Luego de leer la carta tomé todas mis cosas y me fui de la ciudad. Si había sido capaz de encontrarme en medio de tantos mortales, era inútil seguir huyendo. Debía hacer algo. Resolver el problema al estilo Álvaro, el invencible.
Decidí ir a misiones, allí tenía a Lucas, un viejo amigo. Estaba seguro que me ayudaría a encontrar una solución. Bueno, más bien iba, para que me ayudara a desistir de una loca idea que andaba por mi cabeza. Algo en mí me pedía a gritos salvar a Lucio. Ir en su busca y enfrentar a mi hermano bastón con bastón, a ver quién era el mejor brujo.
Claramente era una locura, Charles contaba con todo un séquito y era mayor que yo. Además era el mejor brujo que había pasado por el templo de Patagones, así lo había dicho la directora Alfonsina Campos y Campos. Yo sí bien gané el premio de honor del Colegio cuando me egresé, había sido todo gracias a su ayuda. Simplemente no podía vencerlo.
Luego de nuestro desencuentro, se había ido a la tierra que más amaba, Inglaterra. Allí debió aprender a usar el método global del uso de la magia, y yo lo enfrentaría con el método argentino de Magia, que no está mal pero es algo difícil de manejar.
Claramente necesitaba de mi amigo. Si bien es un Runa Uturuncu ( un hombre yaguareté), Lucas conocía de magia y me sería útil un poco de fuerza bruta.
Para ir a misiones solo me bastó prenderme fuego y aparecer allí. Aquí las cosas no funcionan como en el resto del mundo, acá no hay trenes ni escobas mágicas. Nosotros tenemos el método criollo de transporte, que se basa simplemente en hacer una hoguera y dejar que está te guíe al destino que deseas. También existe la transmutación, pero solo se usa en distancias cortas.
Así que en un suspiro viajé desde Córdoba Capital a Posadas. Una vez llegué fui en busca de mi amigo.
Llegué casi de noche, el barrio donde vivía Lucas estaba casi desierto, no se oía nada, ni siquiera el ladrido lejano de un perro. Cubrí mi rostro con la capucha de mi túnica de seda y busqué entre las penumbras la casa de mi amigo. Me detuve ante un pequeño cerco de palos, que delimitaba un cuidado jardín lleno de flores doradas. Entré en silencio por el improvisado sendero hacía la rústica puerta de la casa.
Golpeé un vez, un gruñido nació del interior de la casa, sonaba como un "ya voy mierda", seguido de un par pasos hasta que abrió. Cuando lo vi apoyado en la puerta, con cara de pocos amigos y, vestido con un pijama de Bob Esponja, no logré contener la risas. Mis carcajadas se atoraron en mi garganta, haciéndome llorar de risa. Una vez calmado lo saludé.
Eso tenía Lucas, podía hacer desaparecer las tormentas, con solo su presencia.
- me imaginaba tu visita- dijo en modo de saludo- pero no me la esperaba tan pronto. Pasa- se hizo a un lado y entré a un pequeño Hall, decorado con una mesa y tres sillas.
- veo que todo sigue en su lugar- comenté sin saber que decir. Lucas me gruñó- no has cambiado en nada, sigues igual de grandote- lo miré de arriba hacia abajo.
- y tu igual de esquelético- cogió un silla y se sentó. Lo imité.
- ¡necesito tu ayuda!- fui directo. Soltó una fuerte carcajada.
- ¡lo sé!, siempre traes problemas cuándo vienes, nunca vienes a traer soluciones.
- la otra vez ayude a rescatar a cinco Runa Uturuncu del mercado de esclavos- conteste muy ofendido. Los pobres chicos estuvieron a punto de terminar en un circo en Australia si yo no intervenía.
- y los chicos estarán eternamente agradecidos, pero Álvaro, seamos sinceros, no viniste de visita, algo traes entre manos.
- quizás esté siendo perseguido- contesté mordiendo una de las manos.
- ¿La federación?, ¡Ocultamos bien los cuerpos!, ¿de cuál delito te acusan?- Lucas se puso tenso, temió por su libertad.
-¡oh!, Los bastoneros sospechan de mí, pero no tienen pistas- dije restándole importancia a ese tema- lo que me trae es mucho peor que pasar quince años en Las Cuevas.
- ¡valla fama te ganaste!- recordó Lucas- casi todo el mundo habla del mago que cometió los cinco crímenes del siglo.
- sí, ojalá eso me salvara de lo tengo detrás- me quejé recordando a la mujer y el sobre.
-¡ tú hermano!- adivinó.
- ¡volvió!- temblé de solo pensarlo. Lucas al oír mi respuesta afirmativa desvío la mirada hacia el suelo, tenía miedo.
- y supongo que necesitamos huir otra vez- miró a su alrededor como si las paredes estuviesen a punto de caerse.
- no, está vez lo enfrentaremos- sentencié- y el aprenderá a no jugar con nosotros.
