— ¡debemos quitarnos esto de encima!- rugió un antimonje- ¡un escudo de magia que no podemos absorber es magia que no conocemos!, ¡Debemos hacer algo o estamos acabados!.
— ¡tranquilos!- habló Rudoluisa, su voz se notaba preocupada- ¡Serán mayoría y tendrán conocimientos que desconocemos pero... ¡Gracias al destino hay magos entre nosotros que encontrarán la solución!. ¡Álvaro!...¡Dime qué puedes buscar la solución a esto!.
No podía mentirle a mí madre. La magia que rodeaba al pueblo era magia oscura y altamente inestable. Romper el círculo no era nada, Rosita y yo podríamos hacerlo sin problemas. Lo que nos molestaba era el segundo círculo que nadie veía. Un ejército de lobos rodeando el pueblo, al menos 7 campamentos alrededor nuestro montado guardia, a la espera de nuestra salida. La barrera se había hecho para eso, para debilitar a los brujos y acabar más rápido con los antimagos.
— si, tengo un plan para derribar la barrera. Y estoy pensando en otro para sortear el cordón de lobos que nos espera- dije intentando ocultar la duda en mis palabras. La verdad, aunque cueste admitirla, es que sin Lucas y Valentino me siento perdido. Charles jugó bien sus cartas y ahora yo no tengo la más mínima idea de cómo detenerlo. La Sociedad del velo fue una pequeña demostración de su poder. ¿Como lo derrotare si ni siquiera sé quién mierda soy?. ¿Soy hijo de la reina de los antimagos? ¿También soy hijo de un Dios antiguo?. ¿Soy una cosa o la otra?.
— Álvaro- me habló suavemente Dragoelias- ¿estás bien?.
— si- contesté seco para evitar que ponga en duda mí palabra- necesito pensar, eso es todo. Tienen mí palabra- me dirigí a mí madre ( aún me costaba llamarla así) y al consejo de antimonjes- que se bañaran con sangre de lobo.
Volví a dónde descansaba Lucas. Rosita estaba meditando a su lado. Al verme me dedicó una sonrisa.
— creo que sé cómo despertarlo- me dijo- hace rato un antimago le absorbió el maleficio, pero no puedo sacarlo todo. Dijo que ese poquito que quedó no lo matara, que su cuerpo puede vencerlo si es fuerte.
—¿ y meditas para?- le pregunté curioso.
— intento entrar en su mente y hacerlo despertar. Lo necesitamos. Esa barrera nos dejara sin fuerzas. Puede proyectar mí magia hacia más allá del pueblo... Son muchos lobos Maledón. No podremos con todos.
— creo que sí. Hacemos un buen equipo los cuatro- reconocí. Luego me insulte mentalmente por ser tan cursi- ¡si Valentino estuviera con nosotros!.
— lo extrañas ¿no?- Rosita se acercó y me abrazó- encontraremos la forma de estar todos juntos de nuevo. Charles cree que nos separó pero se equivoca. ¡Lo venceremos!.
— mataré a Charles y a la perra de mí suegra- juré enojado. Sofía tuvo su merecido, pero el de esta vieja será peor.
— ¡te vendría bien meditar!. Te reconecta con lo espiritual- me aconsejó mí amiga. Algo en mí interior se encendido. ¡Si mí padre es un Dios puede concederme algunos deseos!.
— ¡eres una genio!- le dije mientras salía de la habitación rumbo a un salón en específico del castillo. El salón donde los antimonjes llevan su meditación de la mañana. ¡Llevábamos dos horas de la tarde, el Salón debía estar vacío!
— ¿a dónde vas?, ¿qué sucede?- me preguntó sin entender que pasaba.
— ¡luego te explico!- le prometí corriendo por el pasillo.
Llegué al salón de meditación matinal y me senté al medio. El silencio reinante me absorbió por completo y logró callar gran parte de mis pensamientos.
— ¡ya estoy aquí!- me di fuerzas- ahora, ¿como me conecto con Inti?- me mordí la lengua al darme cuenta que no tenía idea de cómo conectarme con papá.
Cerré los ojos frustrado y me dejé llevar por el silencio. Al cabo de unos segundos sentí como mí magia recorría mis venas. Y al llegar a ese estado de paz susurré muy bajito.
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Las palabras detonaron algo en la boca de mí estómago. Algo ardió con intensidad en mí interior. En un cerrar y abrir de ojos me encontraba en medio de un volcán, rodeado de magma y fuego. Miré hacia arriba buscando una salida pero no había cielo, solo fuego.
—¿Padre?- llamé- ¿estás aquí?.
A mí frente apareció un trono de fuego y sobre él, un ser de cinco metros de alto que parecía ser tallado en oro. Cubierto de adornos como usaban los Incas. La figura me sonrió.
— hijo- su voz retumbó sobre todo el lugar. Su voz salía de todos lados, como si el fuera el lugar y aquél cuerpo solo una representación- he oído tu llamado y te he traído a mí reino.
— hace falta decorar un poco- miré alrededor- ¿solo fuego y ya?... Necesitas un catálogo de decoración.
— ¿has venido a darme consejos de moda?- tronó el Dios. Todo el lugar ardió más. Allí comencé a sentir el calor del fuego que hasta hace rato no sentía.
— perdón padre... Necesito tu ayuda- dije sumiso. Lo sé, yo sumiso suena a chiste pero ese Dios si daba miedo- verás... Hay... Estoy en problemas. necesito encontrar la forma para despertar a un amigo presa de un maleficio poderoso y los antimagos cuentan conmigo para derrotar un inmenso ejército de lobos hambrientos.
— estoy al tanto de tus aventuras- habló el Dios. Busqué alguna mota de sentimientos pero no encontré nada. Solo antigüedad y poder- te otorgaré dos dones. Debes usarlos con cuidado, pues cada don tiene un precio para tu humanidad. Cuánto más los uses más Dios te convertirás. Suena atractivo pero no lo es. Si te conviertes en un Dios como yo, tu tomarás este reino y serás prisionero de él.
— ¿y que pasará contigo?- pregunté con duda. Si me convierto en Dios al menos quiero tener compañía.
— dejaré de existir. Tú tomarás mí lugar y protegerás la luz- comencé a temblar por tanta responsabilidad. Esperaba que nunca sucediese eso. Significaría dejar a Valentino y Lucas para siempre.
—¿Cuales son los dones?- pregunté sin ganas de saberlo. Quizás si vuelvo encuentro otra salida a ese laberinto.
— la primera el don de las rosas... Te ayudará a interferir en las personas, usando la magia de sus sentimientos. Debes decir el color de rosa en la fuente de tu poder y allí lograrás hacer que hagan lo que te propones. El segundo es más complicado, solo aparecerá cuando estés listo para usarlo. Tendrás el dominio total del arte del fuego y su control. Tú fuego violeta es apenas una pequeña parte de todo lo que puedes hacer. Este don te potenciará.
— ¿eso es todo?... ¿Mayor control a mí magia?... ¿Rosas en mí que?- El trono se desvaneció y me dejó con más dudas y preguntas- eres un...- no alcance a terminar el insulto que ya estaba de nuevo en el salón de meditación.
— okey- me dije con frustración- pensemos a ver si sale algo.
Pensé casi toda la tarde hasta que encontré el primer don. Luego de dar vueltas por mí cabeza llegue a la conclusión que mí bastón debía tener algo que ver con "la fuente de mí poder" ya que es una especie de antena entre el mundo mágico y el mortal.
Saqué mí bastón y vi que en el, las rosas habían cambiado de color a violeta. Sonreí. Ya tenía una idea de cómo despertar a Lucas.
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