El Sexy detective y la zorra de su novia.

¿qué opinas de Rosita?- preguntó Lucas algo tímido.

- ¡que las media lunas ejercen una poderosa atracción sobre ella!- comenté con pocas ganas.

-¡no tenemos nada!. Solo lo que sale en los diarios- se quejó mi amigo- aunque me hizo feliz volver a verla- puse los ojos en blanco.

- ¿dónde de conocieron?- pregunte sin interés.

- en la fiesta de la Salamanca, en Jujuy.

- ¡oh!- reí- veo que te has enamorado- lo piqué- ¡cosa rara en ti!.

- ¡no soy tan cruel como tú!- contestó seco- ¿ahora que hacemos?.

- ¡nos vamos de vacaciones!- festejé.

Me miró como si estuviera loco. Luego de un breve silencio agregó:

- ¿estás loco?

- Villa Epecuén es muy lindo esta época del año.

- ¿y que hay ahí?- me miró impaciente. Me reí por mis adentros, amo torturar a la gente. Sobre todo si es con la duda o la indiferencia.

- ¡el mar !- suspiré- ¡y un encantador pueblo fantasma!

- ¿no querrás ocultarte ahí?... Sería un suicidio. ¡Quedarnos en un lugar abandonado es hacerle el trabajo fácil a Charles!.

- dije pueblo de fantasmas- aclaré. Mi amigo, después de tantos años juntos, no podía entender mis sutilezas.

- no, dijiste "pueblo fantasma"- se excusó

- es lo mismo- rodé los ojos.

- ¡no lo es!.

-¡que mierda!- terminé la inútil discusión- allí vive una Anima que nos ayudará.

- ¿ Las Animas no habitaban casas abandonadas?- miró de reojo a la calle.

- sí, pero se cansan, sabes. Necesitan salir de vez en cuando. Villa Epecuén ofrece eso. Pueden moverse dentro de los límites de la cuidad a su antojo, parecida a la vida que llevaban antes. Es la cuidad favorita de todos los fantasmas, nacionales y extranjeros.

-¡ valla, no sabía que eras experto en turismo fantasmal!- se rio solo de su propio chiste- ¿dónde queda?.

- a un par de kilómetros, no está lejos pero tampoco cerca.

- ¿y como iremos?- miró con interés un vehículo mortal. Lo miré como si fuera un estúpido.

-¡ es para pasar desapercibido!- se defendió.

- ¡tardaremos horas en eso!- expliqué- iremos a mi estilo, con glamour y magia.

- ¿y dónde harás el puto truco?- me riñó.

-¡ tú solo sígueme!.

Caminamos un largo trecho, Lucas diría un par de kilómetros, pero él es muy quejoso. Llegamos a una vieja casona colonial que tenía una larga galería, entramos en una pequeña puerta y salíamos a un mugroso barrio. La casona no era más que una fachada, ocultaba con sus ruinas un inmenso boulevard de calles adoquinadas con piedras de diversos colores, dónde los magos solían ir a convivir entre ellos sin la molesta presencia de los mortales.

Cogimos un angosto callejón, al final de éste, había una puerta con un intento de cartel hecho de madera, que decía en letras desiguales: viajes rápidos aquí.

- el submundo de Buenos Aires, es muy complejo- observó Lucas- cada vez hay más sitios libres de mortales. En la selva todo es más simple.

- el gobierno de la cuidad se encarga de eso, el intendente odia a los mortales más que a nadie.

- exactamente qué tipo de servicio ofrece este lugar- señaló con desconfianza la puerta- ¿hay un subte ahí?.

- nop- contesté- aquí se usa el ancestral método guaraní de viaje.

-¿ fuego?- su voz tembló. Me reí de eso.

- sí, ¡las llamas te llevan a dónde quieras!.

-¿ el agua no es mejor?.

- eres mitad gato, odias el agua- observé con cara de obviedad.

-tampoco soy amigo del fuego- balbuceó- que hay, de mis pelos chamuscados.

- ¡no seas llorón!- entré al lugar con fastidio y me acerqué a un mostrador de piedra, dónde había una bruja delgada.

-¿ dónde puedo encender el fuego?- pregunté.

- ¡fogón siete!, son tres patacones y tres centavos- habló con voz monótona.

