Dulce de limón

A las 8, Diego pasa por mi residencia y nos dirigimos a la casa de Amanda, veo que ha comprado 2 botellas de vino y muchas chucherías.

Los 3 somos muy cercanos pero ella es la más extrovertida, bella natural con un par de ojos azules de infarto, creo si tuviera que decirlo, es un poco liberal. Diego es callado, muy aplicado, tiene un dulce atractivo y demasiado decente, tiene varias enamoradas pero nunca ví que les prestara demasiado atención, es demasiado caballero para jugar con los sentimientos de alguien y eso hace que lo persigan más. Yo creo que soy un término medio entre los dos, no ando de enamorada de la vida como Amanda pero me dejó llevar, nunca he estado verdaderamente enamorada, pero he salido y no soy puritana. Ellos dos son las únicas personas en las que confío y sé que no viven de las apariencias.

Amanda vive sola en un apartamento tipo estudio, ese ha sido nuestro refugio, casa de estudio y cede de fiestas. Queda cerca de la universidad, por lo que llegamos bastante rápido.

- Karen bebé, dice Amanda eufórica y me da un beso y un abrazo a penas me ve llegar. Diego de mi corazón, lo abraza. No saben cuánto los extraño, odio estar en esta rotación sin ustedes, odio a los niños llorones y odio a dos residentes mujeres de 2do año, ahh y creo que el profesor me odia.

- Es demasiado odio junto para una sola semana no crees? dice Diego mientras entraba.

- Y que tal los residentes varones? Le dije lanzándole una una sonrisa cómplice.

- Bueno eso es otro cuento amiga, aún no se han dejado odiar, dice riendo, hay un muñeco de primer año, alto y trigueño tal como me lo recomendó el doctor. Pero no me ha determinado, es serio, se apellida Valencia. Diego no será familia tuya? tiene como tu carácter, dice mirándolo interrogante.

Yo me rio por como lo dice y por la cara de Diego.

- Amanda mi apellido es Balenciaga. Dijo medio molesto y como separando en sílabas. Yo he oido que los residentes varones en pediatría son gays, no será eso? o será que tiene novia o esposa? A lo mejor no eres su tipo. Piénsalo

- No que va, ya yo hice mi tarea, es soltero solterísimo y no es gay. Una compañera que hace guardia con él dice que es muy varonil. Aunque no sé, tendré que seguir trabajando.

- Esas son las tareas que haces tú no? dice el dándole un coscorrón. Por qué mejor no pones la cabeza en los libros que bastante que te hace falta.

- Se pueden hacer varias cosas en simultáneo. Dice ella sobándose la cabeza. Verdad Karen? y me mira lastimera

- Yo creo que sí, la vida es un equilibrio, digo asintiendo, aunque el equilibrio del estudiante de medicina es con un libro y una botella de vino. Me rio.

- Tú no tienes arreglo amiga, me dirás qué en cirugía no has visto a nadie interesante? yo sé que los más sexys del hospital son de ese servicio, aunque también los más perros.

Me pongo roja y aprieto los labios. Mi cara me delata y ella pone los ojos como platos.

- Lo sabía Karen Martinez, a mi no me engañas, dame todos los detalles obscenos. Dice riendo, mientras Diego me frunce el ceño y nos sirve una copa de vino.

- No hay nada que decir, bueno sí pero no empezemos por mí, digo bebiendo un gran trago. Sabes que a Diego lo está persiguiendo July Lee? La July que ha sido catalogada la más bella de la facultad de medicina por 2 años seguidos.

- Ah? Se voltea súbitamente para mirarlo impactada. Tú.. bandido... con que cara me sermoneas.

Empezamos a hablar y beber, yo bebo mucho para mantenerme callada, Amanda es un caso, le dió consejos de seducción y trucos para usar en la cama. Ése es su tema fuerte y yo creo q me salvé. Cuando Diego se levanta al baño. Ella se sienta a mi lado y me mira con los ojos entrecerrados.

- Tú crees que se me olvidó lo tuyo no? Dice en tono inquisidor.

Ya estoy un poco ebria, suspiro profundo porque sé que no tengo escapatoria. Así que le cuento por encima de Miguel, su conducta en la guardia y del día en su casa. No quiero que sepa de la rubia, ni de mi ataque de celos. Es muy pronto para hablar de sentimientos, pero le reconozco que me gusta, me gusta más de lo que debería.

Amanda queda con la boca abierta

- Bebé, me alegra que te animes a conocer a nuevas personas y todo, pero cuidado con los de cirugía, no son confiables, son como para pasar el rato y no para enamorarse.

Sale Diego que solo había bebido una copa y viendo mi estado y que son más de las 11 nos dice que es hora de volver, mañana es viernes y hay que ir al hospital.

