Ataque a media noche

no es momento para hablar del tema- señalé con cuidado. No quería un gato gigante arañando mi espalda.

- ¡pronto caerá la noche!- murmuró seco, como si le costara sacar las palabras por la ira- y Sofía acaba de llegar, está pegada a los pantalones del detective... Mi Rosita se sentía mal, se fue a dormir- casi me reí al escuchar lo último. Un salvaje enamorado de una chica civilizada, es algo digno de ver, la verdad.

- ya, quieres que caminemos por la calle como lo hacíamos antes. Me parece buena idea, ¡hay más sitios para huir, si un gato harapiento se te hecha encima!- me miró mal y me reí a carcajadas.

- ¡este gato te dejará los ojos negros si no coges un abrigo, de esos raros, que tienes y me sigues!- ordenó abriendo la puerta.

Cogí un abrigo y lo seguí. Pasamos por el comedor y, para mí mal gusto, Sofía estaba besando a mí Valentino. Sentí el impulso de matarla ahí mismo, me contuve, después de todo ella era su novia. El detective se estaba convirtiendo en mi capricho y, yo soy alguien muy caprichoso.

Antes de poder lanzar una pequeña picardía, Lucas me tomó del cuello la mi camisa y me arrojó hacía la calle.

- ¿que evita que te convierta en un sapo gruñón?- amenacé.

-¡ que me amas!- bromeó- y que el detective se dará cuenta que fuiste tú.

- ¡al diablo con eso!- exclamé molesto- después de todo, saben que soy malvado, por algo me llaman Maledón.

- ¡terminá la comedia y vamos a dar un paseo!- me suplicó.

- ya lo hice en el día- informe- no hay sitios tan interesantes para ver. Todo es muy tranquilo.

-¡ yo no!, estuve haciendo lo que debía hacer. ROSITA Y YO TRABAJAMOS, no nos comimos en cada esquina jugando a ser detectives.

- oh, ¡ni me lo digas!, ¡él es medio estúpido!- protesté, comenzado a caminar por la calle. El detective aficionado era él no yo- ¡está bien!... ¿De que quieres hablar?- me hice el inocente.

- ya hablamos sobre el collar que te cuelga en el cuello, yo no... sabía... que también había una Sombra.

- sí, bueno, más bien es el mismo hechizo, creo que ya te lo explique antes- contesté mirando las estrellas. El cielo se alzaba imponente sobre nosotros, tachonado de estrellas- ¡ya sabes, no puedo ser un kalku, si mi parte mala tiene vida propia!

- tú eres el mago- dudó un segundo de su afirmación y luego agregó: ¿el detective que pinta acá?, ¡Ese tipo no me cae!, Lo prefiero a Lucio.

- ¡ni lo conocés al Lucio!- si supiera que Lucio era más tóxico que Chernóbil, te juro que amaría a Valentino más que yo. Sí, sé lo que piensan, siempre escojo lo peor, es cierto, no lo niego. Sigo la regla de Lady Gaga, un Bad Romance y un John White para siempre.

- si lo conociera me agradaría- replicó- o al menos me disgustaría menos que el bastonero.

Iba a contestarle cuando mis instintos me alertaron que estábamos en peligro. Más bien una voz profunda y antigua me murmuró al oído: Maledón, ¡hijo mío!, ¡Cuidado!

Casi sin pensarlo, me coloqué adelante de Lucas y recibí el golpe. Un hechizo mortal impactó sobre mí con fuerza. Me sentí helado. Cerré los ojos y concentré el hechizo que había entrado por mi cuerpo y lo dirigí hacia mis manos. Salió como si fuera un rayo de mis dedos.

Algo muy poco común en los magos es absorber hechizos y expulsarlos sin modificarlos. Es uno de los extraños dones que tengo. No sé porque lo tengo, pero lo tengo.

