Amor y Amistad

A las 3 am nos informan que Diego está fuera de peligro en la sala de recuperación. Que podemos ir a verlo pero una por una. July se levanta corriendo y yo me quedo aliviada y entrecierro los ojos, recostada de la silla. Estoy realmente cansada. Pero me despierto súbitamente, no recuerdo bien el sueño pero a Miguel le había pasado algo malo y yo no podía ayudarlo. Mi ansiedad crece, no me importa la hora y decido llamarlo.

Al segundo timbre contesta.

📞-Hola Karen, dice con voz quejumbrosa, pienso que es por que lo he despertado.

- Quiero verte. Le digo sin titubear.

- Te pasó algo?

- Nada, solo quiero verte, insisto.

- Es de madrugada y no me siento bien Karen, además no tengo ganas de pelear.

- No voy a pelear, quiero saber que estás bien. Por qué no me dijiste de tu mano?

- Karen, Karen, me llama July, Diego quiere verte.

- Miguel debo irme, prométeme que hablarás conmigo hoy?

- Te lo prometo, pero a dónde vas? Dónde estás a esta hora?

- Lo siento Miguel, estoy en el hospital, Diego tuvo un accidente ayer en la tarde y tuvieron que operarlo de emergencia anoche, apenas nos dejaron verlo ahorita. Te llamo después. Cuelgo.

En la sala de recuperación está mi pobre amigo, más pálido que una hoja de papel, conectado a un monitor de signos vitales, con un vendaje ajustado en el abdomen y su gran yeso en una férula de brown que le mantiene la pierna derecha en suspensión. Pero está despierto y me acerco con cuidado.

- Oye que mala cara tienes, le digo en broma.

- Ya te viste en un espejo? Pareces un mapache, responde.

-Cómo te sientes? Parece que te atropellaron

Se ríe un poco

- He estado mejor, pero sobreviviré.

- Yo sé que sí, no puedes dejarme sola en este mundo, quien podría ponerle fundamento a Amanda y quién consolaría a July?

Sabes que ha estado toda la noche conmigo preocupada por tí? Pobre chica, cuando salgas de esto como mínimo se merece una cena romántica.

- Y tú? Tú que te mereces?

- Yo por qué?

- Tú que has estado desde ayer en la tarde conmigo? Que ni te has ido a bañar y estás con la misma ropa.

- Yo soy tu amiga, es más tu hermana, según escribí en la hoja de tu ingreso. Y la familia no necesita un premio de consolación, aunque sí me puedes brindar los almuerzos del cafetín por una semana, bromeo.

- Claro que sí. Al salir de aquí vamos a comer todos juntos, hasta podemos invitar a Miguel. Imagínate lo agradecido que estoy.

- Agradecido por qué? Ya te dije que soy tu familia.

- No hablo de tí, sino de Miguel.

-Ah? Lo miro extrañada.

- Sabes que fué él quien me brindó los primeros auxilios en el lugar del accidente? Casualmente iba llegando al apartamento, él me inmovilizó la pierna y llamó a los bomberos.

Y todo esto, sintiéndose mal. Por eso no me trajo el mismo.

Mis ojos se abrieron como platos

- Yo no lo sabía. Por qué dices que se sentía mal?

- Karen, él estaba con fiebre y sudoroso. Podría jurar que tenía dolor abdominal cuando me levantó de la acera.

- Pero si él viene es con una herida en la mano?

- La mano la tenía vendada. Pero la usó bastante bien cuando hizo el entablillado. Tu no has hablado con él?

- No nos hemos visto desde el día de la pelea. Y ahorita hablé con él pero no me dijo nada.

- Deberías ir a verlo. Yo era el primero negado a su relación pero ya me quedó claro lo que siente por tí.

- Por qué lo dices?

- Por que cuando le agradecí por la ayuda, me dijo que más que por mí era por tí que lo hacía. Imagina cuando te quiere que prefiere verte feliz así sea con otro. Eso no lo ves en todos lados.

Me quedo pensando con un nudo en la garganta, Miguel está enfermo y aún así ayuda a los demás, es el mejor médico del mundo.

- Karen, despierta. Que haces aún aquí? Ve a buscarlo

- Me prometes que estarás bien?

- Prometido. Además tengo que mejorarme rápido para poderle llevar el paso a July, esa chica es asombrosa.

Me pone el corazón contento nada más escucharlo. Le doy un beso en la frente y salgo corriendo de ahí.

Pienso que no tengo tiempo de ir a mi casa a bañarme, pero decido entrar al cuarto de descanso para asearme y ponerme otro uniforme que tengo en el bolso. Quiero ir ver a Miguel sin parecer un mapache por las ojeras.

Al terminar salgo hacia la entrada principal donde se estacionan los taxis, mientras lo llamo. No contesta. Me preocupo

Ay Diosito y si le pasó algo, pienso. Sigo insistiendo y nada que contesta. Cuando un taxi se acerca, me adelanto y le abro la puerta al hombre que va saliendo con dificultad de el. La sorpresa que me llevo cuando veo que es Miguel.

-Qué haces aquí? Le grito. Tu estás de reposo por enfermedad.

- Vine a verte, dijo cerrando la puerta, con lo que el taxi se va. Desde ayer estás en el hospital? Ya comiste? Te traje el desayuno. Dice pero se interrumpe por una mueca de dolor y se dobla sobre su abdomen.

- Qué te pasa Miguel? Cuando lo toco para ayudarlo, me doy cuenta que está prendido en fiebre. Miguel estás enfermo vamos a la emergencia.

