CASSANDRA
Despierto a las siete y me toma un momento saber donde me encuentro, pero todo lo sucedido ayer y el recuerdo de Eli, vuelven rápidamente. Me lanzo fuera de la cama y utilizo el baño, tratando de no perder la cabeza y concentrarme en las cosas básicas. Utilizo un cepillo de dientes nuevo, que encuentro disponibles y me aseo lo mejor que puedo…
Cuando llego a la cocina, veo que no soy la única en pie. Dos pares de ojos grises me observan mientras me acerco.
-Buenos días- saludo, un poco insegura.
-Buenos días- responde Rod y luego desvía su mirada a su desayuno, encontrándolo inmensamente interesante.
-Oye, te ves más descansada- dice Max, sin importarle que su halago pueda ser visto también como un insulto. Luego salta de su asiento y empieza a servirme huevos, pan y café. –Lamento que no tengamos más, pero nadie se preocupa demasiado por la comida por aquí.
-Gracias- le digo.
Me siento con ellos en la mesa y empiezo a comer, de pronto muerta de hambre y me doy cuenta de que no recuerdo cuando fue la última vez que comí.
Comemos en silencio y una vez que terminamos, me ofrezco a limpiar.
-Iré a preparar todo para el viaje- nos informa Rod, saliendo de la habitación sin esperar respuesta, con una expresión molesta. Miro su espalda a medida que se aleja, pensando en qué pudo haberle molestado, cuando prácticamente no hablamos.
Vuelve a ser el tipo malhumorado que conocí el primer día, ¿se habrá arrepentido de ayudarme?
-No te preocupes por él- dice Max, pasándome un plato para lavar. –Sólo está preocupado.
-¿En serio? Más que preocupado parece enojado- contradigo, mirándolo incrédula.
-Mi primo es un tipo que intenta cargar con todo por él mismo. Demasiado responsable. Hemos estado rompiendo reglas, incumpliendo deberes y lo seguiremos haciendo. Sólo está preocupado y sintiéndose responsable por eso y apostaría que por todo lo que aún no ha pasado.
-Vaya- es lo único que sale.
-Si pudiera cazar a todos los demonios él solo, lo haría- dice, sonriendo y negando con la cabeza. –tengo que mantener un ojo en él de ahora en adelante o podría desfallecer.
-¿Son muy unidos?- le pregunto.
-Sí- se detiene un momento mirándome, sopesando algo y después de un momento continúa –Nuestros padres murieron hace quince años, los de ambos. Es triste, pero no es tan difícil para mí porque tan sólo tenía dos años y no los recuerdo, pero Rod ya tenía cinco. Él los recuerda, sobre todo a su padre a quien admiraba. Rod desea ser un gran Guardián como su padre. En mi caso, mi referencia y a quien siempre he admirado es a Rod –Se detiene y me sonríe avergonzado, -Deseo ser la persona en quien pueda confiar y recargar un poco de sus cargas…
Justo en ese momento escuchamos los pasos de Rod, interrumpiéndonos. De todos modos no sabría qué decir.
Parecen hermanos. El ser primos les queda chico, sobre todo porque se criaron como unos. Pero… pero ni siquiera con mi hermana tenemos ese tipo de relación. La quiero claro, pero no estoy deseando seguir sus pasos.
-Estoy listo. Hable con Félix y tengo lo que necesito- dice, apareciendo con un bolso en una mano y un montoncito de ropa en el otro. También en su espalda carga con ambas espadas y aunque sólo puedo ver un poco de sus empuñaduras, asumo que son las mismas que vi antes, cuando peleaba con el demonio. En ese momento, en la conmoción del momento, pensé que habían aparecido de la nada.
-Iré a buscar mis cosas entonces, vuelvo en un par de minutos- dice Max, perdiéndose de vista rumbo a los dormitorios.
Miro a Rod, pensando aún en todo lo que me contó Max, pero no hay modo, definitivamente para mí parece más molesto que preocupado, aunque quién sabe.
-Ponte esto- dice, pasándome la ropa que carga y un par de zapatos que sostenía bajo ella.
-¿Qué…?- empiezo confundida.
-Es ropa que Guardianes dejaron olvidada, elegí la más pequeña que pude encontrar. Ve y cámbiate, no podemos cruzar los portales con nada que provenga de este mundo. Estas son ropas traídas de nuestro lado, así que deberías estar bien- dice y por un segundo suena dubitativo.
-Está bien- asiento, luego voy a cambiarme sin saber que más decir.
Entro en la habitación en la que dormí y me cambio de ropa, dudo por un momento sobre mi ropa interior, reacia a renunciar a ella, pero me la saco de igual manera.
Rod dijo que nada de este mundo podía pasar y eso incluye la ropa interior, Cassandra.
Cuando encuentro mi celular, me doy cuenta de que también tendré que dejarlo atrás. Hago una mueca de renuencia por ambas cosas, pero las pongo junto con lo demás.
Termino y me examino, decidiendo que tendrá que servir si quiero encontrar a Eli. Los pantalones aunque en la cintura se ajuntan, me quedan demasiado largos aún después de darles dos vueltas al final de las piernas, la camiseta y el suéter son grandes, pero sorprendentemente cómodos y cálidos, además de ocultar mi falta de sujetador, lo que agradezco. En cuanto a los zapatos son definitivamente un par de tallas más grandes también, pero no queda de otra.
Regreso sintiéndome incómoda y autoconsciente, llevando mis cosas en los brazos.
-Estoy lista- anuncio, Max que llegó antes que yo y Rod, se quedan observándome sin decir nada. Me remuevo aún más incómoda por su escrutinio –No sabía donde dejar mis cosas…
-No te preocupes, Rod las guardará por ti. A su cuarto nadie entrará- dice Max, sonriendo y mirando a Rod cuando lo hace, el que aún continúa observándome intensamente. Miro hacia abajo también, en el caso de que haya algo olvidado algo, pero no encuentro nada.
-¿Rod?- llama Max, cuando este no reacciona y su sonrisa se hace aún más amplia.
Definitivamente me estoy perdiendo de algo…
-Sí- responde entonces Rod, desviando la mirada. Avanza y recibe mis ropas cuidadosamente, evitando tocarme –también tendrás que dejar eso en tu pelo- dice, por fin mirándome y me impacta una vez más el color plata fundida de sus ojos. De cerca son impresionantes.
-Por supuesto, lo olvidaba- digo, sacándome el prendedor con el que amarraba mi pelo, dejándolo suelto y entregándoselo.
-Una vez que lleguemos a la central, te conseguiremos ropa más adecuada- dice y luego se vuelve hacia Max, quien aún continúa sonriendo –Max deja de molestar y llévala afuera, vuelvo enseguida.
-Como tú digas- responde Max, tratando de borrar su sonrisa, pero sin conseguirlo del todo. –Ven por aquí Cassandra- me llama, lo sigo por una puerta diferente, una que da al lateral de la casa, la rodeamos y llegamos al patio trasero.
-¿Qué es tan chistoso? ¿Me veo muy mal?- pregunto entonces. Max es más relajado, así que es mucho más fácil hablar con él, Rod… bueno, Rod simplemente me pone nerviosa.
-Nada, nada. No te preocupes, te queda bien- me asegura y me pregunto si está mintiendo. -¿Qué hacemos aquí?- pregunto, resolviendo dejarlo correr.
-Aquí es donde pasaremos a nuestro mundo- responde Max. Miro alrededor, pero no veo nada parecido a un portal. Sólo es un patio vacio rodeado de panderetas, las que delimitan el terreno, además de eso no hay ningún tipo de planta o árbol, sólo graba en el piso.
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