Lucas reaccionó al instante en el que me convertí en su escudo humano, se transformó, ágilmente, en la bestia y salió a la caza. En cambio yo, observé la situación. Casi me da un infarto al ver a nuestra atacante. Iba idéntica a la mujer que me entregó la carta de Charles, era obvio, La sociedad del velo la había enviado.

-¡ Lucas la quiero viva!- grité apareciendo mi bastón.

La mujer espero al inmenso gato con una macabra calma. Al tenerlo a tiro, agitó su varita y lo enredó con unas inmensas lianas. Lucas intentó en vano zafarse, cuento más tiraba, más lianas aparecían para taparlo.

Estaba claro que venia por mí.

- che,¡ mal vestida!- la llamé con una sonriente mueca en mi rostro. La mujer avanzó hacía mí a paso lento- ¡para empezar, nadie toca a mí gato!, Y a partir de está noche, te prometo que vas a aprender a ir siempre a la moda- amenacé.

La dama del velo alzó su varita y descargó un rayo hacia mí. Lo esquivé con mi bastón y contraataqué lanzando pedazos de calle sobre ella. La bruja era ágil, esquivo cada peñasco con la velocidad de un fantasma.

Brotaron de la calle dos grandes manantiales de agua, ambos vivieron a mi encuentro para ahogarme, antes de cometer su propósito los congelé. Usé los pedazos de hielo como proyectiles. Uno le rajo un pedazo del vestido.

-¿eres poderosas, eh?- reconocí- ¡lástima que yo sea mejor!.

Sople en su dirección, congelando el aire y todo lo que tenía en frente. La mujer se refugió en un escudo magnético que creo con su varita. El escudo se congeló y al cabo de unos segundos se cayó a pedazos. Estando en desventaja, comenzó a lanzar llamas de fuego como loca. Las llamas me lamían la piel pero no me quemaban. Maledón es inmune al fuego, todo aquél que me conocía o había oído hablar de mí lo sabía.

- ¡puñalada!- lancé el conjuro, la chispa salto de mi bastón y se hundió en su vientre. Se llevó una de sus manos al vientre, intentado cortar el río de sangre que había comenzado a salir.

Intentó reponerse, luego de un segundo e intentar huir. Lucas, humano otra vez, la tomó de atrás y le sujetó el cuello con una liana.

Me acerqué rápidamente. Busqué en mis bolsillos una bolsita y saqué de está un poco de polvo. Levanté el velo y arrojé el polvillo a su cara. La mujer se resistió, pero al cabo de unos minutos yacía inconsciente sobre el suelo.

-¿ y ahora qué?- preguntó Lucas desnudo.

-¡ buscarte ropa! - evite mirarlo. Lucas era mi amigo, tenía buen cuerpo, pero era mi amigo. Estaba mal mirarlo y pensar cosas sucias con él. Rosita era una mujer muy afortunada, comía muy bien todos los días - pensé algo atormentado.

-¡ aquella casa tiene ropa colgada en una soga!- señaló.

- andá, yo me ocupo de ella.

-¡ ya eres todo un detective!- bromeó al llegar vestido- no sabía que acostándose con uno, se aprendía el procedimiento.- le dí un suave golpe en el brazo.

- ¡llevemos está perra a la posada!- ordené emprendido el camino.

Entramos con sumo cuidado por la puerta de atrás y la acomodamos sobre la cama de mi habitación, luego fui a buscar a los demás.

Entre sí tocar la puerta de Valentino, hasta el día de hoy creo que fue un grave error. Muchas cosas se hubieran evitado si yo no me encontraba a Valentino haciéndole el amor a Sofía.

- ¿es que no sabes tocar o qué?- me reprendió la perra cubriéndose los senos. - yo- dije reprimido mi rabia y en gran medida, también mi decepción hacia Valentino- acabo de atrapar a una de mujer, de la Sociedad Del Velo. Les aviso antes que busque un sitio donde meterla- hable sin mirarlos, de hecho miraba al horizonte, sin mirar. Caí en un trance y estaba seguro que la oscuridad de mi colgante había crecido.

