Sin dedicación exclusiva

A las 7 de la mañana ya estábamos de vuelta al hospital, él se fue por el ascensor al 3er piso y yo seguí por el pasillo hasta el cafetín. Mi clase no empezaba hasta las 8. Cuando entro veo a Diego sentado en una de las mesas, y pronto levanta la mano para llamarme.

Me acerco y lo beso en la mejilla como siempre para saludarlo. Me siento y veo que tiene 2 jugos y 2 paquetes de mis pastelitos favoritos, uno de ellos se lo estaba terminando.

- Esto es para tí, dice dándome el jugo y los pasteles. A dónde fuiste ayer? Estuve en la biblioteca hasta tarde y no te ví. Hiciste la asignación?

- Gracias Diego, siento que te adoro, tengo mucha hambre. Estaba feliz, mi amigo es el mejor y después de gastar tanta energía esto me reconforta. Si, hice los pendientes, tranquilo, el paciente es de medicina interna. No quise entrar en detalles y de golpe me acordé que hoy es la operación del Sr. Manuel. Quería pasar a desearle suerte antes de entrar a clases, le compré algo ligero de comer para después que saliera del pabellón porque ahorita debería estar en dieta absoluta.

- A dónde vas con tanta prisa? dijo Diego. Recuerda que hoy nos veremos con Amanda. Asentí y salí corriendo a través de la puerta.

Al llegar al piso toco la puerta y una voz de mujer me contesta que pase.

- Buenos días Sr Araujo, digo tímida. Solo vine a desearle mucha suerte hoy y le traje algo de comer para después.

- Que amable Karen, después seguro me lo como. Ahorita aunque pudiera estoy muy nervioso.

- Ay papá, quédate tranquilo que todo saldrá bien. El médico dijo que no era nada del otro mundo. Respondió la jovencita que estaba cerca de la puerta, le doy una sonrisa amable.

- Mira Karen, ella es mi hija Raquel, la bebé de la casa. Ha insistido en quedarse a cuidarme desde ayer.

Ah con que si hay una "Bebé" en la casa, pensé.

- Un gusto Raquel. Ya debo irme solo pasaba rápido porque tengo clases. Pero mientras me despido, una rubia pintada, de largas pestañas entra al cuarto y saluda de abrazo al Sr Manuel.

- Casi suegrito cómo estás? Miguel viene después, porque está ocupado en el piso.

La veo perpleja y la reconozco como la muchacha en el estacionamiento de ayer. Doy media vuelta y me salgo. Esperando el ascensor me doy cuenta que estoy molesta, yo sé que no soy nada de Miguel, no tengo derecho, no me prometió nada y soy lo bastante grande para asumir mis propias acciones, pero estoy molesta, al menos tenía que decirme no sé... Se abren las puertas del ascensor y entro sin ver a los lados. Una voz conocida me saca de mis pensamientos, es Miguel.

- Que haces por aquí pequeña? Que tienes? dice al notar mi cara de odio.

- Lo que hago aquí o en China es mi problema, no tuyo. Y apúrate a salir que tu novia te está esperando con tu padre.

Me mira molesto, pero se cierran las puertas antes de que diga algo. Voy a mi clase que por suerte dura toda la mañana. Discutimos algunos detalles de las historias y de los signos que son patognomónicos de cada patología. Se nos asigna buscar casos clínicos en el hospital con signos atípicos en grupos de 3 y termina la clase de semiología. Al medio día estoy distraída y Diego que no ha hablado mucho hoy finalmente me dice:

- Nos pondremos con July en la asignación de hoy? o tienes una mejor alternativa?

- Ah? Dije distraída, si si no hay problema. No me incómoda ser su lamparita o tercera rueda.

- Ayer pasó la tarde conmigo después de la clase, creo que le gusto pero es un poco incómodo estar con ella.

- Por que? dije saliendo de mi propia cabeza. Es lindo gustarle a alguien en serio, y si a ti te gusta ella la tienes hecha, no como cuando te ilusionas solo y te golpea la realidad de que no es recíproco.

- Ese es el problema, dijo medio triste. Y cambiando el tema ya tengo idea del caso que podemos usar.

- Muy bien, así nos apuramos para ir con Amanda. Casi no hemos hablado, desde que inició esta rotación, parece que pediatría es bastante demandante y eso que aún no ha tenido la primera guardia. No puedo imaginarla entre niños llorando y muñequitos.

