Sin pistas, rosas y mí sombra

-¿ desean algo para desayunar?- nos preguntó un kurupi de aspecto alineado, algo raro en su especie. No es por discriminar, pero los kurupi son los seres más sucios que puedes encontrarte. Fieles protectores del bosque, pero sucios al fin.

- un té- contesté cuándo llegó mi turno de hacerlo. Rosita y Lucas dijeron que ya habían desayunado, esos dos andan más enamorados que los de "sueño de una noche de verano".

- ¡ahí les traigo!- dijo de mala gana el kurupi y al alejarse lo oí murmurar: ¡malditos magos!, ¡Deberíamos quemarlos a todos!. ¡No hay peor castigo que servirles como esclavo!.

Nos mantuvimos cada uno en nuestro mundo hasta la llegada de Sofía. Valentino parecía perdido en sus pensamientos, probablemente buscando respuestas sobre La Sociedad del Velo. Lucas miraba hacia el patio, lo conocía bien, extrañaba su casa. Rosita dejo su cómic coreano para observar mi atuendo.

-¡ tienes un estilo único!- dijo al fin.

¿ viste?, es un estilo artsy modificado al masculino con toques dramáticos- comenté orgulloso de mí estilo. Me había costado mucho consolidarlo.

- ¡y las telas!- admiró Rosita- ¡ Están encantadas!.

- sip, tienen un toque mágico, cuando quieras vamos y cambiamos tu look- le propuse. Esa chica vestía horrible- debes estar acorde a tu nueva vida. ¡Ahora eres una chica mala!.

- ¡sigue siendo mala en todo!- interrumpió Sofía sentándose al lado de Valentino- ¡amor!, Anoche desperté y no estabas- le reprochó, Valentino palideció.

-¡ tuve que resolver algunos asuntos!- se excusó el chico algo incómodo.

- básicamente estuvo haciendo algo más importante que verte la cara de plástica- le salí al cruce a Sofía. Sonreí al recordar todo lo que habíamos hecho anoche.

- ¡eres insoportable!- me gritó- si no fuera porque estás bajo protección de la federación,¡ te haría mierda!, tendrían que juntar esa ropa de payaso que llevas, ¡por todo el país.

- ¡claro!- contesté sarcásticamente- con tu varita de hada mamada... Digo... Madrina. ¿Dormiste bien anoche?, La cama puede estar dura, ¡Ah, cierto!, ¡vos estabas dura!.

- ¡bueno, ya fue suficiente!- nos ordenó Valentino- ¡parecen chicos, che!.

- ¿que haremos hoy?- preguntó de repente Lucas- supongo que salir a buscar pistas o algo así.

haremos dos grupos- explicó Lucas- el primero irá a calmar los ánimos al pueblo

y el otro buscará a esa sociedad del velo.

- ¿los bastoneros locales nos ayudarán?- preguntó Rosita.

- esté pueblo no tiene bastoneros- contestó Sofía- debo ir al pueblo siguiente a resolver unas cosas sobre La Federación- se excusó con Valentino- volveré a la noche.

- no te preocupes, los demás tenemos trabajo.

Luego de la partida de Sofía, Lucas y Rosita fueron a calmar los ánimos al pueblo. Los pueblerinos nos echan la culpa a nosotros y las peleas de anoche estaban a punto de repetirse de nuevo. Valentino y yo íbamos tras la Sociedad del Velo, bueno, al principio, después se transformó en otra cosa.

-¡ no sé por dónde empezar!- me había dicho. Yo le sugerí hacer algo de turismo e ir preguntando a la gente como si fuéramos turistas perdidos. Aceptó mi idea. Todo iba a salir bien, si el romanticismo no nos hubiera atrapado.

Caminamos por la avenida principal del pueblo, básicamente unas de las pocas calles que no eran de tierra. Nos detuvimos en una tienda de artesanías Mágicas, yo compré un charango que se tocaba solo y el trescientos gramos de dulce de leche azul. Preguntamos por la sociedad pero nadie sabía dónde estaba o que era. Recorrimos todas las tiendas del centro pero no encontramos nada ( solo cosas muy interesantes para comprar. Las cual compré obvio).

Terminamos en el río, abrazados, oyendo el agua avanzar por el fino hilo que producían las rocas. Me recosté en el pasto y miré al cielo, me imitó.

- ¡es tan relajante mirar al cielo!- observé- me llena de paz, no sé el porqué. quizás necesites eso- respondió- un lugar estable, no estar siempre de aquí

para allá huyendo.

- ¿como sabes que siempre voy de un lado a otro?- pregunté risueño.