Pagué y me dirigí a las esquinas de la inmensa habitación, cada fogón que rodeaba la habitación, llevaba el número dibujado en la mismas piedras que lo componían.

- bueno- dije acomodando la leña y echando sobre ella, licuado de baba de rana, una pizca de sal de esqueleto y tres escamas a la salazón de dragón pampeano mediano- ¡está todo listo!- anuncié mientras acercaba mi mano y encendía el fuego.

- ¿para llegar a destino no debe haber fuego encendido en el otro lugar?- preguntó lleno de miedo mi valiente amigo. Hacia preguntas muy tontas a veces.

- ese es el camino de la vela- aclaré- si tienes miedo toma mi mano, yo visualizaré el lugar.

Tomó mi mano entre insultos y nos adentramos al fuego. Las llamas nos consumieron en un instante. Mientras sentíamos un leve cosquilleo en todo el cuerpo, el lugar fue cambiando. Las paredes se transformaron en árboles y de pronto reinó el silencio.

- ¡bienvenido!- le dije con voz ceremonial- ¡a Villa Epecuén!, ¡el lugar de los fantasmas!- Lucas me regaló una mirada fulminante, mientras intentaba sacarse un poco de tina de la ropa.

- ¡este lugar apesta!- escupió mirando a su alrededor. Los ignore y comencé a buscar la plaza del pueblo- ¡es deprimente!- declaró mientras miraba como los fantasmas atravesaban las casas en ruinas.

- ¡es poético!- murmuré al llegar a la plaza, buscando el asiento en el cual mi ama sabía sentarse. No estaba, parecía que justo hoy no saldría a sentarse. Decidí buscarla en su casa.

Caminamos un trecho más para ver si aparecía.

Tres datos antes de que la conozcan, el primero: es una de las brujas más viejas del mundo. Perteneció a la primera tribu de brujas de Latinoamérica, ósea en la época de los pueblos autóctonos. Segundo es la última Utueuzika que aún existe. Ellas basaban su vida al culto del Dios Inti. Y tercero, es la mujer que me enseñó a dominar magia ancestral y prácticamente me crió cuando no tenía a nadie.

Luego de ver que no venía fuimos a buscarla a su casa. Vivía al final de una calle angosta, En la segunda casa.

La encontré como siempre, sentada en la cocina mirando por la ventana hacia el patio. Recordando su milenaria infancia, dónde era una niña y no un fantasma.

- ¿ella es lo que estamos buscando?- preguntó con falsa inocencia Lucas. Estaba claro que se reía del aspecto senil de Atati y su vestimenta aborigen.

ella no se comunica con palabras- le expliqué al Idiota- así que sobras en la conversación.

- sé lenguaje de señas- me contestó como boludo.

- se comunica con magia, una lengua tan antigua como el mundo, pocos saben utilizarla.

Miré a Atati y canalice mi energía, un hormigueo en mi cuerpo me dio la respuesta que necesitaba.

Verán, este tipo de comunicación es como el instinto, son sensaciones que transmiten mensajes como, "usa eso" o "por ahí no". La pequeña deferencia es que una persona se lo puede implantar a otra.

La conversación resultó más o menos así:

- Atati, amá, necesito tu ayuda- saludé.

- sé lo que buscas, soy vieja y sabía, mi pequeño Maledón- me contestó- conozco tú destino, me lo ha dicho las estrellas desde que te encontré. Mi propósito fue prepararte para este día. Tú padre, mi señor, me lo encomendó desde que era una niña. Desde que mi carne era carne y no éter. Has venido en el momento justo, en el fin de mis tiempos.

- ¿debo enfrentarlo?, ¿Podré vencerlo?.

- ¡no te atormentes con eso!. Hay cosas más grandes en juego. ¡Estas tú en juego!, debes decidirte a ser quien realmente eres y no quién te han dicho ser. Deber dejar las máscaras y mostrar tus diferencias, las cosas que te convierten en el legítimo.

¡eso me lo has dicho siempre!, ¿dónde está?. Necesito frenarlo de una vez.

- sigue los pasos de aquella persona que despertó en ti sentimientos que creías muertos. Una parte de tu camino está entrelazado con el tuyo.

Al terminar de hablar, la anciana dejó de mirar la nada y posó su mirada en mí, luego desaparecido.