-¡ te volviste loco!- casi lloró cuando lo dijo- ¡¿no ves las noticias?!- preguntó con desesperación- ¡¿no leíste El Embrujado?!. ¡Tú hermano es el jefe supremo de la organización internacional de magos!.
- ¡¿qué?!- su información me sorprendió y me aterró a la vez, Charles con poder era el fin del mundo de una manera más elegante.
- logró lo que siempre quiso, el mundo está a sus pies.
- huir dejó de ser una opción- reí ante mi tonto chiste. No hacía falta sumar dos más dos, si Charles controlaba a los internacionales, no faltaba mucho que intentara algo contra su país de origen. Odiaba nuestra cultura, la quería borrar de la faz de la tierra.
-¿ como le haremos?- preguntó- para vencerlo, ¡es obvio que vendrá por nosotros!.
- ¡debemos cobrar los favores que nos deben!. ¡Cuando sepamos a que nos enfrentamos vemos que hacer!.- tenía algo en mente, mis planes de dejar mi idea loca ya se había caído. Teníamos que actuar.
- ¡como en los viejos tiempos!- celebró sin ánimo mi amigo- ¡el brujo y su secuaz vuelven a las aventuras!.- añadió con vos de caricatura.
- lo que dijiste suena como si fuéramos viejos- me quejé- apenas tengo 22.
-¿ y de psicópata?, ¿Cuántos?- se burló.
- ¡mejor cállate!.
Extrañaba el humor de Lucas, pero no lo iba a reconocer ni muerto. Estar a su lado me hizo sentir en casa, en familia. Me preguntó cómo reaccionará cuando le cuente sobre Lucio y mi loco plan de rescatarlo.
Comenzamos nuestras pesquisas inmediatamente. A la mañana siguiente, Lucas y yo, hicimos una "visita de cortesía" a todos nuestros viejos conocidos. Básicamente visitamos a todo aquél que tuviera un vínculo con el crimen organizado dentro de la comunidad mágica. No encontramos nada.
- ¡lo juro!, ¡no sé nada!- gimió Lazzu, el famoso mago oscuro de Corrientes- ¡por favor Maledón!, ¡no me hagas nada!, ¡Te lo estoy suplicando!.
- ¿oíste eso, Lucas?- jugué al policía bueno y al malo- ¡nos está suplicando!
-¡ yo no oí nada!- contestó Lucas, convirtiendo una de sus manos en garras- creo que me hace falta una oreja nueva- rio.
-¡aquí hay dos!- acaricié las orejas de Lazzu- ¿no es así como tomabas vidas hace años Lazzu?- pregunté hiriente- ¡Te encantaba arrancar orejas y probar pociones en tus víctimas!.
- ¡y fui el más poderoso del continente!, ¡hasta que llegó el señor oscuro, el Dios cruel!- recordó con vehemencia.
-¿ y dónde está tú Dios?- preguntó Lucas clavando sus uñas en las piernas.
- ¡no lo sé!...¡ahhh!. ¡No lo sé!- lloró.
- ¿no lo sabes?, Perfecto- sonreí y lo apunté con mi bastón- por los crímenes cometidos a la sociedad mágica Argentina te sentenció a la ¡Muerte!.
-¡ noo!, ¡por favor Maledón!, ¡No me mates!- suplicó lastimero- ¡te diré lo que sé!.
- ¡está bien!- acepté- si me dices lo que sabes te dejaré vivir.
-¡ él está tramando algo!, una especie de ejército, lo llama sociedad. Está reuniendo seguidores para atacar la federación.
- dime más, ¿qué es esa sociedad?
- ¡no sé más!.
- está bien, te creo- le creía, pero no lo iba a dejar vivo. Cerré los ojos y con un chasquido de dedos, nació de los pies de Lazzu, gigantescas llamaradas que lo devoraron con ferocidad. Rato más tarde, veíamos como un pequeño rancho se consumía por las llamas, en medio de la selva.
- hay algo raro en todo esto- comentó Lucas mirando las llamadas alzarse hacia el cielo- todas las brujas y magos oscuros no saben nada de Charles, pero Lazzu nos dijo que está reuniendo gente.
-¡ concuerdo, es raro!. Toda la gente que tiene problemas con la federación no están siendo reclutadas. O Charles es tonto o es demasiado inteligente.
- me pregunto si la federación sabrá algo.
- ese es nuestro siguiente paso, averiguar qué sabe La Federación. Pero antes visitaremos a nuestra vieja amiga, La Tuerta- Lucas sonrió con malicia.
- ¡me vendrá bien otro ojo para mí colección!- dijo sobándose las manos.
Viajamos a capital federal como si fuéramos mortales cualquiera. Si Charles nos seguía, no debía sospechar que nosotros íbamos a vigilar La Federación. Se daría cuenta que tramamos algo. Al llegar a la ciudad corrimos por un taxi hacia la calle campana 3220, Villa del Parque.