- ¡en un rato vamos y vemos que pasa!- habló Valentino como si nada pasara. Me dolió y me enojó en gran medida.

- okey- me recupere de inmediato- ¡los dejo!. No tarden mucho,¡ va!, Valentino es precoz- metí cizaña al salir. oí que Sofía le preguntaba sobre eso. Me fui con la frente en alto. Digno de Maledón y no de Álvaro.

Entré a mi habitación partido en dos, no sabía muy bien el porqué. Entendía que me estaba enamorando de Valentino, había oído lo que dijeron de mi futuro. ¡Fui un tonto en creer toda esa mierda!.

- ¿Álvaro, estás bien?- oí la voz de Rosita a la lejanía. Sentí unos brazos que me abrazaron y me arrinconaron a un pecho.

-¡ creí que era algo para él!- atiné a decir- que la dejaría para estar conmigo. ¡Volví a caer!- las lágrimas me traicionaron y comencé a llorar- soy un tonto, ¿sabes?, La vida me demostró que nadie luchará, nunca, por mí, y yo sigo teniendo la esperanza que vendrá alguien y lo dará todo para salvarme.

- ¡no digas eso!- me consoló Rosita- a todos nos llega alguien.

- yo siempre lo di todo y nadie me dio nada. La vida es así, algunos tienen la suerte de tener en el destino el amor y otros tenemos la mala suerte de estar destinados al fracaso y el dolor.

Lucas entró con un café en la mano. Me miró y luego lo comprendió todo.

- no me gusta tener la razón, Álvaro, pero la tuve- Rosita lo miro intrigada- él y tú jefe- le explicó. La chica abrió los ojos grandes.

- Rosita, ¿ves ese broche que hay en mi saco?, Mete a la mujer ahí. Mañana veremos qué hacer con ella.

Rosita obedeció. Me dejaron solo. Me acosté en la cama deshecho. Miré hacia el techo y sonreí. No sé porque lo hice, pero sonreí. Más tarde llegó la risa, a carcajadas. Volví a mirar el techo más duro que nunca. Había caído por amor, pero ya había aprendido. Valentino y el mundo conocerían que tan duro puedo ser.

A partir de ese momento dejé de hacer estupideces, volví al plan original.

- ¡no diré ninguna palabra!- nos desafío la bruja que anoche me había atacado.

- somos de la federación- contestó calmada Rosita- si no cooperas, puedo hacer que te pudras en "Las Cuevas".

- no va hablar, será mejor que yo negocie con ella- intervino muy diplomática Sofía - soy magistrada y tengo mucho que ofrecerle si habla.

- sería lo correcto- acompañó Valentino evitando mirarme directamente.

- ¡definitivamente no!- me negué- conociendo lo poco inteligente que es está tipa, ¡es capaz de liberarla!. Lo mejor sería que yo la haga hablar.

- ¿poco inteligente?, ¿No te enseñaron a respetar a las mujeres, imbécil?- Sofía me apuntó con su miserable varita. Seamos sinceros, la varitas apestan, los bastones son mejores. ¿Qué podía hacerme? ¿Tirarme chispas?. Ella debería tener respeto, yo si podía hacerle cosas crueles.

- ¡baja eso o vas a lamentarlo?- amenacé, Lucas y Rosita me cuidaron la espalda.

- ¡es suficiente!- gritó Valentino- ¡Somos grandes y parecemos niños peleando por estupideces!.

-¡ son un desastre!- rio la prisionera- ¿por eso el vendrá y los matará!.

-¡ tu cállate!- le gritamos todos juntos.

No sé cómo seguía respetando la voluntad del idiota de Valentino, después de ver cómo la tocaba a ella, después de jurarme que la dejaría en el río. Mi orgullo había sido pisoteado y yo no hacía nada para remediarlo.

- creo que sé lo que vamos hacer- en un abrir y cerrar de ojos nos había transportado al barranco más cercano al pueblo. Lo había descubierto ayer con Valentino.