- no es muy amistosa parece...¿ O se despidió?- adivinó Luca. Tenía razón, la misión, fuera cual fuera, de Atati ya estaba cumplida. Había cruzado el umbral entre la vida y la muerte. Me sentí un poco triste, Atati había sido una gran inspiración para mí. Se había ido en el momento más crucial de mi vida.

-¡ sé los pasos a seguir!- contesté para no matarlo. Atati se había ido y este idiota bromeaba sobre ella.

-¡ necesitamos que Rosita nos diga dónde podemos encontrarnos accidentalmente con su jefe!.

- ¿que tiene que ver el detective en esto?- no iba a decirlo, había captado la frase de Atati al toque. Sabía que ese hombre me había hecho sentir cosas que, jure jamás sentir. Me preguntó cómo lo hizo- me mencionó que el caso que él investiga nos llevará a Charles- mentí con descaro. Lucas se lo creyó, sonrió como un tonto al conseguir otra oportunidad de volver a ver a su chica.

- ¿estás seguro de ir vestido así?- me preguntó por enésima vez mi amigo.

- obvio- como no iba a estarlo, vestía lo mejor de lo mejor. Un mono de seda negro, que simulaba un cielo de verano, con estrellas brillando como si fueran reales. Detrás, dónde el mono dejaba una u al descubierto en mi espalda, prendía una capa púrpura que llegaba hasta el suelo- ¡estoy divino!- ese siempre fue mi toque, entre femenino y elegante.

¡pareces el payaso de la corte de idiotas del bajo Palermo!- murmuró entre dientes.

- no es a ti, a quien quiero deslumbrar con la alta costura- le recordé.

- ¿no ibas por Lucio?- me recordó cruelmente- ¡ahora estás caliente con el detective ese!. Te recuerdo que es un bastonero, te pondrá entre rejas si sabe quién eres en realidad.

-¡ no lo hará!. Si sabe lo que le conviene- intenté acomodar mi cadenita del pecho disimuladamente. Hay cosas que Lucas no debería saber. Fracasé terriblemente. Soy pésimo intentado pasar desapercibido.

-¿ eso es lo que creo?- me miró fijo. Estaba claro que me exigía una respuesta.

- ¡no es tu problema!- intenté salir de la situación con indiferencia. Eso lo enfureció y violentamente tomó la cadenita de mi pecho para examinarla

-¡ es una piedra de Ronjaijo!- aulló- ¡¿cuándo pensabas decírmelo?!.

- ¿nunca?- solté tímido. Sí yo, tímido. Mi empoderamiento termina cuando un Runa Uturunco se enoja. Los felinos no son de fiar cuando se enojan más de la cuenta.

-¡soy tu amigo!- afirmó dolido-¡ tengo derecho a saberlo!.

-¡ lo tengo bajo control!- mentí, no tenía nada bajo control. Mi sombra hacia conmigo lo que quería.

-¡una piedra de Ronjaijo no es algo que se tenga bajo el control!- afirmó como si fuera conocedor de magia, en vez de un gato maldito.

¡lo sé!- reconocí a duras penas- si no poseo el amor suficiente para retener mi sombra, ella se hará con mi cuerpo- recite de memoria.

-¡está opaca!- se horrorizo- hay poco amor que te protege. ¡Eso es grave!, ¿cuando lo hiciste?

- ¿recuerdas cuando liberamos esa manada del circo, en medio de la selva misionera?, Estaba tan enojado por su crueldad que casi mate a un niño... ¡Estuve a punto de cometer el peor de mis crímenes!. Decidí separar esa parte oscura de mí, la encerré en está piedra.

- ¡ser un kalku es lo peor que te puede pasar!, ¡ser gobernado por la oscuridad absoluta y no poder escapar!. Álvaro, ¡necesitamos encontrar a Lucio antes que la piedra se vuelva negra por completo!.

- ¡lo sé. Maldita sea Lucas!, ¡no es fácil!- reprimí unas lágrimas. No me daría el lujo de llorar.

-¡lo vamos a lograr!. ¡Al Charles ese que se lo coja un caballo!- me alentó. Sonreí tímidamente.

-¡ ya!- cerré el asunto-¡ tenemos que ir a seducir, digo, manipular a ese bastonero!.

- ¿estás seguro de querer romper una velada romántica por un asunto así?- no lo reconocía la verdad, antes odiaba el amor, ahora es todo risas y corazones. Rosita debe tener un don de volver psicópatas en idiotas.

