La cita

La semana pasó volando, cuando no estaba en clase, estaba estudiando sola o con Diego, July cada vez pasaba más rato con nosotros. Se ve que está sinceramente interesada en mi amigo pero él no termina de concretar nada. He visto a Miguel ocasionalmente en el pasillo o en el cafetín, y como siempre va rodeado de compañeros, solo nos sonreímos de lejos, eso sí, me escribe o me llama todos los días. Quiere que vayamos al cine y luego me quedé con él, por que mañana ya hay guardia otra vez.

El profesor de patología no pudo venir, así que salimos temprano, antes de irme del hospital pienso en Amanda, muy poco hemos hablado desde el incidente en su casa, así que cuando me despido de Diego y July cruzo el gran pasillo del hospital que separa el bloque de adultos con el de pediatría.

Cuando llego a la emergencia de pediatría quedo fascinada, hay dibujos en las paredes, móviles colgando, hasta una jirafa que sirve como metro para medir a los niños, veo dos residentes que visten uniformes divertidos. Parece que me metí en un ropero y salí en Narnia. No veo a Amanda por ningún lado, así que la llamo, como no contesta le mando un mensaje diciéndole que la esperaré en la sala de espera de la emergencia. De pronto un pequeñín llorando se me acerca.

- Dónde está tu mamá? Le pregunto y miro al rededor pero no veo a nadie. Quieres que busquemos a tu mamá? y como asiente y se calma un poco le doy la mano.

- Tienes que decirme cómo se llama. Sabes cómo se llama?

- Mamá

- Muy bien, digo preocupada y tú cómo te llamas?

- Junior.

- Muy bien Junior, busquemos a Mamá.

Le pregunto a la enfermera de la emergencia y a las 2 residentes que estaban en el escritorio pero ninguna reconoce al niño. Me dicen que pregunte en triaje o lo entregue con la trabajadora social. Agradezco y cruzo las puertas hacia el triaje de pediatría. En eso una señora viene corriendo con un doctor, al llegar a nosotros carga y a abrazar a Junior entre lágrimas y regaños.

- Te saliste del consultorio Junior, eso no se hace. Lo regaña. Gracias jóven por traerlo me dice llorosa.

- No se preocupe, no fue nada. Chao Junior, no te despegues de Mamá.

La mujer se voltea, agradece al doctor y se va de la sala.

- Gracias por traerlo me dice el doctor. Eres nueva por aquí? no te había visto. Este hombre es un espectáculo para los ojos, mide como 1.90 es delgado, trigueño y con ojos verdes.

- Yo, yo soy Karen, solo estoy esperando a una amiga que está rotando por aquí, respondo rápido y tartamudeando.

- Yo soy Ángel Valencia, residente de primer año, si quieres te ayudo a buscarla, me dice y me estrecha la mano. El cerebro me hace corto circuito porque se me hace familiar pero no sé de dónde. En eso Amanda entra al triaje, cuando la veo me suelto y corro hacia ella.

- Ya apareció doctor. Gracias. Le digo mientras la empujó a la salida.

- Espero volver a verte por aquí Karen. Dice él.

- Bebeeé lo viste, él es el residente del que te hablé, verdad que es un sueño?

- Ahhh ya, el Dr Valencia. Digo recordando que hablo de él, el día que bebimos.

- Te he extrañado mucho Karen, esta rotación es bastante difícil y ya pronto es el primer examen. No sé que haré estos 3 meses sin tí.

Cuando te veo? cuando nos ponemos al día? Qué ha pasado con tu sexy cirujano?

- Amanda shhh, habla bajito. En estos días nos vemos y te cuento todo si? Hoy, tengo una cita con él. Le digo mientras se me pone de colores la cara

- Ay Karen. Que emoción, ya sabes te bañas bien y te maquillas para matar... Menos mal que tu ginecólogo te hizo poner ese implante anticonceptivo intradérmico por el sangrado menstrual hace un año, puedes divertirte sin preocupaciones... No, no, espera, los de cirugía son promiscuos, pídele exámenes de sangre para enfermedades de transmisión sexual antes de estar con él. Mejor es estar prevenidos.

- Amanda de que hablas? le digo más ruborizada que antes. Tu le pides serología a todos con los que sales?

- Bebé no, pero conmigo, sin gorrito no hay fiesta. Siempre lo hago con condón. Dice clara y sin tapujos.

Me quedo pensando en esa idea y cuando veo la hora se me ha hecho bastante tarde. Me despido de Amanda y salgo a tomar el autobús.

Menos mal que vivo cerca y como no me arreglo sino lo necesario, estoy lista en el momento que Miguel llama para decir que está afuera de la residencia.

Miguel parece un bombón, con ropa casual se ve muy bien, es muy varonil. Me acerco a saludarlo con un abrazo y siento su perfume embriagador.

- Hola cariño, me dice mientras me da un casto beso en la boca.

Me quedo como estatua por el apodo.

- Hola, tú... es lo que me sale en ese momento.

Él se ríe y abre la puerta del carro para mí.

- No esperaba un apodo cariñoso de vuelta, pero un hola tú es, otro nivel de indiferencia. Tampoco me has vuelto a decir Migue. Por qué? Comenta de buen humor.

-Por qué así te llama... mucha gente no crees? dije al cerrar la puerta.

- Bueno puedes decirme cómo quieras, acepto Bebé, Cielo, Cariño o Amor. Dice riéndose

Yo pongo los ojos en blanco, al oír tanta cursilería junta

- No esperes eso de mí, además Doctor te queda muy bien.

