Me quedo paralizada con sus palabras, no creo que Tony me esté mintiendo. Espero a que termine la cirugía parada en silencio cerca de la puerta del quirófano, prefiero ser una espectadora y no oír en primera fila lo que la resbalosa de María le dice a Miguel. Cuando terminan, María sale y con una sonrisa triunfal me mira aireada y deja a Miguel cerrando la cavidad. Me acerco mientras aún sutura y le digo lo más tranquila que puedo frente a la instrumentista:
- Doctor si ya ha terminado puedo retirarme? Le digo con la mayor seriedad que poseo.
- Te pasa algo Karen? dice Miguel levantando la mirada del campo azul, escudriñando en mis ojos la verdad.
- Me esperan en la emergencia doctor. Respondí indiferente, tragándome el nudo de la garganta que me hace esa mirada profunda.
- Espérame justo donde estas, después de todo...(Volvió a hacer su sutura) lo prometiste.
- Aquí estorbo más de lo que ayudo doctor, allá puedo ser útil, le dije esbozando una sonrisa triste, que el tapabocas cubre.
-En eso tienes razón niña, dice la voz de María que ha vuelto a entrar secando sus manos ya sin la bata quirúrgica, y se cerca a la mesa operatoria por el lado de Miguel, mientras le toca la espalda baja y casi le toca el trasero.
Yo me separo para no oír sus palabras y al ver que le empieza a hacer un masaje y le pone el cuello en el hombro, me salgo del pabellón. Me alejo lo más que puedo de los quirófanos, estoy molesta, estoy triste, estoy ansiosa... Por qué demonios me siento así? Llegó al ascensor y como no llega rápido, subo las escaleras.
-Qué rayos me pasa?
Sigo subiendo y hablando para mí misma. Nunca he sido insegura, soy buena entendiendo a la gente, he tenido antes relaciones que no funcionaron y nunca jamás me había sentido así. Sigo subiendo sin ver más allá de los escalones que tengo en frente. Me falta la respiración y cuando levanto la mirada ya estoy en el 9no piso, que es el último, sigo las escaleras que llevan a la azotea y en el último trecho solo me separa del techo del hospital una puerta de metal pintada de azul. Me siento en el suelo a recobrar el aliento pues ya no hay hacia dónde ir y me recuesto de la puerta. Estoy completamente sola y nadie del piso inferior puede verme.
Pero cuando empiezo a dame con la puerta en la cabeza oigo la voz de Diego que viene desde el piso de abajo que me llama. Respiro hondo.
- Aquí estoy, le grito. Aquí arriba.
Lo veo subir cansado y sentarse a mi lado pero recostado de la pared.
- Qué haces aquí Diego?
- Lo mismo pregunto, te seguí desde la emergencia y te llamé varias veces pero venías hablando sola así que te seguí como pude, pero estos 10 pisos cansan.
- Disculpa, no te oí.
-Qué te paso, para estar así de molesta?
- Nada Dieguito, nada, solo estoy realmente cansada.
No quería hablar de nada de lo que pasó con Diego, sé que me regañaría por caer con un residente de cirugía.
- No debiste entrar sola al quirófano, el Dr Miguel te la aplicó otra vez? la emergencia ha estado tranquila y podemos repasar o hablar un rato.
- No, no es eso Diego, tranquilo, solo es el trabajo y las horas de pie. Le miento mirando el piso y agarrándome las pantorrillas como si me dolieran.
- Para estar cansada subiste muy rápido las escaleras. Se ríe
- Ahh la buena forma de mi época de maratonista, me burló y el suelta una carcajada. Sabe que yo corro solo si me persigue un león.
Nos quedamos hablando un rato, definitivamente Diego es mi amigo especial, solo hablar con él me pone de buen humor, pero no se me quita la espina del corazón.
- Diego, tu qué piensas de mi? le suelto pensando en Miguel.
- A que te refieres Karen? pregunta mirándome confundido.
- Bueno sí, que piensas de mí en general, crees que soy buen partido?
- Ya deberías saber que creo que eres maravillosa, inteligente, divertida, muy bella... Ya sonrojado agrega. Cualquiera querría estar con alguien como tú. Pero a qué viene todo esto?
- A nada en especial, solo pensaba en algunas cosas y tenía inseguridades.
Me le tiro encima para abrazarlo del brazo y poner mi cabeza en su cuello. El se inclina y me besa la cabeza.
- Te adoro Diego, eres mi mejor amigo.
- Tu mejor amigo... claro. Después de un momento agrega. Ya vámonos que se hizo de noche y no hemos cenado. Dice mientras se levanta y me ayuda a ponerme de pie.
- Este lugar es agradable, digo viendo a los lados, es como un pensadero... Podemos venir aquí a estudiar o solo a pensar.
- O a escondernos, agrega mirándome y luego sacude la cabeza. Mejor deja de pensar tanto y empieza a bajar que van a inventar que nos fugamos de la guardia.
Volvemos despacio y al llegar a la emergencia veo que Álvaro en vez de regañarnos no nos presta atención, mejor así pienso. Diego le dice que vamos a comer y él solo asiente.