- Diego querido, dice Amanda melosa, para nosotros todos los días son lunes, no hay fines de semana libre, solo 8 semanas libres al año, 4 en navidad y 4 en agosto por ser estudiantes, si es que no vemos clases de verano. Podemos solo por hoy terminar de beber? le pone ojitos de gato con botas.

Esa mirada convence a cualquiera, seguimos bebiendo y cuando me siento bastante mareada y con sueño, me levanto y busco en mi bolso mi celular y veo 3 llamadas perdidas de Miguel, olvidé por completo que estaba en silencio. Le devuelvo la llamada y al 2do timbre me arrepiento, que le puedo yo decir y en este estado? Es él es quien tiene que llamar! Pero cuando quiero colgar oigo un tono de voz que me pone los pelos de punta.

- Karen? Por qué no me respondiste las llamadas?

- Hooola guapo? Como estás? dije casual y arrastrando la lengua mientras camino por el pasillo que da a un balconcito del apartamento.

- Karen estás borracha? pregunta bajito, Dónde estás? Es tarde, puedo ir por tí?

- No estoy borracha, bueno no mucho. Estoy con Amanda y Diego que son unos amorcitos, no como tú, qué solo me gritas y me tratas mal.

- Karen dónde estás? ya se oía tenso.

- Ves que me tratas mal, mejor hablamos mañana, mañana mañana. Pareces un caramelo, pero eres ácido como el limón, a mi no me gusta nadita el limón, solo lo dulce...

- Ya veo, yo puedo ser dulce si quieres, solo dime dónde estás para ir por tí... puedo llevarte a casa.

- Que no que no, que Amanda dice que no se puede confiar en los de ciru..... No había terminado decir lo que quería cuando me fui en vómito, sin soltar el teléfono fui corriendo al baño y vomité y vomité hasta que salió bilis.

Amanda que se dió cuenta que no volvía, fue a buscarme, me encontró abrazada al sanitario pálida y semi- inconsciente, se le quitó la borrachera de golpe y llamó a Diego.

- Diego que te digo que está mal, que hay que llevarla al hospital...

Cuando me desperté sentía un horrible dolor de cabeza, me quiero levantar pero veo la manguerita de un macrogotero saliendo del pliegue de mi brazo derecho. Me siento como puedo, que es esto? dónde estoy?, veo que estoy en un cubículo del hospital. Ay Diosito no, qué hora es? Cuando quiero agarrar mi bolso que está en una mesita azul junto a la camilla, se abren las puertas plegables y entra Miguel con un doctor.

- Gracias Ricardo, te debo una, saludos a Lucía. Le dice tranquilo mientras le estrecha la mano. El doctor se va y Miguel cierra la puerta quedando adentro conmigo. Trago grueso, me agarro de la camilla y trato de ponerme de pie, si de algo estoy segura es que quiero salir corriendo de ahí como flash.

- Como amaneció mi intoxicación etílica favorita? dice con una sonrisa malvada mirándome fijamente.

No respondo nada y trato de quitarme el yelco que me une a la solución que aún gotea.

- Ya quieres irte? dice sentándose en la camilla junto a mí y poniéndome el cabello detrás de la oreja, yo con taquicardia y sin mirarlo a los ojos sigo sin responder.

- Tómate esto, dice suave mientras me entrega un vaso y me estira el brazo para quitarme la vía. Es té... de limón. Sube la mirada y me ve directo a los ojos, así que me ruborizo enseguida. Es para tí.

- Gracias, digo avergonzada bajando la mirada, que pena contigo, no se que me pasó. Recuerdo todo lo que le dije ayer cuando lo llamé pero no voy a decirle, fingiré demencia por el resto de mi vida.

- Yo sé que te pasó, bebiste sin comer y sin dormir bien varios días, por eso te emborrachaste y empezaste a vomitar. Cuando te deshidrataste y tus amigos te trajeron aquí, yo vine a ingresarte pues oí todo por el teléfono que nunca colgaste. Ahora ya estás de alta, solo tienes que beberte el té.

- Está muy dulce, dije arrugando la cara después de darle un sorbo.

- Creí que te gustaba lo dulce. O es que solo te gusta este caramelo, dijo señalando su cuerpo de forma pícara.

- Ay que pena, desconéctame de las máquinas que quiero morir ahora. Digo poniendo las manos en la cara.

Se ríe divertido.

- Que bueno que ya estás bien, ayer me diste un susto de muerte. Dijo preocupado, quitando mis manos de la cara me dió un beso en la mejilla. Ahora vámonos que ya hablé con el Dr. Ferrara y podemos faltar al servicio hoy. Debes darte un baño y yo debo ir a ver a mi papá que ya está en casa.

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Mila

Mila

Salvada por la campana

2022-01-03

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