Siempre te amaré

Me seco las lágrimas que caen por mis mejillas con el dorso de las manos. No creo que nadie fuera de mi casa me haya visto llorar antes. Y lo veo a la cara, observo su herida pero lo que realmente quiero ver es si la mirada amable en los ojos claros de mi amigo sigue ahí.

Ahí está, la noto cuando se ríe, intentando averiguar qué pienso.

- No puedo superarte cuando me miras de esa forma, pareces una niña curiosa, se ríe

Quiero intentar ponerme brava recordando lo de antes y no puedo, este ahí sentado si es mi amigo de siempre.

- Solo quería confirmar que volviste a ser gente decente y no el imbécil que me conseguí está mañana, refunfuño.

- No sé ni cómo decirte cuánto lo siento Karen. Tienes razón cuando dices que no era yo mismo, y no me voy a excusar porque si era, pero desde que te vi ayer en el apartamento de Miguel, sentí que en el corazón se me clavó una espina, no sé, quizás una estaca de vampiros, algo más grande que me dolía en el pecho. Cuando me despedí de mi tío, no sabía que hacer, apliqué una de las tuyas y me puse a caminar como loco, sin querer llegué a un bar, y me puse a beber hasta que amaneció, podría jurar que una mujer que estaba allí, me dió algo en polvo para aguantar más, bebiendo. Sacude la cabeza en negación. Ni siquiera me siento mal del cuerpo, quizás la cara me duele, resopla agarrándose el mentón.

No sé, me pegó darme cuenta así, y no es que no lo sospechara, los comentarios se oyeron con las del salón y con los residentes, pero cuando la realidad te choca de frente y la persona que te gusta se va con otro igual te duele, de pronto no lo supe manejar.

- Diego yo... No sé qué decirte. También me da pena contigo, y no me gusta verte así. Tu eres mi mejor amigo y tenía que contarte primero.

- No tenías que contarme nada, ya yo lo sabía, tenía la verdad de frente y no la quise ver.

- Tu opinión es importante para mí y no quiero que pienses mal.

- Nunca lo haría Karen, aunque nadie es perfecto yo siento que tú eres perfecta así tal cual eres, espontánea, reservada, honesta... Si el te enamoraste de él es porque algo bueno debe tener... algo que yo no tengo. Agrega bajando la cabeza

- No digas eso Diego. Tu eres la mejor persona que conozco, solo que es diferente lo que siento, has sido mi amigo desde siempre.

- Sabes, desde te conocí me gustaste. Llegaste a clases el primer día con los ojos muy abiertos y tantos libros que pensé que te ibas a caer, de inmediato sentí que quería ayudarte y estar contigo. Y resultaste tan inteligente y capaz, tu no necesitas a nadie para lograr lo que te propones, y por mucho tiempo yo creo que si te necesitaba a ti.

- Eso no es cierto, demasiadas veces me refugié en tí y en Amanda, sin ustedes no hubiese tenido el ánimo y el valor para estar aquí. Yo realmente los amo.

- Pero como amigos, no?

Yo asiento con cara de resignación.

- Creo que debería alejarme un tiempo, no me he dado la oportunidad de conocer a nadie más, porque me metí en la cabeza que tú me querrías algún día si me quedaba a tu lado. Pero realmente debí ver qué estás enamorada de otro y debía apoyarte. Que mal amigo he sido.

- No es cierto, aunque los comentarios de estudiante ilusa que dijiste fueron demasiado también.

- Lo siento, baja la cabeza. Necesito poner un espacio entre nosotros para volver a ser yo mismo.

- Está bien, pero por favor no te alejes demasiado. No creo que pueda soportarlo, pero recordando las palabras de July agrego. Aunque si lo necesitas, tendré que aceptarlo...

- Siempre te amaré, solo tengo que buscar la manera de que ese amor se transforme en algo diferente.

- Gracias Diego.

- Creo que debo irme, hay otras dos personas con las que debo disculparme. Dice y se levanta.

- Dos personas? Digo extrañada mientras él me ayuda a ponerme de pie.

- Claro, con Miguel y con July.

- Excelente. Y si Miguel no lo dice yo me disculpo por él, la violencia nunca es la respuesta.

- Pero tu también me golpeaste, recuerdas? Dice riéndose fuerte.