- No, no quiero ir. Ya me tomé unos antiinflamatorios. Por favor come lo que te hice para que yo me vaya a descansar, es solo un sándwich, ya sabes que yo no se cocinar.

- Te estás volviendo loco? Tienes una mano lastimada que haces cocinando? No deberías tratar así a tu cuerpo

Se endereza como puede y toma mi cara entre sus manos.

- La mujer que amo tiene dos días en el hospital y se que no ha descansado y no ha comido bien. Lo mínimo que puedo hacer es alimentarla, aunque ella esté con otro.

- Miguel por favor vamos a la emergencia. Le digo casi suplicando. Puedes decirme por qué tomas antiinflamatorios si tienes dolor abdominal? Sabes mejor que yo que puedes tener algo quirúrgico y los antiinflamatorios lo enmascaran todo. Desde cuándo te duele?

- Me los recetó el cirujano de mano hace una semana.

- Pero no para el dolor abdominal, insisto ya desesperada, cuando lo veo retorcerse del dolor. Desde cuándo te duele Miguel?

- Desde ayer pero se ha hecho cada vez más fuerte. No termina de hablar y se desmaya por el dolor en toda la entrada del hospital.

Nos auxilia un camillero y lo lleva a la emergencia de adultos, allí aún no han hecho el cambio de turno. Y los residentes de cirugía inmediatamente reconocen a Miguel.

-Qué le pasó? Pregunta con seriedad un residente de 3er año que ya había visto antes, acompañado del R2 que estaba ayer cuando ingresó Diego.

- No estoy segura, tenía días sin verlo. Pero creo que se desmayó por dolor; dijo que tenía dolor abdominal desde ayer en la mañana que se ha ido haciendo más fuerte y fiebre. Además estaba tomando antiinflamatorios por una lesión en la mano hace 7 días.

- Está bien, nosotros nos encargaremos. Dijo el R2, mientras lo examinaba

- Puedo ayudar en algo? Por favor dígame qué tiene.

- Disculpa pero la información solo podemos dársela a la familia

- Yo soy su novia. Grité.

El hombre me mira incrédulo porque ayer me preguntaron lo mismo con Diego y él dió a entender que era la novia de él.

- Pero tu, ayer... Frunce el ceño

- Déjala, le dice el R3, yo la he visto con él. Eres Karen no? pregunta mirándome

Asiento y confundido y molesto el R2 me dió las boletas de admisión.

Hago el ingreso y cuando vuelvo Miguel está despierto. Lo están hidratando y se ve muy débil. Me rompe el corazón verlo así y sin decir nada me acerco y las lágrimas empiezan a bajar por mis mejillas. Me las seco con el dorso de la mano

- Miguel, como te sientes?

- Nervioso. Se ríe con dificultad, nunca me han operado antes

- Ah? Te tienen que operar? es tu mano? Pregunto asustada

- No, de la mano ya estoy bastante mejor de hecho. Pero tengo apendicitis. Dice tranquilo

- Qué?

- Tengo más de 24 horas, ya debe estar perforada.

-Cómo que tienes apendicitis y por qué que no te viniste ayer?

- Yo no lo sabía, los antiinflamatorios me medio aliviaban y como estaba pensando en tantas otras cosas no le preste atención.

- Miguel... me pongo a llorar. Por favor no vuelvas a hacerme esto.

- A mi tampoco, dice bromeando el R3 de cirugía que entra al cubículo, como se te ocurre llegar justo antes del cambio de turno. Quieres que también llore? Por suerte, solo tiene un apéndice, dice mirándome. No nos lo volverá a hacer, me guiña el ojo.

Miguel lo golpea en el brazo.

- Déjala en paz.

- Tranquilo campeón, que es solo tuya. Ahora vamos a prepararte que vas a pabellón. Karen, puedes entrar si quieres, no sé si la mamita ésta aguante tanto tiempo sin tí.

Miguel lo golpea de nuevo. Veo que aún tienes fuerzas, las cosas no están tan mal.

- Una vez en el quirófano, me dieron sus pertenencias, y teniendo su celular en mano llamé a su papá y le conté de la operación. Tuve toda la curiosidad del mundo por leer los mensajes que le llegaban pero decidí no ser como el gato que la curiosidad mató.

Durante toda la operación le agarré la mano, no pude ver el campo quirúrgico de los nervios. Pero gracias a Dios fue algo sencillo y al poco tiempo cerraron sin complicaciones.

En la sala de recuperación, casualmente lo ubicaron justo al lado de Diego, que ya pronto iba a ser pasado al piso. Su cara de sorpresa era enorme cuando busqué una silla y me senté entre ambas camas para mirarlos, pero sin soltar la mano de Miguel que estaba dormido por la anestesia.

-Qué haces aquí? Se asusta Diego cuando me reconoce

- Seguí tu consejo, fui a buscarlo.

- No puede ser! Que le pasó? susurra para no despertado

- Tenía apendicitis. Pero salió todo bien.

- Que locura. No lo hubiese imaginado. Cuidalo mucho

- No te preocupes, lo haré.

Llega una enfermera para llevarse a Diego y cuando me levanto para despedirme de él con un abrazo, la mano de Miguel me aprieta firmemente sin dejarme alejar de su lado. Solo puedo lanzarle un beso a Diego cuando se va.

- Aún sedado te vas a poner celoso? Le digo a Miguel suavecito haciéndole cariño en la cabeza

- Aunque este muerto, contesta.

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play