Se abren las puertas del ascensor y paso rápido por debajo de sus brazos para meterme dentro, siento las mejillas calientes y el corazón acelerado.
- No es necesario, debes estar cansado y de paso tu papá te necesita, dije mientras miraba el panel para marcar el piso 2, dónde se encuentra la biblioteca del hospital.
- Uno se acostumbra a estar cansado y mi papá está bastante tranquilo, dice mientras entra también al ascensor. Ayer vine varias veces a verlo mientras estaba de guardia, por eso andaba corriendo de un lado a otro.
Se paró frente a mí dándome la espalda y antes de que yo pudiera marcar, le dió al piso 1 y se cerraron las puertas.
- Oye no, yo voy a la biblioteca del 2, traté de señalar, antes de que nos pasáramos pero tomó mi mano.
- Vamos a una biblioteca. Cuando salimos al lobby del hospital, me llevó hacia el estacionamiento hasta su carro y me abrió la puerta.
- A dónde crees que me llevas? le dije desconfiada, pero metió mi cabeza en el auto.
- Ya te dije, a una biblioteca, así que ponte el cinturón.
Antes de salir, una hermosa muchacha rubia de uniforme rosado le tocó corneta, y le gritó desde la ventanilla de su auto:
- Miguel, recuerda nuestra cita de estudio, aún hay pendientes que discutir. El asintió con su cabeza.
Salimos del estacionamiento y me sentía realmente cansada para pelear, solo quería terminar los pendientes, bañarme y dormir una semana.
- Eres así de bueno con todas? le dije, entre bostezos. Ayer no te veías tan "Colaborador". Aunque debo reconocer que cuando no gritas eres bastante agradable.
- Solo cuando me gusta alguien. Dijo y me lanzó una de sus miradas penetrantes y volvió a ver la calle. Y ya te expliqué que ayer estaba ocupado y preocupado, tenía que estar en quirófano y con mi papá a la vez. Y quizás también con hambre... desde que te ví me dió hambre. Mi cara se puso colorada de pronto y voltee la mirada hacia la ventanilla, permaneciendo en silencio.
No reconozco la calle por dónde vamos, eso es una zona de edificios, estamos lejos de la universidad y más lejos de la biblioteca pública. Le da a un botón y se mete en el garaje de uno de los edificios residenciales, uno blanco con detalles finos en la fachada.
- Llegamos.
Se quita el cinturón y baja del carro para abrir mi puerta. Me bajo y camino detrás de él hacia un ascensor que pronto nos lleva al piso 15. Se abre directamente en una puerta que abre y entramos a una lujosa sala comedor. Un piso blanco de mármol, muebles de cuero a juego, un gran pantalla plana en frente, un comedor de madera de 6 puestos, cuadros hermosos en las paredes y jarrones altos con flores en las esquinas.
-Qué lugar tan bonito, quien vive aquí? dije mientras le daba la vuelta al lugar con los ojos.
- Pues yo, quien más. Dijo Miguel mientras dejaba las llaves y el celular en una mesita frente a un espejo de pared.
- Pero como puede ser? tu papá me dijo que él era obrero y que con mucho sacrificio habías estudiado medicina.
- Es verdad, no soy rico ni muchos menos, vivo aquí temporalmente, siempre me he concentrado en estudiar y trabajar duro, hace 3 años conocí a un adjunto de neurocirugía que dijo conocer a mi madre y al ver mi trabajo decidió apadrinarme. Desde entonces vivo aquí, esta era su casa mientras estudiaba, cuando me gradúe de cirujano pienso devolverlo, yo quiero mi propio lugar, pero este está cerca del hospital así que aquí estoy.
Asentí en silencio.
- Es un bello lugar, puedo mirar?
- Claro anda, en la primera habitación por ese pasillo está un despacho con una biblioteca, yo me voy a bañar y cambiar de ropa, ya te alcanzo.
Dejé mi bolso en el mueble y fuí a ver. Abrí la puerta de madera y entré. Uff que lugar, más grande que mi residencia estudiantil, un gran escritorio de madera donde estaba una computadora portátil, enfrente una silla y más allá una salita, con muebles oscuros en forma de L que daban a un ventanal del piso al techo. Y la biblioteca, era toda la pared de arriba abajo y de esquina a esquina. Había de todo ahí, no solo literatura médica. Quería ver todo, pero se hacía tarde así que busqué algo de semiología y dos tomos de medicina interna. Pero dejé mi lápiz y hojas en la sala con el bolso así que decidí ir por ellos.
Cuando los saco del bolso junto con mi celular, suena el teléfono de Miguel, que dejó en la mesita, no quiero ver quién es pero su papá está ingresado, y si le pasó algo? Así que voy a tomarlo porque no deja de sonar y veo que lo llama una tal "Bebé <3", pongo la mirada en blanco y en eso sale él todavía goteando agua del cabello y cubriéndose solo la parte de abajo con la toalla.
