Piedras Negras, un pueblo para asesinar en paz.

Estaba nervioso, muy nervioso a decir verdad. Me encontraba en el salón grande del palacio de los bichos, la sede de La Federación Mágica Argentina, esperando a la mismísima Federala Alcorta. 

Lo habíamos decidido en conjunto, Luego de encontrar a Piedras Negras como el epicentro de las desapariciones. Valentino y yo habíamos decidido ( más él que yo) comunicárselo a la Federala . Luego de dos días de espera, la misma Federala había permitido,  que yo, un prófugo de la justicia ayudará en la causa. Lo cual me tranquilizó. 

— ¡estoy nerviosa!- se quejó Rosita- es la primera vez que entro como una fugitiva. 

— hace dos días entraste para robar una profecía- recordé- y por la cara que traías cuando volviste, te re encantó.

— eso no me ayuda con mis nervios- tembló y se acomodó los anteojos nerviosamente.

— lo siento, aún trabajo en mi empatía- Lucas olfateó el aire y rugió con violencia. Seguí su mirada y me di con la maldita perra que nos arruinó la velada, la niña mamá, Sofía. Venía muy confiada hacía nosotros.

—¡ veo que mi prometido los atrapó!- sonrió cruelmente- espero que pasen un largo tiempo en esa pocilga de "Las Cuevas"- miró con desprecio a Rosita- ¿sabes que les hacen a las gordas sin aquelarre, como tú, allí a dentro?. Se las comen.

— valla- respondí sarcástico al ver a Rosita encogerse de miedo-  ¿Sabes que le hacen a las taradas cuando van a la peluquería?, Las peinan, porque no tienen cerebro solo un par  pelos locos.

— ¡a ti te darán por el culo!- escupió.

— ¡oh!, ¡Hablemos de culos entonces!. ¿A que  no sabes quién me dio toda la tarde por el culo?- pregunté lo más inocente posible.

— ¡bueno ya!- me interrumpió Valentino llegando acompañado por una mujer imponente, de mirada autoritaria, más alta que yo y vestida muy elegantemente- Federala, el es Maledón- me presentó. La mujer me miró de arriba para abajo con mirada crítica.

— un gusto- saludé- escuché mucho sobre usted.

— y yo de ti- contestó con voz fría- te imaginé... Algo diferente. Es obvio que las apariencias engañan.

— ¡Federala!, Es usted muy amable de venir hablar con los prisioneros, pero es eso lo que son, lacras de nuestra sociedad. No merecen la pena.

— Magistrada, ellos no son prisioneros. Están aquí para ayudar en una emergencia nacional- la cara de Sofía era un poema griego. Casi me muero de la risa. Estaba a punto de desmayarse.

—¡ o sí!- dio un giro de ciento ochenta grados- y es por eso que también ofrezco mi ayuda. Desde ya, como magistrada por la provincia de Santa Fe y representante de todos sus aquelarres, tomo la dirección de está empresa- quería sonar a libertadora de América pero le salió muy patético.

La verdad escucharla hablar como idiota era algo divertido, pero oír decir que nos va a dirigir ya es otra cuestión.

— ¡como deseé! - contestó disimulado las ganas de  matarla, la Federala- pero recuerde que todo está a cargo del señor Quiroga. Es  él quién buscará a los culpables, usted solo va para ayudar- nos miró a todos, diciéndonos con los ojos suerte y se fue en silencio.

— ¡valla que perdona fácil!- acotó Rosita- ¡al menos no nos dijo, qué después de esto,  iríamos a la cárcel!

— oh, estoy seguro que no lo dijo  porque lo considera innecesario- gimió Lucas.

****

El viaje a piedras negras fue más largo de los que pensábamos, la señora Sofía decidió que sería  más conveniente ir en tren hasta el pueblo. El pueblo no tiene estación propia. ¡El maldito pueblo está en medio del valle de Punilla!. Tuvimos que caminar unos cinco kilómetros a pie. 

Una vez llegamos buscamos una posada para descansar. Yo era partidario de  la posada "los monos", la cual estaba  debajo del bar del pueblo. Tenía la certeza que allí nos informarían mejor, como dice el dicho, " pueblo chico infierno grande". En los pueblos pequeños, los chismes corren más rápido que un Lamento. La señorita Sofía decidió que ella "ni loca" ( cito textual) dormiría en esa choza. A lo cual nos obligó a hospedarnos en "La llorona", la única posada que se asemejaba al lujo en el lugar. 

La verdad  no sé qué pasa con Valentino, se deja gobernar por esa tipa, como si el fuera su lacayo. Ni Lucas da tanta lástima.

— creo que debemos hacer un plan de acción- propuso Valentino, una vez todos estuvimos acomodamos. Cuando nos reunimos en el saloncito de la entrada.