- porque los bastoneros llevan años buscándote y no te encuentran.

- es verdad - reí- soy como el zorro, difícil de atrapar.

-¿ porque huyes?- se acomodó para mirarme a los ojos.

- ¿para no ser atrapado?. ¡Que pregunta más tonta!.

- no me refiero a eso. Porque huyes de mostrarte cómo eres.

- soy lo que ves- contesté seco. ¿Quién te crees para decirme cómo soy?.

- no eres así. Anoche lo pude ver, no eres cruel, solo, un poco cascarrabias- comenzó acariciarme los labios con su dedo pulgar- en el fondo eres un peluchito.

- ¡chúpala!- le aparté la mano de una cachetada- ¿quién eres tú para decirme cómo debo ser?- me enfurecí- ¡Que sea quien soy en realidad!, ¡¿Porque no te miras vos?!.¡ Sos un gay de closet que no tiene la suficiente valentía para dejar a su psicópata novia!.

- ¡no es fácil!, ¡Recién me estoy descubriendo!. ¡Sobre Sofía no puedes hablar! - me respondió serio-¡ no sabes porque estoy con ella!.

¡ oh, vamos!- me quejé- ¡no me digas que le tienes miedo a tu mamá!. ¡Eres un fucking bastonero!. Ni siquiera la necesitas para alimentarte, ¡sos totalmente independiente!.

- ¡¿eso crees?!. ¡No nací con tú suerte!, ¡Soy un Quiroga!, ¡Tengo responsabilidades y obligaciones!. ¡Deberías fijarte antes de hablar!, ¡No todos somos niños mal criados como tú!.

- ¡soy huérfano, Idiota!- me levanté hecho una furia y crucé el río lo más rápido posible, tomé en dirección hacia el bosque.

Lo que más quería en este momento era estar solo. No me molesta decir que soy huérfano, la verdad me da igual. Sin embargo hay cosas con las que tienes que vivir. Cargas que sostienes desde niño, que nunca se van y siempre existe un pelotudo que te las recuerda. Miles de veces me pregunté si mis padres me abandonaron por necesidad o porque no me querían. Atati siempre me decía que lo hicieron por mi bien, no lo entendía. Nunca lograré hacerlo, creo. Valentino había clavado un puñal en una parte sensible de mí. No había noche que no me sintiera una mierda por no tener padres. ¿Malcriado, yo?, Quién sobreviví casi por mi cuenta. No era justo.

Me senté bajo un árbol y hundí mi cabeza en mis piernas. Estaba frustrado, las cosas no estaban saliendo como quería. Lucio seguía desaparecido y no tenía ni una pista de su paradero. Valentino me confundía cada día más y, aún temía de Charles, estaba seguro que me saltaría por detrás si me descuidaba.

- ¡al fin te encuentro!- ha dicho alguien detrás de mí. El detective Quiroga me había seguido. Lo único que debió aprender en la escuela de detectives, a seguir, en el resto era tan torpe como un burro.

- ¡vete no quiero hablar!- ordené.

- sabes que no me iré- me contestó, sentándose a mi lado-¡ fui un idiota, perdón!.

- ¡sí, sos un Idiota!- respondí y me dejé llevar por el silencio del bosque.

Al ver que no iba hablar, me rodeó con sus brazos.

- ¿me perdonás?- me preguntó. No contesté. Acercó sus labios a mi oreja- ¿qué debo hacer para que me perdones?, Estoy dispuesto a todo- susurró seductor. Solté un bufido.

Mientras evitaba caer en la tentación. Una bandada de mariposas salvajes me rodearon. Al principio me pareció raro, luego me di cuenta que era Valentino. Después de tres vueltas crearon un mensaje " si me perdonás, ¡ te voy a llenar de besos!". Casi sonreí por el gesto.

-¡ ya sé!- exclamó- ¡esto no puede fallar!- hizo crecer miles de rosales rojos. Lo cual me sorprendió, nadie sabía que amaba las rosas rojas. Le regalé una pequeña sonrisa, ¡a quién engaño!, fue la sonrisa más grande que di en mi vida.

- ¿cómo sabés lo de las rosas?- pregunté luego de un largo rato en silencio.

- te lo digo si me perdonás- hizo un puchero que no me pude resistir. Además, cuando pone esos ojitos de preocupado y atento, ¡por Túpac Amaru!, Es capaz de enamorar una Sombra y esas cosas nacen sin corazón.

- ¡ya!, ¡ganaste!, ¡estás perdonado!- cedí fingiendo mal humor.

- me di cuenta anoche, mientras dormías- me explicó- proyectas tus sueños, ¿sabes?, Debes aprender a controlar ese tipo de magia.