Pongo los ojos como platos y sin quitarle la mirada de encima, solo pude decirle: Tu "bebé" y le dí el teléfono. Se rió, Dios, como puede estar tan bueno este hombre. Sacudo la cabeza y regreso al despacho, me voy echándome aire con la mano, como puedo estar babeando si ya tiene novia, me regaño.
Cómo a los 5 minutos entró el hombre con una camisa de algodón blanca, un jean y descalzo, huele riquísimo.
- Era mi hermana menor la que llamó, está con mi padre y preguntaba porque no estaba ahí.
- Tu hermana? pregunté con tono incrédulo. Así le dicen ahora... Estoy molesta, pero no se lo digo.
- Se llama Raquel y tiene 18, es la menor de la casa y luego vengo yo con 26. Por eso le decimos la bebé, ella misma se grabó así en mi teléfono. Así que no tienes que estar celosa, si llamara una amante no estaría el número grabado, se rió.
- Yo no te estoy pidiendo explicaciones, ese es tu problema, yo no tengo nada que ver con quién te acuestes. Gruñí y me alejé porque ya estaba demasiado cerca de mí.
- Podrías tener que ver si quisieras... dijo agarrándome por la cintura. Me miró, con esos ojos oscuros e intensos y me besó. Al principio me resistí, pero no me dejó ir, después respondí a su beso hasta que ya no tuve aire. Lo miré a los ojos y le dije susurrando:
- Tengo que terminar los deberes, reí acalorada.
Él Levantó sus manos en señal de rendición, así que me escapé a dónde había dejado los libros. Me ayudó mucho, es realmente inteligente y terminé lo que debía bastante rápido. Ya eran más de las 3 pm y yo no había comido nada desde el café de la mañana.
- Bueno Miguel, muchas gracias pero ahora debo ir a mi casa, muero de hambre y ya tengo como 30 horas que no me baño. Dije poniéndome de pie.
- Podemos hacer algo aquí para comer y ahí hay un baño, yo te doy una camisa. Vamos, hazme algo de comer primero, yo te ayudé y sabes del humor que me pongo cuando tengo hambre, dijo riendo al recordar nuestro incidente en la guardia.
Cedí, me dispuse a bañarme primero y al salir, veo que dejó una gran camisa blanca de algodón sobre la cómoda. No veo mi ropa, ni siquiera mi ropa interior.
Salgo del cuarto con pena, secando mi cabello con una toalla, él está sentado en el mueble con el celular. Se voltea y me ve interesado.
- Metí tu ropa a la lavadora, debí hacerlo desde más temprano, te luce el conjunto.
Menos mal que la camisa me cubría el trasero, así que fui con la cara roja a la cocina a ver qué iba a cocinar. Y veo que no es que haya mucho de dónde elegir. Hago algo sencillo pero sustancioso porque estoy cansada y muero de hambre y al final lo llamo a la isla de la cocina con todo servido.
- Oye cocinas muy bien, por esto puedo dejar la comida de la cafetería del hospital, dijo él y yo me sentí muy orgullosa. La verdad me ha tocado aprender desde que me mudé a esta ciudad hace 3 años pero nunca había tenido que cocinar para alguien más.
Nos terminamos todo mientras conversamos muy ameno y me ayudó haciendo el aseo de los platos, me doy cuenta de que su celular vibró varias veces por mensajes que le llegaban.
- Me tienes impresionado Karen, en más de una manera. Las otras chicas de tu curso están como perdidas o son pretenciosas. Se me acercó, me agarró por la cintura y quitándome un mechón de pelo de la cara me dió un beso apasionado. Las cosas se estaban calentando y llegamos a su cuarto, me sentó en la cama y seguimos besándonos, solo nos separamos para quitarnos la ropa. En lo que suena su teléfono que había olvidado en la cocina
- Tengo que contestar, es por algo del hospital. Ya regreso.
Salió del cuarto y me acosté entre las sábanas oscuras y en una mullida almohada, no se cuánto tiempo pasó pero me quedé profundamente dormida. Cuando abro los ojos, veo el reloj de la mesita y son las 3 de la mañana. Me paro de golpe y veo que estoy sola en el cuarto y desnuda, me envuelvo en una sábana y salgo a buscar a Miguel.
Lo encuentro en el despacho, recostado en un sillón en L del fondo, se quedó dormido con una revista quirúrgica. Se la quito con cuidado para ponerla en la mesita y me hala de pronto y me sienta en sus piernas.
- Hola preciosa, saliste de tu coma profundo. Me dió un beso suave. Cuando hice mi primera guardia dormí 18 horas seguidas, pero no había nadie esperando por mí.
Lo besé en los labios detenidamente, luego él aceleró el ritmo, me besó el cuello y los pechos, entonces ahí en la biblioteca lo hicimos hasta que nos dió el sol por la ventana.
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Comments
LIDIA CORAL MENDOZA HIGUERA
noooooo
osea no manches apenas es el cuarto capitulo y ya estás con eso
2024-04-04
2
Mila
Esas son las gracias que salen como morisquetas
2022-01-07
0
Sofisa
Escrito necesitamos eatos momentos con mas detalle.
2022-01-03
3