Hablar con Diego me cambia el humor, hablamos de las locuras de Amanda mientras almorzamos, ella es una eterna enamorada, quiere ver príncipes en cada sapo que se encuentra y vaya que los besa para ver si cambian. Reímos mucho y pronto tocó la clase de patología.

Al salir, July se nos acerca y coge del brazo a Diego, yo me voy rio, él se pone tenso y ella dice:

- Estoy más que lista, a trabajar.

- Vamos al piso 5, en la guardia llegó un paciente obeso con una apendicitis que no tenía los signos esperados y por eso se retrasó el diagnóstico, cuando lo operaron tuvo una complicación, por lo que aún debe estar en el piso de cirugía cumpliendo tratamiento.

- Eres muy listo Diego, dijo July. Que no lo soltaba ni un segundo y lo miraba como si fuera una paleta dulce, me hizo mucha gracia.

Pero me hizo un nudo en el estómago cuando pensé que en el piso de cirugía podía estar Miguel, aunque ya era tarde, quizás con suerte ya se habría ido, estaría con su papá o en quirófano o con su novia rubia "estudiando".

- Bueno vamos, salgamos de esto.

Una vez ahí, July va hacia la sala de enfermería dónde estaban las historias de los pacientes, pregunta sin titubeo por el nombre que Diego le enseñó y con paso firme nos guía a la habitación. La admiro un poco por su determinación, es bella sí, pero es decidida sabe lo que quiere y va por ello. En cambio yo, soy de las que espera que las cosas se den naturalmente, me esfuerzo en lo que hago pero si no se da asumo que no son para mí. Está chicha no aceptaría nunca un No por respuesta.

Hacemos lo pedido, July no pierde el tiempo y al final le pide a Diego que la lleve a casa, por qué hoy dejó su carro en el taller.

- Claro pero te dejo de camino, siempre llevo a Karen a su casa cuando salimos tarde. Y me mira pidiendo auxilio. Asiento, ella se abstuvo de discutir porque había ganado la batalla aunque a medias. Antes de irnos ella pide que la esperemos porque quiere ir al baño a retocar su maquillaje, ahí si que no la envidio sino que la compadezco, vive pendiente de su apariencia, yo no, me arreglo solo para momentos especiales y no me preocupa eso.

Hablando con Diego en el pasillo, acerca su mano y me quita un mechón de pelo de la cara. Cuando alguien pasa y me hala por el brazo con fuerza unos metros lejos de donde estaba. Es Miguel.

- Puedo preguntar qué te pasó hoy temprano? y que haces aquí con éste? grita enfadado señalando a Diego. Parece celoso, este hombre solo tiene 2 facetas, calmado y agradable e iracundo y controlador.

- "Éste" tiene nombre y es Diego, con él voy a dónde se me antoje, o es que acaso este piso es tuyo? Y quién te crees? Le decimos a tu novia que te dejó la cadena muy larga? pareces perro con rabia.

Exhala, el comentario no le hace gracia.

- Te recuerdo el día que pasamos ayer? Parece que al que duerme con perros se le pegan las pulgas, tú no tienes mejor carácter que yo. Y para ya con eso de la novia, en el cuarto con mi papá estaba María Dávila, una residente del mismo año que yo, somos cercanos solo eso, le dice suegro a mi papá en broma. ¿Por qué tratas de escapar de mi? Pensé que había quedado claro que me gustabas.

- Yo no ví que se tratara de una broma con ella y se cómo son las cosas con los residentes. No trato de escapar de nadie, pero tampoco fue que hayamos quedado en nada o que hayamos firmado dedicación exclusiva como con el hospital.

- Dame tu celular, dice él. Se lo entrego de mala gana, llama a su propio número y lo registra. Cuando tengas alguna duda, llámame, no asumas las cosas como no son. Ahorita tengo trabajo en el piso, pero te llamo después.

Se fue como un huracán, July que salía de la puerta del baño, me miró perpleja.

- No sabía que tu y Miguel Araujo eran cercanos, mi papá es cirujano y profesor universitario, por eso conozco a mucha gente del servicio. Miguel es un bombón, creo que es el único que no ha tenido cuento con mujeres por aquí, si se ha portado mal lo ha sabido hacer por qué nadie se ha enterado.

Los 3 nos fuimos, no pensé que fuese justo ella la que me arreglara el día.

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