- ¿crees que sea buena idea pasearnos por la entrada de la federación?- pregunté dudoso. Lucas y yo éramos buscados por los bastoneros para "aclarar" una serie de incidentes sobre un circo- ¡esta es lo peor estupidez que has pensado!. ¡No sé porque te hice caso!.
- Rosita es la secretaria de un cargo jerárquico dentro de La Federación- respondió Lucas- ¡es una dulce bruja!.
Antes que contestara, el taxista, molesto por no poder meter pata en la conversación comentó algo sobre la política local.
- ¿No vendrán a una marcha no?- preguntó al oírnos hablar de La Federación- yo no tengo nada en contra de los manifestantes, soy un humilde trabajador, ¡pero déjate de joder!, todos los días una marcha nueva. Este país es un quilombo, ¡no sé para qué votamos, nada funciona!. Mi papá me decía... Antes estábamos bien. Antes se trabajaba. ¡Había cultura del trabajo!, ¡No había tantos mantenidos como ahora!.
- si- lo interrumpí- me importa tan poco lo que decía su papá. ¿Cuánto falta?.
El taxista me miró sorprendido y siguió conduciendo en silencio. Al llegar, Lucas se ofreció a pagar pero me negué. Al bajarnos le di al taxista tres monedas de cincuenta centavos, me miró como si estuviera loco, entonces lo hechicé con la mirada.
- ahora toma las moneditas y me agradeces, ¡es el precio justo por hablar demasiado!, te vas a un baño público y me bebes toda el agüita que hay en el inodoro- sonreí al ver que asentía medio dormido y salía a toda velocidad rumbo al baño público más cercano.
Luego de bajar del taxi, nos dirigimos a un café cercano. Luego de un trecho llegamos al café " Dolce alba", dónde Lucas vislumbró a su apreciada Rosita. El reencuentro fue más que patético.
- ¿Rosita?, ¿eres tú?- se hizo el sorprendido el estúpido de mi amigo. Una chica regordeta y bajita se dio la vuelta torpemente al oír su nombre. ¡Por Dios! ¡Tenía unos dientes inmensos!.
- ¡oh Lucas!- se colgó de su cuello-¡ te extrañe mucho!. ¿Que haces por aquí?.
- vine a la cuidad por unos asuntos. Te presento a mi mejor amigo- dijo señalando me-¡ él es Álvaro!- nos presentó.
- ¡un gusto, Rosita!- dije con falsa cortesía, la verdad, me moría de risa. Rosita hacia honor a su nombre: iba vestida con un apretado vestido rosa de secretaria.
- ¡cómo vas con tus asuntos!- se interesó Lucas- ¿te trata bien ese detective?.
- sí, ¡el señor Quiroga es todo un caballero!- Lucas hizo un puchero- ¡no te pongas celosito!, ¡Soy solo tuya!- okey esto ya superó el asco. ¡Por favor, mantenme!.
-¿Estás disponible para tomar algo?- pregunto Lucas, ella dijo que si y la invitó a tomar un café. Luego nos vimos los tres sentados en una mesa que da a la calle. Lucas y Rosita pegados y muy acaramelados, y yo, viendo con gran interés los vehículos de los mortales, calculando si serían suficientes para matarme.
- las cosas no van nada bien- comentó Rosita- hay una ola considerable de desapariciones de mortales que sacude La Federación. Mi jefe está detrás de todo esto, confío en su capacidad, pero no creo que resuelva nada. No, con la molesta de su novia encima de él. ¡No lo deja ni un segundo!, ¡Entorpece todo!, ¡Me trata a mí como si fuera la esclava de ella!- se quejó, muy indignada Rosita- lo que más me jode es, que nadie le puede decir nada, es la magistrada por Santa Fe, puede lograr que echen a cualquiera dentro de la federación. La vez pasada hizo echar a Lucrecia, la pobrecita solo le tiró un poco de Café encima. Sufrió más ella que la señora Sofía.
Ya harto de escuchar a la parlanchina de la novia de mi amigo, miré hacia la calle. Un hombre llamó mi atención, era increíblemente apuesto. Ojos café, cabello castaño y cuerpo atlético. Era sin dudas la persona más bella que jamás había visto. Me devolvió la mirada y me sonrío, algo en mi pecho dio un ligero tirón. Luego escuché a Rosita señalarlo como el señor Quiroga, su jefe.
Así que ese era el famoso detective Quiroga. Era increíblemente apuesto. Si tenía alguna oportunidad con él, no lo dejaría ir.
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Maledón es todo lo que está bien ... ¡Ay lo amo!
¡Por favor voten y comenten!
^^^Besote grandote 😘😘^^^
^^^Luciano Zifolo^^^
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Comments
Sol
ahora sí estoy viendo al alvaro de "soy solo tuyo"... lo amoooo!!!
2023-05-15
2
@laira
JAJAJAJJAJAJAJ
2022-09-20
0
Zaki.Z
X2
2022-09-16
0