El Semidiós Oscuro

El Semidiós Oscuro

PARTE I: La Sociedad del Velo

...juego a las escondidas con el psicópata de mí hermano....

Si vas a usar este libro como manual para enfrentar a tu hermano psicópata, te aconsejo que dejes de leer, las cosas nunca suelen salir igual al manual. Lo sé por experiencia, claro.

Mejor, cree que todo esto es una fantasía, una simple y absurda historia inventada por mí. Si sos  un mortal,  será mejor que te lo creas y no busques pruebas sobre nuestra sociedad. Te lo estoy avisando, si por alguna razón llegara a contraer  problemas con la Federación Mágica  Argentina,  porque  tú descubriste  nuestro secreto, no te sorprendas si aparezco, te saco los ojos  y te los hago comer en una sopa.

Para empezar a relatar está historia comenzaré por cierta noche a finales de julio. Yo estaba acostado, acariciando el pecho de mi amante, Lucio, luego de una velada de fuego y pasión.

Lucio y yo nos habíamos conocido hace poco  menos de un año y ya estaba enamorado de él. Dirán que me enamoro rápido, es cierto, no lo niego. Me das cariño y soy tan inofensivo como un gato...  Mejor borremos lo de inofensivo, soy de todo menos eso...la cuestión es,  que luego de semanas de vernos, por fin habíamos comenzado a ser algo.

— ¿crees que podrás venir mañana?- le pregunté frotando mi nariz en su pecho.

— ¡no sé, Álvaro!, tengo que trabajar- me contestó corriéndome de su viril pecho y levantándose de la cama.

— ¿ya te vas?- Lucio tenía una manera muy fría de demostrar amor. A veces me gustaba eso ya que me consideraban el rey de la frialdad. Pero en los últimos tiempos había nacido en mí la necesidad de sentir algo de cariño- ¡es tarde y hace frío!. ¡Quédate a dormir!.- le rogué.

— ¡no puedo!, mañana tengo que levantarme temprano,¡ yo no soy como vos!, yo tengo que ganarme el pan- se colocó con prisa los pantalones sin mirarme.

Me levanté de la cama totalmente desnudo y me serví una copa de whisky con la  botella que tenía sobre la mesita de noche.

— ¡eres cruel conmigo!-  lo acusé mientras hacia un puchero. Lucio me ignoró totalmente.

— te llamaré cuando tenga tiempo- me prometió abotonado su camisa.

— o cuando tengas ganas- contesté enojado,  tirándole su abrigo.

— ¡ésto es lo que puedo darte!, ¡lo sabes muy bien!- negué con la cabeza intentado crear un drama- ¡sos muy caprichoso para entenderlo!.

— ya no soy un niño- me quejé. Era de todo menos un niño caprichoso. Para empezar los niños caprichosos tienen padres.

—  ¡eres un niño rico!-  me gritó- ¡lo tienes todo!, Vives en un hotel de cinco estrellas- observó-  sales siempre de fiesta y estás siempre a la moda.

—¡ todo lo que tengo me lo gané yo mismo!- afirmé muy digno- no tengo la culpa de ser  tan talentoso. Pensé que no eras envidioso, la verdad. No es mi culpa que tengas trabajar, yo no te hice pobre, vos naciste así.

—¡ no me mal entiendas!, no te tengo envida, ¡solo digo que a veces no podes ver la vida del otro!.

— egoísta, eso me querés decir, ¡que soy un egoísta!. 

—¡ no!, Mirá Álvaro, me tengo que ir- se acercó y me dio un beso rápido en los labios- te llamo ¿si?.

— ¡vete al diablo, imbécil!- contesté como despedida. Él solo me dio una última mirada y salió de la habitación. 

Me quedé solo, lancé el vaso contra la pared ( lo sé, soy muy dramático),  y comencé a beber como loco de la botella. Hacía frío y comenzaba a sentirlo, pese a la calefacción. Me tiré, desnudo, a un costado del suelo y bebí todo lo que quedaba de la noche.

Sinceramente no lo entendía. Lucio parecía ser aquél ángel de mi vida. Pensé que venía a salvarme de tanta locura. Resultó ser igual a los otros, no veían más que mi máscara, no sé atrevían a mirarme a mí. 

Las máscaras siempre son difíciles de llevar, son pesadas. Una vez que uno se las coloca, solo el amor de otra persona puede sacarla. 

Era mi culpa, estaba claro, no sé que hacía yo, un brujo, saliendo con un sexy, muuuy sexy, mortal. 

Me dormí en el suelo frío y desperté a la mañana siguiente con el molesto sol en la cara. Tenía un dolor de cabeza terrible, aún así me preparé lo mejor que pude y bajé en busca de un café para desayunar.  Cómo no podía usar ni un poco de magia, ya que estaba en un hotel mortal, tuve que bajar, con dolor,  las escaleras.

Cuando al fin logré salir por la puerta del maldito hotel, me lleve puesto a un par de personas. Debía ser tarde, el centro de Córdoba estaba lleno, la gente iba y venía apurada. No notaban a un pobre chico flaco, moreno de hermosos cabellos violetas, desparramados en todas las direcciones; exquisitamente vestido, que  quería caminar en paz. 