- sí- sonreí como un niño- porque me gusta arruinar velas ajenas.

Entramos como reyes al restó más famoso de Buenos Aires, "el cuento de hadas," ubicado en San Telmo. A menudo, El Cuento de Hadas reunía a grandes brujas y brujos de alto nivel económico. Los señores del palacio de los bichos no eran la excepción.

Lucas había insistido en invitar a Rosita para que todo quedase más casual. No pude negarme, después del colgante no tenía las agallas, ni las ganas, de decirle que no. Así que pasamos a buscarla en un carruaje tirado por dos dragones patagónicos o Nahuelitos como comúnmente se los llama.

Una vez todos a bordo nos dirigimos, a través del aire porteño, al famoso restaurante.

- nunca había ido a algo tan caro, Lucas, ¡esto es maravilloso!- murmuró Rosita, dando saltitos de alegría, mientras entrabamos. La verdad yo nunca lo había visitado, el salón era encantador. Una gran habitación estilo victoriano, rodeado de velas negras, que flotaban de cada mesa, dándole un toque de intimidad y misterio. Al medio había un espacio para bailar tango, no era un espacio cualquiera, podías bailar sobre los mosaicos del suelo o suspendido en el aire. Juré probarlo luego- ¡todos están tan elegantes!- continuó la chica, sin parar ni un segundo de hablar- ¡mira ese vestido!, ¡Está encantado para que salgan mariposas cada vez que cambia de color!.

Lucas gruñó algo así cómo que era muy osado y demasiado extravagante. Los gatos no entienden nada de moda, no son como nosotros, los brujos, tan extravagantes y únicos. Solo bombachas o poncho. Nosotros tenemos estilos, nuestras ropas siempre cambian de color o son la versión retro de algún traje de Lady Gaga. Mi querido amigo era el único en el lugar que llegaba boina, bombachas de gaucho y camisa. No hace falta decirles lo ridículo que se veía.

Al entrar llamamos, todo lo posible, la atención. Bueno yo entré llamando la atención, mis compañeros se habían ocultado detrás mío cuando todos voltearon a vernos. El acomodador nos pidió la reserva.

- Álvaro- contesté, pareció no entenderme.

su apellido señor, para saber cuál es su mesa- me pidió educadamente.

-¡ dije Álvaro!- rodeé los ojos- reservé a nombre al A.L.V.A.R.O- aclaré con impaciencia.

-¡oh, disculpe!- murmuró el tipo de mala gana, no le había gustado mi mala conducta- ¡por aquí!- nos indicó. Hice seña a Lucas, el plan había comenzado.

La idea era que nuestra mesa fuera la continúa a la del detective Quiroga y su novia, así cuando pasáramos, Rosita viera a su jefe y se acercara. Un plan perfecto. Lastima que no resultó.

Mientras nos acercamos, yo ya había puesto mis ojos en el detective. Tanto que pude ver lo desagradable que era su novia. La chica, literalmente, lo estaba presionando para que sacará el anillo de casamiento y se lo propusiera. El bastonero no tenía muchas intenciones de hacerlo.

Ya cerca, empuje a Rosita sobre la mesa de los Quiroga, "sin querer".

- ¡Oh!, ¡Pero que torpe soy!- se disculpó- ¡pero si es usted don Valentino!- saludo al reconocerlo. Allí nosotros ya estábamos atrás de ella fingiendo preocupación por la torpe.

- ¡Rosita!, ¿Sucedió algo?- preguntó, rápido, el bastonero. En sus ojos le pedía a su secretaria ayuda para huir cuanto antes.

-¡ no, no!, ¡Solo tengo una cita!- contestó alegre la muchacha mirando a Lucas. La novia del detective hizo un gesto.

La pelinegra que estaba sentada al lado del detective Quiroga, la miró con una mueca de asco. Nos dedicó una mirada seca y luego intentó volver a presionar a su novio.

- ¿detective Quiroga?- dije viendo mi oportunidad de ayudarlo y molestar a su novia al mismo tiempo. Tan solo verla y ya me caía mal. Corrí a la novia de su silla y me senté frente a él.

- ¡¿disculpe?!- dijo con voz de malcriada- ¡esto es una cena íntima!.