Cuando regresamos hay unos pacientes en el triaje y nos ponemos a examinarlos para presentarlos. Cuando quiero presentar el caso en el estar médico veo que está Miguel revisando las historias, y de lo más desentendida e impersonal le comento del paciente que acabo de ver.
- Que rayos te pasa Karen? Por qué me dejaste solo ahí dentro?
- Usted no estaba solo doctor. De hecho, parecía bien acompañado. Puede firmarme los récipes para el paciente?
- De que hablas? dice frunciendo el ceño, otra vez con lo de María, es mi compañera de año y vino a apoyar con su paciente.
- No tiene que aclarar nada doctor, si así trata usted a sus compañeras de año está bien, no quiero saber.
- No tengo la suficiente energía a esta hora para pelear, lo hablaremos después. Firma las indicaciones del paciente y me las da.
Me retiro a darle salida al paciente y cuando ya no hay nada que hacer empiezan los turnos de descanso. Tengo que turnarme con Diego así que le pido ir primero a dormir de 12am a 3 am y yo me quedo despierta desde las 3am hasta las 6 am.
Cuando llegue al cuarto de descanso me quede dormida enseguida, pero tuve una pesadilla con un hombre de mirada oscura que me obligaba a estar con él frente a otros hombres. Me levanté agitada cuando sonó la alarma, al volver a la emergencia me encuentro a Diego dormido en una camilla y lo mando al cuarto. Yo ya no tengo nada de sueño y me pongo a leer las historias de la emergencia. Pienso en la señora Sandra, que atendí el primer día, ojalá ya la hayan dado de alta. Estoy metida en la historia cuando una voz cansada y familiar me habla.
- Discúlpame Karen por lo de hoy, es Álvaro que viene de una ronda nocturna.
No sé que decirle, me pone nerviosa pero se ve agotado física y mentalmente.
- No se preocupe doctor, le digo poniéndome de pie cuando él se sienta en el estar médico.
Puedo ayudarlo con algún paciente?
- No gracias, responde. Si las notas no están hechas con mi puño y letra me meteré en problemas con mis residentes superiores. Ya por hoy me quitaron el turno para dormir y me tengo que quedar postguardia cuidando a los postoperados de ayer.
- Deja de quejarte y trabaja, que aquí nadie ha dormido, le dice la voz fría de Miguel desde el pasillo. Y si tú quieres ayudar con los pacientes, dice señalándome, ven al piso conmigo a hacer la entrega.
Por la manera fría en la que me habló no tengo alternativa. Lo sigo en silencio por el pasillo y el ascensor llega enseguida. Una vez adentro lo veo de reojo, él bosteza y se da en los ojos, que están rojos.
- No ha dormido nada doctor? Pregunto preocupada
- Ya está bueno con lo de "doctor", estamos solos. Por qué estás molesta? Dime qué pasó en el quirófano? Estábamos bien antes del último caso.
- No pasó nada, pero su compañera me dejó claro que yo no hacía nada ahí.
- Si hacías, me estabas acompañando y es parte de tu rotación entrar al quirófano a aprender también. Se abren las puertas del ascensor y salimos al 3er piso... lo sigo por el corredor de la derecha. Entramos a un estar de descanso dónde ya estaban las historias regadas entre una mesita de apoyo y una cama individual, así que ahí me siento para ordenarlas, pero al entrar él, pasa la llave y a mi me da taquicardia.
- No quiero que nadie te intimide, dice sentándose junto a mí y agarrando mi mano. Ni María, ni Álvaro, ni nadie... Cómo puedo hacer para que confíes en mí?
- No sé que quieres de mí. Le digo sin soltar su mano o su mirada.
- Quiero que cuentes conmigo, que te dejes cuidar y que me acompañes, responde mientras levanta las historias.
- No sé si pueda hacer eso. Creo que si me involucro demasiado terminaré lastimada.
- Pero puedes intentarlo y si no funciona le dices a Diego que me mate, dice riendo, total ya ví que me mira con odio.
Nos reímos.
- Sera que tengo que darle más trabajo que hacer para que no tenga tiempo de mirarme, o mirarte a ti. Dice divertido.
- Diego no es así, y te agradezco no te metas con él, tienes prohibido molestarlo como a Álvaro, lo amenazo. Veo lo que haces, no estás descansando solo para que él no duerma tampoco.
- Aquí castigamos así y no creerás que después de lo que te hizo no me voy a desquitar. Tu lo habrás disculpado, pero para mí está fuera del posgrado ya, es cuestión de tiempo.
- No pongas esa mirada malvada. Le digo y le tapo los ojos con las manos.
Él me las agarra y me da un beso, no puedo ni quiero decirle que no, así que nos besamos un rato y como ya el ambiente se siente caliente me alejo de pronto y le pido que me enseñe a arreglar las historias para la entrega. No le queda de otra más que ponerse a escribir conmigo.
A las 6 am bajo a la emergencia, pero no sin antes quedar para salir el viernes.
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