—¡ yo opino igual!- concordé- tengo una idea buenísima, ¡arrojemos a Sofía al medio del arroyo más cercano!, Si sobrevive nos sirve y si no hicimos una buena obra- mis chicos festejaron mi idea. Sofía solo murmuró unos insultos y  Valentino nos mandó a callar.

— ya que todos están en silencio- continuó el detective- tengo pensado algo... Nos dividiremos en dos grupos..- no logró terminar de explicar cuándo la anciana que nos arrendó las habitaciones pasó volando sobre nuestras cabezas. Sí, volando, impulsada valla saber porque cosa-  ¡¿que mierda está pasando?!.

— ¡otra pelea!- contestó la mujer- ¡busquen refugio!.

— ¿pero quienes pelean?- preguntó Lucas mientras olfateaba el aire.

—¡ los dos aquelarres locales!, ¡Se disputan territorio!.

— ¡¿que es esto?!- pregunté retóricamente- ¿la mafia mexicana?- antes de poder pensar, Valentino salió disparado hacia afuera. Era obvio que iba a intervenir como bastonero y representante de La Federación. Temiendo algo le pasará, lo seguí, bueno, más bien estaba necesitando una buena pelea para pasar el rato.

Llegamos afuera y todo el  mundo era un caos. Había brujos dándose de lo lindo en todas partes. Relámpagos de distintas tonalidades de rojo Iban y venían ocasionando daños. Grandes animales de fuego peleaban entre sí intentado derribarse. No sé tenía bien claro quién era de un bando u otro. Pasé por encima de una mujer muerta y me encamine a la plaza del pueblo. Al llegar comience a distinguir los bandos, los cara pintada de azul era un aquelarre y los de capucha verde otro.

Valentino intentaba parar la batalla pidiendo a gritos orden, amenazando con llamar a los bastoneros y cosas por el estilo.

 Dos hombres groseros habían dejado de pelear para intentar atrapar a Sofía, la cual se defendía a punta de varita de sus atacantes. Por la forma de luchar y la autoridad que emanaban, estaba seguro que eran los líderes de los Aquelarres.

— esto es un desastre- me quejé para mis adentros- creo que tendré que intervenir- miré a Valentino defendiendo a su prometida, la cual yacía en el piso embrujada por algún maléfico paralizante. 

Alce una de mis manos al cielo y arrojé gigantescas llamaradas hacia arriba. Fueron tan grandes que la noche retrocedió y dio lugar a un tenue día a plena noche. Las llamas comenzaron a descender del cielo y destruir los animales de fuego y acorralar en círculos a los integrantes de cada aquelarre.

—¡ miren idiotas!- exclamé para llamar la atención de todos-  ¡quiero ahora mismo a los líderes de ambos aquelarres o cómo se llamen!- todos me miraron- ¿quiénes son?- grité, un chico y un anciano levantaron la mano-  ¡muy bien!, ¡Somos de la Federación!- señalé a Valentino-  ¿me pueden decir porque tanto alboroto?

— él comenzó-  atacó el chico- ¡nos robó el territorio del norte!.

— ¡eso es mentira!- se defendió el más anciano- ¡nosotros no somos los que habitamos ese monasterio abandonado!- todos comenzaron a gritarse entre ellos. — ¡ya!- los callé-  ¡ Son ambos parte del mismo pueblo, de la misma provincia, del mismo país!. ¿Qué sentido tiene pelear por un pedazo de pueblo?, Ambos pueden transitar el largo y ancho del país, ¡porque somos uno!... ¿Hace falta esta estupidez?.

Nadie respondió.

— ¡ahora bien!- continúe- los voy a soltar... ¡Si alguien decide pelear de vuelta lo fajo!... ¿Se entendió?... ¡Ambos líderes discutan la paz con el rubio aquel!, el servirá de mediador- señalé a Valentino- ¡y si alguien es tan amable que me sirva un whisky, las peleas me producen dolor de cabeza!. 

Pasé en medio de la muchedumbre, todos me dejaban pasar en silencio. Incluso el dueño del bar salió oculto detrás del tacho de basura para ofrecerme un whisky. Todo se fue ordenando en mi paso, eso me gustó. Amaba que me temieran.

— ehh, ¡Maledón!- me llamó Valentino- ¿me ayudas a meterla en la posada?- miré a que se refería y vi a la perra dura en el suelo.

— ¿no puedes solo?- pregunté de mala gana- la verdad necesito un whisky.

— ¡está paralizada por completo, parece una roca!- me miró como un niño mira a un juguete nuevo-¡ por favor!

— ¡está bien!- acepte a regañadientes. 

Tomé de los pies a la yegua y juntos la cargamos hacía La Llorona. Una cosa me llamó la atención. En uno de sus dedos, Sofía llevaba un hermoso anillo de plata que  tenía en el medio una hermosa piedra negra.  Me pregunté si Valentino le había propuesto matrimonio de todas formas. El anillo me decía que sí y eso, en alguna parte de mi pecho me dolía. No sabía porqué. Quizás porque creí en lo sucedido en mi apartamento, creí que el podía llegar a quererme. Estaba muy indeciso, una parte gritaba Lucio y la gritaba Valentino. 