La mujer que estaba atada a una silla miró con cierto interés el lugar. Pude ver, cuándo me devolvió la mirada, que me tenía terror. Sonreí, después de una semana sin ser yo, había vuelto. ¡Que se cagué Atati y su cuento del destino!, Maledón había tomado el cuerpo de nuevo, Álvaro volvía a obedecer, como el sumiso que siempre fue.

Claro que había un destino, el que yo elegía.

-¡ vamos a jugar un juego!- dije sonriente, los demás me miraban expectantes. Aún no se reponían del cambio de lugar- ustedes serán mi público- señalé a mi grupo. Lancé sobre Valentino y Sofía un hechizo paralizante, para que no intentaran nada- es juego es fácil, querida- me dirigí a la zorra del velo- por cada pregunta qué haga tendrás una esperanza de salir viva.

- ¿en qué puedo ayudar?- pregunto Lucas juguetón. Se sabía de sobra este juego.

-mmm- dije fingiendo pensar- tus garras me serán útiles- las sacó y se las mostró a la rehén- sigo con las reglas del juego- hable de forma juguetona- por cada respuesta que no respondas, te van a hundir una garra. ¡Ah, casi se me olvida!... A las tres respuestas sin contestar te voy arrojar al barranco. ¡Empecemos!.

Ajusté las cuerdas que la sostenían y la miré fijamente a los ojos. Sabía que no podía escapar, que no le quedaba otra que someterse a mi juego.

- primera pregunta: ¿dónde está Charles?- sabía que no la constaría pero se la pregunté igual, para que supiera que iba en serio.

- ¡no lo sé!- contestó. Lucas le hundió la cazadora en el vientre.

- muy bien, pregunta dos: ¿quién te ordenó atacarme?.

- ¡La Señora!- contestó con sangre en los labios, mirando de reojo las manos de Lucas.

-¿ qué señora?- preguntó Rosita- lo siento, Álvaro, pero no sé dónde está mi rol en este juego.

- has tú las preguntas entonces- la dejé- yo solo voy a guiar el juego.

-¡perfecto!- Repitió- ¿quién es tu señora?.

- ¡no lo sé!- al ver la segunda garra acercarse a su vientre, comenzó a llorar- ¡por favor!, ¡Solo me ordenaron atacarlos!, No mostramos nuestras caras en la sociedad, por eso usamos velo, no sabemos quién nos dirige, solo, ¡solo vamos por la causa!.

Le hice seña a Lucas para que se detuviera.

- ¿qué causa?- pregunté

- ¡llevar a este país a donde debería estar!, ¡A la civilización!, Limpiar del mundo el salvajismo que nos gobierna.

- ya veo, ¡nuestro método de magia es salvaje!, ¡Típico del argentino!, Despreciar lo suyo y valorar lo ajeno- alejó Rosita.

- dónde se reúnen para planear "su causa"- pregunté- y te juro que si no contestas, morirás de la manera más dolorosa posible.

- En la casona que está alejada del pueblo. La de aspecto chalet californiano. Allí abajo hay una gran sótano. Es allí donde sucede todo.¡ Ya les dije todo lo que sabía!, ¡Déjenme ir!, ¡Tengo una familia!.

-¡ está bien!- acepté y la liberé de las cuerdas- ¡acércate a mi lado!- yo estaba a centímetros del vacío- ¡Le llevarás un mensaje a tu "señora"!- se acercó cautelosa, agarrándose la herida del vientre.

- ¿qué debo transmitir?- me preguntó sumisa.

- ¡mira el horizonte!- obedeció, miró hacia el horizonte, ante sus pies comenzaba el vacío- ¡dile al diablo que nos veremos pronto!- aparecí mi bastón y con él, le pegue en la parte trasera de las rodillas, se balanceó hacia atrás, golpeándose la nuca con la punta de la barranca y cayó al vacío.