- ¿que soñé?- pregunté incómodo. Mis sueños suelen ser muy cursis cuando me enamoro. Si me dice que nos soñé casándome con él, me muero.

-¡ rosas!- contestó-¡ rosas rojas que se habrían y cerraban a tu paso!- algo me decía que no era del todo sincero. Mejor dejar las cosas así.

- ¡son lindas!- volví a observar los rosales- ¡son como yo, bellas y espinosas!.

-si, como tú, perfectas- me robó un fugaz beso.

Luego de un interminable momento cursi, volvimos a nuestra misión. Si le podía llamar así. Yo no soy parte de La Federación, pero Rosita, Valentino y la perra dejaban mucho que desear. Eran torpes, inútiles, pero sobre todo, increíblemente lentos.

Nuestra segunda recorrida por el pueblo tampoco nos trajo nada. ¡Nadie conocía a la sociedad del velo!, Bueno... Era obvio, una organización de crimen organizado o lo que se, no va a pegar pasacalles en todo el país. Éramos un poquito idiotas buscando "pistas". Yo era partidario de torturar a alguien al azar y ver si sabía algo. No me dejaron.

Volvimos desganados, sin ninguna pista sobre el paradero de Charles. Yo, más bien estaba entre dos fuegos, por un lado quería encontrar a Charles y hacerlo pagar, y por el otro, terriblemente confuso por las atenciones del detective. Mientras estábamos tonteando en el bosque, no podía evitar mirar mi collar. Incluso creí verlo más pálido. Cosa que me alegraba y me alertaba en igual medida.

Tuve que tomar decisiones drásticas. Nunca hay que dejarse sorprender, solo los idiotas lo hacen.

Llegué a mi cuarto y cerré con llave, cogí el maldito collar y murmuré el conjuro de apertura. Al cabo de un rato, el collar emanó una niebla negra, está tomó forma humana. Mi forma humana.

- ¿tienes miedo de que te fallé?- dijo con falsa inocencia mi yo de sombra- ¡te fallará, lo sabes, y yo te gobernaré!- amenazó.

- no te traje para discutir y lo sabes muy bien- corté el juego- cuento contigo para matar a Charles.

-¡sabes que sí!- dijo arrastrando su voz- ¡donde halla caos yo estaré!.

-¡ y yo estaré para controlarte!- advertí.

- ¿tú?- río- tú eres yo, no lo niegues, somos uno. Soy todo lo que temes, soy tu ira, ¡soy tú!.

- ¡no!, eres solo una ilusión que inventé para controlarme.

-¿ lo soy?, ¿Que haces con el detective?,¡ Es un Federal!, ¡Te meterá entre las rejas!, Lo sabes y por eso me sacaste del collar.

- lo hice porque me necesito al cien por cien- mi sombra era muy molesta, molesta, para mí decir, increíblemente egocéntrica.

Para los que no saben lo que es un sombra se los explico brevemente, es un hechizo donde sacas la parte más cruel de tu alma y la vuelves un ser. Algo fácil para atrapar y retener, pero eso no es lo único, pueden dominante si no tienes amor suficiente para retenerlas.

- ¡deberías matar a la zorra de Sofía!- sugirió- ya sabes, se trae algo entre las manos.

- es una mujer increíblemente idiota- señalé- cualquier cosa debe ser más inteligente que ella. Y no lo digo porque sea mujer, la Federala es la mujer más inteligente y poderosa que ha pisado nuestra tierra.

- se entiende, ahora, ¿por qué me sacaste de ese horrible collar?.

-Necesito un consejo- respondí a regañadientes.

- creo que no necesitas un consejo de una sombra, Álvaro- me interrumpió Lucas entrando a la habitación que minutos antes había cerrado con llave. Se veía claramente que estaba furioso conmigo.

- ¡oh!- río mi sombra- "nuestro mejor amigo", el tipo que está tan enamorado de nosotros que no se nos despega del culo.

-¡ ya métela adentro!- ordenó Lucas. Hice un gesto con las manos y la sombra volvió al collar- debemos hablar de esto, ya no hay más atajos, Álvaro.

- ¿de que hablaremos?- me hice el inocente- ¿van a vender zapatos de pluma de gallina en la Alvear?.

- siéntete ahora mismo- me ordenó.

Estaba en problemas, lo sabía. Lucas era muy insoportable cuando se ponía en la piel del padre protector. Soy un maniático. Man, sé cuidarme solo.

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Comments

Sol

Sol

mmm.. sospechoso..

2023-05-16

1

Sol

Sol

ídolo!!! así se calla a una perra..

2023-05-16

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