Logré llegar a un centro de comida rápida, o como los mortales  lo llamen y ordené un café con medias lunas. El maldito mesero me miró mal, como si estuviera loco. Miré la hora y eran las doce del mediodía.

— que sea un lomito con papas- le dije al chico que me atendía- y rápido o no habrá propina.

Debió captar mi amenaza o simplemente  el servicio sí era rápido, porque en menos de quince minutos, ya estaba comiendo tranquilamente. No obstante, la comida no fue tranquila, de hecho fue el lomito más agrio que comí en mi vida.

No más comencé a masticar,  los problemas vinieron a mí, solitos. Siempre vienen a mi vida solitos.

Una mujer entró en el local llamando la atención de todos los presentes. Incluso los meseros murmuraban " y está loca de dónde salió", "hay que tener coraje para vestirse así". Un viejito comentó a su esposa " que modas raras llevan los chicos de hoy en día, parece salida del cementerio". Ante tantas críticas, levanté mi vista y me di de frente con la mujer. Vestía un vestido totalmente negro, que acompañaba con unos guantes de seda de tonalidad más oscura que el vestido y un velo, totalmente oscuro le cubría todo el rostro.

Estaba frente a mi mesa, inmóvil.

— ¡oh!- me quejé lo suficientemente despacio para que los demás no me escucharán- ¿eres un fantasma o qué?, ¿Una banshee?, Acá no hay banshees- observé con sarcasmo.

La mujer me miró a través del velo y murmuró. Su voz parecía venir de debajo de la tierra. 

— vengo de parte de su hermano- un sudor frío recorrió mi espalda.  La frase me dejó helado. ¿Mi hermano?, ¿El psicópata que casi me mata por no seguirle el juego?.

— ¡no me interesa!- contesté lo más calmado posible. Deseaba salir corriendo de allí, de esconderme de  nuevo y jamás volver a  salir- ¡ y no tengo hermanos!, ¡soy huérfano!.

La mujer sacó de los pliegues de su vestido un sobre sucio y arrugado. Me lo arrojó en la mesa.

—¿ qué es esto?- pregunté torciendo la nariz. 

— solo debía entregar el sobre, no sé nada más- y dicho esto desapareció.  Ante los gritos de asombro de los presentes. Debió lanzar  un hechizo antes de irse porque al rato lo olvidaron de todo y siguieron con sus cosas.

Tomé el sobre con el más minucioso cuidado, se trataba de mi hermano, podría estar envenenado. Lo abrí con las manos temblorosas y luego de tres intentos fallidos, logré reunir la valentía para leerlo.

La carta decía así:

Querido hermanito.

Te hago llegar este presente a través de una de mis fieles servidoras. Espero no lo tomes a mal, estoy tratando de salvarte del infante pecado que estás cometiendo. Realmente deseo que con esto comprendas tu lugar en el orden natural de las cosas, si es así, eres bienvenido a mis filas. Estoy listo para liberar al mundo, hermano mío. Está vez nadie me detendrá.

 

PD: Lamento intentar matarte la última vez que te vi. Espero que hoy entiendas que trataba de salvarte a ti y al mundo del salvajismo que nos gobierna.

 

 Con afecto, Charles, tu amado hermano.

Dentro del sobre estaba el saco que anoche  usaba Lucio. Se lo había llevado, en mis narices. Luego de tanto huir, él me había encontrado.

Miré hacía la calle con la mirada perdida. Llevaba años, tres largos años, de un lugar a otro, temiendo que me encontrara. No me quedaba ni dos días en un mismo lugar. Sabía que estaba obsesionado conmigo, que me incluiría en sus macabros planes. 

¡Cómo pude ser tan idiota!. ¡Cómo se me ocurrió creer que ya se había olvidado de mí!. Estaba tan claro en su mente como la muerte de nuestra hermana en la mía.

No debí quedarme, no debí ceder a los encantos y la seguridad que Lucio me daba.Fui un ignorante. 

¡Pobre Lucio!.¡ Idiota!, ¡¿Cómo se le ocurrió aceptarme en su vida?!, ¡ser esa puta razón para quedarme!. No me quiero imaginar el final que tendrá si yo no hago nada para evitarlo.

Me reí a carcajadas mientras miraba los autos pasar,  de tanto jugar a las escondidas con el psicópata de mi hermano, él me había encontrado.

 

nota del autor:

Aquí estoy de nuevo, ¡con una nueva historia para ustedes!. ¡Espero les guste!

Besitos cariñositos 😘😘😘

^^^Luciano Zifolo^^^

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Comments

Sol

Sol

hola autora... esta historia en la línea de tiempo es antes o después de "soy solo tuyo"... ???... por que no reconozco a este alvaro

2023-05-15

3

@laira

@laira

se que no da risa pero JQJAJJAJAJABBAJQJQJJ

2022-09-20

1

lila

lila

me atrapo la historia!! quiero saber que pasa con estos hermanos😍 encantada con el comienzo👏😘

2022-06-26

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