Acostamos a Sofía en su habitación en el más incómodo de los silencios. Valentino trataba de hacer conversación, yo me mantenía en silencio. No sé dónde estarán Rosita y Lucas, no los encontré en la sala cuando entramos y su habitación está silenciosa.

— bueno, iré a mi habitación- informé saliendo del aposento de la bruja- no sé dónde estarán los otros, espero que estén bien.  Mañana será otro día- profeticé.

— ¡te acompaño!- dijo muy decidido, me empujó hacia dentro de mí habitación y comenzó a besarme apasionadamente.

— ¡espera!- supliqué a punto de caer en el ******* de ser tocado por Valentino- ¡estás confundiendo las cosas!.

— ¿que cosas?- me dijo sin parar de besarme- fuiste tú quien me sedujo, ahora tendrás que aguantarme.

— estás comprometido, tu novia está al lado- le recordé con rencor- no me gusta  ser el segundo plato de nadie.

—¡ creo que no te importaría!- me arrojó a la cama- después de todo, con vos siento más cosas... A ella no la amo, ¡la detesto!, ¡me obligan a estar con ella!. 

— ¿qué?- me sorprendí. No esperaba escuchar eso, intuía que era un closetero, pero,  ¿ser obligado a casarse?, ¿En pleno siglo XXI?. Casi me dio risa, si lo vieras, era un chico guapo e intimidante. Creo que a nadie se le ocurriría pensar en someterlo.

— mi madre- explicó- es como un grano en el culo- comenzó a sacarse la ropa- dejemos  de hablar de cosas malas, ¡vamos de vuelta al paraíso!.

—¿ así que soy un paraíso?, ¿eh?- me puse en modo seductor- ¡entonces vení y comete está manzanita prohibida!.

****

Desperté a la mañana siguiente con un extraño peso en mi cintura, eran unos brazos , me abrazaban con delicadeza. Me di la vuelta sutilmente y me encontré con la cara más hermosa del mundo, dormida. Valentino, luego de darme amor toda la noche, había tenido el hermoso gesto de quedarse a dormir conmigo.

Sin embargo, como suele pasar a menudo en mi vida, las cosas no tardaron en arruinarse.  Solo logré apreciar a Valentino unos minutos antes de qué entrara Lucas, hecho una torbellino, sin golpear, a la habitación.

— ¡Álvaro!- dijo al entrar- ¡¡no creerás que pasó!!- se detuvo en seco cuando miró hacia la cama y dio un salto de sorpresa al descubrir a Valentino despertando a mi lado, por el ruido-  ¡¡¡¿pero qué mierda?!!!.

— ¿que pasa?- lo pique- ¿nunca viste dos chicos durmiendo en una cama?.

— no yo... ¡No quiero saber nada sobre esto!- dictaminó- ya es demasiado que sea de La Federación.

—¿ que sucede Lucas?- habló con voz dormida Valentino- ¡has entrado haciendo un lío terrible!.

—¡ o sí!, Eso... ¡Se me olvidó a verlos!... Tan... Acaramelados.

—¡ ya!- me quejé- ¿qué es tan importante para interrumpir mi sueño?

— clavado dirás- contestó sarcástico- ¡ha pasado algo muy malo!. Toda la posada habla de eso, es más, está mañana fui a hacer unas compras al centro y todos hablaban de lo mismo... ¡Lo dos jefes de aquelarre!, ¡fueron asesinados anoche!, sus cuerpos fueron encontrados en la plaza, con la frase " solo los más puros reinarán el mañana, los salvajes morirán". 

— ¿quién la firmó?- dije sabiendo la respuesta.

— SV, esas eran las letras de la nota,SV- contestó tembloroso- yo mismo comprobé lo de la nota.

—¡ La Sociedad del Velo!- exclamé. Recordé el cuento que me contaba todas las noches, Charles, antes de dormir.

— ¿la qué?- preguntó Valentino

— ¡nuestra mayor pesadilla!- respondí

  Llevábamos  un día en Piedras Negras y había dos muertes más para sumar a las  cien que rodeaban al pueblo. Parece que piedras Negras es un pueblo para asesinar en paz.

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Comments

imanol 2716

imanol 2716

😢😢😢 q triste ame a maledon desde la novela anterior soy solo tuyo y me da tristeza porque no me gustan las novelas narradas en primera persona me aburre una sola perspectiva en la historia de vuelve monótona 😢😢😢 voy a tratar de seguir leyendo de verdad amo el personaje de maledon

2024-08-30

1

@laira

@laira

trío

2022-09-22

0

@laira

@laira

NO PUEDO AJAJAJ JAJAJAJAJAJAJA ME LA IMAGINÉ VOLANDO COMO UNA RANA

2022-09-22

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