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El fuego avanzaba hacia el pueblo, iba a caer sobre nosotros como una neblina, dejándonos carbonizados.
Los bastoneros habían corrido hacia las casas para tratar de evacuar lo antes posible a los ciudadanos. Y como es de esperar, el caos se impuso casi de inmediato.
Entre la multitud que corría de un lado para otro, yo buscaba, desesperado, a mis amigos, a Lucas y Rosita. Temía que les hubiera pasado algo. Los hacia muertos.
- ¡Álvaro!, ¡al fin te encuentro!- celebró Valentino.
-¿ dónde están los otros?- pregunté, la verdad lo hacía con la sociedad del velo, veo que me equivoqué, no era un traidor después de todo.
- evacuando, como los bastoneros.
- ósea que no están muertos.
- Lucas algo herido pero no, ambos están vivos.
Sentí un alivio al corroborar que mis amigos estaban bien. El alivio duró poco, la neblina de fuego comenzó a caer sobre el pueblo.
Los primeros gritos comenzaron a sentirse cuando una parte de la neblina se fue asentando en las primeras casas. La gente huía hacia la otra punta del pueblo, en una carrera que no podía ganar. Un niño medio carbonizado pasó corriendo sobre mi lado.
La imagen me impactó, un sentimiento de bronca me llenó el pecho y, como yo funciono a presión, mí mente ideó un loco plan.
Corrí contra la corriente hasta quedar atrás de ella. Sin saberlo estaba en medio de la plaza del pueblo, dónde Valentino, en nuestra escapadita romántica, me había regalado una pulsera.
-¡ hasta aquí llegaste Charles!- grité- ¡vas conocer la magnífico Maledón!.
Cerré los ojos para hallarme conmigo mismo. Extendí las manos para crear un campo protector, así el fuego no avanzaba, pero no sucedió nada. Las cosas comenzaron a manejarse solas.
En un abrir y cerrar de ojos ya no estaba en la plaza, estaba entre las llamas. No me quemaban, ni siquiera sentía el calor. A mí frente se encontraba mi sombra, la versión retorcida de mí.
- ¿que hacemos aquí?- me preguntó.
- no lo sé- le respondí.
Una voz decía: " únanse, sean uno", 'el mal necesita del bien para vivir y viceversa" . "Ninguna llama, hija mía se divide".
- ¿en qué estado mental estoy?- pregunté retóricamente- no consumo drogas- me analicé- esto deben ser problemas mentales.
- mira tú pecho- me señaló mi sombra.
- estoy ocupado viendo que tan loco estoy- en el pecho de mi sombra se había creado un solo brillante, como el sol inca. Mire mi pecho y tenía lo mismo.
Los dos soles, símbolo del Dios inca, comenzaron atraerse. De un momento a otro me encontraba pegado a mi sombra y, ella se estaba uniéndose a mí.
-¿ entonces no tengo que negar que soy malo?.
- nunca lo negaste- me recordó mi sombra- siempre estuviste orgulloso de ser tan rebelde- sonrió antes de unirse a mí por completo.
Desperté un segundo antes de haber fallado con mi escudo protector. Lo deseché y extendí los brazos en forma de cruz. Lo que sucedió a continuación fue terriblemente increíble.
La niebla cambio su forma en un remolino. La punta de ese remolino se clavó en mi pecho y comenzó a hundirse. Sin saber cómo y porque, comencé a tragarme el fuego que iba acabar con el pueblo.
Lo tomé todo, me tragué una niebla de fuego sin quemarme ni sentir calor. Era una cosa de locos. Lo mejor de todo fue que no me sentí cansado ni nada, es como si hubiera recargado mis pilas. Tenía energía para acabar con todo el mundo si me lo proponía.
Charles vio que el pueblo no fue quemado como quería, así que ordenó a las damas del velo a atacar el pueblo. Sofía iba a la cabeza.
Antes de que cayeran sobre los bastoneros y los habitantes indefensos decidí intervenir. Me encendí, literalmente, de mi cuerpo nació un fuego negro que ardía como si yo fuera un pedazo de madera.
- ¿a dónde van tan apuradas chicas?- pregunté mientas me acercaba tranquilamente.
- esto es lo que siempre quise- hablo Sofía- ¡matarte a ti primero!. Eres un fastidio,¿ lo sabías?. ¡Siempre detrás de mí novio!, ¡Llenando su cabecita de ideas estúpidas!.
