Capítulo 5

Hubo compañeros que al entrar llenaron la barra de barman; las chicas por su parte se marcharon al centro de la pista de baile, necesitaban mostrar sus habilidades si desean encontrar pareja, sabían de antemano que había alfas, más eso no les importaba; querían experimentar por una vez en su vida lo que era ser libre, aunque eso significaba que muchas de ellas tendrían experiencias poco gratas.

Danna se sentó en una de las mesas, no le agradaba bailar, se divertía más mirando a sus compañeros, el pequeño bolso en forma de mochila ahora se encontraba fuertemente abrazado sobre su pecho, tenía un mal presentimiento.

Tania y Sonia se marcharon a la pista, llamadas por una melodía tan pegadiza que nadie; incluyendo los chicos en la barra, pudo resistir, Danna cubrió sus oídos, el sonido de esa canción era ensordecedor, no obstante, sus compañeros se divertían y eso era lo único que le importaba.

Las bebidas no se hicieron esperar, llegaron a la mesa como una cortesía de la casa, Danna las rechazó, sin embargo, tras la insistencia de que bebiera algo, pidió un agua embotellada; el rostro del tendero se frunció en una mueca desagradable, giró los ojos cuando la colocó en la mesa.

- Gracias. – Danna jugaba con la tapadera de la botella\, estaba segura de que si se encontraba abierta estaría alterada; no podía permitirse estar en malas condiciones\, sus compañeras contaban con ella.

- Esto es genial Danna\, las pulseras te dan bebidas gratis… ¿Eh? ¿Por qué solo tienes agua? – preguntó Sonia mientras se sentaba a su lado para darle un sorbo a su bebida; Danna solo pudo decir que no le agradaba beber y que debía haber por lo menos alguien sobrio para regresarlos al hotel.

- Tú te lo pierdes… por cierto\, esos chicos lindos de allá no han dejado de verte desde hace rato.

Danna giró su cabeza a donde Sonia le decía, sus miradas se cruzaron y entre los chicos cruzaron palabras; esto no le agradó mucho a Danna, quien deseaba pasar desapercibida.  Uno de los chicos se marchó del lugar y comenzó a caminar rumbo a ella; los nervios no se hicieron esperar, tocó su bolso de manera inconsciente, mandando a Mario un mensaje con su ubicación, esta aplicación de rastreo Mario la programó para enviar su ubicación cada hora hasta que él mismo, con una contraseña la desactivara.

- Hola\, linda… - dijo un chico bastante atractivo sentándose en la mesa donde ellas se encontraban.

- Danna\, me marchó que la música me llama.

- No\, espera… no me dejes sola con él… - el volumen de voz de Danna comenzó a bajar de manera radical hasta volverse un susurro casi inaudible\, bajo la mirada\, no quería que le viera los ojos.

- Ja\, ja\, ja… haré de cuenta que no escuche eso… Hola\, soy Brandon\, ¿Danna\, cierto?

- Gusto conocerte. – los ojos de Danna bailaban por el sitio\, sin tener contacto visual por más de medio segundo\, estira la mano para estrecharla\, pero Brandon la toma para olfatearla.

- Tu aroma es sutil\, muy delicioso. – Danna apartó la mano\, el truco había funcionado\, los ojos de Danna se abrieron por el descaro de tal acción y el chico apuntó a su rostro alegre\, mostrando una sonrisa amplia y los colmillos en su boca.

- Lo sabía\, eres un omega oscuro. Que suerte. – hizo una seña y los otros dos chicos se sentaron a su alrededor\, uno coloco la mano por encima de sus hombros\, Danna podía sentir la cercanía incómoda.

- ¿Es cierto que puedes hipnotizar alfas con esos ojos? – preguntó uno en tono de burla.

- Dicen que si tienes sexo con uno se siente genial\, ¿Quieres comprobarlo?

- Oigan\, déjenla en paz.  ¿No ven que la están incomodando?

Danna se encogió en su propio lugar, el aroma, las expresiones, esa cercanía y el hecho de que no les importaba hablar de cosas tan pervertidas frente a una chica, un omega; Danna pasó saliva con fuerza, debía de irse de la mesa cuanto antes, pero no encontraba el momento para hacerlo.

- Si me disculpan\, tengo que ir al servicio. – esperaba que eso funcionara\, no le quedaba mucho tiempo\, estaba a punto de comenzar con un ataque de pánico\, cosa que no había ocurrido desde hace más de diez años.

- ¿Ya ven? Ya hicieron que se quisiera ir.

- Oye no\, solo queremos charlar un rato contigo… conocerte mejor.

- De verdad\, necesito ir al baño.

Los chicos hicieron espacio, sin levantarse de la mesa, para dejarle pasar; Danna observó de pie, sintiendo la mirada penetrante de los chicos a su alrededor, estaban observando sus muslos, el volumen de su pecho por debajo de la ropa; se acomodaban en el asiento, abriendo las piernas, esperando algo, Danna apretó los puños, pasó con cuidado por uno de los chicos y pudo percibir la sensación desagradable que era ser olfateada en un área privada como lo era sus caderas.

Marisa sabía que Danna no bailaba, así que era poco probable que alguien se interesara en ella; esto simplemente era perfecto, no había nadie con una jerarquía más alta que ella de los presentes, por lo que era obvio que todas las miradas de los alfas se centrarían en ella y podría demostrar quién era la mejor.  Giró para verla en su miseria, pudo verla rodeada de chicos atractivos, todos eran alfas, podía saberlo con solo mirarlos, su porte, la fuerte presencia que tenían y el aroma a feromonas que se percibía desde la lejanía.

- ¡Maldita zorra!

Antes de poder siquiera dar un paso fuera de la mesa el chico la toma de la mano y la obliga a sentarse sobre sus piernas, sosteniendo su cintura con una mano mientras con la otra sostiene su muñeca con fuerza; Danna patalea con fuerza, necesita liberarse cuanto antes, pero no tiene idea de como hacerlo en ese momento, sus ojos comienzan a cristalizarse, ninguna de sus amigas se ha dado cuenta de que se encuentra en peligro.

- Vamos a divertirnos un rato, después vas a rogar por más.

- ¡No! Déjame…

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