Todos me miraron atónitos. Sofía y Valentino, si bien estaban inmovilizados, sus rostros reflejaban el más puro y delicioso terror. Sonreí, guarde mi bastón y caminé rumbo al pueblo. Lucas le hizo señas a Rosita para que me siguiera.

- ya tengo el plan a seguir, nos vamos a infiltrar en La Sociedad. Y no me miren así- reí- no iba a irse de aquí de todos modos, la muerte es la única forma de callar a los traidores.

- ¿estás seguro de esto?- preguntó, nerviosa, Rosita- no quiero decir que no te pareces a una chica... Pero mejor ir seguros.

- no te preocupes- la tranquilizó Lucas- Álvaro es más mujer que hombre.

- insisto que es mala idea- insistió Valentino, les había costado asimilar lo sucedido en el barranco, pero ya estaban más tranquilos- ¡deberíamos hacer una redada!, Seguir la ley de vez en cuando no está mal.

- creo que Álvaro tiene razón- reconoció Sofía ganándose el asombro de todos.

- ¡yo siempre tengo la razón!- dije colocándome el velo adecuadamente- ¡ya saben que hacer!.

Entré a los dominios del chalet con nerviosismo. Allí todo parecía europeo, el jardín que se alzaba, imponente, ante mí, era una copia perfecta de los jardines británicos de la Inglaterra de las novelas. Verde sobre verde, todo perfectamente ordenado y prolijo. Seguí el sendero escoltado por rosales de rosas blancas. Era un buen augurio.

Hice cosquillas a la puerta para que se abriera. El lugar parecía abandonado. La situación me causaría risa si no fuese yo quien entraría a la telaraña, para ser devorado por viejas aristócratas. La puerta se abrió con un estruendoso chillido.

Entre en silencio, erguido y seguro, tratando de parecer lo más femenino posible.

Me recibió un pequeño Hall, atravesado por tres pasillos. Por instinto seguí al del medio. Llegué a mi destino, el sótano.

Detrás de una puerta desvencijada se hallaba un escenario improvisado, cubierto con banderas negras con una "A" plateada en el centro.

Entré sigiloso y me mezcle, rápidamente, con las otras mujeres que estaban allí. Había más de cincuenta. Estas chicas son maestras de la discreción.

- ¡hermanas!- habló una mujer arriba del escenario. Iba vestida como las otras, pero portaba un hermoso prendedor de plata con la forma de una A- ¡despidamos con el más respetuoso de los silencios a la hermana caída!. ¡Por nuestra causa dio su vida!, ¡Estaremos realmente agradecidas por este sacrificio!.

Mientras todas hacían silencio, yo miraba, con cuatro ojos, todo lo posible a mi alrededor. El sótano era un lugar muy luminoso, se podía ver a la perfección todo lo que ocurría. La decoración muy religiosa, esas banderas negras por doquier, candelabros con formas de serpiente colgando del hecho. Parecía un culto no una asociación terrorista.

Lo que más me llamó la atención fue la puerta que vi detrás del escenario. Estaba bien oculta, se abría solamente con magia, ya que era un bloque de piedra gigante que se corría para dar paso. No lo habría notado si no hubiera entrado otra mujer, que rápidamente le susurró al oído algo a la que parecía dirigir.

Me acerqué rápidamente lo más que pude al escenario. Logré llegar "a la segunda fila". No era la mejor de las vistas pero logré ver algo que me resultó familiar, la que chismeaba en la oreja de la líder tenía un anillo que me resultaba muy familiar, lo había visto antes, pero no me acordaba adónde.

- ¡hermanas!- tomó de nuevo la palabra la líder- ¡nuestra causa está siendo amenazada!, ¡Entre nosotras hay una traidora!, ¡Alguien que dice ser quién no es!.

Quedé petrificado, ¿cómo es posible que supieran eso?, ¿Acaso era una trampa?, ¿Tenía un soplón?, No parecían tener tanta seguridad como para detectar infiltrados.

- ¡haremos lo siguiente!- volvió hablar la líder- muestren sus varitas, estoy segura que el traidor no tiene una.