- me acosté con el en tres ocasiones- le informé burlón- quedó con los ojos en blanco mirando al techo. Creo que soy mejor yo en la cama que vos.
- ¡chicas!- ordenó con una sonrisa macabra- ¡mantéenlo!.
Las damas que quedaban se lanzaron sobre mí con hechizos que mi cuerpo tragaba sin detenerse.
- matarme con magia es lo más tonto que pueden hacer- les advertí- soy un anti mago, absorber magia para mí es tan natural cómo masticar chicle.
Creé en mis dos manos, dos inmensas llamaradas negras y comencé arrojarlas sobre las damas, al ser ágil, logré que la mayoría no logrará esquivar y muriera carbonizada.
- soy bueno es esto- me felicité mientras lanzaba descargas de fuego negro a mis atacantes.
Una a una caían a mi paso. Llegué al frente de Sofía.
- es hora de pagar tus pecados, ¿eh querida?.
- tu no eres normal- me dijo- eso ... Nunca vi algo así, ¡ni a Charles!.
- si soy especial- afirmé orgullo- después de todo soy Maledón, el terror del sur, la pesadilla austral, el autor de los diez crímenes. El chico que se quedará con tu novio mientras a ti te lleva el viento.
Me eleve sobre el suelo con las dos manos encendidas de fuego negro. Sofía se puso rígida, de sus pies nacieron las mismas llamas negras que me cubrían, la fueron lamiendo hasta dejarla de piedra.
-¡ una linda estatua!- observé- podría ponerla en mi departamento... ¡Nah!- concluí- me deprimiría ver a una zorra todos los días- de un chasquido dejé la estatua hecha polvo- ¡así está mejor!.
Volé hacia el risco donde estaba Charles y la mamá de Valentino. Se había ido, lo había visto todo y había huido. Eso era algo nuevo, por lo general era yo quien huía de él.
Bajé al pueblo y me reuní con los bastoneros y el pueblo. El caos había pasado, todo el mundo regresaba a sus casas y, algunos iban a ayudar a reconocer cuerpos o ver el estado de las viviendas de la pequeña porción que se quemó.
Valentino, Lucas semi desnudo y Rosita me esperaban.
-¡ eso fue increíble!- me felicitó Rosita.
- en mi vida vi tanta locura, recuerda no hacerte enojar- me dijo Lucas mientras me sonreía.
-yo- comenzó tartamudo Valentino- las acciones son mejor que las palabras.
Me tomó de la cintura y me besó.
Me gustó el beso, fue delicado y cargado de sentimientos. Me gustó la parte donde acarició mi cabello. Me sentí en la luna, este chico sí que sabía besar.
- no sé que me has hecho Álvaro- dijo mientras apoyaba su frente en la mía- pero este corto tiempo a tu lado, diste vuelta mi mundo. Me enseñaste a vivir en libertad y no en el qué dirán. Te amo Álvaro, de eso estoy seguro.
Hubo un carraspeo. La Federala Alcorta nos observaba curiosa.
- sus servicios fueron muy útiles Álvaro- me dijo al separarnos- le perdonaré todas las causas que la federación tenía contra usted. También lo invito a ser parte de los bastoneros.
- le agradezco- le contesté- pero no seré un bastonero, soy Maledón, el terror del sur, mi idea de justicia es diferente a la suya. No me gusta la burocracia, prefiero atender personalmente las necesidades del pueblo.
- ayúdenos a cambiar- replicó la política.
- antes de ser bastonero o lo que sea, debo conocer quién soy. Charles no se quedará de brazos cruzados, podremos haber ganado está, pero la que se viene no se sabe.
- ¿él regresará?- preguntó la Federala.
- no lo dude.
- usted estará listo para enfrentarlo- afirmó con todo de negociación.
- si usted me revela dónde está la tribu de Anti magos. Necesito saber cómo controlar mi poder.
- eso es secreto nacional, pero se podrá hacer una excepción. Los espero a todos mañana en mi despacho. Que tengan buen día- y desapareció en nuestras narices.
- es poderosa cuando se lo propone- reí- Valentino, ¿podemos hablar?.
- si, claro. Pero antes acepta ir a comer conmigo.
-¿ como si fuera una cita?- me sonroje.
- si, cómo una cita.
Este si sabe que mate a su novia ¿no?. ¡¿No?!
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