Capítulo 3

A pesar de buscar por todo el lugar Danna no pudo encontrar su celular, le desactivaron el sonido o lo apagaron, pues a pesar de que sus amigas llamaron con insistencia a su celular no se pudo escuchar ningún sonido.  Danna sonrió para no molestar a nadie, ese pequeño incidente había logrado bajar un poco los ánimos.

- Creo que lo deje en la mochila porque no tenía batería, no se preocupen. – sabía que era mentira, pues su celular fue el único que no se encontró en el autobús.

Con los ánimos ya más calmados tras la conmoción del choque y el susto del aparente robo de varios celulares que se encontraron después entre los asientos, el viaje continuo, todos intentaron dormir nuevamente, el camino aún era largo.

Danna abrazó su mochila, sintiendo que algo no estaba del todo bien, esto no era algo normal, buscaba con cuidado de no ser vista por sus compañeros el celular en su mochila o en los asientos más no tuvo resultado.

Le fue imposible conciliar el sueño nuevamente, permaneció el resto del viaje mirando por la ventana, pensando en dónde pudo llegar su celular, quién podría tenerlo y para qué lo querían; más no obtuvo las respuestas que deseaba; suspiró cuando la línea frágil y delgada del horizonte comenzaba a vislumbrarse en tonos rosados.

Lamenta no tener su celular a la mano para grabarlo, no quiso cargar consigo la cámara que le dio Mario, ya que el celular tenía mejor resolución, ahora necesitaba inventar alguna excusa para no ser regañada por extraviar el móvil.

Dentro del pequeño compartimiento del baño, una persona se encuentra hurgando en el contenido de un celular que no le pertenece, nervioso y un poco asustado por lo que ocurriría si era descubierto, sabía que Danna era querida por muchas personas, por lo que si lo descubrían estaría perdido.

Copio las fotografías que Danna se había tomado a ella misma y las que sus amigas le tomaron cuando salían y las mando a un correo, borrando posteriormente el borrador para no dejar rastro.  Eso era traición, pero su futuro estaba en juego.

- Oye... llevas mucho tiempo dentro\, yo también quiero entrar. – dijo un chico apretando las piernas\, después de la parada en una gasolinera para recargar combustible y de pasada comprar algo para comer en el camino\, las bebidas hicieron efecto y el viaje no podía parar nuevamente hasta que llegaran a su destino.

- Ah\, lo siento\, ya salgo. – bloqueo la pantalla\, se lavó las manos y salió del servicio del camión pidiendo una disculpa; el celular mal acomodado en su bolsillo cayó deslizándose suavemente por su pantalón\, por los nervios no sintió que ya no estaba hasta que estaba sentado nuevamente en su asiento.

- Oye Danna\, ¿Este no es tu celular?

- Si\, ¿Dónde estaba? – Danna tuvo que recorrer todo el camino desde la mitad del camión hasta la parte de atrás\, cuando finalmente lo tuvo entre sus manos no pudo evitar abrazar a su compañero a manera de agradecimiento\, la había salvado de una buena reprimenda cuando regresara.

- Estaba tirado en las escaleras junto al baño…

- Gracias, me salvaste la vida. – Danna revisó su celular para ver si no se había estropeado al momento de caer, pero todo parecía bien.

El usurpador comprobó sus bolsillos y apretó los puños cuando observó que el celular regresó a manos de su dueña, no pudo terminar de copiar la información que le pidieron, esperaba que lo que copió fuera más que suficiente, además los tipos los venían siguiendo.

Con la playa, cambió el ánimo de todos, ansiosos por llegar a su destino, el registro del hotel y la entrega de las llaves que, sin importar el orden, no respetarían, pues en estas vacaciones la única regla era no tener relaciones sin protección.

- Llegan tarde, chicos, las habitaciones ya las he organizado… aquí están los grupos y las habitaciones que les corresponden, dejen sus cosas, tomen una ducha si quieren, descansen un rato y nos vemos aquí en una hora, iremos a comer. – repartió las llaves, Danna quedó con una Marisa, la chica que siempre le estaba hostigando.

- ¿Si quieres te cambio? Me tocó con Tania.

- No te preocupes, no creo que nos encontremos mucho de todas formas. – tomó sus cosas, necesita con urgencia una ducha.

En la habitación se da cuenta de que el baño ya se encuentra ocupado, suspira, observa las camas, sabe que Marisa tomará la cama grande, sus cosas ya se encuentran ahí, por lo que sin complicaciones se va a la cama pequeña; se sienta en el mullido colchón a esperar el baño, mientras revisa su celular, sonríe al ver las fotografías que ha tomado hasta el momento que lo extravió; fue una suerte que lo encontraran antes de bajar del autobús.

Al observar las fotografías con detenimiento notó algo que hasta ese momento no había percibido, un coche de color negro aparecía en todas las fotografías, sintió un escalofrío recorrer su espalda, alguien las estaba siguiendo, foto tras foto estaba el mismo coche; cubrió su boca para evitar soltar un grito, cuando llegó a la última fotografía, la que se tomaron a la entrada del hotel antes de que les repartieran su llave, el coche estaba estacionado detrás del autobús.

- ¿Vas a entrar? Ya casi tenemos que bajar… ¿Estás bien? – Marisa salió finalmente del baño luciendo una ropa bastante provocativa\, se consternó al ver el rostro pálido de Danna.

- No es nada, ya voy. – tomó sus cosas y se metió en la ducha; Marisa alzó los hombros, restándole importancia.  Esa noche ella sería la protagonista.

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