Estaba a punto de salir por la puerta cuando dos mujeres me cerraron el paso. Una me apuntaba con su varita, la otra la tenía mirando hacia abajo, algo me decía que iba a usarla si me resistía.

- ¡tú varita!- exigió la que me apuntaba.

- creo- dije ya con todas las cartas jugadas- ¡que la debo tener ensartada en alguna parte!.¿ En el culo quizás?

Antes de que pudiera reaccionar y empujarlas para huir, la maldita me lanzó un rayo mortal. Si hubiera sido un brujo normal me habría matado, pero era Maledón. El rayo entró, me congeló un poco el cuerpo y salió por mi dedo índice hacía su acompañante. Esa sí cayó muerta de inmediato.

- ¿qué fue eso?- se sorprendió mi atacante.

-¿magia?- bromeé.

-¡aquí está!- gritó fuerte-¡ intenta escapar por la puerta de entrada!.

Y como lo temía, una avalancha de brujas nariz parada, se me abalanzaron a matarme. Respiré hondo y dejé que la magia de mi cuerpo se expandiera. Cómo consecuencia de mi relajación, un anillo de fuego se despegó de mi cuerpo y barrió a la muchedumbre hacia las paredes del sótano. Aprovechando la sorpresa mandé un ave de viento hacía afuera, la señal de aviso si algo salía mal, y salí corriendo hacia la superficie.

No tardaron tanto en alcanzarme un par de brujas, pero mi querido Lucas ya estaba arañando sus trajes pasados de moda. Rosita, estaba, bastón en mano, luchando como una fiera, levantaba piedras, arrojaba maldiciones... Ahora entendía el amor de Lucas hacía ella, era una bruja muy fuerte, algo insegura pero una gran bruja al fin. Valentino me tomó del brazo y me refugió detrás de él. Yo, sin querer perderme la pelea, me dispuse a cuidar su espalda. Sofía apareció de la nada lanzando encantamientos en los rosales, atrapando damas con las enredaderas.

Casi teníamos la batalla ganada. Hasta que apareció la líder, lanzó destellos con su varita, formando un gigantesco remolino de lava, el cual nos hizo retroceder. El remolino cobró forma y se transformó en un ser del infierno. La muy perra había invocado un Lamento del Diablo. Un ser capaz de resistir los hechizos más poderosos, indestructible. No nos quedó otra que huir. El Lamento tomó la forma de un león.

Corrimos lo más que pudimos hacia la salida. Lucas, el más veloz, subió a Rosita con su lomo para que no se quedará atrás. Cuando al fin salimos de los lindes de la casa, respiramos con alivio, todos habíamos logrado huir del lamento. Bueno, no todos, Sofía lo habría logrado, si el Lamento no sé hubiera hecho una pared ardiente a su frente, cortándole el paso.

- ¡Valentino!- gritó desesperada- ¡Valentino! ¡Sálvame!, ¡No me dejes aquí, por favor!.

- ¡Sofía!- gritó el muy dramático- volveré por ti, ¡lo prometo!. ¡Te amo!- agregó rompiéndome el corazón. Nos teletransporte a salvo.

- ¡debo salvarla!- se hecho de rodillas cuando aparecimos en la posada. Se veía patético, a dónde había quedado el detective Quiroga.

La verdad me importó muy poco lo que sucedió con Sofía. Es más estaba feliz, ¡muy feliz! de sacarla del medio. Sin embargo algo me decía que Valentino me culparía por todo. No quería que él me despreciara por lo sucedido.

No me gusta admitirlo pero lo amaba.

Sin embargo había algo que no me cerraba, ese anillo lo había visto antes. Debía recordar en donde y podría salvar a Sofía.

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Comments

Sol

Sol

🤣 🤣 🤣 ... eres lo máximo

2023-05-16

1

Zaki.Z

Zaki.Z

tan dolorosamente cierto 🙃

2022-09-16

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