Eso se sintió como un golpe en el estomago. Nunca esperé que algo así ocurriera.
-Ustedes trajeron esos demonios detrás de mí, ahora si se llevaron a mi hermana tienen que ayudarme a traerla de vuelta- dice con los ojos llenándose de lágrimas y con rabia grabada en su rostro.
Abro la boca para decirle que no es así, que nunca dejaríamos que un demonio nos siguiera. Que no entiendo cómo pudieron dar con su casa y por qué la buscarían, que para ellos un humano es tan bueno como cualquier otro. Los demonios no siguen a humanos específicos, no les importa lo suficiente. Pero a pesar de que lo intento, no puedo sacar las palabras de mi boca, no cuando una lágrima finalmente cae y rueda sobre su mejilla. Estoy paralizado.
Afortunadamente Max no tiene mi mismo problema y calmadamente le dice que los demonios no siguen a los humanos, a menos que estén cazando, pero que las posibilidades de que se toparan justo con su hermana son muy bajas. Y le sigue diciendo más cosas, sólo que no presto atención. Sigo viendo a la chica frente a mí y como trata de asimilar que lo que siempre supo del mundo, en realidad no es del todo verdad y lo que creyó como imposible es real y aún así intenta ser fuerte.
Me pregunto si de verdad se llevaron a su hermana. Miro a Max mientras habla y pienso sobre perderlo, pero es demasiado duro de imaginar, no después de perder a mis padres y un nuevo sentimiento de respeto crece, porque esta chica lo está tomando mucho mejor de lo que yo, un guerrero lo haría. Si llegara a perder a Max el infierno ardería.
Cuando cambia su mirada hacia mí, finalmente me sacudo y presto atención.
-¿Hay alguna manera de comprobar si se la llevaron los demonios?- me pregunta. Hago una mueca, porque si ella fue llevada, las posibilidades de que se encuentre con vida son muy pocas. De vez en cuando un demonio decide llevarse a un humano con él y no matarlo en el acto, pero nunca los hemos vuelto a ver, ni siquiera sabría donde empezar a buscar. Y se lo digo justo ahora, para que no se haga ilusiones. A veces es mejor la verdad, antes que una expectativa vacía.
-No me importa lo que digas, quiero saber- dice determinada.
Lo pienso un momento y me decido, -Bien entonces, pero sólo recuerda lo que te dije. Llevaremos una foto de tu hermana y estoy seguro que Félix podrá decirnos si fue a ella a la que vio o no.
-Entonces vamos ahora, tengo una en mi cuarto- dice y se levanta.
-Ehh...- deja salir Max y yo hago una mueca.
-¿Qué?- pregunta Cassandra, con desconfianza.
-Nada. Ve por ella- le digo. Nos mira un momento más y sale.
-¿No le dirás sobre ir a nuestro mundo?- pregunta Max, entonces.
-Todavía no, veamos qué es lo que pasa con su hermana primero. No creo que sea bueno si la presionamos demasiado.
-En eso tienes razón, no vaya a ser que se ponga a llorar otra vez en tu presencia- dice, sonriendo.
Sólo lo golpeo en las costillas en respuesta.
-¡he! Duele- se queja, riendo ahora.
Soy el primero en admitir mi falta de habilidad con las mujeres. Cuando joven no me interesaban y lo único que quería era luchar, para frustración de Mónica. Cuando empezaron a llamarme la atención, me marche a la academia y desde entonces me he enfocado en volverme un buen Guardián, uno del que mi padre se pudiera sentir orgulloso.
Después de un minuto, Cassandra vuelve trayendo consigo la foto de su hermana. Nos la muestra y veo que es una donde se distingue perfectamente la parte superior de su cuerpo y su cara.
-Servirá- le digo, pensando en que aunque tienen un cierto parecido, no hay manera de confundirlas.
Aunque si nunca las has visto…
-Si piensas venir con nosotros, ¿no deberías decirle a tus padres?- pregunta Max.
-No tengo padres- declara fríamente. Inmediatamente la empatía surge, sin embargo, el tono en el que lo dice me pone alerta. Es como si dijera “NO PREGUNTES”.
-Entonces supongo que quieres saber la respuesta ahora ¿no?- digo, cambiando de tema. -Deberíamos ponernos en marcha.
-Por favor- dice, mirándome con esperanza. Desvío la mirada, sin querer verla.
Salimos de la casa, no sin antes tomar un poco de hielo para poner sobre sus heridas y evitar inflamación. Y Después de revisar los alrededores, para asegurarnos de que esté despejado, nos metemos en el vehículo en el que llegamos.
Manejo en silencio, mientras Max trata de explicarle un poco a Cassandra sobre los demonios y cuál es su jerarquía.
-Pero sus ojos eran marrones al final, cuando cortaste su cabeza- dice.
-Ese era uno de los demonios superiores, se les conoce por el rojo de sus ojos y su forma humana. Ellos eran Guardianes antes de que la oscuridad los transformara- le explica Max, con voz suave. Ese es un tema complicado para todos nosotros, sobre todo porque la posibilidad de acabar como ellos es tan jodidamente real.
-¿Guardianes? ¿A qué te refieres con la oscuridad? ¿El diablo?- pregunta, vacilante.
-No el diablo, quiero decir que cada demonio irradia maldad pura desde su cuerpo y cada vez que un Guardián es tocado por uno de ellos, un poco de esa oscuridad se queda con él, se impregna. Entre más luchas, más irás acumulando- explica, solemnemente. Me froto la mano con la que toqué a Cassandra hace unos días sobre el pantalón, casi pudiendo sentir nuevamente como la oscuridad dejaba mi cuerpo, aliviando mi alma. –Lo peor de todo son las consecuencias.
-¿Te refieres a convertirte en un demonio?- pregunta ella.
-Es un proceso lento, empieza a afectarte progresivamente- respondo, -Te vuelves más lento y tus habilidades de lucha van disminuyendo. Cuando ya tienes lo suficiente de ello en ti, empiezas a sentirlo como un peso sólido y comienza a invadir tus pensamientos, influenciando en tus acciones. Es cuando eres sacado del campo, antes de que te hagas daño o peor, dañes a alguien más.
-Pero no todos son sacados a tiempo- dice ella, y lejos de ser una pregunta es una afirmación.
-Siempre hay Guardianes que en una lucha se ven expuestos a demasiada oscuridad y terminan perdiendo la cabeza, eso si no los matan- dice sombríamente, Max- cuando alguien se percata de que no se encuentran donde deberían, ya es demasiado tarde y nadie logra encontrarlos.
-Y por supuesto, los guerreros desaparecidos son los llamados demonios superiores- continúo, -he escuchado a Guardianes que juran haber luchado con algún conocido. Se dice que cuando toda tu alma se llena de maldad y te conviertes en uno de ellos, tu cuerpo muere y ya no tienes necesidad de comer o dormir, simplemente estás en un estado intermedio, sólo viviendo para matar.
Quizá son sus mismos instintos de Guardianes, de cazadores los que subsisten y por eso buscan a humanos para matar.
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