- Creo que estoy perdiendo el encanto, dice fingiendo preocupación. Ya no me quieres?

-Qué te pasa? Yo a tí no te quiero, me caes bien cuando mucho. Le digo para molestarlo.

Él actúa como si le doliera el corazón.

- Mira quién es el limón hoy... dice bromeando

- Que dramático. Y veo que estás de muy buen humor. Será que te portaste mal?

- Solo me alegra verte cariño, y yo siempre me porto bien, dice mientras agarra mi mano y la besa.

- No te creo nada, mejor arranca que vamos tarde. Hoy no puedes quedarte dormido.

- Bueno cielo eso depende de tí. Me mira con picardía y yo le pego en el brazo.

Vimos una película de terror y aunque le tengo bastante miedo, él me agarró la mano todo el tiempo. Al salir del cine fuimos a comer hamburguesas en un local cercano. Cuan grande es mi sorpresa cuando veo que la encargada del lugar es la Sra. Sandra Choi.

- Señora Sandra cómo se siente? Se acuerda de mí? soy Karen, del hospital.

- Mi pequeña Karen, claro que sí. No te ví cuando me dieron de alta, pero este maravilloso Doctor me trató muy bien en el piso. Lo dijo agarrando mi mano y luego la de Miguel. Que bueno que están juntos. Voy a invitarlos a comer en agradecimiento. Vengan por aquí.

- No hace falta señora Choi, le dice Miguel mientras lo sentaban en una silla.

- Hijo mío una vieja como yo solo tendrá pocas oportunidades de agradecerles. Ya les encargo las hamburguesas más populares del lugar.

- Gracias Sra. Sandra. Prometo venir a menudo. Le digo feliz y ella se va a la cocina.

- Esto queda muy lejos de tu casa, no le prometas que vendrás a menudo.

- Si es buena su comida si que vendré, y tu me traerás. Le digo guiñandole el ojo.

- Cómo es posible que te dejes molestar en el hospital y conmigo eres así de mandona? Vas a tener que hacerme otra promesa de hacer lo que yo te mande, porque veo que esa es la única manera de que me hagas caso. Dice riendo.

- Ni lo sueñes.

Hablamos muchísimo, de su papá, de la comida que no sabe hacer y reímos con la Sra. Sandra que se sentó un rato con nosotros. Es bueno saber que podemos hablar de cosas del hospital y cosas de la vida cotidiana.

Nos fuimos llenos y más tranquilos. La Sra Sandra incluso nos preparó algo para la guardia del siguiente día.

Llegamos a su casa y Miguel se metió a bañar. Yo en el cuarto me puse a ordenar el bolso para la guardia y unas cosas que no me quería llevar, por el peso; las puse en una mesita de noche, ya le diría a Miguel que me las llevara a la residencia entre semana.

Cuando sale del baño estoy leyendo un artículo científico en el celular, sobre la influencia del personal de salud sobre la evolución clínica de niños hospitalizados. Se tira en la cama sobre mis piernas y me baja las manos para ver qué leo.

- Cielo no leas artículos de pediatría, me dice el molesto, en ese servicio le lavan el cerebro a las mujeres, comienzan a pensar en unicornios, arcoiris y quieren tener bebés.

- Deja de decir tonterías. Chisteo. Sabes que hoy estuve por allí buscando a Amanda, es bastante bonito, más agradable que la emergencia de adultos sin duda... Hasta los residentes son más guapos, le dije como provocación.

- Ay, en pediatría hay mujeres ilusas y maricas. Son todos sensibles y llorones.

Le doy con la almohada en la cabeza

- No le faltes el respeto a la gente, no todos son insensibles como tú, y al menos no es un servicio con una tradición tan desagradable como el de ustedes.

- No hagas caso a todo lo que oyes cielo. Pero mantente alejada de todos los hombres de mi servicio, por si acaso, solo puedes hablar conmigo.

- Son todos unos promiscuos no? Le vuelvo pegar con la almohada. No quiero saber que mostraste ni que hiciste tú... con tal que no lleves una foto mía estoy tranquila.

- Los R3 ya no tenemos que mostrar nada, así que tranquila.

-Cómo te prestas para eso Miguel? Pero ustedes sabrán. De pronto me acuerdo de la conversación con Amanda.

- Miguel? Hace cuánto no te haces exámenes de HIV y VDRL?

Me lanza una de sus miradas oscuras

- Hace 2 meses y estaban negativos. Responde lentamente. Me los hago al menos una vez al año. Por si acaso.

Su respuesta me saca de base, si se los hace es porque tiene sexo sin protección regularmente. Me quedo callada sin saber que decirle ahora.

Nota mi expresión.

- Hace 2 años tuve un accidente laboral, me pinché tomando una muestra de un paciente que murió, estaba negativo, pero por las dudas me los hago con regularidad.

- Yo los tengo negativos de hace un mes, los pedían para entrar al hospital. Le digo sonrojada.

- Es bueno que preguntes por esas cosas cielo, ahora hablemos de planificación familiar.

- Cállate, yo me cuido. Le dije avergonzada, mostrándole el implante en el brazo izquierdo.

Se ríe burlón.

- Yo sé nena, lo noté la primera vez que estuvimos juntos.

Malvado hombre, le gusta jugar conmigo. Pero no voy a dejarme intimidar

- Cuando me lo quite vamos a ver si te das cuenta también... ya se me están metiendo las cosas de los pediatras.

- Nooo cielo no. Me dice suplicante y me da muchos besos.

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