlo\, era casi como familia para él.
- También me alegra verlos.
Jane le saludó con la mirada y continuó comiendo, a su lado estaba su esposo, que años antes también fue el mejor amigo de Edward, ambos se miraban muy felices.
Edward se sentó a lado de su madre, y disfrutó de su comida, no quería amargarse el día con recuerdos. Después de unos minutos también se unieron a la mesa, Arthur y Patrick, Adara se sorprendió demasiado al verlos bajar juntos, sentía que su familia estaba unida después de mucho tiempo, solo faltaban Basil y la familia de Trista en esa mesa, entonces su felicidad sería completa.
Después de comer, Edward pidió permiso y se retiró. Patrick por su parte decidió incomodar el desayuno de Giselle, se sentó a su lado y no dejó de mirarla, ella le hacía señas para que deje de hacerlo, pero solo lograba que él lo hiciese más evidente, Adara notó el cambio de actitud entre ellos y un espacio de su corazón se alegró de verlos más cercanos.
-
Gabriel esperaba a Edward en la puerta principal, quería pedir permiso para regresar a su casa.
- Gabriel estás aquí\, perdón por la demora\, podemos ir al cuartel ahora mismo.
- Su excelencia\, en realidad estoy aquí porque quiero solicitar su permiso para ausentarme en el entrenamiento de la mañana.
- ¿Tú? Vaya eso si me sorprende. ¿Sucedió algo en casa?
- Si\, algo así.
- ¿Es la señora Trista?
- No\, no\, es algo personal\, quiero arreglar un asunto personal.
- Bueno\, supongo que no hay problema\, puedo solo. Ve\, y repórtate cuando regreses al palacio.
- Sí\, su excelencia. – Gabriel dio media vuelta y se disponía a retirarse con prisa.
- Espera\, dile a tu madre que venga al palacio\, la señora Marlen ha venido de visita y creo que le gustará verla.
- Sí su majestad\, yo le diré. – Gabriel montó su caballo y salió del palacio.
- Mmm\, que extraño. ¿Asuntos personales? Yo creo que ese asunto tiene que ver con alguna mujer\, es la única manera de que él cancele un entrenamiento… Hablando de mujeres ¿Debería ir a ver a Elaine? Claro que no Edward\, si ella está agradecida contigo vendrá por su cuenta.
-
Gabriel llegó a casa, y su madre ya estaba en la puerta esperándolo, él sabía que eso significaba que habría un interrogatorio de su parte.
-. Buenos días madre.
- ¿Buenos días madre? Quiero una explicación ¿Qué clase de falta de respeto es esa de traer a mujeres a casa de tu madre?
- Madre\, escúchame. – Él tomó sus manos y las besó. – No es nada de lo que estás imaginando\, la mujer necesitaba ayuda\, solo fui caballeroso y la traje a casa porque no tenía un lugar para quedarse.
- ¿Quién es?
- No sé.
- ¿Traes a una desconocida a casa? ¿Qué idiotez es esa?
- Mamá\, mamá\, escucha\, te explicaré todo luego. La señora Marlen está en el palacio\, deberías ir a verla.
- ¿Marlen está aquí? Dios mío ¿Por qué no me dices antes? – Trista le dio un golpe en el brazo. - Iré a arreglarme. – Luego se retiró.
- ¿Se olvidó tan rápido del tema? Ja\, ja… Bueno iré a averiguar a quién demonios traje a casa de mi madre. – Abel sonrió al ver el cambio de actitud de su madre\, se sobó el brazo y luego fue en busca de la mujer.
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Updated 62 Episodes
Comments
Yennis Esther Jimenez Hernandez
super
2022-07-13
2
yanira Mila
Buenas noches escritora!
Estoy deseando que suba nuevos capítulos... estoy enganchada a la historia🥰
2022-07-12
2
Lilia Lucia Bernacchi
no tardes en subir capitulos porfi
2022-07-10
1