- Lo siento, es que estaba tan molesta y lo merecías, lo sabes.

Por cierto, me agrada July, ya creo que nuestro pequeño grupo se complementa con ella muy bien.

- Lo sé lo sé, y ya sabes Karen, cualquier cosa que necesites siempre estaré para tí. No olvides que te amaré por siempre.

Lo abrazo muy fuerte por largo tiempo.

- Y yo te amaré a tí. Le digo finalmente mientras le doy un beso en la mejilla.

- Veo que aceptaste al pie de la letra mi consejo, dice la voz amarga de Miguel, que se encuentra en el tramo de abajo de las escaleras.

Me alejo rápido de Diego

- No es lo que piensas Miguel. Digo automaticamente.

- Ya lo creo que sí. Y su mirada oscura y llena de odio lo confirma. Debe ser que me imaginé que usted dos se acaban de confesar amor eterno, quieres que finga que no los escuché? Definitivamente, aquí el único imbécil soy yo.

- Karen es mi amiga, no tienes nada que malinterpretar. Le dice Diego. Y contigo quería disculparme por los comentarios de esta mañana.

- No acepto disculpas de quién quiere verme la cara de idiota. Grita. Y tú Karen, yo viniendo preocupado a ver si estabas bien porque me dijeron que faltaste a las últimas clases y tú aquí de lo más tranquila besándote con este infeliz. Dice esto alzando aún más la voz.

- No le grites. Dice firme Diego parándose delante de mí. No te permito que le levantes siquiera la voz.

- Que tierno, el noviecito defendiendo a su amor. Cómo te deja eso Karen? tienes un novio de la facultad y uno del hospital? Pregunta con la boca entre cerrada. Tanto que querías que nadie se enterara y que la gente no hablara de nosotros. Já ya veo porque.

- Cállate Miguel. Grito apartando a Diego. Mejor te largas si no vas a decir más que estupideces.

- Solo quieres que te deje sola con este no? Pues no lo haré, contesta y me agarra por los brazos, acercándose a mi cara, noto que tiene una venda en la mano derecha de la que no me había fijado y el corazón me da un vuelvo. Diego lo aparta de mí con un empujón

- Déjala en paz, grita Diego.

- Está bien, lo haré. No merece la pena. Espero sean muy felices juntos. Dice sarcástico bajando por dónde vino.

- Que mierda fue esa. Dice Diego volteando a verme. Mi cara de preocupación lo alarma. Te pasa algo? Te sientes bien?

- Viste su mano? Tenía una venda.

- Que mano ni que mano. Yo veía su cara de perro con rabia a punto de morderte

- Después de su pelea de esta mañana lo ví sobársela. Sabes que las manos de un cirujano son importantes. Con esa venda no puede operar.... Contesto cavilante. Debo ir a buscarlo

- No vayas Karen, no ahora que está molesto. Déjalo que se le pase. No creo q sea nada grave cuando aún está aquí en el hospital y puede moverla bien porque te agarró con fuerza. No te hizo daño? Pregunta revisando mis brazos.

- Que no, que no me hizo nada. Me lo sacudo

- Karen será mejor que le des su espacio para pensar las cosas, no puedes estar cerca de alguien que puede explotar en cualquier momento.

- En eso tienes razón. Trataré de averiguar por otro lado que le pasó en la mano.

- Será lo mejor, y ya cuando se calme pueden arreglar las cosas entre ustedes, explicarle este malentendido. Aunque si te soy honesto no me gusta que estés con alguien que es una bomba de tiempo a punto de estallar.

- Él no es así. Es malhumorado con los demás pero no violento, nunca lo había visto así. Más bien siempre es calmado, paciente y cariñoso conmigo. Me preocupa mucho más esa mano.

Ahh y por lo que vió no creas que voy a aclarar demasiado este enredo, él tiene que confiar en mí, sino puede hacerlo entonces las cosas no podrán continuar, y aunque me duela tendré que aceptar que no es para mí.

- Nos vió muy cerca Karen, es válido que piense mal, está viendo a su novia con otro. Eso no es fácil para ningún hombre. Que te lo digo yo.

Niego con la cabeza

- Yo no digo que sea fácil, dijo que va tener que entender, por que no vas a dejar de ser mi amigo. Y si necesita tiempo, tiempo para pensar, tiempo tendrá.

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