Capítulo 2

El camino era largo y tenían que pasar mucho de su tiempo sentados en el autobús, por lo que los chicos idearon la forma de pasar el rato; comenzaron contando historias interesantes, leyendas o anécdotas que habían vivido.  Muchos eran Omegas por lo que la mayoría de las historias tenían que ver con sus ciclos de celo y con un alfa cerca.

- Fue sumamente incómodo.  Pero no se puede esperar mucho, ¿Cuántos Omegas hombres has visto?

- Eso sí, pero, ¿En serio? Se me hace impresionante que haya intentado marcarte.

- Dímelo a mí, cómo crees que me sentí, era muy incómodo, lo bueno es que no pasó a mayores, realmente creo que son unas bestias, no sé por qué no les ponen bozal todavía.

- Pues se supone que para eso nosotros tenemos los collares.

- Los collares solo son para que no te vincules con alguien que no quieras, supongo que es lo único que podemos elegir. – Tania se sentía completamente incómoda con la conversación.

Hace poco más de medio año que ella misma había caído en las redes de un alfa y siguió ciegamente sus palabras hasta el punto que ahora tenía una marca en su cuello y no podría deshacerse de ella hasta que su pareja muera.

Danna sabía de todas las cosas que hacían los alfas para engañar a los demás, tenía que prestar mucha atención a todo su entorno, no podía simplemente dejar las cosas por sentado, era necesario desconfiar hasta de su propia sombra.

- Danna, ¿A ti no te ha pasado nada igual? – le preguntó una compañera y todas las miradas se volcaron en su persona, Danna sonrió de lado un poco incómodo por la pregunta, sabían que lo hacían para denigrarla.

- Por suerte no, nadie se fijaría en un Omega oscuro.

- Pero tus ojos te delatan; apuesto a que más de un alfa se ha visto atrapado en ellos cuando te miran.

Danna era un tipo especial de Omega, un caso que se veía poco y resulta muy interesante, un Omega oscuro, con el cabello tan oscuro como la misma noche y la piel tan blanca como la nieve, sus ojos con tonos grises, azules o verdes.  Danna tenía un caso de heterocromía por lo que un ojo era de color gris y el otro de un azul tan claro como el agua de una playa cristalina.

- No\, hasta ahora no.  Todos creen que soy Beta y eso me ayuda bastante. – Danna no mentía\, muchos hombres\, incluyendo a la persona que hizo su examen de clasificación\, tenían la idea de que era un Beta más.

- No te has dado cuenta.  Danna siempre llama la atención por su forma de ser, yo pienso que sin importar lo que fuera, Danna seguiría llamando la atención. – Tania la abrazó, segura de sus palabras, su amiga era la mejor persona que conocía y quien dijera lo contrario era porque no se había dado el tiempo de hablar con ella tan solo cinco minutos.

El conductor del autobús, charlaba amenamente con uno de los chicos, pues a pesar de su apariencia era bastante joven y su charla amena; el conductor colocó entre las pantallas del camión una película que aún se encontraba en transmisión en el cine, los chicos sacaron una bolsa con papas fritas y comenzaron a repartirla por el lugar mientras veían la película.  Danna no desea ver la película, decidió por la ventana, perdiendo sus pensamientos en el paisaje que le daba la bienvenida.

Sin planearlo, Danna cayó dormida, como la mayoría de las personas dentro del autobús, la noche se hizo presente y el viaje continúo, las luces se apagaron y todos se sumergieron en un profundo sueño, Kevin, que se encontraba sentado un asiento delante de Danna se le queda viendo; no puede evitarlo, le gusta desde hace mucho, pero sabía que sus sentimientos no eran correspondidos, ella solo lo veía como un buen amigo, así que se resignó hace bastantes años a solo ser un viejo amigo que la conoce.  Sonríe al verla acurrucarse en su asiento, es tan baja que no puede evitar querer protegerla y jura en silencio que eso hará como lo ha hecho hasta ahora.

El conductor va por su cuarta taza de café de la noche, necesita mantenerse despierto; la carretera vacía le está arrullando, no tarda mucho tiempo en cerrar los ojos un instante, vuelve a abrirlos para girar deprisa el volante, se desvió un poco del camino, regresa únicamente para tener la sensación de haber golpeado algo.

Se orilla en un lugar seguro para observar los daños, el camión no tiene daños de consideración, pero tal parece que le han pegado a un ciervo.  Los chicos dentro del autobús se despertaron alarmados, era la primera vez en su vida que formaban parte de un accidente similar.

- Descuiden, solo fue el susto. ¿Se encuentran bien? – preguntó una vez que apagó el motor, necesitaba ver si el daño por el golpe fue considerable para llamar a un reemplazo, el viaje debía de continuar.

Algunos de los chicos se habían golpeado la cabeza con el asiento que se encuentra adelante, pero nada serio, por lo que a pesar del susto inicial no sucedió nada relevante, el camión tampoco tuvo mayores problemas, nada más una pequeña abolladura en la parte delantera.

- ¿Alguien vio mi celular? – preguntó Danna después de unos minutos infructuosos buscando su celular para saber la hora; en ese momento todos comenzaron a buscar sus pertenencias, fueron pocas las cosas que se extraviaron, algunas simplemente volaron de su lugar por el golpe, pero fueron recuperadas, no obstante, aparte del celular de Danna hubo dos celulares más que desaparecieron, había un ladrón entre ellos.

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