-sí, me importa muy poco- le contesté- sé que está investigando desapariciones de mortales- fui al grano y encaré al detective. En sus ojos vi un brillo de diversión- creo que ambos estamos en la misma búsqueda.

-¡ ya veo lo que está pasando!- murmuró la estirada- ¡no podías verme feliz que contrataste a estos dos locos para arruinar mi propuesta de matrimonio!- atacó la malcriada a Rosita, está última se puso blanca como un papel.

- ¡señora Sofía, eso no es así!- quiso defenderse Rosita.

-¡ sé muy bien lo que es!, puedes ir recogiendo tus cosas y buscando trabajo.

¡mañana temprano te despido!.

-¡Por los Dioses!- me quejé molesto- ¡es que no sabes lo que es el silencio!- Sofía me miró mal. Iba a contestarme, cuando, de un chasquido de dedos la dejé muda. Literalmente le borre los labios de la cara.

-¡miré detective!- me dirigí al atónito hombre- ahora no puedo hablar demasiado, mis amigos me reclaman. Si desea encontrar más pistas- coquetee- ¡búsqueme en está dirección!- le entregué mi tarjeta y guiñe un ojo.

Todo salió bien, hasta que le devolví la voz a su novia.

¡ quien te crees para faltarme así el respeto!- aulló- ¡soy una magistrada!, ¡Irás a la cárcel por esto!.

-¡ soy Maledón!- contesté con una sonrisa. Aparecí mi bastón y me pare imponente- ¡el terror austral! - todos los presentes, al oír mi título y mi apodo, gritaron y miraron hacia nosotros- ¡así que respétame vos!, ¡porque soy de todo menos compasivo!.

- ¡Maledón!- reaccionó el detective. La verdad pensé que era mudo, no había dicho nada hasta ahora- ¡Maledón!- gritó.

Valentino hizo aparecer su bastón, en respuesta, Lucas se medio transformó. La tóxica saco una varita de su vestido, ¡una varita!, Que se cree esta, ¿europea?.

-¡ le aconsejo que no se resista!, ¡está bajo arresto!, tiene derecho a guardar silencio- recitó Valentino. Comencé a reírme a carcajadas.

- eso del silencio te la debo- desafíe- y sobre llevarme- hice una mueca dramática- ¡no lo creo!- conjure una inmensa honda de energía. Está chocó a todo, menos Rosita y Lucas, contra las paredes del establecimiento- ¡mira, cielo!, Solo un idiota intenta enfrentarme. Me apuntas de nuevo con ese bastón y conocerás el infierno en cinco minutos.

-¿ que quieres de nosotros?- preguntó, mientras se recomponía, la perra- ¿Buscas atacar la federación?. ¡No vas a lograrlo, no conmigo en medio!.

La imagen de Sofía como heroína fue lo más gracioso que nos podía pasar, incluso Rosita, que estaba en shock por descubrir que su novio era el sirviente de un brujo oscuro, se rio a carcajadas limpias.

- ¡el idiota que secuestra mortales, se llevó algo mío!- aclaré acalorado- ¡y no voy a descansar hasta que pague por ello!.

¿ y cómo sé yo, qué no eres tú?- Valentino intentó sonar amenazador. Sí, dije intentó, porque nadie puede ser amenazador con una mesa y spaghetti encima.

- si fuera yo, tendría un propósito- expliqué con la paciencia que no tenía-¡ y no secuestraria a nadie!, los mataría y colgaría sus cuerpos frente al Palacio De Los Bichos. Lucas- ordené- toma a Rosita y vamos.

Al salir, dirigí la última mirada la detective. Era guapo, lo admito, muy guapo, pero eso no le restaba lo idiota.

Sin embargo, algo en sus ojos me decía que vendría a verme mañana.

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¿Que les parece la historia?... ¡Sus opiniones me interesan!

Besitos 😘😘

Luciano Zifolo

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Comments

@laira

@laira

UNA VARITA AJJAJAJAJJAJAJJAJ

2022-09-21

0

Zaki.Z

Zaki.Z

la amooo!!! igual que a Alvaro 😁❤️❤️

2022-09-16

1

lila

lila

maledon estuviste indómito🤩, rosita y lucas amo el amor q se tienen😊, la hubiera dejado si boca a esa estirada😂😂

2022-06-26

2

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